Por Cindy Wooden, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Como expresión de afecto y gratitud por el fallecido Papa Benedicto XVI, el Papa Francisco dirigió a decenas de miles de personas en la Plaza de San Pedro en una ronda de aplausos para su predecesor en el primer aniversario de su muerte.
“Hace un año, el Papa Benedicto XVI concluyó su camino terrenal después de servir a la Iglesia con amor y sabiduría”, dijo el Papa Francisco a unas 20.000 personas reunidas en la plaza para el rezo del Ángelus a mediodía del 31 de diciembre.
El Papa Benedicto, que dirigió la Iglesia de 2005 a 2013, murió el 31 de diciembre de 2022, a la edad de 95 años.
“Sentimos por él tanto afecto, tanta gratitud, tanta admiración”, dijo el Papa. “Desde el cielo nos bendice y nos acompaña”.
Antes del Ángelus, el arzobispo Georg Gänswein, antiguo secretario personal de Benedicto XVI, presidió una Misa en su memoria en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro. El cardenal alemán Gerhard Müller y el cardenal suizo Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, concelebraron la liturgia.
En su homilía, el arzobispo compartió algunas de las meditaciones del Papa Benedicto sobre las lecturas de la fiesta del día, la fiesta de la Sagrada Familia. En varias ocasiones, su voz se quebró de emoción al recordar al Papa con el que vivió y al que sirvió.
Observando cómo la oración era una parte esencial de la vida de María y José, el arzobispo Gänswein citó el último discurso del Ángelus del Papa Benedicto, pocos días antes de que se hiciera efectiva su renuncia, cuando explicó:
“El Señor me llama a ‘subir al monte’, a dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar la Iglesia; es más, si Dios me lo pide es precisamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma entrega y el mismo amor con el cual he tratado de hacerlo hasta ahora, pero de una forma más acorde a mi edad y a mis fuerzas”.
Del mismo modo, dijo el arzobispo, la oración marca el ritmo de la vida de la Iglesia, “que es la gran familia de Dios”.
A medida que el Papa jubilado envejecía, dijo, su vida — con una intensidad e interioridad crecientes — se fue centrando más en la oración.
Nacido Joseph Ratzinger, trató de modelar su vida según San José, dijo el arzobispo. Se notaba en su intimidad con el Señor y con la gente que le rodeaba, “relaciones distinguidas por una gran cortesía, humildad y sencillez”.