Por Barbara Fraser
LIMA, Perú (CNS) – La iglesia en América Latina y el Caribe está llamada a ser una iglesia misionera, una que atiende el clamor de los pobres y excluidos; una iglesia sinodal donde las mujeres, los jóvenes y los laicos tienen un mayor protagonismo; y una iglesia que se evangeliza mientras evangeliza, según el documento final de la Primera Asamblea Eclesial de la iglesia celebrada hace un año en México.
El documento de reflexiones y desafíos pastorales resultante de la asamblea fue dado a conocer por los líderes del consejo episcopal latinoamericano, CELAM, el 31 de octubre durante una conferencia de prensa en el Vaticano. La conferencia se transmitió en vivo en varias plataformas.
La publicación refleja el deseo de una iglesia que “salga a la periferia… una iglesia samaritana… una iglesia que construya fraternidad, que se funda en el amor, en el encuentro con los que más sufren”, dijo Mons. José Luis Azuaje de Maracaibo, Venezuela, presidente de Cáritas en América Latina y el Caribe, en un mensaje de video en la presentación.
El documento es el fruto de un proceso de meses que incluyó un período de “escucha” de abril a agosto de 2021, durante el cual unas 70,000 personas de toda la región brindaron sus comentarios, tras una asamblea de una semana del 21 al 28 de noviembre.
Ese proceso, que usó la metodología utilizada para el Sínodo de los Obispos para la Amazonía en octubre de 2019, convirtió a la asamblea eclesial en “un laboratorio práctico” para el Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, que comenzó con sesiones de escucha este año, a las que seguirán reuniones en Roma en 2023 y 2024, dijo el arzobispo Miguel Cabrejos de Trujillo, de Perú, presidente del CELAM.
Publicado en inglés, español, portugués, italiano y alemán, con una versión en francés también prometida, el documento pretende ser no solo un resumen, sino una guía para la acción en los próximos años, dijo el cardenal Leopoldo José Brenes de Managua, Nicaragua, y segundo vicepresidente del CELAM.
“Este no es un documento más”, dijo, y agregó que las reflexiones y propuestas “son algo mucho más dinámico… que dará un nuevo impulso a nuestra labor pastoral”.
El documento, titulado ” Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias”, comienza resumiendo los “signos de los tiempos” en la región, incluida la pandemia de COVID-19, lo que significó que solo unos 100 participantes asistieron a la asamblea mientras que otros 1,104 participaron en línea.
Estos signos de los tiempos, basados en los aportes de las sesiones de escucha, incluyen desigualdades sociales y económicas exacerbadas por la pandemia; la corrupción gubernamental y la fragilidad de las democracias de la región; devastación del medio ambiente, especialmente en la Amazonía; migración masiva; el crecimiento de las ciudades; y una expansión tanto de las iglesias pentecostales como del secularismo.
Los temas dentro de la iglesia que se mencionaron durante el proceso de escucha y en la asamblea incluyeron la necesidad de “superar el clericalismo”, un llamado a la transparencia en el manejo de casos de abuso, mejor formación para sacerdotes y religiosos, y oportunidades para una mayor formación y participación de laicos, incluyendo mujeres, jóvenes, indígenas y afrodescendientes.
Los religiosos y religiosas de la región “estamos abrazando nuestra identidad de discípulos y misioneros, y entendemos que es necesario que nos convirtamos”, dijo sor Liliana Franco Echeverri, de la Compañía de María Nuestra Señora, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, dijo en un video menaje.
“Todos necesitamos formación para ser mejores testigos y priorizar la formación en la sinodalidad para superar las muchas y muy diversas formas de clericalismo”, añadió. “En contextos tan complejos como los de nuestro mundo, estamos llamados a ser signo, a ser expresión de una forma de ser y de valores que en definitiva deben ser contraculturales y elocuentes”.
Los participantes en la Asamblea Eclesial de 2021 también pidieron un papel más importante para los jóvenes, un pedido repetido por Paola Balanza, líder del ministerio juvenil boliviano, en un mensaje de video en la conferencia de prensa.
Los jóvenes, con su creatividad y entusiasmo, “pueden hacer un gran aporte a la iglesia. Pero necesitamos estar en espacios donde se tomen decisiones, donde se nos tome en cuenta y donde se escuche nuestra voz”, dijo Balanza. “Es importante que nos demos cuenta de que somos obra de Dios, somos tierra santa, no solo somos el futuro, también somos el presente”.
Instó a los líderes de la iglesia de la región a no dejar el documento posterior a la asamblea en el estante, sino a tomar medidas para implementarlo.
El documento finaliza con decenas de “líneas de acción” para afrontar los retos planteados en el apartado “signos de los tiempos”. Cuando se les preguntó a los líderes del CELAM en la conferencia de prensa sobre cómo se implementarían esas acciones, la respuesta general fue que los pasos específicos dependerían de cada conferencia de obispos.
En cierta medida, eso deja al documento de la Asamblea Eclesial en la misma situación que el documento que puso fin a la V Conferencia General de Obispos de América Latina y el Caribe en Aparecida, Brasil, en 2007. Esa reunión terminó con un llamado a una “gran misión continental” para llegar a los católicos que habían dejado la iglesia e invitar a otros a unirse.
Si bien las jurisdicciones individuales pueden haber hecho esfuerzos, sin embargo, nunca se desarrolló un plan a nivel regional.
Fue por esa razón que cuando los obispos latinoamericanos propusieron una sexta conferencia general para conmemorar el 15º aniversario de Aparecida, el papa Francisco, quien dirigió la comisión que redactó el documento de Aparecida como cardenal Jorge Bergoglio de Argentina, en cambio les pidió que encontraran una forma de implementar las conclusiones de Aparecida que quedaron pendientes. Esa petición dio lugar al proceso de escucha y de la Asamblea Eclesial.
Pero, aunque no hay un plan específico, el documento sí enumera las áreas de acción para cada desafío. Los obispos en la conferencia de prensa también coincidieron en la necesidad de implementar las directrices de la Asamblea Eclesial, algunas de las cuales también están sirviendo como insumo para el sínodo sobre la sinodalidad.
Con su habilidad en el uso de la tecnología para la creación de redes, los jóvenes pueden desempeñar un papel clave en la continuación del proceso, dijo el Cardenal Odilo Pedro Scherer de São Paulo, primer vicepresidente de CELAM. Durante la Asamblea Eclesial, dijo, los jóvenes participantes aprovecharon las redes sociales para formar rápidamente grupos de discusión con miembros de hasta 20 países.
El documento es parte de un proceso que comenzó con el discernimiento, continuó con la asamblea y no termina con la publicación de las conclusiones, dijo monseñor Cabrejos. “Es como una puerta que se abre, pero que no se va a cerrar”.
Al enfatizar la participación de los laicos, incluidas mujeres y jóvenes, agregó: “Este fue el resultado de un diálogo del pueblo de Dios”.