EL VATICANO (CNS) – ¡Jesucristo ha resucitado! Ahora la iglesia se concentra en celebrar con alegría y júbilo los 50 días del tiempo pascual que abarca desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés. La iglesia nos invita a celebrar estos días de Pascua con profundidad y nos anima a aprovechar las gracias que Dios nos ha dado para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos.
En la Misa de la Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro en Roma, el Papa Francisco reconoció que “con su muerte y resurrección, Jesús muestra a todos la vía de la vida y la felicidad: esta vía es la humildad, que comparte la humillación”. Igualmente aseguró que los cristianos “tratamos de vivir al servicio de los demás, de no ser altivos, sino disponibles y respetuosos. Esto no es debilidad, sino auténtica fuerza”, dijo.
En su mensaje, el pontífice le pidió a las miles de personas reunidas en la plaza que imploraran al Señor resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras. “Pedimos a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y la violencia que se está produciendo. Son muchas.
El Papa Francisco oró ese domingo de Resurrección por que Jesucristo alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre”, en especial en Irak y Siria. Pidió la paz también para palestinos e israelíes y el fin de los conflictos en Libia, Yemen, Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la República Democrática del Congo. Se acordó en especial de los 147 estudiantes universitarios asesinados el miércoles anterior por terroristas yihadistas en Kenia y pidió también el fin del conflicto en Ucrania.
Al final de su discurso, imploró porque la voz consoladora y sanadora del Señor Jesús llegue a los marginados, los presos, los pobres y los emigrantes, tan a menudo rechazados, maltratados y desechados; a los enfermos y a los que sufren; a los niños, especialmente aquellos sometidos a la violencia; a cuantos hoy están de luto; y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
El 1 de abril, Miercoles Santo, el El Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General a explicar el significado del Triduo Pascual, para invitar a los fieles a no limitarse sólo a conmemorar la Pasión del Señor sino entrar en el misterio, haciendo propios los sentimientos y actitudes de Jesús, “como nos invita a hacer el apóstol Pablo”.
Sobre el domingo de Resurrección dijo, “Nuestra vida no termina delante de la piedra de un sepulcro, nuestra vida va más allá, con la esperanza del Cristo que ha resucitado, precisamente de aquel sepulcro. Como cristianos estamos llamados a ser centinelas de la mañana para que sepamos advertir los signos del resucitado, como han hecho las mujeres y los discípulos que fueron al sepulcro en el alba del primer día de la semana”.
“Lleven a sus casas y a quienes encuentran el alegre anuncio que ha resucitado el Señor de la vida, llevando consigo amor, justicia, respeto y perdón”.
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