Por Kate Scanlon
(OSV News) – La próxima administración de Trump debería “reconsiderar” sus planes de llevar a cabo deportaciones masivas, escribieron los obispos de Nuevo México en una carta abierta.
El presidente electo Donald Trump hizo campaña con políticas de inmigración de línea dura, incluyendo su llamado a las deportaciones masivas, argumentando en un debate presidencial en septiembre que los que no tienen estatus legal “destruyeron el tejido de nuestro país”, y desde entonces ha indicado su disposición a utilizar la fuerza militar para un programa de deportación masiva.
Aunque Trump no ha ofrecido detalles concretos sobre cómo llevaría a cabo dicho programa, en principio, las deportaciones masivas son contrarias a la enseñanza del Concilio Vaticano II en “Gaudium et Spes”, que condena la “deportación” entre otras acciones, como el aborto, que “envenenan la sociedad humana”, una enseñanza que San Juan Pablo II afirmó en dos encíclicas sobre la verdad moral y cuestiones relacionadas con la vida.
En su carta, los obispos del estado fronterizo – el arzobispo John C. Wester de Santa Fe, el obispo Peter Baldacchino de Las Cruces, y el obispo James S. Wall de Gallup – afirmaron que la inmigración “sigue siendo un tema complicado y desafiante para el país”.
“Mientras que la Estatua de la Libertad es emblemática de las políticas de migración que han dado a los inmigrantes una nueva oportunidad de vida y han engrandecido a nuestro país, seguimos siendo testigos de trágicos fracasos en nuestra política migratoria que han puesto en gran riesgo a aquellas personas que huyen de la injusticia, la persecución y el crimen”, escribieron. “Además, nuestro fracaso en promulgar una reforma migratoria integral ha debilitado la fibra moral de nuestra sociedad”.
“Desde la experiencia de la Iglesia católica en el trabajo con migrantes y refugiados, encontramos que muchos de los que llegan a nuestra nación se ven obligados a emigrar debido a la opresión y la persecución”, dijeron. “Son víctimas de contrabandistas, traficantes de personas y cárteles de la droga. Sufren graves dificultades económicas y simplemente quieren mantener a sus familias con dignidad. La mayoría no elige emigrar por capricho, sino que son migrantes forzados, que huyen de condiciones intolerables e inhumanas”.
Los obispos añadieron que, al mismo tiempo, “reconocemos que, como con cualquier grupo, hay quienes vienen por razones nefastas y cometen crímenes violentos, y que los estadounidenses deben ser protegidos de estas personas. Del mismo modo, estamos de acuerdo en que un país soberano tiene derecho a gestionar sus fronteras, aunque de un modo que proteja los derechos humanos y la dignidad”.
Argumentando que el sistema de inmigración “está roto y necesita una reforma”, los obispos dijeron que las políticas “que ignoran los derechos humanos de los que vienen a la frontera y socavan la dignidad humana no son la manera de arreglar las cosas”.
“Si bien es cierto que las naciones soberanas tienen el derecho y la responsabilidad de controlar sus fronteras, no se trata de un derecho absoluto, ya que la gestión de las fronteras debe ir acompañada de un trato humano y de las debidas garantías procesales”, señaló la carta. “Podemos lograr ambos objetivos: la protección de los derechos humanos y la seguridad de la frontera y de la nación”.
Una política de deportación masiva, argumentaron los obispos, no solucionará esos problemas, sino que “creará caos, separación familiar y traumatización de los niños”.
“Aunque expulsar a quienes nos causan daño es necesario, deportar a inmigrantes que han creado capital en nuestras comunidades y no suponen ninguna amenaza es contrario a los principios humanitarios y a nuestro interés nacional”, afirmaron. “Instamos a la nueva administración a que reconsidere esta política de deportación propuesta y, en su lugar, retome las negociaciones bipartidistas para reparar el sistema migratorio de EE.UU.”.
Aunque no son políticos, añadieron, creen que los funcionarios electos deberían adoptar estos principios morales como fundamento de leyes buenas y justas.
“Como nos dicen las Escrituras, de aquellos a quienes se les ha dado mucho, se espera mucho”, decía la carta, en referencia a Lucas 12:48. “Nosotros, los obispos de Nuevo México, rezamos para que los Estados Unidos – nuestra gran nación bajo Dios – continúe recibiendo con justicia a nuestros semejantes en nuestro país, reconociendo los muchos dones que son nuestros en el mundo de gran sufrimiento humano”.
Los obispos añadieron que “están dispuestos a trabajar con la nueva administración para lograr políticas de inmigración que sean justas, humanas y reflejen los valores de Estados Unidos”.
(Kate Scanlon es una reportera nacional de OSV News que cubre Washington. Síguela en X (antes Twitter) @kgscanlon.)