¿Vale la pena ver Jezabel protagonizada por Bette Davis, una película de 1938 ambientada en la década de 1850 del sur de Estados Unidos, desde un punto de vista teológico?
La compañía Turner Classic Movies (TCM) lo muestra regularmente. La protagonista, Julie Marston, parece tener poco en común con Jezabel, la enemiga de Elías, en el año 800 a. C. tal y como se ve en el Libro de los Reyes. Sin embargo, al comparar los dos personajes, podemos llegar a una interpretación positiva del código Deuteronómico moral de la Biblia.
Una revisión de las malvadas maniobras de manipulación de Jezabel y su conexión con el Pacto Deuteronómico, la revelará como una influencia de conciencia malvada en la mente de Julie, conspirando para mantener a su hombre en un mundo de negocios de Nueva Orleans de 1852, con la amenaza de la Fiebre amarilla como telón de fondo.
¿Existe una lectura más profunda del código Deuteronómico que la simple recompensa y castigo por ser fiel o no al Pacto de Moisés? ¿Tiene Julie una contrición perfecta?
Jezabel llega a Israel a través del Rey Omri, quien sucedió a Salomón y restableció el poder del Reino del Norte con Samaria como base. El Rey casó a su hijo Acab con Jezabel, una fenicia, que vino con su dios pagano Baal, junto con la ambición fenicia en el comercio. Baal es un dios cananeo de la lluvia que promete riqueza y buenas cosechas, sin imponer responsabilidades éticas.
Jezabel y Acab son figuras centrales en las luchas con los principales profetas de la era: Elías y luego Eliseo. Elias gana una batalla de fuego contra sus profetas, poniendo fin a una sequía que infligió a la tierra. El poder general de Jezabel asusta continuamente a Elías. Ella y Acab, en un complot asesino, toman la tierra de Nabot para su viña. Jezabel escribe cartas secretas que finalmente condenan a Nabot. Ella es castigada y muere sin arrepentirse y su cadáver fue devorado por los perros.
Julie Marston es propietaria de una plantación, enamorada de Preston “Pres” Dillard (Henry Fonda) un banquero que persuade a sus colegas de Nueva Orleans para que inviertan en ferrocarriles y fábricas en lugar de la economía fluvial y el trabajo esclavo. Los tratos comerciales de Pres preocupan más su mente, lo que hace que descuide su interés amoroso. Para llamar su atención, Julie recurre sorprendentemente a usar un vestido rojo, reservado solo para las mujeres casadas, en lugar del blanco, el color obligatorio para las mujeres solteras en el Baile anual del Olimpo. También intenta incitar los celos de Pres pidiéndole a su antiguo novio, Buck Cantrell (George Brent), que la lleve al baile. Pres se molesta por ella negarse a su pedido de vestirse de blanco y se niega a sacar a Julie del baile, castigándola y manteniéndola vergonzosamente en la pista de baile. Pres termina su relación con Julie, se va al norte por negocios y regresa con una esposa, Amy.
Julie, en un estado confuso sobre cómo recuperar a Pres, logra provocar la ira entre sus antiguos novios, que son opuestos. Cantrell es un caballero sureño, cómodo con la forma de vida de los esclavos y feliz con un sistema económico que se basa en la esclavitud y el comercio fluvial. Éste acusa a Pres Dillard, con sus intereses en los ferrocarriles, las fábricas y el trabajo no esclavo, de ser un abolicionista y traidor a la forma de vida sureña. Sus desacuerdos se trasladan al tratamiento de la epidemia de fiebre amarilla. Los conservadores del “Viejo Sur” prefieren pensar que la “plaga” pasa, mientras que los liberales del “Nuevo Sur”, como Pres y el Dr. Livingston, quieren aprender del brote anterior de 1832 y limpiar los pantanos y las calles de la ciudad.
Las manipulaciones de Julie, en lograr que los hombres peleen por ella, fracasan ya que Buck, después de haber insultado a la esposa “yanqui” de su rival, es muerto en un duelo con Ted, el hermano de Pres. Pres mismo es picado por un mosquito portador del virus de la fiebre, mientras que Belle, tía de Julie la etiqueta como una Jezabel, una persona que ha hecho el mal ante los ojos de Dios.
Aunque no es tan maliciosamente malvada como su contraparte bíblica, Julie está poseída por su espíritu intrigante. La Jezabel de la Biblia trae consigo a Baal y a los falsos profetas o ídolos que le permiten justificar su codicia.
¿Cuáles son los ídolos en la época de Julie y en la nuestra?
Los “profetas” que alaban las ganancias serían uno. Soluciones rápidas en lugar de pensar a largo plazo.
Si bien el tratamiento de los negros en esta película está un poco desactualizado, el mensaje de condescendencia de los blancos sigue siendo claro. Julie sufre una conversión, ya que acompañará y cuidará a Pres en la isla “Lazarus”, la colonia condenada para las víctimas de la fiebre. Ella convence a la esposa de Pres del amor de su esposo por ella. La historia termina con Julie en el carro de las víctimas que van hacia su muerte segura. Sin embargo, se siente limpia de nuevo.
En la historia del Deuteronomio, desde Moisés hasta Josué, Jueces, los Libros de Samuel y el Libro de los Reyes hasta el exilio babilónico de 585 a. C., uno ve que la fidelidad al pacto de Moisés es recompensada, mientras que la desobediencia trae castigo. Si bien este resultado no siempre es cierto, como vemos en Job, se produce una sensación de paz cuando uno hace lo correcto en cuanto al pacto.
El profeta Miqueas resume acertadamente el pacto: hacer el bien, amar la bondad y caminar humildemente con Dios.
Algunos críticos de cine pensaron que la conversión de Julie fue demasiado repentina. Teológicamente, especialmente en los salmos de lamento, la gracia de Dios llega rápida e inmerecidamente. Tome el Salmo 22, por ejemplo, el que leemos el Domingo de Ramos. El que sufre clama: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Mire el repentino cambio de fortuna de los versículos 21 al 22.
V 19 Pero tú, Señor, que eres mi fuerza, ¡no te alejes!, ¡ven pronto en mi ayuda!
V 20 Líbrame de morir a filo de espada, no dejes que me maten esos perros,
V 21 Sálvame de la boca de esos leones, ¡defiéndeme de los cuernos de esos toros!
V 22 Yo hablaré de ti a mis hermanos, te alabaré en sus reuniones.
El personaje de Julie es complejo ya que no parece saber lo que quiere. Es una mujer de voluntad fuerte en una sociedad patriarcal. En una de las primeras escenas, se le pone un vestido blanco que es ancho y esponjoso, lo que le da una estatura impresionante. Cuando las modistas le quitan el vestido, vemos su cuerpecito muy delgado dentro de una jaula que servía para mantener el vestido ancho.
Se necesita mucho trabajo para pasar de la apariencia a la realidad. Julie se vuelve real en su arrepentimiento y se mantiene fiel al código de Deuteronomio al hacer el bien a los ojos del Señor.
La recompensa está en el mismo sacramento de la penitencia.