Por Junno Arocho Esteves
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Los cristianos están llamados a seguir el espíritu de las bienaventuranzas, a consolar a los pobres y oprimidos, especialmente a los migrantes y refugiados que son rechazados, explotados, dijo el papa Francisco.
Los más pequeños, “personas descartadas, marginadas, oprimidas, discriminadas, abusadas, explotadas, abandonadas, pobres y sufrientes” claman a Dios, “pidiendo ser liberados de los males que los afligen”, dijo el papa en su homilía del 8 de julio, durante una Misa..
“¡Son personas, no se trata solo de cuestiones sociales o migratorias! No se trata solo de migrantes, en el doble sentido de que los migrantes son antes que nada seres humanos, y que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada”, dijo el papa.
Según cifras citadas por el Vaticano, aproximadamente 250 migrantes, refugiados y voluntarios de rescate asistieron a la Misa, que se celebró en el altar de la cátedra en la Basílica de San Pedro.
En su homilía, el papa reflexionó sobre la primera lectura del libro de Génesis en la que Jacob soñaba con una escalera que conducía al cielo “y los mensajeros de Dios subían y bajaban sobre ella”.
A diferencia de la Torre de Babel, que fue el intento de la humanidad de alcanzar el cielo y convertirse en dioses, la escalera en el sueño de Jacob fue el medio por el cual el Señor desciende a la humanidad y “se revela a sí mismo; es Dios quien salva”, explicó el papa.
“El Señor es un refugio para los fieles, que lo invocan en tiempos de tribulación”, dijo. “Porque es precisamente en esos momentos que nuestra oración se vuelve más pura, cuando nos damos cuenta que la seguridad que ofrece el mundo tiene poco valor y solo Dios permanece.. Solo Dios salva”.
La lectura del Evangelio de San Mateo, que recuerda a Jesús curando a una mujer enferma y resucitando a una niña de entre los muertos, también revela “la necesidad de una opción preferencial para los más pequeños, aquellos a quienes se les debe dar la primera fila en el ejercicio de la caridad”.
“Son los últimos, engañados y abandonados para morir en el desierto; son los últimos, torturados, maltratados y violados en los campos de detención; son los últimos, que desafían las olas de un mar despiadado; son los últimos dejados en campos de una acogida que es demasiado larga para ser llamada temporal,” dijo.
El papa Francisco dijo que la imagen de la escalera de Jacob representa la conexión entre el cielo y la tierra que está “garantizada y accesible para todos”. Sin embargo, subir esos pasos requiere “compromiso, esfuerzo y gracia…Me gustaría pensar, entonces, que podríamos ser nosotros aquellos ángeles que suben y bajan, tomando bajo el brazo a …los últimos, que de otra manera se quedarían atrás y verían solo las miserias de la tierra, sin descubrir ya desde este momento algún resplandor del cielo,” dijo.