Por Obispo Joseph Kopacz
El 6 de febrero, a principios de esta semana, recapitulé silenciosamente el quinto aniversario de mi ordenación e instalación como el onceavo Obispo de la Diócesis de Jackson.
Como sabemos, algunos días no tienen fin, pero una década puede pasar en un abrir y cerrar de ojos, (1Cor 15). Para mí, los últimos cinco años son oficialmente historia, por haberse movido a la velocidad de una lanzadera de telar, (Job 7,6). Muchos eventos y memorias se destacan vívidamente; algunos deben recuperarse revisando el calendario de un i-Phone; otros resurgen cuando vuelvo a visitar escuelas y parroquias, y otros cuando alguien, en una conversación, me recuerda un evento o encuentro.
Digo todo esto para indicar que el Señor me ha bendecido abundantemente a través del ministerio episcopal que tan generosamente me fue otorgado hace cinco años.
Incluso, los problemas actuales no suprimen la belleza, la verdad y la bondad que han surgido de nuestra renovadas Misión y Visión. Cada día tenemos la oportunidad de proclamar el Evangelio por la forma en que vivimos nuestras vidas para que todos puedan experimentar al Señor crucificado y resucitado.
El atractivo diseño de nuestra Visión diocesana me recuerda, dondequiera que esté en la diócesis, acerca de nuestras prioridades de inspirar a los discípulos, servir a los demás y abrazar la diversidad, así como se mostró en nuestra recién Conferencia Diocesana para Jóvenes. La Visión se ha adoptado y aplicado de manera creativa en toda la diócesis a través de la aplicación de nuestras prioridades pastorales, especialmente para invitar y reconciliar a las comunidades y para enseñar nuestra fe católica, de muchas y variadas formas, al ser buenos escribas en el Reino de los Cielos.
Recordamos las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo: “Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa, que de lo que tiene guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas”. (Mt 13,52) Podemos pensar en todos los canales de comunicación y evangelización al alcance de la mano, lo que es nuevo, así como las ya probadas formas de testificar, encontrar y acompañar.
Nuestra primera prioridad pastoral de invitar y reconciliar a las comunidades reconoce el llamado fundamental del Señor a arrepentirse y reconstruir la vida y la Iglesia acorde a las demandas del Evangelio. Esta llamada es siempre antigua y siempre nueva, y debe aplicarse vigorosamente al sufrimiento por la crisis de abuso sexual y al definido trastorno financiero en nuestra diócesis.
Crucificados con el Señor podemos resucitar con Él a una nueva vida.
El 6 de febrero, mi aniversario (que por cierto también es el cumpleaños de mi padre), tomé el largo vuelo a la India para mi primera visita pastoral a la tierra que nos está bendiciendo con sacerdotes dedicados y discípulos misioneros.
Ir cada año a Saltillo, México a nuestra misión de 50 años puede ser un reto, pero el subcontinente de la India será para mí navegar aguas desconocidas. Voy con mi guía de confianza, el Padre Albeen Vatti, pastor de San Francisco en Madison, de la Diócesis de Warangal, donde pasaremos un tiempo con el Obispo Bala, visitando entornos pastorales, así como con algunas familias de los sacerdotes que están sirviendo actualmente en la Diócesis de Jackson.
Desde allí, viajaremos a otros estados de la India para cumplir con visitas pastorales y a lo largo del camino, ver innumerables puntos de interés. La cultura y el modo de vida de esta nación densamente poblada me ofrecerán una experiencia cercana y personal en cada curva del camino. Espero con interés esta oportunidad para visitar la tierra donde el Apóstol Santo Tomás plantó las semillas del Evangelio.
Al hacer una breve pausa para reflexionar sobre este hito de 5 años en mi vida, aunque habrán 18 horas de vuelo a la India para hacer una reflexión considerable, estoy profundamente agradecido a tantos colegas de trabajo en la viña del Señor que sirven en toda la Diócesis, incluyendo ordenados, religiosos y religiosas y laicos, hombres y mujeres, que han respondido como discípulos a las demandas del Evangelio.
Por ejemplo, más de 500 personas asistieron al Día de Desarrollo Diocesano para Profesionales el pasado lunes, dirigido por Monica Applewhite, una líder en el campo de la prevención del abuso.
La cantidad suena como un número bíblico de discípulos a quienes el Señor ha parecido reunir en un solo lugar. (1Cor 15,6). Este evento es simplemente una muestra de los innumerables compañeros de trabajo que en nuestra diócesis están ocupados con los diseños del Señor y la mera mención de todos ellos superaría con creces el espacio disponible en esta edición del periódico Mississippi Catholic.
La belleza de la oración es que se extiende desde un extremo de la tierra hasta el otro y perfora los cielos.
Durante las dos semanas que estaré en la India recordaré, cada día en el altar, a todos ustedes y especialmente a las necesidades de nuestra Diócesis.
Sé que su oración también se extenderá a lo largo de kilómetros pidiendo las bendiciones del Señor en esta extraordinaria visita pastoral mientras los represento ante el pueblo de la India.