By Rhina Guidos
(OSV News) – Religiosas y religiosos de muchos lados de América Latina y el Caribe se reunieron del 2 al 5 de junio para abordar algunos de los problemas más difíciles que enfrenta la región, a los que la hermana Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), llamó “la noche”, refiriéndose a las condiciones sociales, eclesiales, y otras que afectan la vida consagrada.
Compartieron los nombres de sus amigos caídos: algunos de ellos eran sus predecesores y otros mártires; algunos habían vivido vidas largas mientras que otros, cortas; pero todas enraizadas en una cercanía radical al Evangelio.
Aun así, la Misa de clausura de la 48.ª reunión de la junta directiva de la CLAR en Lima, Perú, transcurrió con alegría y tranquilidad. Terminaron tarde el 5 de junio, con banderas de toda América Latina y el Caribe dispuestas sobre un altar, recordando a sus amigos caídos y dando gracias por sus vidas. Los miembros de las CLAR de Nicaragua y Haití no asistieron a la reunión. Los nicaragüenses temían salir del país y luego no poder regresar. Los haitianos están lidiando con una violencia creciente. Aquellos que asistieron desde lugares como Cuba y Venezuela compartieron detalles sobre las condiciones deterioradas en sus países, como la falta de alimentos y medicinas.
Los miembros dijeron que este es un camino cada vez más doloroso, ya que América Latina y el Caribe sufren convulsiones políticas, migración a gran escala, violencia, y persecución – situaciones que han afectado cada vez más a la vida consagrada en la región. En medio de todo esto, ellos también hablaron con gran entusiasmo sobre el sínodo de la sinodalidad – un proceso de tres años de escucha y diálogo al que el Papa Francisco ha convocado a la Iglesia, y que se lleva a cabo desde 2021 hasta 2024 y lo que significa para la vida consagrada.