Escuchar es clave para cambiar las estructuras de la Iglesia, dicen los miembros del sínodo

Por Justin McLellan
(OSV News) – Desde el Sínodo de los Obispos de 2018 sobre los jóvenes, la escucha ha surgido como un elemento central para superar las barreras estructurales y culturales a la unidad y la participación en la Iglesia católica, dijeron los miembros del sínodo.
Los recientes sínodos convocados en el Vaticano, así como el sínodo mundial sobre la sinodalidad, “nos han mostrado el valor de la escucha como hilo conductor de cualquier proceso de humanización”, dijo la hermana Liliana Franco Echeverri, miembro de la Compañía de María y presidenta de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Religiosos.
La hermana Franco destacó el sínodo de 2019 sobre la Amazonia como un ejemplo de cómo “la escucha lleva a la conversión”. En ese sínodo se propuso la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, que fue erigida formalmente por el Papa Francisco en 2021. Los miembros de la conferencia incluyen obispos, religiosos consagrados, sacerdotes y diáconos, indígenas y líderes católicos laicos, cada uno nominado por sus conferencias episcopales.
“El poder de crear transformación, de modificar actitudes o estructuras, está en escuchar a Dios y a las bases, a la realidad”, dijo la hermana Franco, señalando que los diversos sínodos convocados hasta ahora han actuado como “laboratorios” que experimentan con la capacidad de escucha de la Iglesia.
“La escucha se está posicionando como la forma de entender cuál es la narrativa que Dios quiere decirnos a los seres humanos”, dijo. “Escuchar nos da la posibilidad de acercarnos unos a otros y al amor de Dios con más serenidad, sinceridad y reverencia. Escuchar realmente nos transforma y nos convierte, y creo que todavía estamos en proceso de aprenderlo”.
El reto para la Iglesia dijo, es comprender que escuchar es “el camino hacia nuestra conversión e incluso el camino hacia la credibilidad en los momentos que vivimos como Iglesia y como sociedad”.
El obispo ruandés Edouard Sinayobye, de Cyangugu, dijo que la escucha en la raíz de la sinodalidad ha ayudado a la iglesia de Ruanda a avanzar en su misión de reconciliación 30 años después del genocidio que mató a unas 800.000 personas en su país.
Aunque la matanza terminó en julio de 1994, el obispo Sinayobye dijo que su legado aún se siente “como si hubiera ocurrido ayer”, y que la iglesia sigue trabajando para curar a la gente. Los católicos son el mayor grupo religioso de Ruanda, con un 40% de la población, según un informe de 2022 del Departamento de Estado estadounidense.
“No es fácil hablar de reconciliación en un país desgarrado por el genocidio, porque hay que acompañar tanto al perseguidor como a la víctima, y nosotros lo hacemos en cada parroquia”, dijo. “Este sínodo nos ha ayudado considerablemente, es un espacio en el que hemos profundizado nuestro enfoque para responder a este desafío de la reconciliación” trabajando para “unificar a los ruandeses y ayudarles a vivir en un espíritu de fraternidad, de forma comunitaria y sinodal”.
El sínodo “está reforzando nuestra misión pastoral y nuestra forma de vivir en Ruanda tras la tragedia del genocidio”, afirmó.
El arzobispo de Riga, Latvia, Zbignevs Stankevics, dijo que, en última instancia, la tarea del sínodo es “desbloquear los dones y carismas de cada bautizado”, promoviendo la corresponsabilidad y la “descentralización” de la Iglesia “pero no de una manera secular o democrática, sino de una manera de comunión eclesial y espiritual”.
La hermana Franco dijo que, para asegurar la plena participación de cada persona en la iglesia, las estructuras relacionales de la iglesia deben ser estudiadas más de cerca para evitar que surjan dinámicas abusivas.
Todo el proceso sinodal ha puesto de manifiesto la necesidad de revisar las relaciones, dijo, y está llamando a la Iglesia a optar por situar “una cultura del cuidado en el corazón de la Iglesia, por una forma de relacionarnos más parecida a la de Jesús”.