Por Justin McLellan
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Imbuido del Espíritu Santo, Jesús es el modelo para amar y servir a los demás, liberados de la búsqueda de la riqueza, el poder o la fama, dijo el Papa Francisco.
“Si nos dejamos condicionar por la búsqueda del placer, del poder, del dinero o de la aprobación, nos convertimos en esclavos de estas cosas”, dijo el Papa antes de rezar el Ángelus en la Plaza de San Pedro el 9 de junio.
Para crecer en libertad, los cristianos deben seguir el ejemplo de Jesús, acogiendo el amor de Dios en sus vidas y compartiéndolo con los demás “sin miedo, cálculos o condicionamientos”, dijo.
Aunque Jesús se encontró con el miedo de sus familiares y la resistencia de las autoridades religiosas al comienzo de su ministerio público, dijo el Papa Francisco, el Espíritu Santo lo hizo “divinamente libre, es decir, capaz de amar y servir sin medida y sin condiciones”.
Jesús fue libre en relación con la riqueza, dijo el Papa, ya que dejó la seguridad de Nazaret “para abrazar una vida pobre y llena de incertidumbres, curando gratuitamente a los enfermos y a cualquiera que viniese a solicitarle ayuda, sin pedir nunca nada a cambio”.
Jesús tampoco buscó el poder, señaló el Papa Francisco, ya que “aunque llamó a muchos a seguirlo, nunca obligó a nadie a hacerlo”. El Papa añadió que Jesús nunca buscó el apoyo de los poderosos “sino que estuvo siempre de la parte de los últimos, y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo que Él había hecho”.
Jesús también estaba libre de “la búsqueda de la fama y la aprobación”, dijo el Papa. “Por eso, nunca renunció a decir la verdad, aun a costa de no ser comprendido, y de hacerse impopular, hasta morir en la cruz”.
El Papa Francisco animó a los cristianos a preguntarse si están presos de los “mitos del dinero, del poder y del éxito” a costa de su propia paz y la de los demás.
Tras rezar el Ángelus, el papa destacó una próxima conferencia internacional sobre la situación humanitaria en Gaza, y animó a la comunidad internacional “a que actúe urgentemente, con todos los medios necesarios, para socorrer a la población de Gaza, exhausta a causa de la guerra”.
“Las ayudas humanitarias han de poder llegar a quien las necesita, y nadie debe impedirlo”, afirmó.
El Santo Padre también recordó el décimo aniversario de un encuentro en el Vaticano entre los presidentes israelí y palestino en 2014, y animó “las negociaciones en curso entre las partes, aunque no son fáciles”.
“Espero que las propuestas de paz, para el alto el fuego en todos los frentes y para la liberación de los rehenes, sean aceptadas inmediatamente, por el bien de los palestinos y de los israelíes”, dijo.