“No hay prueba más verdadera de un gran amor por Dios que un gran amor por nuestro prójimo”. P. Thomas Judge, fundador de Trinity Missions
El sábado 13, al celebrar los 100 años de las Misiones Trinitarias en Misa celebrada por el obispo Kopacz, estuvieron presentes y concelebraron la Misa con el obispo varios sacerdotes Trinitarios.
Los Padres Mike Barth, custodio general de Trinity Missions, Odel Medina, Guy Wilson, Gustavo Amell, Raul Ventura, Alexis Zúñiga Velásquez, Robert “Bob” Goodyear estuvieron acompañados además por el Padre Mike O’Brien, pastor de Sacred Heart Canton.
En cada uno de ellos se reflejó la alegría y orgullo de pertenecer a esta congregación y de servir a las diferentes comunidades. El trabajo como equipo y la organización son un legado de años de servicio de la congregación. Esto también se vio reflejado en la celebración del centenario.
Los Padres Odel, Guy y Alexis hicieron las veces de anfitriones y logística, el Padre Gustavo estuvo encargado de abrir la ceremonia, el Padre Raúl Ventura, de visita, leyó el evangelio y el Padre Guy creó un collar de cerámica como recuerdo de la celebración del centenario, del cual cada asistente recibió una copia.
El peso de la tradición y éxito de la Misión Trinitaria es tangible en sus frutos y en los nuevos miembros, llamados a continuar la Misión del Padre Judge. Mississippi Católico comparte con ustedes la repuesta a una pregunta que se le hizo al padre Gustavo:
P: Como sacerdote joven, ¿qué reto se le impone al pertenecer a una organización con tan rica historia de servicio?
R: Más que un reto, creo que es una gran responsabilidad la de continuar con el gran legado que nos dejó nuestro fundador el P. Tomás Agustí Judge y que se expresa en el carisma de nuestra congregación religiosa: “La preservación de la fe con la meta que cada católico sea un apóstol.”
Cuando hablamos de “preservar la fe”, hablamos de ayudar a conservar el gran regalo de la fe que Dios no ha regalado, un regalo que hay que cuidarlo, cultivarlo, nutrirlo, y alimentarlo.
Y es en la manera en que cuidamos de nuestra fe que la vivimos, la celebramos y la compartimos.
Una manera en nosotros, los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad, respondemos a nuestro carisma es ayudando a los laicos a reconocer el gran potencial que tienen como apóstoles, hombres y mujeres llamados a seguir y a servir a Jesus en cada una de las actividades que realizan en la vida diaria, glorificando al Dios uno y Trino por medio de sus palabras y testimonio.
Sin embargo, en este trabajo misioneros nos encontramos con grandes retos y realidades humanas. A diario nos encontramos con inmigrantes que vienen a un país diferente, sin hablar la lengua, buscando seguir practicando su fe, y donde muchas veces son excluidos; nos encontramos con persona que viven en realidades de pobreza extrema y de violencia, que se sienten abandonados por las instituciones políticas y religiosas; encontramos personas que se han alejado de la Iglesia por la falta de testimonio de muchos de sus líderes religiosos; encontramos tantos hombres y mujeres que por las experiencias de sufrimiento en sus vidas se sienten abandonadas por Dios; encontramos familias que luchan día a día por tratar de vivir en amor y armonía y dar una buena educación en la fe a sus hijos.
Es en todos estos contextos, y muchos otros, es donde como Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad tratamos de seguir a Jesús, siguiendo el ejemplo de nuestro fundador el Padre Judge, recordándole y animando a cada bautizado a vivir una vida apostólica, a reconocer y a compartir con otros la experiencia de amor del Dios uno y Trino en nuestras vidas. Bendita sea la Santa e Indivisa Trinidad, ahora y por los siglos de los siglos.