Por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – La imagen icónica de Nuestra Señora de Guadalupe, que se ha convertido en un símbolo cultural y espiritual para América Latina, no puede ser utilizada para promover ningún tipo de ideología, sino que debe mantener su mensaje de amor sencillo, dijo el Papa Francisco.
La imagen mariana que apareció en la tilma de San Juan Diego “nos defiende de tantas ideologías sociales y políticas con la que con tanta frecuencia se usa esta realidad guadalupana para fundamentarse, justificarse, y ganar dinero”, dijo el 12 de diciembre durante la Misa en la fiesta de la Virgen de Guadalupe.
“El mensaje guadalupano no tolera ideologías de ningún género”, dijo en la Misa en la Basílica de San Pedro, sin especificar ninguna ideología en particular.
La Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México, que exhibe la tilma en la que apareció la imagen de María, atrae cada año a unos 20 millones de peregrinos.
El Papa dijo que la imagen mariana “queda impresa en la humildad de aquello que somos y tenemos, que no vale mucho, pero que será algo grande a los ojos de Dios”.
Peregrinos hispanohablantes llenaron la Basílica de San Pedro para la Misa papal. Muchos llevaban mantones o pañuelos con una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y otros trajeron retratos enmarcados de la imagen para ser bendecidos.
El cardenal estadounidense Robert Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, fue el celebrante principal en el altar.
En su homilía, el Papa destacó parte de la historia de San Juan Diego, a quien María pidió que recogiera rosas durante el invierno para mostrárselas al obispo local como signo de su aparición.
Las flores “significan las virtudes que el Señor infunde en el corazón, no son obra nuestra”, dijo. “El acto de recogerlas nos revela que Dios quiere que acojamos s ese don, que ‘perfumemos’ nuestra débil realidad con obras de bien, ahuyentando odios y temores”.
Aunque habló sin dar muestras de dificultad, el Papa Francisco se saltó gran parte del texto que tenía preparado. Recientemente canceló un viaje a los Emiratos Árabes Unidos debido a una infección bronquial, y sus ayudantes leyeron sus discursos en su nombre varias veces en la última semana.
El Papa recordó las palabras que María dirigió a San Juan Diego durante una de sus apariciones: “¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?”
Dijo que la presencia de María está “permanentemente impresa” en la vida de los cristianos como en las ropas de San Juan Diego, “perfumadas por unas virtudes recogidas en un mundo que parece incapaz de producirlas”.
“Virtudes”, dijo, “que llenan nuestra pobreza en la sencillez de pequeños actos de amor, que van iluminando nuestra tilma, sin que nos demos cuenta, con la imagen de una Iglesia que lleva a Cristo en su seno”.
Para finalizar la Misa, los coros del Pontificio Colegio Mexicano y del Pontificio Colegio Latinoamericano, a los que se unieron miles de personas en la basílica, cantaron “La Guadalupana”, una canción que habla del vínculo especial entre Nuestra Señora de Guadalupe y el pueblo de México.