Por Kurt Jensen
WASHINGTON (CNS) – Líderes de la Iglesia Católica, funcionarios de inmigración y presidentes universitarios condenaron el 5 de septiembre la decisión del presidente Donald Trump de eliminar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
“El presidente declaró en el pasado que la historia de los dreamers ‘tiene que ver con el corazón,’ sin embargo (la) decisión no se queda corta de ser cruel,” dijo el cardenal Blase J. Cupich de Chicago. “Los dreamers ahora están en limbo por seis meses, durante el cual se supone que el Congreso apruebe una reforma integral de inmigración, algo que no ha podido lograr durante una década”, él dijo.
El fin del programa DACA, anunciado por el fiscal general Jeff Sessions, coloca a unos 800,000 inmigrantes indocumentados, muchos quienes vinieron a Estados Unidos cuando eran niños pequeños y no han conocido otro lugar, bajo amenaza de deportación y de perder permisos de trabajo. De agosto a diciembre, según el Departamento de Seguridad Nacional, los permisos de trabajo de más de 200,000 participantes en el programa DACA caducarán y solamente 55,258 han presentado peticiones de renovación.
La decisión de terminar el programa DACA es decepcionante, dijo Jeanne Atkinson, directora ejecutiva de la Red Católica de Inmigración Legal. Ella también dijo que su organización rechaza la “opinión” del fiscal Sessions quien dice que el programa DACA es “inconstitucional”.
“Los estadounidenses nunca han sido gente que castigan a los niños por los errores de sus padres. Tengo la esperanza de que no vamos a comenzar ahora”, dijo el arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, presidente del Comité sobre Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB). “No creo que esta decisión represente lo mejor de nuestro espíritu nacional ni el consenso del pueblo estadounidense. Esta decisión refleja solamente la polarización de nuestro momento político”.
El cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston, presidente de la conferencia episcopal de obispos, dijo en un comunicado con otros líderes de la conferencia episcopal que la Iglesia Católica durante mucho tiempo ha observado con orgullo y admiración cómo los jóvenes del programa DACA viven con esperanza y determinación para prosperar y contribuir a la sociedad, continuando su trabajo y contribuyendo para el bienestar de sus familias, “continuando sirviendo en la milicia y continuando recibiendo una educación. Ahora, después de meses de ansiedad y temor por su futuro, estos jóvenes valientes enfrentan la deportación. Esta decisión es inaceptable y no refleja quiénes somos como estadounidenses”.
El cardenal Joseph W. Tobin de Newark, Nueva Jersey, dijo que los que tomaron la decisión, no pueden esconderse detrás de ciertos términos, para justificar lo que han hecho. El cardenal, en un comunicado, dijo que la decisión era “un abandono de la humanidad, un abandono de jóvenes talentosos y esperanzados que son tan estadounidenses como usted y yo”.
La hermana religiosa Aine O’Connor, de las Hermanas de la Misericordia que se paró frente a la Casa Blanca mientras se anunciaba la decisión, también dijo que no estaba de acuerdo con los comentarios del fiscal Sessions cuando dijo que se trataba de una cuestión legal. Ella dijo a Catholic News Service que la decisión fue “una abdicación de responsabilidad por el gobierno de Trump”.
Los planes futuros para su grupo incluyen influenciar a miembros de Congreso y mostrarles “la causa radical de la inmigración, que incluye las políticas estadounidenses que destruyen la estabilidad económica de otros países”.
El comunicado de la Red Franciscana de Acción, con sede en Washington, comparó Trump a Poncio Pilato: “Como Pilato, el presidente Trump ha intentado lavarse las manos de la responsabilidad cuando pudo y debió mantener activo el programa DACA. Dios le ordena a su pueblo cuidar del inmigrante y tratarlo ‘como uno de sus compatriotas'”. (Levítico 19:34)
La Red Ignaciana de Solidaridad, con sede en Ohio, acusó a Trump de debilitar “la dignidad de individuos indocumentados,” y dijo: “Como gente de fe estamos llamados a estar con los que han sido marginados por un sistema de inmigración descompuesto y a reconocer los dones y talentos que estos jóvenes traen a nuestras comunidades”.
John J. DeGioia, presidente de la universidad Georgetown en Washington, dijo en un comunicado en su página de Facebook que de parte de Georgetown quería enfatizar su “fuerte apoyo a todos nuestros estudiantes indocumentados. Como nación tenemos la capacidad y la responsabilidad de trabajar juntos para proveer una solución legislativa permanente para asegurar la seguridad y el bienestar de estos jóvenes que han contribuido y contribuirán al futuro de nuestro país de maneras profundamente significativas”.
Amelia McGowan, directora del Centro de Recursos para Migrantes de las Caridades Católicas de Jackson, dijo que su oficina todavía está trabajando en casos y renovaciones de DACA. “Seguimos comprometidos a apoyar a nuestros clientes con DACA”, dijo McGowan. Ella instó a la calma para las personas en el programa. “Entendemos que hay cierta incertidumbre, queremos seguir siendo un recurso para todos en la comunidad. Puede haber otras opciones de inmigración para aquellos que buscan DACA. Queremos seguir siendo un recurso para ellos,” agregó.
Obispo Joseph Kopacz de la Diócesis de Jackson repitió su apoyo del programa. “Aquí en Mississippi, no podemos ignorar las contribuciones que los inmigrantes hacen a nuestra cultura y a nuestra economía. Nuestros vecinos de otras naciones han estado aquí por tanto tiempo, han establecido raíces en la tierra. Están criando familias y trabajando para fortalecer nuestro estado en muchas maneras. Es el momento de buscar una solución justa y razonable a la cuestión de la inmigración. Escritura nos enseña a ‘dar la bienvenida al extranjero,’ y atender a las personas en los márgenes. Como católicos, vamos a estar con los inmigrantes y apoyar sus esfuerzos para convertirse en ciudadanos,” dijo el obispo.