Obispos estadounidenses: ‘Nos solidarizamos firmemente’ con los inmigrantes

Por Gina Christian
(OSV News) – Tres obispos católicos de EE.UU. emitieron el 14 de noviembre una declaración de preocupación pastoral en la que se comprometen a apoyar a los inmigrantes.

“Obligados por el Evangelio de Jesucristo y reconociendo la dignidad inherente de cada persona como hijo de Dios, nos solidarizamos firmemente con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes que viven y trabajan en los Estados Unidos”, escribió el arzobispo Timothy P. Broglio de la Arquidiócesis para los Servicios Militares de Estados Unidos, quien es el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.; Mons. Mark J. Seitz, obispo de El Paso, Texas, presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.; y Mons. Jaime Soto, obispo de Sacramento, presidente del consejo de Catholic Legal Immigration Network Inc.

Conocida como CLINIC, la red es una organización sin ánimo de lucro con sede en Maryland que ofrece defensa, formación y apoyo a más de 400 proveedores de servicios jurídicos católicos y comunitarios en materia de inmigración en 49 estados de EE.UU.

Los obispos señalaron que “desde la fundación de nuestra nación, los inmigrantes han sido esenciales para el crecimiento y la prosperidad de esta sociedad”.

Miembros del Sínodo de los Obispos se reúnen con el Papa Francisco para una vigilia ecuménica con los participantes en el Sínodo de los Obispos el 11 de octubre de 2024, en la Plaza de los Protomártires Romanos del Vaticano. La plaza, justo al sur de la Basílica de San Pedro, es el lugar donde San Pedro y otros cristianos fueron martirizados en el siglo I bajo el emperador Nerón. (Foto CNS/Lola Gómez)Bishop Michael F. Burbidge of Arlington, Va., speaks during a Nov. 13, 2024, session of the fall general assembly of the U.S. Conference of Catholic Bishops in Baltimore. (OSV News photo/Bob Roller)

“Llegan a nuestras costas como extranjeros, atraídos por las promesas que ofrece esta tierra, y se convierten en estadounidenses”, dijeron los obispos. “Siguen proporcionando seguridad alimentaria, servicios de salud y muchas otras habilidades esenciales que sostienen nuestra próspera nación”.

Según datos del Pew Research Center, los inmigrantes representan actualmente el 14,3% de la población estadounidense, el nivel más alto desde 1910, pero aún inferior al porcentaje de 14,8% de 1890.
Los datos de 2022 muestran que la mayoría de los inmigrantes (77%) están en EE.UU. legalmente, con casi la mitad (49%) como ciudadanos naturalizados, algo menos de una cuarta parte (24%) como residentes permanentes legales y un 4% como residentes temporales legales. Algo menos de una cuarta parte (23%) están en el país sin autorización.

Mientras que el presidente electo Donald Trump ha prometido deportar a millones de inmigrantes indocumentados, los obispos dijeron en su declaración que “nuestro país merece un sistema migratorio que ofrezca vías justas y generosas hacia la ciudadanía plena para los inmigrantes que viven y trabajan desde hace muchos años dentro de nuestras fronteras”.

En particular, afirmaron, “necesitamos un sistema que ofrezca un alivio permanente a los llegados en la infancia, ayude a las familias a permanecer unidas y acoja a los refugiados”.

Con gran parte de la migración mundial impulsada por conflictos y desastres naturales, los obispos subrayaron la necesidad de “desarrollar un sistema de asilo eficaz para quienes huyen de la persecución”.
Según la legislación internacional sobre derechos humanos – como la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, al que Estados Unidos se adhirió en 1968 –, el principio fundamental de no devolución establece que los refugiados no pueden ser expulsados a territorios donde existan amenazas sustanciales para su vida o su libertad.

Al mismo tiempo, los obispos pidieron “un sistema de inmigración que mantenga nuestras fronteras seguras y protegidas, con políticas de aplicación de la ley que se centren en quienes presentan riesgos y peligros para la sociedad, en particular esfuerzos para reducir la actividad de las bandas, frenar el flujo de drogas y acabar con la trata de seres humanos”.

La doctrina social católica sobre la inmigración equilibra tres principios interrelacionados: el derecho de las personas a emigrar para mantener sus vidas y las de sus familias, el derecho de un país a regular sus fronteras y controlar la inmigración, y el deber de una nación de regular sus fronteras con justicia y misericordia.

Los obispos dijeron que Estados Unidos “debe tener un sistema de inmigración que proteja a los migrantes vulnerables y a sus familias, muchos de los cuales ya han sido víctimas de actores criminales”.

“Juntos, debemos hablar en nombre de las ‘masas amontonadas que anhelan respirar libres’ y pedir a nuestro gobierno que proporcione un trato justo y humano a nuestros queridos hermanos y hermanas inmigrantes”, dijeron los obispos, citando una línea de “El nuevo coloso” de la poeta Emma Lazarus, cuyo texto completo está inscrito en la base de la Estatua de la Libertad. “Es nuestra esperanza, y nuestra oración, que todos podamos trabajar juntos para apoyar una reforma significativa de nuestro actual sistema de inmigración,” añadieron los prelados.

(Gina Christian es reportera multimedia de OSV News. Síguela en X (antes Twitter) @GinaJesseReina.)

Refugiados, inmigrantes y Jesús

EN EL EXILIO
Por Padre Ron Rolheiser
En las fronteras de todo el mundo encontramos hoy refugiados, millones de ellos. Se les demoniza fácilmente, se les ve como una molestia, una amenaza, como invasores, como criminales que huyen de la justicia en sus países de origen. Pero en su mayoría son personas decentes y honradas que huyen de la pobreza, el hambre, la victimización y la violencia. Y estas razones para huir de sus países de origen sugieren claramente que la mayoría de ellos no son delincuentes.

Independientemente del hecho de que la mayoría de ellos son buenas personas, siguen siendo vistos en casi todas partes como un problema. ¡Tenemos que mantenerlos fuera! ¡Son una amenaza! De hecho, los políticos utilizan con frecuencia el verbo invasión para describir su presencia en nuestras fronteras.

¿Qué hay que decir al respecto? ¿Dejamos entrar a todo el mundo? ¿Seleccionamos juiciosamente entre ellos, dejando entrar a algunos y manteniendo fuera a otros? ¿Levantamos muros y alambradas para impedir su entrada? ¿Cuál debe ser nuestra respuesta?

Padre Ron Rolheiser, OMI

Estas cuestiones deben examinarse desde dos perspectivas: pragmática y bíblicamente.

Desde el punto de vista pragmático, se trata de una cuestión enorme. No podemos simplemente abrir todas las fronteras y dejar que millones de personas inunden nuestros países. Eso es poco realista. Por otro lado, no podemos justificar nuestra reticencia a dejar entrar refugiados en nuestros países apelando a la Biblia, o a Jesús, o a la ingenua racionalización de que «nuestros» países son nuestros y tenemos derecho a estar aquí mientras que otros no lo tienen a menos que les concedamos la entrada. ¿Por qué no?
Para los cristianos, hay una serie de principios bíblicos no negociables en juego.

En primer lugar, Dios hizo el mundo para todos. Somos administradores de una propiedad que no es nuestra. No somos dueños de nada, Dios lo es, y Dios hizo el mundo para todos. Es un principio que ignoramos con demasiada facilidad cuando hablamos de prohibir a otros la entrada a «nuestro» país. Sucede que somos administradores aquí, en un país que pertenece a todo el mundo.

En segundo lugar, la Biblia, en ambos testamentos, es clara (y contundente) a la hora de exigirnos que acojamos al extranjero y al inmigrante. Esto está presente en todas partes en las escrituras judías y es un fuerte motivo en el corazón mismo del mensaje de Jesús. De hecho, Jesús comienza su ministerio diciéndonos que ha venido a traer buenas noticias a los pobres. Por lo tanto, cualquier enseñanza, predicación, práctica pastoral, política o acción que no sea una buena noticia para los pobres no es el Evangelio de Jesucristo, sea cual sea su conveniencia política o eclesial. Y, si no es una buena noticia para los pobres, no puede revestirse del Evangelio ni de Jesús. Por lo tanto, cualquier decisión que tomemos con respecto a los refugiados y los inmigrantes no debe ser contraria al hecho de que los Evangelios tratan de llevar la buena noticia a los pobres.

Además, Jesús lo deja aún más claro cuando identifica a los pobres con su propia persona (Todo lo que hagáis al más pequeño de los míos, a mí me lo hacéis) y nos dice que al final del día seremos juzgados por cómo tratemos a los inmigrantes y refugiados. (Apartaos de mí, porque fui forastero y no me acogisteis.) Hay pocos textos en la Escritura tan crudos y desafiantes como éste. (Mateo 25:35-40)

Por último, también encontramos este desafío en las Escrituras: Dios nos desafía a acoger a los extranjeros (inmigrantes) y a compartir con ellos nuestro amor, nuestra comida y nuestra ropa, porque nosotros mismos fuimos una vez inmigrantes. (Deuteronomio 10:18-19) Y esto no es sólo un axioma bíblico abstracto, especialmente para los que vivimos en Norteamérica. Salvo las naciones indígenas (a las que desplazamos a la fuerza), todos somos inmigrantes y nuestra fe nos reta a no olvidarlo nunca, sobre todo cuando tratamos con personas hambrientas en nuestras fronteras. Por supuesto, los que llevamos aquí varias generaciones podemos argumentar moralmente que llevamos aquí mucho tiempo y que ya no somos inmigrantes. Pero tal vez se pueda aducir un argumento moral más convincente que sugiera que puede ser bastante egoísta cerrar las fronteras después de que nosotros mismos estemos dentro.

Estos son desafíos bíblicos. Sin embargo, una vez afirmados, nos queda la pregunta práctica: ¿qué hacemos de forma realista (y muchos países de todo el mundo) con los millones y millones de hombres, mujeres y niños que llegan a nuestra frontera?¿Cómo honramos el hecho de que la tierra en la que vivimos pertenece a todos? ¿Cómo honramos el hecho de que, como cristianos, tenemos que pensar primero en los pobres? ¿Cómo nos enfrentaremos a Jesús en el juicio cuando nos pregunte por qué no le acogimos cuando estaba disfrazado de refugiado? ¿Y cómo honramos el hecho de que casi cada uno de nosotros es un inmigrante, que vive en un país que arrebatamos por la fuerza a otro?

No hay respuestas fáciles a estas preguntas, aunque al fin y al cabo sigamos necesitando tomar algunas decisiones políticas prácticas.

Sin embargo, en nuestro pragmatismo, al resolver esto, nunca deberíamos confundirnos sobre de qué lado están Jesús y la Biblia.

(El padre oblato Ron Rolheiser es teólogo, maestro y autor galardonado. Se le puede contactar a través de su sitio web www.ronrolheiser.com. Facebook/ronrolheiser)

El “mes de los muertos” trae su propio extraño refresco

Columna invitada
Por Obispo Robert Reed
Los que hemos experimentado la muerte de un ser querido, aunque creamos que se ha ido a un lugar mejor, seguimos luchando con la despedida. Es difícil dejarlo ir. A veces es un poco más fácil si hemos estado presentes en los últimos días de alguien, y en el momento de su muerte, cuando experimentamos todo el extraño (y a menudo hermoso) misterio de vivir y morir que se desarrolla ante nuestros ojos.
Aun así, la despedida es, como escribió Shakespeare, «una pena tan dulce».

En noviembre, la muerte nos parece única a los católicos. El mes comienza con la gran conmemoración de nuestros santos, seguida al día siguiente por la conmemoración de todos los que han dejado esta vida antes que nosotros.

Bishop Robert Reed is an auxiliary bishop of the Archdiocese of Boston. His column, “More than Words,” appears monthly at OSV News. (OSV News photo/courtesy Catholic TV)

Y entonces las noches se alargan y llegan los vientos. El susurro familiar y cálido de las hojas disminuye y es sustituido por el chasquido de huesos secos de las ramas desnudas. Todo ello nos ayuda a recordar, y con agudeza, que «no tenemos ciudad permanente» (Heb 13,14). Al menos no una aquí, en la tierra.

Gracias a Dios, los cristianos sabemos que la muerte física no es el final de nuestras vidas, sino un portal hacia lo que San Pablo llama «la ciudad que está por venir».

Los Evangelios nos invitan a creer plenamente en la gloria y el poder de Dios; a entregarnos en todo; ¡a dar muerte a nuestras dudas y temores!
Pensemos en la emoción expresada en el capítulo 11 del Evangelio de Juan, cuando Lázaro, el amigo íntimo de Jesús, ha muerto. Sus hermanas están desoladas, y su dolor hace llorar al Señor. Jesús se adentra en la situación. Toca el aire que la rodea – una palabra a través de la Palabra – y la transforma. De la muerte a la vida. El Mesías ha revelado la gloria y el poder de Dios, para quien todo es posible.

La buena oración de este mes no se centra directamente en nosotros, sino en los que nos han precedido: nuestros antepasados de unidad genética y espiritual. Es una venerable tradición para nosotros, como personas de fe, recordar a quienes hemos tenido que dejar marchar: abuelos, padres, hermanos, parientes y amigos, y a quienes hemos llegado a conocer, amar y rezar con ellos, dentro de la gran «nube de testigos».

El tiempo puede suavizar nuestras penas, pero nuestros apegos permanecen, hasta que también nosotros debemos ser llorados y luego liberados.

Y sin embargo – ¡no lo olvidéis nunca! – los que hemos sido bautizados en la muerte de Cristo vivimos con una esperanza sustancial; una esperanza que no defrauda. Como enseña el libro de la Sabiduría, nuestra esperanza está «llena de inmortalidad» (Sab 3,4).

Esa esperanza nos ayuda a asombrarnos ante las profundidades del dolor, la pena y la confusión a las que puede llevarnos la muerte, hasta que empezamos a percibir el misterioso «resto de la historia». Que estamos parados y afligidos y creciendo y necesariamente continuando con nuestras vidas, mientras encontramos un lugar de transición, un pasaje sagrado – una puerta a través de la cual sabemos con certeza que nosotros también debemos pasar – hacia lo que Cristo Jesús nos demostró a través de su resurrección: la realidad de la vida eterna.

«Bautizados en su muerte… fuimos, pues, sepultados con él», predicó San Pablo a los romanos (Rom 6, 3-4), “para que, como Cristo resucitó de entre los muertos … también nosotros andemos en la novedad de la vida”.

Es un concepto refrescante, ¿verdad? «La novedad de la vida» nos anima a abrazar todas las estaciones de nuestro tiempo aquí y a abrir nuestras mentes, corazones y almas a Cristo en todo lo que nos llega, porque en todo ello -lo alegre y lo doloroso y lo incierto- se revela una especie de novedad de la vida.
Las cosas cambian; no terminan. ¿Y no es algo maravilloso de contemplar, mientras nos acercamos al final de otro año litúrgico, y miramos hacia la profunda expectación del Adviento?

(Robert P. Reed es obispo auxiliar de la archidiócesis de Boston, párroco de las parroquias de San Patricio y del Sagrado Corazón en Watertown, Massachusetts, y presidente de CatholicTV Network. Es presidente del Comité de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.)

Breves de la Nación y el Mundo

Mujeres alzan una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe durante la audiencia general del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 13 de noviembre de 2024. (Foto CNS/Pablo Esparza)

NACIÓN
LOS ÁNGELES (OSV News) – Al igual que Fernando Valenzuela miraba al cielo cuando lanzaba, también lo hicieron los cientos de fieles que acudieron a su funeral en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles de Los Ángeles el 6 de noviembre. Pero como dijo el padre Jim Anguiano, vicario general de la archidiócesis de Los Ángeles, durante la homilía de su misa, esa mirada al cielo ya no es necesaria. «Fernando ya no tiene que mirar hacia arriba, ni hacia abajo», dijo el padre Anguiano. «Fernando está vivo y presente en nuestros corazones y en nuestras vidas. En cualquier momento en que sintamos que no está con nosotros, todo lo que tenemos que hacer es volvernos a nuestros corazones y a nuestras vidas para reconocer su presencia.» Valenzuela falleció el 22 de octubre a los 63 años. Procedente de México y apodado «El Toro», se convirtió en una sensación lanzando con los Dodgers a partir de 1981. Ese año, irrumpió en escena con una inesperada salida el día de la inauguración y terminó ganando los premios Novato del Año y Cy Young, además de llevar a los Dodgers a ganar la Serie Mundial contra los Yankees de Nueva York. Durante las siguientes nueve temporadas con los Dodgers, Valenzuela inspiró a varias generaciones de latinos de todo el país a interesarse por el béisbol, especialmente entre los mexicanos y mexicoamericanos de Los Ángeles. Su último partido sin hits con los Dodgers, en 1990, no hizo sino coronar su leyenda.

VATICANO
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – La Virgen María es un modelo del tipo de apertura al Espíritu Santo que todos los cristianos deberían tener, una apertura que le permitió decir “sí” al plan de Dios para la salvación del mundo, dijo el Papa Francisco.

“Aprendamos de ella a ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu, sobre todo cuando nos sugiere que nos levantemos con prontitud y vayamos a ayudar a alguien que nos necesita, como hizo ella inmediatamente después de que el ángel” la visitara, yendo a visitar a su prima Isabel, dijo el Papa en su audiencia general el 13 de noviembre.

Continuando con una serie de catequesis sobre el papel del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia, el Papa Francisco analizó cómo el Espíritu Santo actúa a través de la devoción a María, la madre de Jesús.
“El verdadero y único mediador entre nosotros y Cristo, indicado como tal por Jesús mismo, es el Espíritu Santo”, dijo el Papa. Y María “es uno de los medios que el Espíritu Santo utiliza para llevarnos a Jesús”.

“La Virgen nos muestra a Jesús. Ella nos abre las puertas”, dijo. “La Virgen es la madre que nos lleva de la mano a Jesús. La Virgen nunca se señala a sí misma, la Virgen señala a Jesús. Y esto es la piedad mariana”.
Mientras que algunas personas piensan que los católicos adoran a María, el Papa Francisco dijo que la tradición católica es clara en que los católicos buscan su ayuda para acercarse a Jesús, afirmando el adagio: “a Jesús por María”.

Las palabras de María al Ángel Gabriel – “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra” – muestran a los cristianos con sencillez y claridad lo que deben hacer, y decir, para seguir más de cerca al Señor: decir al Espíritu Santo que están disponibles y aceptar el plan de Dios, dijo el Papa.

“María es la que dijo ‘sí’ al Señor”, dijo, “y con su ejemplo y su intercesión nos anima a decirle también nuestro ‘sí’ cada vez que nos encontremos ante una obediencia que actuar o una prueba que superar”.

El Papa Francisco concluyó su audiencia reiterando su llamado a la paz al dirigirse a los visitantes y peregrinos en la Plaza de San Pedro: “No olvidemos a los países en guerra. Hermanos y hermanas, la asediada Ucrania está sufriendo; no olvidemos a Ucrania”.

También instó a rezar por la paz en Palestina, Israel y Myanmar “y tantas naciones en guerra”, dijo. “Recemos por la paz. Hay tanta necesidad de paz”.

MUNDO
CIUDAD DE MÉXICO (OSV News) – La Conferencia del Episcopado Mexicano expresó su profunda preocupación por una iniciativa en la Asamblea de la Ciudad de México «que busca eliminar por completo la protección legal a la vida en gestación» y que podría llevar a eliminar aún más los límites al aborto en todo el país. «Esta iniciativa, que busca la despenalización total del aborto en el Distrito Federal, y que probablemente se extenderá a otros estados de la República, no sólo eliminaría el límite actual de doce semanas de gestación, sino que abriría la puerta a la interrupción del embarazo en cualquier momento», señalaron los obispos en un comunicado del 6 de noviembre firmado por el presidente de la conferencia, el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, y su secretario general, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro. «Como pastores, no podemos permanecer callados ante una medida que, con el pretexto de defender derechos, en realidad desconoce el derecho humano más fundamental: ‘el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural’, y abandona a las mujeres ante decisiones que pueden afectar dramáticamente sus vidas.» Un par de comisiones de la Asamblea del Distrito Federal votaron el 4 de noviembre a favor de eliminar el aborto del código penal, junto con cualquier límite sobre la fecha en que puede producirse un aborto durante el embarazo. También se eliminaron las penas de tres a seis meses de prisión o de 100 a 300 días de trabajo comunitario para las mujeres que aborten.

Tome Nota

Vírgenes y Santos

Día de Acción de Gracias. Noviembre 23

Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Noviembre 26

Primer Domingo de Adviento. Diciembre 1

San Francisco Javier. Diciembre 3

San Nicolás. Diciembre 6

Immaculada Concepción de la
Bienaventurada Virgen María. Diciembre 9

Bienaventurada Virgen María de Guadalupe. Diciembre 12

Santa Lucía. Diciembre 13

Natividad del Señor. Diciembre 25

Sagrada Familia de Jesús, María y José.
Diciembre 29

SOUTHAVEN – Cristo Rey, programa de Adviento/Navidad, 1 de diciembre de 2024 4 p.m. seguido de la cena. Inscríbete en el Espacio de Reunión.

Envíenos sus fotos a
editor@jacksondiocese.org

Síganos en Facebook:
@DiócesisCatólicadeJackson

Únase a lista de correos electrónicos
Mande un texto: MSCATHOLIC a 84576

Cómo preparar tu corazón y tu hogar para el Adviento

Por Woodeene Koenig-Bricker
(OSV News) – “Cuando los cristianos transmitimos al mundo que las fiestas son mucho más que regalos y adornos, cumplimos con nuestra misión evangelizadora”.

Imagina que estás esperando un bebé. Pasas meses preparándote para su llegada, pero es en el último mes cuando prestas atención a cada detalle: limpias la cuna, tienes los pañales listos, instalas su sillita en el coche y te aseguras de que familia y amigos estén listos para recibir al nuevo integrante.

Esa sensación de alegría e ilusión durante los preparativos es la que debemos adoptar durante el Adviento, mientras esperamos la llegada de Cristo, el Señor. La Navidad es el momento culminante, pero el verdadero sentido del Adviento radica en aprovechar los días previos al 25 de diciembre para prepararnos espiritual y materialmente.

Lo que distingue al Adviento de los preparativos típicos de la Navidad es su dimensión espiritual: el Adviento es un tiempo de oración y penitencia. Como católicos, estamos llamados a dedicar estas cuatro semanas de Adviento a fortalecer nuestra vida espiritual, y a prestar especial atención a nuestras palabras y acciones mientras esperamos pacientemente la venida de Cristo.

La espera es un verdadero desafío, pero en lugar de simplemente esperar que pasen los días, debemos aprovechar el Adviento para profundizar nuestra relación con Dios. Seamos prácticos: lee un salmo antes de dormir, acude al sacramento de la confesión, reza el rosario (especialmente en las fiestas marianas de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre y Nuestra Señora de Guadalupe el12 de diciembre), dedica un tiempo a la adoración eucarística o participa de la Misa diaria.
También puedes rezar la tradicional novena de San Andrés: 25 días de oración por una Navidad santa, que comienza en la fiesta de San Andrés, el 30 de noviembre. Si tienes niños, puedes hacer un pesebre de “buenas acciones”: coloca un trozo de papel que represente un poco de paja en el pesebre cada vez que realices una buena acción, para que la cuna esté llena de “calidez santa” para el Niño Jesús.

Algunos de los principales símbolos de esta época son las decoraciones y las luces, especialmente las que se colocan en el exterior de las casas. Al decorar tu hogar, reflexiona sobre el significado de las luces, que son más que simples objetos decorativos. Las luces, especialmente las velas, se han utilizado durante siglos en Navidad como símbolo de la estrella que guió a los pastores y a los reyes magos hacia el Niño Jesús. Tus luces pueden servir como testimonio de la “luz del mundo” que está por venir y que ya ha llegado.

Cada familia tiene sus propias tradiciones sobre cuándo armar el árbol y colocar los adornos. A algunos les gusta ir decorando poco a poco durante las semanas; otros prefieren hacerlo durante la Nochebuena. (Y si sientes que poner decoraciones demasiado pronto es inapropiado, ¡el Vaticano coloca su escena navideña, que incluye árboles y un pesebre, a principios de diciembre!)

Se dice que San Francisco de Asís fue quien creó el primer pesebre. Considera tener uno propio. Algunos lo colocan debajo del árbol, otros en una mesa. Algunas familias convierten el pesebre en una tradición y van agregando una figura nueva cada año.

Muchas familias preparan comidas especiales que solo sirven en Navidad. Mientras lo haces, aprovecha para recordar y rezar por todos los familiares que ya no están.

Quizás quieras empezar a crear algunas tradiciones nuevas y sabrosas. Puedes imitar la tradición anglicana y comenzar a hornear para las fiestas el último domingo antes del Adviento. Durante este día, se mezclaban los tradicionales pasteles de frutas y se dejaban “reposar” hasta Navidad. Esta práctica se inspira en una oración de la liturgia del día que dice: “Despierta, te suplicamos, oh Señor, la voluntad de tu pueblo fiel”. Puedes darle un nuevo sentido a esta tradición preparando y congelando porciones de masa para galletas que hornearás más adelante en el mes.

El Adviento es un tiempo de esperanza y paz en el que reafirmamos que “nada es imposible para Dios”, ni siquiera que una virgen dé a luz a un hijo. Durante este Adviento, busca la esperanza y renueva tu espíritu. Encuentra la Luz en todo lo que hagas, desde comprar regalos y enviar tarjetas hasta preparar comidas especiales y decorar la casa.

Este Adviento, prepara tu casa y tu corazón para la venida de Emmanuel, Dios con nosotros, Jesucristo.

Posadas and pastoral outreach are central features in Latino Advent preparation

The Christmas season is a time anticipated not only by children, but by everyone. In a time when the cold winter permeates much of the United States, the warmth of celebrating as a family fills homes with the aromas of seasonal dishes and their hearts with joy.

Celebrations come one after another since the beginning of the Advent season. And many Hispanic families and parish communities live this time of preparation for the birth of Jesus with different traditions, always united in faith.

Las velas de Adviento y la corona ayudan a centrar la atención en el tiempo que precede a la venida del Señor. Cada vela representa una semana de Adviento. (OSV News photo/Nancy Wiechec)

One of the traditions from Latin America is the Día de las Velitas (Day of the Little Candles), celebrated by Colombians Dec. 7 as a prelude to the commemoration of the Immaculate Conception of the Virgin Mary, which the Catholic world celebrates Dec. 8. Many communities in the U.S. and the world join the Dec. 12 celebration of Our Lady of Guadalupe, one of the liturgical feasts that summons large communities of devotees of the Patroness of the Americas — with the largest pilgrimage being to her basilica in Mexico.

Among other traditions are the Novena de Aguinaldos, held Dec. 16-24 in countries such as Ecuador, Venezuela and Colombia, as well as the traditional posadas celebrated in Mexico, El Salvador, Guatemala and other Latin American countries. This tradition commemorates Joseph and Mary traveling from Nazareth to Bethlehem and looking for a place where the Son of God would be born.

(Marietha Góngora V. writes for OSV News from Bogotá, Colombia)

Synod calls for quick steps to involve more people in church life

By Cindy Wooden
VATICAN CITY (CNS) – Parishes and dioceses must move quickly to give life to the consultative bodies and broad participation in mission and ministry already foreseen by church law if the Catholic Church is to have any hope of becoming a more “synodal” church, members of the Synod of Bishops said.

“Without concrete changes in the short term, the vision of a synodal church will not be credible and this will alienate those members of the People of God who have drawn strength and hope from the synodal journey,” the members said in the final document they approved Oct. 26.

Pope Francis convoked the synod in 2021 and called on parishes, dioceses and bishops’ conferences to hold listening sessions before the first synod assembly in Rome in 2023. The current assembly, including most of the same members, began with a Mass at the Vatican Oct. 2.

Members voted on each of the 155 paragraphs of the document, which made suggestions and requests to Pope Francis that included long-term projects, such as continuing discernment about the possibility of women deacons, the need to reform seminary training and the hope that more lay people would be involved in the selection of bishops.

Pope Francis speaks to members of the Synod of Bishops on synodality after they approved their final document Oct. 26, 2024, in the Paul VI Audience Hall at the Vatican. (CNS photo/Vatican Media)

But they also included actions that could and should be implemented immediately, including hiring more women and laymen to teach in seminaries or having bishops make pastoral councils mandatory for every parish and pastors ensuring those bodies are truly representative of the parish members and that he listens to their advice.

Synod officials said all the paragraphs were approved by the necessary two-thirds of synod members present and voting; 355 members were present and voting, so passage required 237 votes. A paragraph devoted to increasing women’s profile in the church received, by far, the most negative votes of any paragraph with 97 members voting no and 258 voting yes. The paragraph, which required 66% of the votes, passed with 72%.

“In simple and concise terms,” members said, “synodality is a path of spiritual renewal and structural reform that enables the church to be more participatory and missionary, so that it can walk with every man and woman, radiating the light of Christ.”

In a synodal church, the document said, members have different roles, but they work together for the good of all members and for the mission of the church.

Like the synthesis report from the first assembly of the synod in 2023, the final document did not use the term “LGBTQ” or even “homosexuality” and spoke only briefly about the need to reach out to people who “experience the pain of feeling excluded or judged because of their marital situation, identity or sexuality.”

The document repeatedly referred to the “equal dignity” of men and women by virtue of their baptism and insisted the Catholic Church needed to do more to recognize women’s contributions to the life and mission of the church and their potential to offer more.

“Women continue to encounter obstacles in obtaining a fuller recognition of their charisms, vocation and roles in all the various areas of the church’s life,” it said. “This is to the detriment of serving the Church’s shared mission.”

Members of the synod called for the “full implementation of all the opportunities already provided for in Canon Law with regard to the role of women,” and said, “there is no reason or impediment that should prevent women from carrying out leadership roles in the Church. What comes from the Holy Spirit cannot be stopped.”

“Additionally, the question of women’s access to diaconal ministry remains open,” they said. “This discernment needs to continue.”

The question of women deacons was among several questions Pope Francis assigned to study groups last spring. Synod members asked the General Secretariat of the Synod “to continue to watch over the synodal quality of the working method of the study groups,” which are supposed to report to the pope in June.

The synod process, members said, was a “call to joy and renewal of the church in following the Lord, in committing to service of His mission and in searching for ways to be faithful.”

But the document repeatedly acknowledged the crime and sin of clerical sexual abuse and abuse of power, and insisted that a commitment to synodality, particularly to learning to listen and to necessary forms of transparency and accountability, were essential to preventing abuse.

Synodality, members said, “will also help to overcome clericalism, understood as use of power to one’s own advantage and the distortion of the authority of the church which is at the service of the People of God. This expresses itself above all in forms of abuse, be they sexual or economic, the abuse of conscience and of power, by ministers of the church.”

Lay men and women have many talents that can and should assist bishops and parish priests in the smooth functioning of their dioceses or parishes, synod members said. Tapping into those talents can help bishops and priests, who often feel overworked.

Where church law requires the bishops to consult their priests’ or pastoral council or pastors to consult the parish council, the document said, they “may not act as if the consultation had not taken place.”
“As in any community that lives according to justice,” it said, “the exercise of authority does not consist in an arbitrary imposition of will.”

Synod members also said listening, consulting, praying and discerning before making a decision is not the end of the process. “It must be accompanied and followed by practices of accountability and evaluation in a spirit of transparency inspired by evangelical criteria.”

Ensuring accountability and regularly evaluating all those who minister in the church’s name “is not a bureaucratic task for its own sake. It is rather a communication effort that proves to be a powerful educational tool for bringing about a change in culture,” synod members said.

One issue that prompted debate during the synod involved the authority of national bishops’ conference, particularly when it came to doctrinal matters.

The synod members, in the final document, called for a study of the theological and juridical status of bishops’ conferences and for a clear definition of “precisely the domain of the doctrinal and disciplinary competence” of the conferences.

(Editor’s note: At press time on Nov. 1, 2024, the final document of the XVI Assembly of the Synod of Bishops was only made available in the original Italian. Visit https://www.synod.va/en.html in the coming days for additional language translations.)

Youth

Around the diocese

COLUMBUS – Fifth grade students walk through a line during Mass to receive “puff ball blessings” – an example of how God blesses us even if we have a cross to bear. (Photo by Jacque Hince)
NATCHEZ – Grafton Dollar, Ella Blase Gaude and Phillip Hammond work on a fun project at Cathedral School. (Photo by Brandi Boles)
FLOWOOD – St. Paul Early Learning Center PreK-4 and 5 students work on pumpkin carving. Pictured: Ellie Peters, Jonathan Speights, Nora Wallace, Litton Pambianchi and Cooper Smith. (Photo by Susan Irby)
SOUTHAVEN – Sacred Heart eighth graders volunteer at Sacred Heart Southern Missions preparing Angel Tree gifts. (Photo by Bridget Martin)
MADISON – St. Anthony first grade students welcome Fathers Joseph Ashok Thumma and Joseph Reddy Golamari to school and ask about their upcoming All Saints Day Mass. (Photo by Bridget Moorhead)
VICKSBURG – St. Francis Xavier third and fourth graders sing “Hey Jack,” featuring Jack Dornbush as Jack. (Photo by Mary Arledge)
JACKSON – St. Richard Early Learning Center students Charlotte Loper, Elle Breite, Casey Creel, Jack Bingham, Miles Harrison and Margot VanDenLangenberg enjoy play time. (Photo by Janiyah Thomas)
JACKSON – St. Richard fifth graders perform “13 Colonies,” for fellow students and families. The skit is an exploration of the original colonies in America. Pictured (l-r): Thomas Ueltschey, Elliott Montagnet and Andrew Compretta. (Photo by Celeste Saucier)
GREENVILLE – Lena and Evie Reed pick out a book with their mom, Angel, at the St. Joseph School Book Fair. (Photo by Nikki Thompson)
MERIDIAN – A firefighter gives high fives to St. Patrick School’s PK-3, PK-4 and Kindergarten classes as part of a visit during Fire Prevention Week. (Photos by Helen Reynolds)
CLARKSDALE – St. Elizabeth School had a blast with their Halloween Movie Night FUNdrasier. (Photos by Mary Evelyn Stonestreet)

Pastoral Assignments

Rev. Joseph Ashok Thumma appointed Parochial Vicar of St. Mary Parish in Batesville and its mission St. John the Baptist in Sardis; St. Peter Parish in Grenada, and St. John Parish in Charleston, effective Nov. 1, 2024.

Rev. Joseph Reddy Golamari appointed Parochial Vicar of St. Francis of Assisi Parish in Madison, effective Nov. 1, 2024.

Rev. Gabriel Antonysamy Savarimuthu appointed Parochial Vicar of St. Joseph Parish in Greenville, effective Nov. 1, 2024.