Por Gina Cristian
(OSV News) – Frente al régimen autoritario de Nicaragua, “la voz profética de la Iglesia Católica no puede subestimarse”, dijo un líder de la oposición recientemente exiliado en EE.UU., quien se unió a otros oradores en una presentación el 1 de diciembre sobre el papel de la Iglesia en la preservación de la libertad democrática.
Los panelistas del evento hicieron hincapié en la necesidad de educar y defender la libertad religiosa, la libertad de expresión y otros derechos humanos en Nicaragua, que han sido severamente menoscabados por la administración del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
La pareja gobernante ve a la Iglesia católica como “un enemigo que compite” por su poder, dijo Juan Sebastián Chamorro, economista y ex candidato presidencial nicaragüense que fue encarcelado y finalmente desterrado de su tierra natal en febrero.
Chamorro habló en “La democracia y la Iglesia Católica en Nicaragua”, una mesa redonda presencial, que también se transmitió en vivo, el 1 de diciembre. El evento fue presentado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington en asociación con la Escuela Keough de Asuntos Globales y Asuntos Globales y el Instituto Pulte para el Desarrollo Global de la Universidad de Notre Dame.
Junto con Chamorro, actualmente miembro visitante del Instituto Kellogg de Estudios Internacionales de la Universidad de Notre Dame, participaron el presidente de Notre Dame, el padre de la Santa Cruz, John Jenkins; el arzobispo Timothy P. Broglio de la Arquidiócesis de los Servicios Militares de los Estados Unidos, y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos; Christopher Hernandez-Roy, subdirector y miembro principal del programa de las Américas del CSIS; Maura Policelli, directora ejecutiva de la Escuela Keough de Asuntos Globales de Notre Dame; el reverendo Frederick Davie, vicepresidente de la Comisión de Estados Unidos sobre Libertad Religiosa Internacional; Thomas Hare, investigador principal y codirector de la Alianza de Investigación de Centroamérica del Instituto Pulte para el Desarrollo Global de Notre Dame; y Rosalía Miller, presidenta de la Coalición por la Libertad de Nicaragua, una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos.
Davie afirmó que tanto él como sus colegas “siguen profundamente preocupados” por la “brutal represión de la libertad religiosa, particularmente contra la Iglesia Católica”, por parte de Ortega y Murillo.
Bajo el régimen de Ortega, el clero, los religiosos y los laicos han sido acosados, detenidos, encarcelados y expulsados, en particular el obispo Rolando Álvarez de Matagalpa, quien fue despojado de su ciudadanía y que ahora cumple una sentencia de 26 años por negarse a exiliarse a Estados Unidos. Los cargos contra el obispo, un crítico abierto de Ortega, incluyeron traición, socavar la integridad nacional y difundir de noticias falsas.
El congreso pro Ortega ha cerrado más de 3.000 organizaciones no gubernamentales y ha expulsado a sacerdotes y religiosas, incluidas las Misioneras de la Caridad. El obispo auxiliar de Managua Silvio José Báez vive en el exilio desde 2019 y, desde Miami, atiende a una creciente diáspora nicaragüense. Más de medio millón de nicaragüenses (alrededor del 10% de la población) han huido, y un nuevo estudio indica que aproximadamente la mitad de los 6,2 millones de habitantes quieren hacer lo mismo.
Chamorro fue uno de los 222 críticos encarcelados que fueron deportados en febrero y a quienes se les revocó la ciudadanía. En agosto, el gobierno de Ortega se apoderó de la Universidad Centroamericana (UCA), dirigida por los jesuitas, y en octubre, una docena de sacerdotes que habían sido detenidos como prisioneros políticos fueron expulsados al Vaticano como parte de un acuerdo alcanzado entre éste y el gobierno de Ortega.
En un videomensaje para el evento, el padre Jenkins dijo que el “intento de Ortega de extinguir el catolicismo en Nicaragua merece una condena global en una escala mucho mayor y más fuerte”, y que “su régimen debería ser aislado como un paria internacional por intentar desaparecer las instituciones católicas, la libertad de culto y libertad de expresión”.
El arzobispo Broglio, quien viajó a Nicaragua en 2018 como presidente del Comité de Justicia y Paz Internacionales de los obispos de Estados Unidos, en medio de protestas generalizadas contra el régimen de Ortega, dijo en su discurso que “a pesar de todo el dolor que ha experimentado la Iglesia… La Iglesia está comprometida con el diálogo y la búsqueda de una vía de reconciliación para el bien del pueblo de Nicaragua”.
Los obispos nicaragüenses habían tratado de advertir a Ortega en 2014 sobre el descenso de la nación al autoritarismo, presentando al presidente – quien gestiona su cuarto mandato consecutivo – una carta pidiendo un proceso electoral transparente para garantizar la estabilidad nacional, dijo Chamorro.
Actualmente, los ataques de Ortega a la Iglesia — que han incluido incluso “la profanación del Santísimo Sacramento por turbas con motivaciones políticas”, según el arzobispo Broglio – continúan “impactando a la comunidad exiliada psicológica, física y emocionalmente”, dijo Miller.
“Nos preocupamos por la gente de Nicaragua y por el bienestar de nuestros familiares”, dijo. “Nos preocupa que nuestro activismo pueda perjudicarlos. Pero no nos detenemos”.
Dijo que el obispo Báez, que ejerce su ministerio en Miami, se ha convertido en el “alma” y el “corazón” de la diáspora nicaragüense.
“Él nos da esperanza”, dijo Miller.
Hare compartió una advertencia que sus colegas (muchos de los cuales habían trabajado en la UCA y todavía enfrentaban represalias) le pidieron que les transmitiera que “las amenazas a la democracia se están extendiendo por toda la región, y son especialmente fuertes donde la religión y la libertad de expresión se cruzan”, como desde el púlpito o “desde el podio en las universidades católicas y otras de la región”.
Chamorro estuvo de acuerdo y señaló que “este no es un asunto de Nicaragua únicamente”, y tanto él como Hare señalaron a El Salvador y Guatemala como ejemplos.
El propio Ortega está “exportando” un enfoque que “importó de la Rusia de (Vladimir) Putin”, implementando tácticas represivas en Nicaragua que son “copias de las leyes que hizo Putin”, dijo Chamorro.
“Para evitar que este contagio continúe”, dijo Hare, se necesita la respuesta de la comunidad global a Nicaragua.
El arzobispo Broglio, quien destacó la enseñanza social católica sobre la libertad y la dignidad humana, citó una declaración que había hecho en febrero después de que Chamorro y sus compañeros exiliados llegaran a Estados Unidos.
” Dije que incluso en esta hora oscura, la esperanza valiente, la caridad y la solidaridad están dando testimonio de la vitalidad duradera del pueblo de Nicaragua y de los católicos de todo el mundo que apoyan a los fieles nicaragüenses”, dijo.
Gina Christian es reportera nacional de OSV News. Síguela en X (anteriormente Twitter) en @GinaJesseReina.