Por Carol Glatz, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Tres astrónomos jesuitas y el papa del siglo XVI que encargó el calendario gregoriano han sido recientemente honrados con asteroides que llevan su nombre.
Las nuevas incorporaciones incluyen: “562971 Johannhagen”, en honor del jesuita austriaco Johann Hagen, que era director del Observatorio de la Universidad de Georgetown cuando el Papa Pío X le llamó a Roma en 1906 para que fuera el primer jesuita que fue el director del nuevo Observatorio Vaticano; “551878 Stoeger”, en honor del jesuita estadounidense Bill Stoeger, un cosmólogo y teólogo fallecido en 2014; y “565184 Janusz”, en honor del jesuita polaco Robert Janusz, filósofo y físico del Observatorio Vaticano.
Un grupo de trabajo de la Unión Astronómica Internacional también aprobó la designación de “560974 Ugoboncompagni”, en honor a Ugo Boncompagni, que fue elegido Papa Gregorio XIII en 1572.
El grupo de trabajo aprobó y publicó los nombres en su boletín del 7 de febrero, según informó el Observatorio Vaticano en un comunicado de prensa el 28 de febrero. Ahora hay 32 asteroides con nombres de jesuitas.
El Papa Gregorio inició la tradición de contar con astrónomos y observatorios papales. Encargó al Padre Jesuita alemán Cristóbal Clavius que le ayudara con la reforma del calendario, que tomó su nombre, el calendario “gregoriano”, y aún hoy es un calendario civil aceptado internacionalmente.
Sin embargo, “560974 Ugoboncompagni” no es el primer asteroide que lleva el nombre de un pontífice.
Según la base de datos orbital de asteroides del Centro de Planetas Menores, el “8661 Ratzinger” fue bautizado en honor del Cardenal Joseph Ratzinger, futuro Papa Benedicto XVI, tras su descubrimiento en Alemania en 1990.
Quien descubrió el asteroide decidió bautizarlo con el nombre del teólogo alemán, que en aquel momento era jefe de la Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe, honrándolo como “una de las voces con más autoridad del Vaticano”.
“Bajo su supervisión, el Vaticano abrió sus archivos en 1998 para permitir a investigadores que examinen los errores judiciales contra Galileo y otros científicos medievales”, dijo la base de datos del centro.
“Según la IAU, la asignación de un nombre particular a un asteroide concreto — planeta menor — se produce a través de un proceso que, en algunos casos, puede durar décadas”, dijo el Observatorio Vaticano.
Sólo después de que la órbita de un planeta menor recién descubierto haya sido “determinada lo suficientemente bien como para que su posición pueda predecirse de forma fiable en el futuro”, el cuerpo recibe “un número de designación permanente, emitido secuencialmente por el Centro de Planetas Menores de la UAI” y, a continuación, se invita a su descubridor a sugerir un nombre para él.
Los derechos de denominación no pueden comprarse, decía, y “no se admiten nombres de mascotas ni de carácter comercial”. Los nombres propuestos son juzgados por el comité del grupo de trabajo.
El primer asteroide, Ceres, fue descubierto por un sacerdote italiano, el Oadre Teatino Giuseppe Piazzi, en 1801. En 1923, el asteroide número 1.000 recibió el nombre de Piazzi en su honor, en 1935 se dio su nombre a un cráter lunar y, de manera informal, se ha dado el nombre de Piazzi a un gran objeto de Ceres, posiblemente un cráter, observado por el telescopio espacial Hubble.
Más de 30 objetos de la Luna llevan el nombre de jesuitas, empezando por el cráter Riccioli, que debe su nombre al Padre Jesuita Giovanni Battista Riccioli, quien desarrolló el sistema de denominación de objetos lunares que aún se utiliza. Fue él quien dio nombre y catalogó muchos de los cráteres más grandes de la Luna, incluido el “Mar de la Tranquilidad”, donde aterrizó la misión Apolo 11 tres siglos después.