Por Catholic News Service
MADRID (CNS) – Los líderes de la Iglesia de España están pidiendo oraciones y donaciones para los residentes de las Islas Canarias, después de que terremotos y una erupción volcánica devastaran partes de la cadena de islas del Atlántico.
“Aplaudimos la rapidez del gobierno para garantizar la seguridad de todos los afectados y atender a los más vulnerables”, dice un comunicado del 22 de septiembre de la agencia católica de asistencia Cáritas de la Diócesis de Tenerife. “Estamos sumando nuestros propios recursos a los organismos e instituciones de todo el territorio, compartiendo el compromiso y la solidaridad que nos mueven como Iglesia”.
El mensaje se publicó mientras los trabajadores de emergencia luchaban por salvar propiedades y negocios en La Palma, una de las siete islas principales de Canarias, tras una erupción volcánica en la cordillera de Cumbre Vieja.
Cáritas dijo que se había creado un fondo especial para ayudar a los evacuados y a las personas sin hogar, así como para proporcionar apoyo familiar y empleo a quienes se enfrentan a la pobreza y han quedado sin nada.
Mientras tanto, la Diócesis de Tenerife –que abarca las islas de La Palma, Tenerife, La Gomera y El Hierro– organizó misas especiales en sus 312 parroquias y dijo que María y San Miguel Arcángel habían protegido tradicionalmente a los isleños “en tiempos de epidemia y erupción”.
“Damos gracias a Dios por los avances técnicos humanos que nos permitieron anticiparnos a esta erupción y salvar a nuestra población”, dice el comunicado de Cáritas. “Implorando a Dios por el fin de esta crisis volcánica, pedimos también consuelo y esperanza para los que han perdido sus casas y medios de subsistencia”.
Dos días antes, el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez Afonso, expresó su “afecto y solidaridad” con los habitantes de La Palma e instó a rezar especialmente “por los enfermos, los ancianos y las personas que tienen dificultades para movilizarse”.
La televisión española informó que se había detectado al menos 22,000 temblores menores en La Palma antes de la erupción del 19 de septiembre, que también provocó cuatro terremotos de considerable magnitud.
Dijo que más de 6,000 personas habían sido evacuadas hasta el 22 de septiembre. Las autoridades marítimas establecieron una zona de exclusión de dos millas náuticas desde la densamente poblada costa oeste de La Palma, ante el temor de que la roca fundida pudiera liberar gases tóxicos al llegar al océano.
El padre Domingo Guerra Pérez, de 79 años, dijo que el flujo de lava, que los sismólogos estimaron que podría continuar durante tres meses, había sido “mucho más preocupante y abrumador” que las anteriores erupciones de Cumbre Vieja.
El padre Antonio Hernández Felipe declaró al semanario católico Alfa y Omega de España que el “desconcierto ante la belleza de esta manifestación de la naturaleza” se había convertido rápidamente en “lágrimas e impotencia”, y añadió que se había apresurado a resguardar los objetos preciosos de su iglesia en Los Llanos de Aridane a medida que se acercaba el río de lava.
“Nos llevamos estatuas de la Virgen, cuadros, bancos, cálices, ornamentos y manteles del altar, todo lo que pudimos rescatar”, dijo el sacerdote al periódico.
“Se trata de gente humilde y trabajadora, en su mayoría agricultores que han construido aquí sus casas y sus medios de subsistencia. Ahora debemos esperar a ver si se cumplen las peores predicciones o si aún podemos salvar nuestros vecindarios”.