Por Justin McLellan
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Apenas unos días después de que el Obispo Rolando Álvarez de Matagalpa, Nicaragua, fuera sentenciado a 26 años de prisión, el Papa Francisco expresó su preocupación por su condición.
Tras rezar el Ángelus en la Plaza de San Pedro el 12 de febrero, el Papa dijo estar “entristecido” por la noticia que llega de Nicaragua y recordó “con preocupación” la situación de Monseñor Álvarez, quien había sido detenido en agosto por el régimen del presidente Daniel Ortega; el obispo fue sentenciado el 10 de febrero y despojado de su ciudadanía nicaragüense.
El Papa Francisco rezó por la intercesión de María para abrir los corazones de los “responsables políticos y de todos los ciudadanos” a la búsqueda de la paz, que dijo se logra a través del “ejercicio paciente del diálogo”.
El Obispo Álvarez desempeñó un papel importante en los esfuerzos de mediación entre el gobierno de Nicaragua y los manifestantes en 2018 luego de las oleadas de disturbios civiles que resultaron en la muerte de más de 360 personas. Desde entonces, Ortega, quien ha estado en el poder desde 2007, acusó al obispo y a la Iglesia de intentar derrocarlo.
En sus comentarios, el papa también se refirió a los 222 presos políticos deportados de Nicaragua a Estados Unidos el 9 de febrero, un grupo que incluía a cinco sacerdotes, un diácono, dos seminaristas y dos profesionales de los medios de comunicación empleados por la Diócesis de Matagalpa. El Obispo Álvarez estaba en la lista de deportados para ser enviados a Estados Unidos, pero se negó a salir de Nicaragua.
Las personas que fueron a Estados Unidos fueron despojadas de su ciudadanía nicaragüense y el gobierno de los Estados Unidos les otorgó una visa humanitaria de dos años. España se ha ofrecido a darles la ciudadanía.
Un día después de que los deportados llegaran a los Estados Unidos, el Obispo Álvarez fue condenado por traición y socavar la integridad nacional, entre otros cargos, lo que resultó en una sentencia de 26 años de prisión. Estaba bajo arresto domiciliario desde agosto. El arresto del obispo siguió a otras medidas del régimen de Ortega dirigidas contra la Iglesia Católica, incluida la expulsión de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa y del Arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag, nuncio papal en Nicaragua.
En agosto, el Papa Francisco llamó públicamente al diálogo para resolver las tensiones entre la Iglesia y el gobierno de Nicaragua, pero no abordó específicamente el arresto del Obispo Álvarez. En Misa en la capital de Nicaragua el 12 de febrero, el Cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, pidió oraciones para que el Señor le dé fortaleza y discernimiento al Obispo Álvarez en todas sus acciones.