Por Obispo Joseph Kopacz
Recientemente, la Conferencia Católica de Obispos de los Estados Unidos (USCCB) publicó el documento histórico “Formando conciencia para ser ciudadanos fieles” como un estándar en la interminable labor de la formación de la conciencia moral como se vive en el ámbito político y social de nuestra sociedad. Si alguien se pregunta por qué la iglesia toma una actitud tan activa con respecto a las cuestiones políticas y sociales, sepan que hay muchas maneras convincentes de responder. Tenemos el pensamiento del Papa Francisco en la alegría del Evangelio.
“Una auténtica fe … siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos. Si bien “el orden justo de la sociedad y del estado es una responsabilidad principal de la política”, la Iglesia “no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”.
El Papa Francisco también nos reta a cuidar de nuestro hogar común, la tierra, ya que todos los asaltos directos al planeta tienen un impacto directo en la red de vida que nos ha encomendado nuestro amado creador. “Estos retos están en el corazón de la vida pública y en el centro de la búsqueda del bien común. Ellos están entrelazados e son inseparables. Nos enfrentamos con una sola y compleja crisis que es socio-ambiental.
Las estrategias para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”. El Papa Francisco no es el primero en hablar sobre nuestro y frágil planeta, pero lo hace inspirado por la pasión de San Francisco de Asís por la creación de Dios.
La elección presidencial es un buen tiempo para que los seguidores de Cristo aprecien el discipulado y la ciudadanía como una expresión de libertad de religión y responsabilidad civil. En esta declaración, nosotros, los obispos, no tenemos la intención de decirle a los católicos por o contra quién votar. Nuestro objetivo es ayudar a los católicos a formar sus conciencias de acuerdo con la verdad de Dios. Reconocemos que la responsabilidad de tomar decisiones en la vida política recae en cada individuo a la luz de una conciencia debidamente formada, y que la participación va mucho más allá del hecho de depositar el voto en una elección en particular”.
Una conciencia histórica nos abre la vista a casi dos mil años de vida y de enseñanza de la fe, en temporada y fuera de temporada. Es el cumplimiento del mandato del Señor de ir y enseñar a todas las naciones.
De este tesoro de sabiduría podemos ver que la comunidad católica brinda contribuciones importantes al diálogo político sobre el futuro de nuestra nación. Ofrecemos un marco moral consistente — surgido de la razón humana básica iluminada por la Sagrada Escritura y la doctrina de la iglesia – para analizar las cuestiones, las plataformas políticas y las campañas. También aportamos una amplia experiencia en el área de servicio a los necesitados, educando a la juventud, cuidando de los enfermos, dando techo a los desamparados, ayudando a las mujeres con embarazos difíciles, alimentando al hambriento, dando la bienvenida a los inmigrantes y refugiados, ofreciendo nuestra solidaridad a nivel global y promoviendo la paz.
Celebramos, con todos nuestros prójimos, el compromiso de la libertad religiosa en este país que le ha permitido a la iglesia libertad para servir al bien común”.
No hay forma de evitar la crítica de que la iglesia está jugando a la política partidista cuando habla sobre temas controvertidos, razón por la cual es necesario leer el documento “Ciudadanos Fieles” en su totalidad a fin de ir más allá de su superficialidad y profundidad. Los obispos animan un corazón y una mente que se abre a la formación de la conciencia moral.
“Es verdad que los juicios particulares del documento pueden corresponder a diversos puntos a lo largo del espectro político, pero los principios fundamentales que guían estas enseñanzas no deben ser ignorados en ningún caso ni utilizados de forma selectiva para servir intereses partidistas. A la luz de estas reflexiones y las de los obispos locales, animamos a todos los católicos de los Estados Unidos a permanecer activos en el proceso político, especialmente en estos tiempos de tantos retos.
¿Cuáles son los principios básicos que iluminan la enseñanza de la Iglesia, de una generación a la siguiente a la que la Doctrina Social de la Iglesia encuentra una casa? Los principios permanentes de la doctrina social de la Iglesia constituyen el corazón de la doctrina social de la Iglesia Católica. Estos son los principios: la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiaridad y la solidaridad. Estos principios son la expresión de toda la verdad sobre la vida humana, conocidos por la razón y la fe. Otras dos citas de “Ciudadanos Fieles” nos desafían como votantes para prepararnos sabiamente en el ejercicio de nuestra responsabilidad cívica y libertad religiosa.
“Los católicos a menudo afrontan decisiones difíciles sobre cómo votar. Es por esto que es muy importante votar de acuerdo con una conciencia bien formada que perciba la relación apropiada que existe entre los bienes morales. Un católico no puede votar a favor de un candidato que toma una posición a favor de algo intrínsecamente malo, como el aborto provocado, la eutanasia, el suicidio asistido, el sometimiento deliberado de los trabajadores o los pobres a condiciones de vida infrahumanas, la redefinición del matrimonio en formas que violan su significado esencial, o comportamientos racistas, si la intención del votante es apoyar tal posición.
En tales casos un católico sería culpable de cooperar formalmente con un mal grave. Pero al mismo tiempo, un votante no debería usar la oposición a un mal intrínseco de un candidato para justificar una indiferencia o despreocupación hacia otras cuestiones morales importantes que atañen a la vida y dignidad humanas. El siguiente párrafo describe los asaltos en contra de la dignidad y la vida humana.
La doctrina católica sobre la dignidad de la vida nos llama a que nos opongamos a la tortura, a la guerra injusta y al uso indiscriminado de drones para fines violentos; a que prevengamos el genocidio y los ataques contra los no combatientes; a que nos opongamos al racismo; a que nos opongamos a la trata de personas; y a que venzamos a la pobreza y el sufrimiento.
Las naciones están llamadas a proteger el derecho a la vida buscando maneras efectivas de combatir el mal y el terror, sin hacer uso de los conflictos armados excepto como último recurso, después de que todos los medios pacíficos han fallado, y a poner fin al uso de la pena de muerte como un medio para proteger a la sociedad de los delitos violentos.
Veneramos la vida de los niños en el útero, la vida de las personas que mueren a causa de la guerra y el hambre, y de hecho la vida de todos los seres humanos, como hijos e hijas de Dios. Nos oponemos a estas y todas las actividades que contribuyen a lo que el Papa Francisco ha llamado “una cultura de usar y tirar”.
Ven Espíritu Santo, llena el corazón de los fieles y enciende en nosotros el fuego de tu amor, y por favor Dios, ayúdanos en esta temporada política.
(La segunda parte de esta “Ciudadanos Fieles” continua en la próxima edición.)