‘Cabrini’

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
La experiencia católica estadounidense ha sido bendecida por el principio y la dedicación de mujeres y hombres religiosos que llegaron o vinieron poco después para vivir y servir en comunidadesde inmigrantes. A veces, Dios tuvo que levantar desde adentro a estos dedicados siervos para responder a las evidentes necesidades de las poblaciones marginadas y perseguidas en nuestro país.
En nuestras regiones del sur y occidental, la hermana Katherine Drexel, nativa de Filadelfia, Pensilvania y las hermanas del Santísimo Sacramento, quienes vinieron a servir a los estadounidenses negros e indígenas, desde su fundación en 1891. Nuestra propia hermana Amelia Breton que sirve como la Coordinadora del Ministerio Intercultural de la Diócesis de Jackson, es miembro de esta comunidad religiosa.

Obispo Joseph R. Kopacz

A principios del siglo XIX, Elizabeth Ann Seton fundó las Hermanas de la Caridad en 1809, la primera congregación de hermanas religiosas estadounidenses. Ella estaba profundamente comprometida con la educación y es reconocida como la fundadora de la educación escolar católica en los Estados Unidos. Los miembros de su comunidad llegaron a Natchez en 1847 a instancias del obispo John Joseph Chanche, S.S. para comenzar el legado de la educación católica en nuestra diócesis. Esta comunidad religiosa mantuvo una presencia en Natchez hasta principios de la década de 2000.
Además, Dios levantó a nuestra propia hermana Thea Bowman, de entre la población afroamericana en Cantón, para convertirla en una mensajera profética de esperanza para los católicos negros y para todos los marginados. Su causa de canonización todavia está en marcha.
En los cines de nuestra nación, desde el 8 de marzo, la película “Cabrini” está programada para su lanzamiento. Es la historia de Frances Xavier Cabrini, quien fundó en Italia a las hermanas misioneras del Sagrado Corazón de Jesús en la segunda mitad del siglo XIX. El nombre de su comunidad y su segundo nombre elegido en honor de San Francisco Xavier, co-patrón de las misiones, declaran el propósito de su vida y el carisma de su comunidad para llevar el evangelio en su plenitud a las naciones.

Cristiana Dell’anna protagoniza una escena de “Cabrini”, la película del director Alejandro Monteverde sobre la madre Frances Xavier Cabrini, quien fue canonizada en 1946, menos de 30 años después de su muerte.

La calificación de la asociación de películas es PG-13. (Foto de noticias OSV/Angel Studios)
La película es una producción convincente, excepcional en su contenido y actuación. En una de las escenas decisivas, la Madre Cabrini y el Papa Leo XIII están tomando té y discutiendo las posibilidades. Ella está tratando de convencerlo de que le dé permiso a su orden para aventurarse al este a China como explica: “Mi misión es más grande que este mundo”. Él responde con calma y claramente: “En ese caso, no importa dónde comiences”. Él la dirigió a ir al oeste a Nueva York para servir entre los inmigrantes italianos que llegaron en grandes cantidades a la costa este entre 1850 y 1910. La película procede a retratar de manera realista las duras condiciones para los inmigrantes en la iglesia y en la sociedad a fines del 19 y principios del siglo XX en Nueva York.
En una nota personal, fue alrededor de 1910 que mis abuelos maternos, que eran del sur de Italia, pasaron por la isla Ellis y comenzaron una nueva vida con la ropa en sus espaldas y un sueño en sus corazones. La película es una joya que ilustra la difícil situación, la vulnerabilidad y la determinación de la población inmigrante de manera quese repite de una generación a la siguiente. Contra todas las probabilidades, la madre Cabrini logró obtener un punto de apoyo a la sombra de la estatua de la libertad, y desde allí cumplió su misión en todo el mundo, una misión que era “más grande que este mundo”.
La película nunca perdió el ritmo al capturar su heroica virtud y perseverancia. Esta historia de vida religiosa que pasó de los márgenes de la iglesia y la sociedad a la corriente principal de ambos, será una herramienta catequética y evangelizante para las generaciones venideras. Felicitaciones a todos los que participaron en su desarrollo y producción.
Además, la historia de la madre Cabrini puede desafiar a nuestras comunidades católicas y a todas las personas de buena voluntad a responder a los desafíos y, a veces, crisis de inmigración a través de la lente del imperativo del evangelio de “dar la bienvenida al extraño” y los ideales que están siempre inscritos para siempre en la estatua de la libertad en el poema El Nuevo Coloso de Emma Lázarus. “Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, Vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad, El desamparado desecho de vuestras rebosantes playas, Enviadme a estos, los desamparados, sacudidos por las tempestades, ¡Yo elevo mi faro al costado de la puerta dorada!”

Santa Frances Xavier Cabrini, patrona de los inmigrantes, está representada en una vidriera en la capilla del santuario de la Santa en la ciudad de Nueva York. (Foto de OSV News/Gregory A. Shemitz)


En nuestros tiempos, muchos religiosos están sirviendo a la población inmigrante en nuestras fronteras y en muchos rincones de nuestra nación. A menudo, son tan heroicos como la madre Cabrini porque algunos están presionando para cerrarlos, y los extremistas incluso abogan por que les disparen. La realidad actual de la inmigración con sus bendiciones y sus cargas nos reta a ir más allá de la postura política e invectiva que a menudo dominan la narrativa pública. En el tiempo por delante, agregaremos nuestra voz al dominio público.