Por Junno Arocho Esteves
Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — El trabajo de San José como humilde carpintero sirve como un ejemplo de la dignidad del trabajo duro que hoy en día a menudo se le niega a los necesitados, dijo el papa Francisco.
“Muchos jóvenes, muchos padres y madres viven el calvario de no tener un trabajo que les permita vivir tranquilos, solo viven el día a día. Y cuántas veces la búsqueda de trabajo se vuelve tan desesperada que los lleva al punto de perder toda esperanza y deseo de vivir”, dijo el papa el 12 de enero durante su audiencia general semanal.
El valor del trabajo pesado también se explota en el mundo actual, agregó, donde muchas personas, incluidos los trabajadores indocumentados, se ven obligados a realizar tareas agotadoras por salarios injustos y los niños, “que deberían estar jugando”, en cambio, se ven “obligados a trabajar como un adultos.”
“Son nuestros hermanos y hermanas, los que se ganan la vida así, con trabajos que no reconocen su dignidad. ¡Pensemos en esto, esto está pasando hoy en el mundo!” él dijo.
El papa Francisco continuaba su serie de charlas de audiencia sobre San José, reflexionando sobre su trabajo como carpintero.
El trabajo de un carpintero, o alguien que trabajaba la madera, en esos tiempos, explicó el papa, implicaba no solo fabricar herramientas o muebles, sino también construir casas. Desde el punto de vista económico, “no aseguraba grandes ganancias”.
El papa Francisco dijo que el hecho de que San José, al igual que Jesús, practicaran la carpintería le hacían pensar en “todos los trabajadores del mundo, especialmente a los que hacen trabajos arduos en las minas y fábricas”, así como a “los que son explotados a través del trabajo indocumentado” y las “víctimas del trabajo”, que se lesionan o mueren en el trabajo debido a condiciones de trabajo inseguras.
También llamó a los cristianos a recordar a aquellos que están sin trabajo y que regresan a casa todos los días, sin éxito en sus esfuerzos por “ganarse el pan”.
“Ganar el pan es lo que te da dignidad y si no le damos a nuestro pueblo, a nuestros hombres y mujeres, la capacidad de ganarse el pan, esto es una injusticia social en ese lugar, en esa nación, en ese continente”, dijo el papa. “Los líderes deben dar a todos la capacidad de ganarse el pan, porque ese ganarse les da dignidad”.
Partiendo de sus comentarios preparados, el papa pidió un momento de oración en silencio por aquellos que perdieron sus trabajos durante la pandemia y por aquellos que, “aplastados por una carga insoportable, llegaron al punto de quitarse la vida”.
“Me gustaría recordar a cada uno de ellos y sus familias hoy. Hagamos un momento de silencio, recordando a estos hombres, estas mujeres, que están desesperados porque no pueden encontrar trabajo”, dijo el papa antes de inclinar la cabeza en oración.
El papa Francisco invitó a las personas presentes a pensar qué pueden hacer “para recuperar el valor del trabajo” y qué puede hacer la Iglesia “para que el trabajo se redima de la lógica del mero lucro y se viva como un derecho y un deber fundamental de la persona, que expresa y aumenta su dignidad”.
Concluyó su intervención con una oración a San José recitada por San Pablo VI en 1969, pidiendo la intercesión del santo para “proteger a los trabajadores en su dura existencia diaria” y defenderlos “del desánimo”.