Por Obispo Joseph Kopacz
Los ujieres del Adviento anuncian el comienzo de un nuevo año de la Iglesia y llaman a los discípulos del Señor a preparar su camino para la venida del Reino, uno de justicia y paz y la alegría del Espíritu Santo, (Romanos). La fe en el Único que Dios envió, el camino a la vida, porque fe es “plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos”, (Hebreos, 11,1).
La Palabra de Dios en Adviento trata sobre el llamado a la santidad y la vida justa para los individuos, pero también exige la eliminación de estructuras y realidades pecaminosas en medio de nosotros que son obstáculos para el Reino de Dios en la tierra.
Juan el Bautista representa a cada generación de profetas en anticipación al Mesías que tuvo esta visión, porque él es la voz de uno que grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, ábranle un camino recto. Todo valle será rellenado, todo cerro y colina será nivelado, los caminos torcidos serán enderezados, y allanados los caminos disparejos. Todo el mundo verá la salvación que Dios envía”, (Lucas 3,5-6).
En el segundo domingo de Adviento estas palabras de Isaías son abrazadas por Juan el Bautista, al señalar al tan esperado Mesías, el Cordero de Dios, que reunirá a todas las naciones en la paz del Reino de Dios.
Sin embargo, no puede haber una paz duradera sin justicia, y las palabras de los cuatro profetas de Israel presentadas durante el Adviento lo dejan muy claro. En el segundo domingo de Adviento, el profeta Baruc, proclama implacablemente a viva voz: “Jerusalén, quítate la túnica del luto y la miseria; vístete de gala con el esplendor de la gloria de Dios para siempre, envuelto en el manto de la justicia de Dios … Dios está guiando a Israel con alegría por la luz de su gloria, con su misericordia y justicia por compañía. “(Baruch 5,1-2, 8 -9)
Este es mi anhelo y esperanza para la Diócesis de Jackson y especialmente para las comunidades parroquiales de Saint Joseph en Starkville y Corpus Christi en Macon. Que el Señor Jesús expulse las nubes de luto y miseria y nos guíe a la luz de su gloria con misericordia y justicia por compañía. Qué gran regalo será este para todos los que buscamos preparar su camino en nuestras vidas.
El primer domingo de Adviento, la semana pasada, colocamos en los boletines parroquiales de San José y Corpus Christi un llamado que pide por una justicia restaurativa y reconciliación para todos los que sufren en estas comunidades parroquiales. La justicia requiere que a todos los que sinceramente donaron a las causas de salud y / o misión del Padre Lenin Vargas, causas que durante varios años hizo sin la supervisión diocesana, se les debe ofrecer la oportunidad de una restauración financiera y material. Esto está en marcha. Sin embargo, solo la fuerza que viene de Dios puede remediar el profundo sentimiento de luto y desdicha que pesa sobre los corazones, las mentes y las almas de muchos de los fieles, monetariamente afectados o no.
Oramos para que la temporada de Adviento sea un tiempo de reconciliación y renovación. Hemos programado un servicio de Reconciliación en Saint Joseph, para las dos comunidades parroquiales, el miércoles 19 de diciembre para orar que la gracia salvadora de Dios nivele las montañas de luto y llene los valles vacíos que abruman actualmente a nuestros corazones.
La esperanza y la alegría de la Navidad están arraigadas en la convicción de que nada es imposible para nuestro Dios que viene a salvarnos y oro, junto con muchos otros de buena voluntad, que las semillas de la sanación y la nueva vida ya están echando raíces porque el Señor está cerca, en cada rincón de nuestras mentes y corazones y en cada rincón de la Diócesis de Jackson.
Maranatha, ven, Señor Jesús.