Reunión de papa y Biden será oportunidad para abordar preocupaciones compartidas
Por Dennis Sadowski
Catholic News Service
La próxima audiencia del presidente Joe Biden con el papa Francisco presenta una oportunidad para que el pontífice inspire al líder estadounidense a trabajar más diligentemente para encontrar soluciones a preocupaciones compartidas como el cambio climático, la distribución de la vacuna COVID-19, y la reducción de la pobreza y los conflictos en países vulnerables, expresó un ejecutivo de Catholic Relief Services.
“Se tendrá los dos micrófonos más altos de la comunidad internacional”, señaló Bill O’Keefe — vicepresidente ejecutivo de misión, movilización e incidencia ciudadana de la agencia de desarrollo global y ayuda humanitaria de los obispos de Estados Unidos — sobre la reunión del 29 de octubre en el Vaticano.
“Espero que el Santo Padre le hable como persona y como católico y que la guía del Santo Padre sea muy útil”, dijo O’Keefe a Catholic News Service el 21 de octubre.
“El Santo Padre, con su profundo liderazgo, puede ayudar a movilizar a Estados Unidos, inspirar a la administración, hacer más en esos temas críticos y trabajar juntos, incluso donde hay diferencias obvias entre la iglesia y la administración de Biden. La oportunidad de trabajar juntos sobre estos problemas globales críticos es realmente fundamental para progresar”, acotó.
Biden, el segundo presidente católico de la nación, planea reunirse con el papa Francisco un día antes de asistir a la cumbre de dos días de líderes del G-20 en Roma. Ellos dos se habían encontrado previamente en el Vaticano en 2016, cuando Biden era vicepresidente y habló en una conferencia sobre la investigación de células madre adultas allí.
Sin embargo, su primer encuentro fue en 2015, cuando el Sumo Pontífice asistió al Encuentro Mundial de Familias en Filadelfia.
La primera dama, Jill Biden, acompañará a su esposo en la audiencia del 29 de octubre con el papa.
O’Keefe reconoció que existen diferencias entre el papa y el presidente, más notablemente sobre el aborto. Biden apoya el aborto legal, mientras que la enseñanza católica se opone a quitar cualquier vida humana: desde la concepción hasta la muerte natural.
Sin embargo, él señaló que las diferencias no deberían impedir que la reunión siga adelante. Citó la encíclica del papa de 2020, “Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social”, como un motivo de esperanza.
“El mensaje de ‘Fratelli Tutti’ es de encuentro y de hermandad, por lo que decir la verdad al poder requiere hablar con el poder”, explicó O’Keefe. “Lo que eso significa es tener el coraje de hablar respetuosamente con las personas con las que no estás de acuerdo”.
O’Keefe espera que los dos líderes tengan mucho que discutir.
El papa, por escrito y en comentarios públicos, ha abordado cada vez más el cambio climático, cómo proteger la creación, la creciente desigualdad económica, y el conflicto casi constante de bajo nivel que ha desplazado a cientos de miles de personas y ha cobrado cientos de vidas en África y Asia.
O’Keefe dijo que los mensajes del Sumo Pontífice se han centrado en las necesidades urgentes de las personas más vulnerables del mundo. El papa ha instado en repetidas ocasiones que se tomen medidas para mitigar el cambio climático y ayudar a las comunidades a adaptarse a dicho cambio.
“En todos los lugares en los que trabajamos, el clima está afectando a los más vulnerables”, manifestó O’Keefe. “El Santo Padre es la persona más apropiada para entregar ese mensaje a Biden”.
El funcionario de CRS también señaló que Estados Unidos y el Vaticano comparten preocupaciones sobre un mejor acceso a las vacunas contra el COVID-19 en países pobres. Las naciones ricas y desarrolladas han tenido una distribución generalizada de vacunas, mientras que las naciones pobres — particularmente en África — han recibido envíos de dosis relativamente pequeños.
O’Keefe indicó que, si bien Estados Unidos acordó una exención de los derechos de patente para las diversas vacunas, el proceso “no avanza lo suficientemente rápido” en la Organización Mundial del Comercio. Ahí es donde el papa Francisco puede intervenir, acotó.
“Se necesita un impulso importante en la OMC. Creo que asegurarnos de que la administración de Biden, con los socios europeos, lo haga posible para que podamos cumplir con los compromisos de Estados Unidos de garantizar que las personas más vulnerables de todo el mundo obtengan las vacunas que les corresponden”, expresó O’Keefe.
Con respecto a los conflictos que han perturbado las vidas de cientos de miles de personas en todo el mundo, O’Keefe dijo que espera que el papa aliente a Estados Unidos a apoyar de manera más activa las conversaciones cara a cara que pueden conducir a la paz y la reconciliación en los lugares conflictivos.
La Iglesia Católica, a través de agencias que son miembros de Caritas Internationalis, incluyendo CRS, ha ayudado a negociar la paz en algunas regiones, particularmente en el Sahel, un área de 1.1 millones de millas cuadradas al sur del árido Sahara, que se extiende desde el Océano Atlántico en el oeste hasta el Mar Rojo en el este. Hogar de aproximadamente 84 millones de personas, la región ha sufrido durante años conflictos arraigados en diferencias tribales y religiosas.
O’Keefe dijo que crear conciencia sobre los conflictos, desmilitarizar la política en la región e impulsar la ayuda humanitaria puede conducir a la paz. Nuevamente, explicó, el papa puede enfatizar esas preocupaciones a Biden, alentando a Estados Unidos a asumir un papel más importante en la búsqueda de soluciones que prioricen las necesidades de personas vulnerables.
Además de “Fratelli Tutti”, la encíclica del papa Francisco “Laudato Si’, sobre el cuidado de nuestra casa común” proporciona la base para cualquier mensaje entregado a Biden, según O’Keefe.
“Esta es la misión de la iglesia”, dijo.
“El papa puede instar al presidente seguir trabajando con el Congreso para cumplir compromisos críticos”, continuó O’Keefe. “Agregar su fuerte perspectiva moral y pastoral junto con la política ayudará a algunos miembros del Congreso a entender esto de una manera en la que vean que estamos hablando de personas, no de ideología, y estamos hablando de necesidades humanas donde el Congreso de Estados Unidos y el pueblo estadounidense pueden responder con solidaridad”.