Por Elsa Baughman
JACKSON – Mississippi está de luto por la trágica muerte de las dos religiosas que estaban sirviendo como enfermeras graduadas en una clínica en Lexington. Las hermanas vivian juntas en Durant.
El Obispo Joseph Kopacz celebró dos misas en memoria de la Hermana Margaret Held, de la Congregación de las Hermanas de San Francisco de Milwaukee, Wisc., (OSF) y la Hermana Paula Merrill, de la Congregación Hermanas de la Caridad de Nazareth, Kentucky (SCN). La primera misa se celebró en la Iglesia Santo Tómas en Lexington el domingo 28 de agosto, donde ellas eran miembras, y la otra en la Catedral de San Pedro en Jackson el lunes 29. Familiares, religiosas de ambas congregaciones, amigos, sacerdotes y religiosas de la Diócesis de Jackson asistieron a los dos servicios religiosos para celebrar y honrar sus vidas.
En su homilia en la catedral, el Padre Greg Plata, párroco de la Iglesia Santo Tómas, dijo, “Realmente creo con todo mi corazón que Margaret y Paula nos dirían que debemos seguir amando. Justicia para un crimen odioso exige el castigo. No demanda venganza”.
El lunes 29, después de la misa, representantes de las dos congregaciones religiosas presentaron una declaración en la cual pidieron que durante el juicio de homicido no se le imponga la pena de muerte a Rodney Earl Sanders, de Kosciusko, el asesino de las dos religiosas.
La Hermana Maria Vicent Brocato de la Congregación Hermanas de la Caridad de Nazareth dijo días después del asesinato que ellas respetan la vida desde el comienzo hasta el final y que creen que la pena de muerte no es correcta. “Castigo sí, venganza no”.
Familiares de la Hermana Merrill y representantes de las Hermanas de la Caridad de Nazaret estuvieron presentes el lunes 29 de agosto durante la presentación de Sanders en la corte.
Diane Curtis, directora de comunicaciones de las Hermanas de la Caridad de Nazaret, dijo que en la sala de audiencias la familia de Sanders le pidió disculpas a los cuatro miembros de la familia de las religiosas que estaban presente y a la familia de la Hermana Paula Merrill. “Cuando Marie Sanders comenzó a llorar, su hijo se acercó a la Hermana Susan y le pidió disculpas. La Hermana Susan se acercó a la Señora Sanders y los dos se abrazaron y lloraron, comentó”, añadiendo que fue un momento lleno de una gracia poderosa. “Continuamos manteniéndolos a todos en oración”, dijo
El Fiscal de Distrito del Condado Holmes, Akillie Malone-Oliver, le dijo a un periodista de la Associated Press que considerará los deseos de las familias en cuenta a la hora de decidir cómo procesar el caso.
(NOTA DEL EDITIOR: Lea la reflexión del Obispo Joseph Kopacz en la pag. 2 sobre la vida y ministerio de las Hermanas Paula y Margaret en Mississippi.)