Por Hna. María Elena, MGSpS
(Segundo artículo de tres
LA MÍSTICA DEL V ENCUENTRO
Inspirados por la práctica de Jesús plasmada en los evangelios y por el llamado del Papa Francisco a salir con alegría y esperanza a la periferia, nuestro proceso saldrá al encuentro de quienes viven alejados, de quienes caminan entristecidos, de quienes viven en la pobreza, de quienes se encuentran heridos al lado del camino y necesitan la ayuda misericordiosa y el tierno abrazo del cuerpo de Cristo hoy. Desde ahí se podrá discernir mejor la respuesta pastoral y evangelizadora de la iglesia en parroquias, diócesis, movimientos eclesiales, y a nivel regional y nacional. Los adolescentes y jóvenes hispanos/latinos, y los que se encuentran en la periferia serán una opción preferencial en este alegre caminar.
Este proceso está animado por una espiritualidad de discípulos misioneros que saben salir con alegría al encuentro de las personas y acompañarlas en su vida cotidiana y de fe. Jesús nos llama ser buenos samaritanos que reconocen en el sufrimiento humano la invitación urgente a responder con misericordia y generosidad. También nos enseña cómo salir al encuentro de quienes viven la angustia de la perdida, la desesperanza y la confusión en camino a Emaús, para que recuperen el sentido de sus vidas en Jesús Resucitado y su misión de hacer realidad el Reino de Dios entre nosotros.
Encuentro es salir a los ambientes cotidianos donde viven las personas. Es observar con ojos de discípulo y hacer conciencia de la realidad concreta donde viven las personas, sobre todo aquellas que más sufren y que más necesitan las buenas nuevas de Jesús. Es dejarnos despertar por esa realidad. Acercarnos un poco a las personas para escuchar lo que dicen, captar sus sentimientos, percibir lo que les apremia y preocupa. Es dejarnos mover por la ternura que invita a la cercanía.
Encuentro es preguntar a las personas sobre sus vidas, sus preocupaciones, sus esperanzas, sus ideas, sus necesidades, sus sueños. Es también invitar a que hablen de su realidad desde su perspectiva, que compartan su experiencia, sus sentimientos, sus ideas. Es escuchar profundamente y crear un espacio de confianza y seguridad que permita el desahogo y ofrezca el bálsamo sanador de sentirse escuchado.
Encuentro es comunicar el gesto que ayuda a salir del desconsuelo y estar listos para suscitar la esperanza y la alegría. Es compartir la Palabra de Dios y la sabiduría del Espíritu Santo en la Iglesia para poder entender, ver y sentir nuestra realidad desde la perspectiva de la fe en Jesús Resucitado y en las promesas de su reino de justicia, amor y verdad.
Encuentro es recibir agradecidos la confianza y el cuidado de las personas que, aún sin reconocernos todavía, nos invitan diciendo Quédate con nosotros.
Encuentro es aceptar la invitación a quedarnos con ellos: ir a sus casas, comer con ellos, seguir la conversación iniciada en el camino, tener una experiencia más íntima del compartir y de hacer amistad.
Encuentro es compartir el pan con profundo agradecimiento a Dios-por-quien-se-vive. Es también buscar la cercanía del amor de Dios y abrir los ojos, la mente y el corazón a su presencia entre nosotros, en lo cotidiano y en la Eucaristía. Es un modo distinto de pensar, sentir y actuar en lo personal y lo pastoral.
Encuentro es confiar en los procesos de fe de cada persona y motivarlos a ser discípulos misioneros llenos del Espíritu Santo en sus hogares, comunidades, parroquias, grupos eclesiales y diócesis. Es saber que su actividad en la vida cotidiana se convierte en fuerza transformadora de todos sus ambientes sociales.
Encuentro es reconocer que nuestros corazones arden de amor y esperanza cuando escuchamos o compartimos la Palabra de Dios entre nosotros, sobre todo, con quien tiene más necesidad de escucharla y de ser escuchado.
Encuentro es tomar la decisión de ponerse en marcha y salir alegres al encuentro de los demás. Es regresar a la ciudad y a los campos, es ver la Pasión de Jesús en los cuerpos heridos y maltratados de tantas personas que, como la persona herida al lado de camino, necesitan que una buena samaritana, que un buen samaritano le salga al encuentro, sane sus heridas y cuide de aquella persona sin juzgarla, simplemente porque es una persona en necesidad.
Encuentro es compartir en comunidad nuestra experiencia de encuentro con Jesús Resucitado, y animarnos a continuar la misión de vivir y construir la comunidad y una ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
En la diócesis tendremos un equipo diocesano para el V Encuentro. Este equipo estará a cargo de llevar el proceso junto con el ministerio hispano en la diócesis y luego a las parroquias. Después lo viviremos como región V y XIV con la coordinación de SEPI (Instituto Pastoral del Sureste) y finalmente, el Encuentro en el 2018 en Grapevine, Texas.