Por Carol Glatz
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Jesús quiere que las personas lo inviten a sus vidas, sin importar cuán pobres, inadecuadas o vergonzosas sean sus vidas, dijo el papa Francisco.
“A veces nos sentimos indignos de Él porque somos pecadores. Pero esta es una excusa que no le gusta al Señor, porque lo aleja de nosotros”, dijo el papa el 6 de febrero durante su discurso del Ángelus del domingo. “Él es el Dios de la cercanía, de la compasión, de la ternura, y no busca el perfeccionismo, busca la acogida”.
El papa se dirigió a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro para la oración del Ángelus del mediodía y reflexionó sobre la lectura del Evangelio dominical de San Lucas en la que Jesús invita a Simón Pedro a intentar pescar nuevamente después de no pescar nada en toda la noche.
El papa Francisco dijo que la vida cotidiana se puede comparar con el trabajo diario de los pescadores, ya que “cada día la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas; cada día intentamos ‘pescar mar adentro’, cultivar sueños, llevar adelante proyectos, vivir el amor en nuestras relaciones”.
“Pero a menudo, como Pedro, experimentamos la ‘noche de las redes vacías’, la noche de las redes vacías… la decepción de esforzarse tanto y no ver los resultados deseados”, dijo.
“Cuántas veces también nosotros nos quedamos con una sensación de derrota, mientras la decepción y la amargura surgen en nuestros corazones. Dos carcomas muy peligrosas”, dijo.
Es precisamente cuando la “barca” de uno está vacía, “cuando no tenemos nada que ofrecerle”, que hay espacio para que Jesús entre “en nuestros vacíos” y los llene con su presencia, dijo el papa.
“Dios no quiere un crucero”, dijo el papa”, dijo. “le basta con una pobre barca ‘destartalada’, siempre que lo acojamos”.
Con el Señor, las personas pueden “navegar en el mar de la vida sin miedo, sin dejarse llevar por la desilusión cuando no pescamos nada y sin rendirnos”, dijo.
Ya sea en la vida personal, en la vida de la iglesia o de la sociedad, siempre hay “algo hermoso y valiente que se puede hacer, siempre”, dijo el papa. “Siempre podemos empezar de nuevo, el Señor siempre nos invita a volver a ponernos de pie porque abre nuevas posibilidades”.
“¡Ahuyentemos el pesimismo y la desconfianza y entremos mar adentro con Jesús!. Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa”, agregó.