Quinto Aniversario

Obispo Joseph R. Kopacz

Por Obispo Joseph Kopacz
El 6 de febrero, a principios de esta semana, recapitulé silenciosamente el quinto aniversario de mi ordenación e instalación como el onceavo Obispo de la Diócesis de Jackson.
Como sabemos, algunos días no tienen fin, pero una década puede pasar en un abrir y cerrar de ojos, (1Cor 15). Para mí, los últimos cinco años son oficialmente historia, por haberse movido a la velocidad de una lanzadera de telar, (Job 7,6). Muchos eventos y memorias se destacan vívidamente; algunos deben recuperarse revisando el calendario de un i-Phone; otros resurgen cuando vuelvo a visitar escuelas y parroquias, y otros cuando alguien, en una conversación, me recuerda un evento o encuentro.
Digo todo esto para indicar que el Señor me ha bendecido abundantemente a través del ministerio episcopal que tan generosamente me fue otorgado hace cinco años.
Incluso, los problemas actuales no suprimen la belleza, la verdad y la bondad que han surgido de nuestra renovadas Misión y Visión. Cada día tenemos la oportunidad de proclamar el Evangelio por la forma en que vivimos nuestras vidas para que todos puedan experimentar al Señor crucificado y resucitado.
El atractivo diseño de nuestra Visión diocesana me recuerda, dondequiera que esté en la diócesis, acerca de nuestras prioridades de inspirar a los discípulos, servir a los demás y abrazar la diversidad, así como se mostró en nuestra recién Conferencia Diocesana para Jóvenes. La Visión se ha adoptado y aplicado de manera creativa en toda la diócesis a través de la aplicación de nuestras prioridades pastorales, especialmente para invitar y reconciliar a las comunidades y para enseñar nuestra fe católica, de muchas y variadas formas, al ser buenos escribas en el Reino de los Cielos.
Recordamos las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo: “Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa, que de lo que tiene guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas”. (Mt 13,52) Podemos pensar en todos los canales de comunicación y evangelización al alcance de la mano, lo que es nuevo, así como las ya probadas formas de testificar, encontrar y acompañar.
Nuestra primera prioridad pastoral de invitar y reconciliar a las comunidades reconoce el llamado fundamental del Señor a arrepentirse y reconstruir la vida y la Iglesia acorde a las demandas del Evangelio. Esta llamada es siempre antigua y siempre nueva, y debe aplicarse vigorosamente al sufrimiento por la crisis de abuso sexual y al definido trastorno financiero en nuestra diócesis.
Crucificados con el Señor podemos resucitar con Él a una nueva vida.
El 6 de febrero, mi aniversario (que por cierto también es el cumpleaños de mi padre), tomé el largo vuelo a la India para mi primera visita pastoral a la tierra que nos está bendiciendo con sacerdotes dedicados y discípulos misioneros.
Ir cada año a Saltillo, México a nuestra misión de 50 años puede ser un reto, pero el subcontinente de la India será para mí navegar aguas desconocidas. Voy con mi guía de confianza, el Padre Albeen Vatti, pastor de San Francisco en Madison, de la Diócesis de Warangal, donde pasaremos un tiempo con el Obispo Bala, visitando entornos pastorales, así como con algunas familias de los sacerdotes que están sirviendo actualmente en la Diócesis de Jackson.
Desde allí, viajaremos a otros estados de la India para cumplir con visitas pastorales y a lo largo del camino, ver innumerables puntos de interés. La cultura y el modo de vida de esta nación densamente poblada me ofrecerán una experiencia cercana y personal en cada curva del camino. Espero con interés esta oportunidad para visitar la tierra donde el Apóstol Santo Tomás plantó las semillas del Evangelio.
Al hacer una breve pausa para reflexionar sobre este hito de 5 años en mi vida, aunque habrán 18 horas de vuelo a la India para hacer una reflexión considerable, estoy profundamente agradecido a tantos colegas de trabajo en la viña del Señor que sirven en toda la Diócesis, incluyendo ordenados, religiosos y religiosas y laicos, hombres y mujeres, que han respondido como discípulos a las demandas del Evangelio.
Por ejemplo, más de 500 personas asistieron al Día de Desarrollo Diocesano para Profesionales el pasado lunes, dirigido por Monica Applewhite, una líder en el campo de la prevención del abuso.
La cantidad suena como un número bíblico de discípulos a quienes el Señor ha parecido reunir en un solo lugar. (1Cor 15,6). Este evento es simplemente una muestra de los innumerables compañeros de trabajo que en nuestra diócesis están ocupados con los diseños del Señor y la mera mención de todos ellos superaría con creces el espacio disponible en esta edición del periódico Mississippi Catholic.
La belleza de la oración es que se extiende desde un extremo de la tierra hasta el otro y perfora los cielos.
Durante las dos semanas que estaré en la India recordaré, cada día en el altar, a todos ustedes y especialmente a las necesidades de nuestra Diócesis.
Sé que su oración también se extenderá a lo largo de kilómetros pidiendo las bendiciones del Señor en esta extraordinaria visita pastoral mientras los represento ante el pueblo de la India.

Reflecting on five years as bishop

Bishop Joseph R. Kopacz

By Bishop Joseph Kopacz
On February 6, I quietly marked the fifth anniversary of my ordination and installation as the 11th bishop of the Diocese of Jackson. As we know some days never end, but a decade can pass in the twinkling of an eye. (1Cor 15) For me the past five years are officially history, having moved at the speed of a weaver’s shuttle, (Job 7,6).
Many events and memories stand out vividly; some have to be recalled by scrolling through my i-Phone calendar; others surface when I revisit schools and parishes and, still others when someone recalls an event or encounter in conversation.
All of it is to say that the Lord has blessed me abundantly through the episcopal ministry he so graciously bestowed upon me five years ago.
Even the current troubles do not suppress the beauty, truth and goodness that have flowed from our Mission and renewed Vision. Each day we have the opportunity to proclaim the Gospel by the way we live our lives so that all can experience the crucified and risen Lord.
The engaging design of our diocesan Vision reminds me wherever I am in the diocese about our priorities of inspiring disciples, serving others and embracing diversity, as was on display at our just completed diocesan youth conference. (See page 7 for photos)
The Vision has been embraced and applied in creative ways throughout the diocese through the application of our Pastoral Priorities, especially to be inviting and reconciling communities and to teach our Catholic faith by being good scribes in the Kingdom of Heaven in many and varied ways. We recall the words of Jesus in Matthew’s Gospel: “Therefore every scribe who has been trained for the kingdom of heaven is like a householder who brings out of his treasure what is new and what is old,, (13,52).
We can think of all of the channels for communication and evangelization at our fingertips, that which is new, as well as the proven time tested ways of witnessing, encountering and accompanying.
Our first Pastoral Priority to be inviting and reconciling communities recognizes the fundamental call of the Lord to repent and rebuild one’s life and Church on the demands of the Gospel. This call is ever ancient and ever new, and must be vigorously applied to the suffering of the sexual abuse crisis, and the targeted financial upheaval in our diocese.
Crucified with the Lord we can rise with him to new life.
On February 6, my anniversary (which by the way also happens to be my father’s birthday), I am set to take the long flight to India for my first pastoral visit to the land that is blessing us with dedicated priests and missionary disciples. Going to Saltillo, Mexico, each year to our mission of 50 years can be a stretch, but the Indian subcontinent will be unchartered waters for me.
I will be going with my trusty guide, Father Albeen Vatti, pastor of Saint Francis in Madison, of the Diocese of Warangal where we will spend time with Bishop Bala, visiting many pastoral settings as well as some of the families of the priests who are serving currently in the Diocese of Jackson. From there we will travel to other Indian States for pastoral visits, as well as for seeing countless points of interests along the way. The culture and way of life of this densely-populated nation will make for an up close and personal experience at every bend in the road. I am looking forward to this opportunity to visit the land where Saint Thomas the Apostle planted the seeds of the Gospel.
As I briefly pause to reflect upon this five year milestone in my life, although there will be 18 hours of flying time to India to do considerable reflection, I am deeply grateful to so many coworkers in the vineyard of the Lord who serve throughout the diocese. These are the ordained, religious and lay women and men who have responded as disciples to the demands of the Gospel.
For example, more than 500 were on hand for the Diocesan Professional Development Day this past Monday led by Monica Applewhite, a leading practitioner in the field of abuse prevention. It sounds like a biblical number of disciples to whom the Lord has appeared gathered in one place, (1Cor 15,6).
This event is merely a sampling of the countless coworkers in our diocese busy about the Lord’s designs that the mere mentioning of them would far exceed the available space in this edition of the Mississippi Catholic.
The beauty of prayer is that it reaches from one end of the earth to the other and pierces the heavens. During the two weeks that I will be in India I will remember all y’all and the needs of our diocese especially at the altar each day.
I know that your prayer will also reach across the miles asking the Lord’s blessings on this extraordinary pastoral visit as I represent you to the people of India.

Bishop Kopacz Schedule

Monday, Jan. 28, 9:15 a.m. Catholic School’s Week (CSW) Mass, Greenville St. Joseph School.
Tuesday, Jan. 29, 8:15 a.m. CSW Mass, Madison St. Anthony School.
1 p.m. CSW Mass, Madison St. Joseph School.
Wednesday, Jan. 30, 8:15 a.m. CSW Mass, Jackson St. Richard School.
1 p.m. CSW Mass, Jackson Sr. Thea Bowman School.
Thursday, Jan. 31, 9:10 a.m. CSW Mass, Vicksburg Catholic School, followed by library dedications.
3:30 p.m. CSW Rally at the Capitol for all Catholic Schools.
Friday, Feb. 1, 8 a.m. CSW Mass, Natchez Cathedral School.
7 p.m. Opening remarks, Diocesan Catholic Youth Conference, Vicksburg Convention Center.
Sunday, Feb. 3, 10:30 a.m. Closing Mass, Diocesan Catholic Youth Conference, Vicksburg Convention Center.

Only public events are listed on this schedule and all events are subject to change.
Please check with the local parish for further details

Open Wide Our Hearts – El perdurable llamado al amor: una carta pastoral contra el racismo

Obispo Joseph R. Kopacz

Por Obispo Joseph Kopacz
Durante la Conferencia de Obispos de noviembre pasado, un momento culminante fue presentar la Causa de Canonización de la Hna. Thea. Después fué la abrumadora aprobación de la nueva Carta Pastoral contra el Racismo “Open Wide Our Hearts—The Enduring Call to Love”(Abiertos de par en par nuestros corazones – La continua llamada del amor”, por su traducción al español), debido al racismo en nuestra nación contra los nativos americanos y los afroamericanos en particular, pero también el prejuicio, profundamente arraigado, contra muchas poblaciones inmigrantes desde los primeros días de nuestra nación, cada generación de estadounidenses es desafiada a trabajar por la libertad y la justicia para todos.
Una forma preeminente de superar el legado de la división racial y el racismo que la sustenta es a través de la educación. Al celebrar a las Escuelas Católicas, reconocemos con orgullo que la Diócesis Católica de Jackson, a través de nuestras escuelas, ha sacado a muchos de la desesperanza de la pobreza y el analfabetismo.
Las Hijas de la Caridad, por invitación del obispo John Joseph Chanche, primer obispo de la entonces diócesis de Natchez, llegaron en 1847 como discípulas misioneras para comenzar el legado de la educación de la Escuela Católica en Mississippi. El gran mandamiento de Jesucristo de “ir y enseñar a todas las naciones, hacer discípulos y bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” fue la vitalidad amorosa de su misión. Entre sus alumnos se encontraban los hijos de esclavos.
Los tres pilares de nuestra visión diocesana para abarcar la diversidad, servir a los demás, inspirar a los discípulos han sido piedras vivas en nuestras comunidades de las Escuelas Católicas durante los últimos 172 años, evidentes en las muchas ramas de la población europea y afroamericana. Recuerdese que la Hna. Thea se dió cuenta de su potencial dado por Dios a través de la dedicación de las Hermanas Franciscanas de la Adoración Perpetua.
Este Sierva de Dios continúa inspirando, a través de su Causa de Canonización, dispersa a lo largo y ancho de su santidad apasionada y su hambre y sed de justicia e inclusión para su gente y para todas las poblaciones marginadas. El orgulloso legado de la educación de la Escuela Católica continúa hoy, y actualmente se está realizando un esfuerzo considerable para reclutar a estudiantes dentro de nuestros católicos hispanos.
Mientras la Iglesia en los Estados Unidos estudia y pone en acción “Open Wide Our Hearts — The Enduring Call to Love”, lo hacemos a la luz de las tragedias y los triunfos en Mississippi y en todo nuestro país.
El Museo de los Derechos Civiles en Jackson, que tiene poco más de un año, conserva la realidad del odio, la violencia y el racismo durante la Era de los Derechos Civiles. También reconoce y aprecia los sacrificios y el compromiso de personas de todas las razas y orígenes para lograr la promesa de libertad y justicia de todos en nuestro país. Finalmente, se sienta como un baluarte que anuncia a todos que los ciudadanos de Mississippi permanecerán indiferentes en la lucha por la justicia racial para todos los pueblos.
Sin embargo, una vez más, hoy en día, las fallas de la división racial, étnica y seccional y la desconfianza han fracturado el discurso civil y la acción social constructiva. “Open Our Hearts — The Enduring Call to Love” desafía a los católicos, a todos los cristianos y ciudadanos a alejarse intencionalmente del vitriolo que ha levantado su feo rostro, en los principales medios de comunicación, en las redes sociales y en nuestros hogares, para reconocer y trabajar contra los demonios del racismo y el prejuicio.
A través del estudio, la reflexión y el diálogo debemos reconciliar la brutalidad del genocidio cercano que abrumó a nuestras poblaciones de nativos americanos, la inhumanidad de la esclavitud, que consideraba a hombres como propiedad, que diezmó a la población afroamericana y a los prejuicios e injusticias que han afectado a muchos grupos étnicos, en particular a la población latina en nuestros días.
No somos llamados como cristianos a revolcarnos en la vergüenza de nuestra historia pecaminosa, sino a reconciliarla en un nivel mucho más profundo para que podamos avanzar como una nación, más libre y más unida, verdaderamente e pluribus unum. “Por lo tanto, no podemos ver el progreso contra el racismo en las últimas décadas y concluir que nuestra situación actual cumple con el estándar de justicia. De hecho, Dios exige lo que es correcto y justo “. (Pastoral contra el racismo)
“Open Our Hearts” pregunta, “¿cómo podemos superar el mal de rechazar la humanidad de un hermano o hermana, el mismo mal que provocó el pecado de Caín contra su hermano Abel? ¿Cuáles son los pasos necesarios que llevaran a esa conversión? ” Los obispos señalan las palabras perdurables del profeta Miqueas. “El señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que El espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios. (Mi 6,8)
Para los católicos, la conversión genuina requiere que vivamos según el mandamiento más grande que enseñó Jesucristo. “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente y….. ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22, 37-39) “Cuando comenzamos a separar a las personas en nuestros pensamientos por razones injustas, cuando comenzamos a ver a algunas personas como “ellas” y otras como “nosotros” que no amamos. El mandato de amar requiere que hagamos espacio para otros en nuestros corazones “. (Pastoral contra Racismo)
Con pasión y elocuencia, los obispos invocan nuestro compromiso con la Vida para combatir el racismo. “La injusticia y el daño que el racismo causa son un ataque a la vida humana. La Iglesia en los Estados Unidos ha hablado sistemáticamente y con fuerza en contra del aborto, el suicidio asistido, la eutanasia, la pena de muerte y otras formas de violencia que amenazan la vida humana. No es un secreto que estos ataques a la vida humana han afectado gravemente a las minorias, que se ven afectadas de manera desproporcionada por la pobreza, que han sido blanco del aborto, tienen menos acceso a la atención médica, tienen el mayor número de personas en el corredor de la muerte y tienen más probabilidades de sentir presión para acabar con sus vidas ante una grave enfermedad.
Como obispos, afirmamos inequívocamente que el racismo es un problema de vida”. Finalmente, como pueblo de esperanza en Jesucristo, demos gracias a todos los que trabajan para crear comunidades de vida, justicia y paz, a través de la educación, el servicio, el empoderamiento y la defensa en muchos frentes, porque sus esfuerzos dan frutos que durarán. Hermanos y hermanas, “Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. Hagan todo con amor.” (1Cor 16, 13-14)

Open Wide Our Hearts –The Enduring Call to Love: pastoral letter against racism

Bishop Joseph R. Kopacz

By Bishop Joseph Kopacz
During the Bishops’ Conference this past November it was a crowning moment to introduce Sister Thea’s Cause for Canonization following the overwhelming approval of the new Pastoral Letter against Racism: “Open Wide Our Hearts—The Enduring Call to Love.” Because of the legacy of racism in our nation against the Native American and the African American especially, but also the deep -rooted prejudice against many immigrant populations since our nation’s earliest days, each generation of Americans is challenged to labor toward liberty and justice for all.
One preeminent way to overcome the legacy of the racial divide and the lurking racism sustaining it, is through education. In celebrating Catholic Schools we proudly recognize that the Catholic Diocese of Jackson – through our schools – has lifted many out of the hopelessness of poverty and illiteracy. The Daughters of Charity, at the invitation of Bishop John Joseph Chanche, the first bishop of the then Diocese of Natchez, came in 1847 as missionary disciples to begin the legacy of Catholic School education in Mississippi. The great command of Jesus Christ to “go and teach all nations, making disciples and baptizing them in the name of the Father, Son, and Holy Spirit was the loving vitality of their mission.
Among their students were the children of slaves. The three pillars of our diocesan vision to embrace diversity — serve others — inspire disciples have been living stones in our Catholic School communities for these past 172 years evident in the many branches of the European and African-American populations. Remember that Sister Thea realized her God-given potential through the dedication of the Franciscan Sisters of Perpetual Adoration. This Servant of God continues to inspire through her Cause for Canonization that disperses far and wide her passionate holiness and her hunger and thirst for justice and inclusion for her people and all marginalized populations. The proud legacy of Catholic School education continues today, and considerable effort currently is being applied for the recruitment of our Hispanic Catholic students.
As the Church in the United States studies and puts into action “Open Wide Our Hearts — The Enduring Call to Love,” we do so in light of the tragedies and triumphs in Mississippi and throughout our country. The Civil Rights Museum in Jackson, just over one year young, preserves the reality of hatred, violence and racism during the Civil Rights Era. It also recognizes and cherishes the sacrifices and commitment of people of all races and backgrounds to achieve our nation’s promise of liberty and justice for all. Finally, it sits like a bulwark that announces to all that the citizens of Mississippi will remain unmoved in the fight for racial justice for all peoples.
However, once again today the fault lines of racial, ethnic and sectional division and distrust have fractured civil discourse and constructive social action. “Open Our Hearts — The Enduring Call to Love” challenges Catholics, all Christians and citizens to intentionally step aside from the vitriol that has reared its ugly head in the mainstream media, on social media, and in our homes in order to recognize and work against the demons of racism and prejudice. Through study, reflection and dialogue we must reconcile the brutality of near genocide that overwhelmed our Native American populations, the inhumanity of chattel slavery that decimated the African American population and the prejudices and injustices that have afflicted many ethnic groups, in particular the Latino population in our day.
We are not called as Christians to wallow in the shame of our sinful history, but rather to reconcile it at a much deeper level so that we can move forward as a nation, freer and more united, truly ‘e pluribus unum.’
“We cannot, therefore, look upon the progress against racism in recent decades and conclude that our current situation meets the standard of justice. In fact, God demands what is right and just.” (Pastoral against racism)
“Open Our Hearts” asks the question, “how do we overcome the evil of rejecting a brother or sister’s humanity, the same evil that provoked Cain’s sin against his brother Abel? What are the necessary steps that would lead to this conversion?” The bishops point to the enduring words of the prophet Micah. “You have been told, O mortal, what is good, and what the Lord requires of you: Only to do justice and to love goodness, and to walk humbly with your God (Mi 6,8).”
For Catholics genuine conversion requires that we live by the greatest commandment as taught by Jesus Christ. “Love the Lord your God with your whole heart, mind, soul and strength, and your neighbor as yourself. (Mt 22, 37-39).” “When we begin to separate people in our thoughts for unjust reasons, when we start to see some people as “them” and others as “us” we fail to love. The command to love requires us to make room for others in our hearts (Pastoral against Racism).”
With passion and eloquence the bishops invoke our commitment to Life in combating racism. “The injustice and harm racism causes are an attack on human life. The Church in the United States has spoken out consistently and forcefully against abortion, assisted suicide, euthanasia, the death penalty and other forms of violence that threaten human life. It is not a secret that these attacks on human life have severely affected people of color, who are disproportionately affected by poverty, targeted for abortion, have less access to healthcare, have the greatest number on death row and are most likely to feel pressure to end their lives when facing serious illness. As bishops, we unequivocally state that racism is a life issue.”
Finally, as a people of hope in Jesus Christ, let us give thanks to all who labor to create communities of life, justice and peace, through education, service, empowerment and advocacy on many fronts, because their efforts bear fruit that will last. “Brothers and sisters, be on your guard, stand firm in faith, be courageous, be strong. Your every act should be done with love. (1Cor 16, 13-14)

Retiro de los Obispos

Por Carol Zimmermann
WASHINGTON (CNS) Catholic News Service
Aunque el retiro de una semana de duración para los obispos católicos de Estados Unidos hizo hincapié en la reflexión tranquila, varios obispos hablaron en las redes sociales durante y luego del retiro, que concluyó el 8 de enero, con una reacción positiva al respecto y ensalzar al líder del retiro, el padre capuchino Raniero Cantalamessa, quien ha predicado a los papas y altos funcionarios de la Curia romana durante casi 40 años.

U.S. bishops listen to the homily at Mass Jan. 3 in the Chapel of the Immaculate Conception during their Jan. 2-8 retreat at Mundelein Seminary at the University of St. Mary of the Lake in Illinois, near Chicago. (CNS photo/Bob Roller)

Un obispo dijo que escuchar al padre Cantalamessa era como estar en presencia de los primeros teólogos cristianos. “Claro, intensamente lleno del Espíritu Santo, y todo por el Reino de Dios”, dijo el obispo auxiliar Michael J. Boulette de San Antonio en un tweet. “Sigamos orando los unos por los otros, nuestra iglesia y nuestro mundo. ¡Una bendición de estar aquí!” El arzobispo Paul D. Etienne de Anchorage, Alaska,
tuiteó que el líder del retiro era un “verdadero instrumento del Señor”. El obispo Lawrence T. Persico, de Erie, Pensilvania, describió las pláticas y homilías del padre Cantalamessa como “poderosas y atractivas”. El obispo auxiliar de Boston, Mark W. O’Connell, dijo que fue una “experiencia verdaderamente bendecida” estar en un retiro con el padre Cantalamessa, “El Espíritu Santo estaba poderosamente presente, y yo estaba bastante conmovido”, tuiteó.
El Papa Francisco sugirió al Padre Cantalamessa de 84 años, que ha servido como predicador de la casa papal desde 1980. El tiempo de oración del 2 al 8 de enero en el Seminario Mundelein en la Universidad de St. Mary of the Lake, cerca de Chicago, se planificó en gran medida en respuesta a las revelaciones del verano pasado sobre las denuncias de abuso sexual que alcanzaron los niveles más altos de la iglesia de Estados Unidos.
En un correo electrónico a CNS semanas antes del retiro, el Padre Cantalamessa dijo: “El Santo Padre me pidió que estuviera disponible para dirigir una serie de ejercicios espirituales para la conferencia episcopal para que los obispos, lejos de sus compromisos diarios, en un clima de oración, en silencio y en un encuentro personal con el Señor, puedan recibir la fuerza y la luz del Espíritu Santo para encontrar las soluciones correctas para los problemas que afligen a la iglesia de los Estados Unidos hoy en día “, agregó..

Bishop schedule

Saturday, Jan. 19, 6 p.m. Offer Invocation – Pro Life Mississippi Annual Candlelight Prayer Vigil, State Capitol building, Jackson.
Monday, Jan. 28, 9:15 a.m. Catholic School’s Week (CSW) Mass, Greenville St. Joseph School.
Tuesday, Jan. 29, 8:15 a.m. CSW Mass, Madison St. Anthony School.
Tuesday, Jan. 29, 1 p.m. CSW Mass, Madison St. Joseph School.
Wednesday, Jan. 30, 8:15 a.m. CSW Mass, Jackson St. Richard School.
Wednesday, Jan. 30, 1 p.m. CSW Mass, Jackson Sister Thea Bowman School. 
Thursday, Jan. 31, 8:15 a.m. CSW Mass, Vicksburg Catholic School.
Thursday, Jan. 31, 3:30 p.m. CSW Rally at the Capitol for all Catholic Schools.
Friday, Feb. 1, 8 a.m. CSW Mass, Natchez Cathedral School 

Only public events are listed on this schedule and all events are subject to change.
Please check with the local parish for further details

¿Qué deberíamos hacer ahora? Enero ofrece oportunidades de renovación.

Obispo Joseph R. Kopacz

Por Obispo Joseph Kopacz
El pasado fin de semana, la Iglesia Católica de todo el mundo, celebró la culminación de la temporada navideña con el Bautismo del Señor Jesús, la manifestación del hijo amado de Dios en las aguas del río Jordán a Israel inicialmente y, en breve, a todas las naciones.
Hace casi un año viajé a las Tierras Santas con los Caballeros y Damas de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro; la renovación de los votos de bautismo en el Jordán es fundamental en la peregrinación a los lugares santos.
Cristianos de todos los rincones de la tierra y de todas las ramas del cristianismo llegan a la curva del río Jordán, donde la tradición sostiene que el Señor Jesús comenzó su ministerio público bajo la mirada de Dios Padre y la gracia del Espíritu Santo. Recuérdese que Juan el Bautista predicó en el desierto y la gente dejó sus hogares y comodidad para recibir de él un Bautismo de Arrepentimiento. Esta región de la Tierra Santa era un terreno árido hace 2000 años y sigue siéndolo hoy. Después de salir del agua, el Espíritu de Dios llevó a Jesús a lo más profundo de este desierto durante 40 días y noches para ayunar, orar y ser tentado. Cuando terminó, abrazó su misión de salvación culminando con su muerte y resurrección.
Tomando prestada la metáfora de la fiesta de la Epifanía del fin de semana pasado, la misma estrella de fe, que guio a los Magos, es la que atrae a peregrinos al amado Hijo de Dios para entregar la vida ante él, en el río Jordán. El Catecismo de la Iglesia Católica (CCC 628) ofrece esta enseñanza sobre el bautismo bajo el subtítulo “Enterrado con Cristo …” El bautismo, cuyo signo original y completo es la inmersión, significa eficazmente el descenso a la tumba, por parte del cristiano que muere al pecado con Cristo, para vivir una nueva vida. “Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre” (Romanos 6,4)
¿Cuál es la novedad de esta vida?
Cuando la gente se acercó a Juan el Bautista en el río Jordán, comprendieron que al igual que el agua que seguramente se evaporaría en el calor del desierto, sus actitudes y comportamientos pecaminosos también deberían desaparecer.
Y ahí, le preguntaron a Juan: “¿Qué debemos hacer, entonces?” Juan les dio directivas que eran específicas para sus estados en la vida: Si tiene excedentes de ropa o comida, sea generoso con los necesitados. A los cobradores de impuestos, les gritó- no engañen a la gente, no exijan más allá de lo que se ha determinado. Él ordenó a los soldados que no intimiden ni extorsionen a los lugareños. (Lucas 3, 10-14)
Del mismo modo, debido a nuestro bautismo en la muerte y resurrección de Jesucristo, es inevitable que hagamos la pregunta regularmente, ¿qué debemos hacer y cómo caminar en la nueva vida? Pero como Jesús, nuestra identidad precede a nuestros hechos.
Somos los hijos amados de Dios, salvados por la sangre del Cordero de Dios y ungidos en el Espíritu Santo. Debido a esta relación, tenemos la tarea de construir el Reino de Dios. En la carta a los Efesios, a nosotros, como en muchos pasajes de las Escrituras, se nos muestra nuestra identidad y se nos dan las órdenes de marcha. “Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe…, no es resultado de las propias acciones…, pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, según él lo había dispuesto de antemano.” (Efesios 2, 8-10).
Entonces, ¿qué vamos a hacer?
En términos relativos, en el mes de enero hay formas convincentes de servir en el nombre del Señor. Las actividades Pro-Vida en nombre de los no nacidos, el peregrinaje anual a Washington, DC, novenas, vigilias e innumerables servicios de oración abundan en toda la nación en cada diócesis. ¿Han hecho, estos esfuerzos y más, una diferencia en los últimos 46 años desde Roe vs. Wade? En el nivel de base donde más importa, hay muchos menos abortos cada año que durante los años pico de décadas atrás. Hay muchos más centros alrededor de las naciones que reconocen la dignidad inalienable de la vida en el útero que los que destruyen la obra de Dios.
Cuando el actor Jim Caviezel vino en el pasado septiembre, una de sus visitas fue a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales en el Hospital de Saint Dominic, donde asistimos a las unidades de soporte vital de dos gemelos prematuros que nacieron a las 23 semanas. El Sr. Caviezel expresó el asombro de todos los asistentes cuando dijo: “Esto es como mirar el rostro de Dios”. Aunque la Iglesia católica está agobiada por el escándalo en este momento, no renunciará a nuestra voz profética en nombre de los no nacidos.
¿Qué más está pasando en enero?
Ahora estamos al final de la celebración anual de la Semana Nacional de la Migración, y gracias a Dios por las muchas personas que en nuestra diócesis “reciben al extranjero” entre nosotros. La fiesta de la Epifanía celebra el nacimiento del Señor como una luz para las naciones, ya sea que permanezcan en casa o viajen a lo largo y ancho.
¿Qué vamos a hacer?
La conmemoración anual del Dr. Martin Luther King, Jr., un preciado día festivo nacional, nos obliga a no renunciar a nuestros esfuerzos por construir una sociedad de mayor justicia y paz para todas las razas y grupos étnicos en estos Estados Unidos. Hna. Thea Bowman, Sierva de Dios, ruega por nosotros.
¿Qué más vamos a hacer?
Pudiéramos fortalecer nuestro compromiso en nombre de todas las víctimas de abuso sexual en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad, restaurando su dignidad como hijos amados de Dios Padre.
Que nuestra pasión en nombre de la vida, la justicia y la paz en todas las áreas se derive de nuestra convicción de que somos hijos amados de Dios, salvados en la sangre del Cordero y ungidos por el Espíritu Santo “para que hagamos buenas obras, según Dios lo ha dispuesto de anteman

Los obispos aprueban abrumadoramente pastoral contra el racismo

Por Mark Pattison
BALTIMORE (CNS) – Los obispos de Estados Unidos aprobaron abrumadoramente una carta pastoral contra el racismo, el 14 de noviembre durante su reunión general de otoño en Baltimore. El documento” Abrir nuestros corazones: La llamada perdurable del Amor ”( “Open Wide Our Hearts: The Enduring Call to Love”, por su nombre en inglés) se aprobó 241-3 con una abstención. Se requirió un voto de dos tercios por todos los obispos, o 183 votos, para su aprobación.
“A pesar de muchos avances prometedores en nuestro país, el feo cáncer del racismo aún afecta a nuestra nación”, dice la carta pastoral. “Los actos racistas son pecaminosos porque violan la justicia, revelan una falta de reconocimiento de la dignidad humana de las personas ofendidas, al no reconocerlos como los vecinos que Cristo nos llama a amar”, agrega. Los obispos que hablaron sobre la pastoral dieron su claro consentimiento al mensaje de la carta.
“Esta declaración es muy importante y oportuna”, dijo el Obispo John E. Stowe de Lexington, Kentucky. “Este será un documento excelente y fructífero para el debate”, dijo el obispo Barry C. Knestout, de Richmond, Virginia, en cuya diócesis se llevó a cabo la manifestación “Unite the Right” cargada de violencia el año pasado.
El obispo Robert J. Baker de Birmingham, Alabama, dijo que el mensaje de la pastoral es necesario, ya que el movimiento de derechos civiles “comenzó hace 60 años y todavía estamos trabajando para lograr sus objetivos”.
El arzobispo Joseph F. Naumann de Kansas City, dijo que estaba agradecido por la declaración de la pastoral porque “un ataque contra la dignidad de la persona humana es un ataque a la dignidad de la vida misma”.
El obispo Thomas J. Olmsted, de Phoenix, dijo que la carta será bienvenida entre los nativos americanos, los afroamericanos y para los hispanos en Arizona, que representan el 80 por ciento de todos los católicos diocesanos menores de 20 años, “…Esto es muy importante para que nuestra gente y nuestra juventud conozca la historia del racismo”, agregó.
El obispo Shelton T. Fabre, de Houma-Thibodaux, Louisiana, presidente del Comité de los obispos de Estados Unidos contra el racismo, (Ad Hoc Committee Against Racism, por su nombre en inglés), dijo que una copia electrónica de “Open Wide Our Hearts” se publicaría “de forma inmediata”, alrededor del Día de Acción de Gracias. “‘Open Wide Our Hearts’ expresa la grave preocupación de los obispos por el aumento de las actitudes racistas en la sociedad”, dijo el obispo Fabre.

Presentación a la USCCB de la causa de canonización para la hermana Thea Bowman, F.S.P.A., Ph.D. 1937-1990

Obispo Joseph R. Kopacz

Por Obispo Joseph Kopacz
Todos compartimos la alegría de este momento presentando la causa de canonización de la hermana Thea Bowman, hermana Franciscana de la Adoración Perpetua, de Canton, Mississippi. Con una sola mente y un solo corazón, los fieles dentro y mucho más allá de la Diócesis de Jackson han pedido que se emprenda la causa de la Hna. Thea.
Me gustaría concentrar en sus últimos seis años. En 1984, la hermana Thea, hija única, sufrió la muerte de sus queridos padres, el Dr. Theon y Mary, y ese mismo año a ella le diagnosticaron cáncer. Con la presión de la mortalidad, y comprendiendo la gravedad de su enfermedad, proclamó valientemente que “viviría hasta que muriera”. De hecho, así lo hizo, viajando, evangelizando, enseñando, cantando e inspirando hasta el final.
Del mismo modo, en 1984, esta Conferencia emitió una carta pastoral sobre la evangelización: “Lo que hemos visto y oído” , una obra de amor de los obispos afroamericanos de la época. Esta carta se emitió cinco antes de la célebre presentación de la hermana Thea ante esta Conferencia, en junio de 1989, en la Universidad Seton Hall. Su testimonio, en palabras y canción, testificaron de su santidad llena de alegría, incluso mientras abrazaba la cruz de la enfermedad terminal. ¿Cuántos obispos de los hoy presentes estuvieron ese día de junio de 1989?
Los Obispos, en la carta “Lo que hemos visto y oído”, dieron las gracias a los primeros misioneros que plantaron la semilla del Evangelio en las familias y comunidades afroamericanas. En su discurso a los obispos, la hermana Thea ofreció su gratitud a los discípulos misioneros en su vida- “Los cristianos católicos llegaron a mi comunidad y nos ayudaron con la educación, nos ayudaron con el cuidado de la salud, nos ayudaron a encontrar respeto propio y a reconocer nuestras capacidades cuando el mundo nos dijo durante tanto tiempo que no éramos nada y no llegaríamos a nada. Yo quería ser parte de ese esfuerzo. Eso es cristianismo radical, eso es catolicismo radical”. A lo largo de su vida, el regalo que recibió, ella lo repartió hasta su último aliento.
“Lo que hemos visto y oído” manifestó conmovedoramente lo que el don de la reconciliación, arraigado en el sufrimiento, la liberación y la justicia, de la experiencia afroamericana podía ofrecer a la Iglesia, a la nación y al mundo. Los obispos escribieron: “Un pueblo debe salvaguardar su propia identidad cultural y sus propios valores culturales. Asimismo, debe respetar los valores culturales de los demás. Sobre esta base se puede erigir un auténtico amor cristiano, “porque los que una vez estuvieron lejos, se han acercado. Porque él es nuestra paz, el que hizo las dos cosas y derribó el muro divisorio de la enemistad, a través de su carne’-(Efesios 2, 13-14).”
Como embajadora de Jesucristo y ministro de reconciliación, la Hermana Thea ofrecio su vida, incansablemente, por esta visión del Evangelio, y es verdaderamente la esencia de su santidad. Con elocuencia bíblica declaró- “Nos unimos a la obra redentora de Cristo, cuando nos reconciliamos, cuando hacemos la paz, cuando compartimos la buena noticia de Dios presente en nuestras vidas, cuando reflexionamos con nuestros hermanos y hermanas la sanidad de Dios, el perdón de Dios, el amor incondicional de Dios”.
Este es el poder del Evangelio que se necesita con tanta urgencia en la Iglesia y en la sociedad actual.
La Iglesia abrazó a la Hna. Thea desde sus primeros años, pero hubo momentos en que se sintió profundamente como una niña sin madre. Ella desafió a los obispos a proporcionar un espacio en la mesa para la colaboración y el liderazgo de todos los hijos de Dios. Hoy, somos muy conscientes que las víctimas de abuso sexual viven en ese oscuro vacío, de personas sin hogar en el Cuerpo de Cristo, y oramos para que el testimonio de la hermana Thea sea un faro de esperanza para todas las víctimas y sus familias. Existe la urgencia de que la santidad de la hermana Thea sea una levadura en el pan de nuestra Iglesia y de nuestra sociedad.
A principios de este año, el Papa Francisco publicó la Exhortación apostólica sobre la santidad, “Guadete et Exultate”, traducida a, “Alégrate y Regocíjate”. En las palabras del Papa Francisco “El cristianismo se extiende a través de la alegría de los discípulos que saben que son amados y salvos”.
“Lo que hemos visto y oído” presentó de manera conmovedora el regalo de la alegría como algo esencial para comprender la espiritualidad afroamericana. “La alegría es ante todo celebración. Celebración es movimiento y canción, ritmo y sentimiento, color y sensación, júbilo y acción de gracias. Celebramos la presencia y la proclamación de la Palabra hecha carne. La alegría es un signo de nuestra fe y especialmente de nuestra esperanza. Nunca es un escape de la realidad “.
La hermana Thea manifestó este resplandor a lo largo de su vida, y lo vivió valientemente en sus últimos años. Si la reconciliación hacia una nueva creación para este mundo era la pasión diaria de la hermana Thea, seguramente la alegría fue el carisma que alimentó su gran alma y santidad. La hermana Thea nos exhorta. “Hijos, madres, padres, hermanas, hermanos, ¡vayan!. Hay una canción que nunca se cantará a menos que la cantes. Hay una historia que nunca se contará a menos que la cuentes. Hay un gozo que nunca se compartirá a menos que lo compartas. Ve a decirle al mundo. Ve a predicar el Evangelio. Ve y enseña la Buena Nueva. Dios Es. Dios es amor. Dios está con nosotros. Dios está en nuestras vidas.”
Hacia el final de su presentación a la Conferencia en 1989, la hermana Thea aconsejó que todos en la Iglesia estén encargados de encontrar nuevas formas de avanzar juntos. Qué momento de la Providencia para presentar y celebrar su causa en el momento en que estamos a punto de votar sobre” Abrir nuestros corazones: la llamada perdurable del amor” (“Open Wide Our Hearts: The Enduring Call to Love, por su nombre en inglés) – Una carta pastoral contra el racismo, que oramos proporcionará una antorcha adicional para nuestro camino como discípulos misioneros alegres en nuestros tiempos heridos y fracturados.
Con la sonrisa de la hermana Thea en nosotros y a través del testimonio de su espíritu intransigente y su alegre entusiasmo, proclamamos que nuestra verdadera ciudadanía está en el cielo, y estamos hablando del Reino de Dios en la tierra, un reino de Justicia, Paz y Alegría con el espíritu santo.

¡Gracias por su oración de apoyo!