Historia de la iglesia llena de diáconos ejemplares

Por Obispo Joseph Kopacz
Esta es la homilia que ofreció el Obispo Joseph Kopacz durante la misa de ordenación de los diáconos.
La Diócesis de Jackson por primera vez en una generación celebró la ordenación al diaconado permanente de seis hombres, que con sus esposas, han estado en formación durante los últimos cinco años. Los diáconos: Jeff, Rich, Denzel, John, John y Ted ya han comenzado a servir en sus parroquias. El texto que sigue es una parte de la homilía proporcionada por la Iglesia durante la liturgia de la ordenación y a continuación, un resumen conciso de seis destacados diáconos en la tradición de la Iglesia que nos ofrecen una comprensión más profunda de esta antigua orden, ahora siempre nueva.
Queridos hermanos y hermanas: ya que estos nuestros hijos, que son sus parientes y amigos, van a ser avanzados a la orden de los diáconos, consideren cuidadosamente la naturaleza de la jerarquía de la iglesia a la que están a punto de ser elevados.
Fortalecidos por el don del Espíritu Santo ayudarán al obispo y a sus sacerdotes en el ministerio de la palabra, del altar y de la caridad, mostrándose ser siervos de todos. Como ministros del altar, proclamarán el Evangelio, prepararán el sacrificio, y distribuirán el Cuerpo y la Sangre del Señor a los fieles.
Además, será su deber, bajo la dirección del obispo, exhortar a los creyentes y no creyentes e instruirlos en la sagrada doctrina. Ellos presidirán la oración pública, administrarán el bautismo, asistirán y bendecirán los matrimonios, llevarán el viático a los moribundos y presidirán los ritos funerarios.
Consagrados por la imposición de manos que llega hasta nosotros desde los Apóstoles y vinculados más estrechamente al servicio del altar, realizarán obras de caridad en nombre del obispo o del pastor. Con la ayuda de Dios realizarán todas estas funciones de manera tal que serán reconocidos como discípulos de aquel que no vino a ser servido sino a servir.
Ahora, queridos hijos, van a ser elevados al orden del diaconado. El Señor ha dado un ejemplo que así como él mismo lo ha hecho, ustedes también deberían hacerlo.
Como diáconos, es decir, como ministros de Jesucristo, que vino entre sus discípulos como uno que sirve, hagan la voluntad de Dios desde el corazón: sirvan a la gente con amor y alegría como lo harían al Señor. Puesto que nadie puede servir a dos amos, miren a la deshonra y la avaricia como sirviendo a dioses falsos.

Diáconos del Nuevo Testamento
De los siete originales, dos aparecen en el Nuevo Testamento: Esteban y Felipe que encontramos en los Hechos de los Apóstoles, no sirviendo en la mesa sino sirviendo en la Mesa de la Palabra. Esta realidad nos revela que san Lucas en los Hechos de los Apóstoles ve la diaconía como obra de evangelización, predicando y edificando la Iglesia.
Esteban:
Esteban fue un profeta, un hombre lleno de fe y también lleno de gracia y de poder. Su valiente predicación lo condujo a su martirio por lapidación, y como el Señor, encomendó su espíritu a Dios, pidiendo perdón por los que lo estaban matando, para que ellos pudieran encontrar paz como la había encontrado él en Cristo Jesús. San Esteban es el patrono de los diáconos y el protomártir.
Felipe:
Fue el primero en anunciar el Evangelio en Samaria, y dos de sus notables conversos fueron Simón el Mago y el etíope Eunuch cuyo Chariot corrió a lo largo del lateral, y después lo bautizó en un charco de agua. Como el Señor, Felipe predicó la Palabra, expulsó demonios, y se acercó a los marginados. Fue dirigido por el Espíritu Santo hacia la gente en necesidad y así siguió siendo diácono de diáconos a través de la predicación y el cuidado de los marginados.
Período Patrístico – San Lorenzo 200-258
Más de 200 años más tarde San Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma, quien también sufrió el martirio. Ningún otro santo, salvo en el caso de Pedro y Pablo, fue más honrado por el pueblo de Roma que San Lorenzo. San Ambrosio elogia a Lorenzo como un ejemplo a su clero que recuerda que el prefecto de Roma le pidió a Lorenzo revelar el paradero de los tesoros de la Iglesia, porque los diáconos eran confiados con recursos para atender a los pobres. Así que Lorenzo reunió a los pobres y a los enfermos y se los presentó al prefecto diciendo, “Estos son los tesoros de la Iglesia”. Esto le costó su cabeza, pero revela el corazón y la mente del ministerio del diácono como alguien que conoce bien a los pobres y los cuida. En su ministerio de caridad Lorenzo es un diácono de diáconos.
Efrén de Nisibi 306-373
Se convirtió en un Doctor de la Iglesia y escribió teología en forma de poesía en un dialecto del arameo. Efrén veía la teología no tanto como “la fe en busca de entendimiento” sino como “la fe adorando el misterio” ya que él estaba muy consciente de las limitaciones del entendimiento humano.
Un pedacito de la poesía de Efrén dice, “Si alguien busca tu oculta naturaleza, mirad, está en el cielo en el gran seno de la divinidad. Y si alguien busca tu cuerpo, mirad descansa y se asoma desde el pequeño seno de María”. Efrén le enseña a los diáconos modernos la importancia y la belleza de las palabras y las imágenes, especialmente en la homilía. En su ministerio de la Palabra, Efrén es un diácono de diáconos.

Edad Media –
Alcuin de York: 735-804
Colaboró estrechamente con el emperador Carlomagno para lograr una reforma integral en la Iglesia alrededor de los años 800 D.C. Fue un maestro por excelencia. Instruyó a sus alumnos en las escrituras, actualizando  la Vulgata en latín de san Jerónimo, en la literatura antigua, la lógica, la gramática y la astronomía. Y aún más interesante, estuvo a la vanguardia de la reforma litúrgica cuyo fervor se manifiesta en las siguientes palabras: “examinen a los sacerdotes (y obispos) en cuanto a su manera de bautizar y celebrar la Misa para ver que mantienen la verdadera fe, para averiguar si entienden las oraciones de la misa bien, si cantan los salmos devotamente, si ellos mismos entienden la oración del Señor y se la explican a todos para que todos puedan entender lo que le están pidiendo a Dios”.
Alcuin le enseña a los diáconos modernos la importancia y belleza de servir bien en la Liturgia, y como un verdadero administrador de los misterios de Dios, Alcuin es un diácono de diáconos.
San Francisco de Asís, 1181-1226
Fue ordenado diácono y permaneció así hasta el final de su vida. Era una persona sin educación formal de inteligencia media, pero un visionario que vio toda la creación llena de vida divina. Después de él miramos con ojos diferentes la naturaleza, los animales y a las personas.
Su amor por la creación de Dios y su compartir de aquel amor con personas que tienen ojos para ver y oídos para oír, revela la armonía de la iglesia en el mundo. La simpleza espiritual de Francisco por Cristo, su sentido de libertad interior, y su fervor evangélico y misionero (se cansó de convertir al sultán de Egipto durante la Quinta Cruzada) revelan el corazón de un diácono. Al recibir las estigmas, él nos inspira a abrazar la lucha, el sacrificio y el sufrimiento en el poder de la cruz y al hacerlo es un diácono de diáconos.
A través de su intercesión y la intercesión de todos los santos que Dios, que ha comenzado la buena obra en nuestros recién ordenados diáconos, lo lleve a cumplimiento en el día de Cristo Jesús.