Camino que sale a nuestro encuentro

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.

“Que el camino se levante para encontrarse contigo.” Popular Bendición Irlandesa.

Debido a varios centímetros de nieve, el obispo Kopacz no pudo jugar al golf durante su viaje a Irlanda.

La visita pastoral a Irlanda, mi segunda como obispo de Jackson, retrasada más de dos años por las restricciones de la pandemia, se llevó a cabo con éxito a principios de este mes.

El padre Mike O’Brien, recién jubilado, nos recibió, a Monseñor Elvin Sunds y a mí, en el aeropuerto de Dublín y durante los siguientes ocho días nos brindó la mejor hospitalidad; así como sus habilidades de conducción, bien perfeccionadas sobre la colina y el valle alrededor de una gran franja de Irlanda.

El propósito principal de este viaje pastoral fue visitar y reunir a los familiares disponibles de los

sacerdotes que dedicaron sus vidas al ministerio sacerdotal en Mississippi. Incluso si quisiéramos combinar una visita pastoral con una o dos rondas de golf, marzo no es el momento para hacerlo. El día que llegamos, nos recibieron dos o tres pulgadas de nieve. Pregunté cuánta nieve cae anualmente en Irlanda y me informaron que es de dos a tres pulgadas mas o menos. ¡Perfecto!

Nuestro evento insignia ocurrió cuando más de 100 miembros de la familia descendieron a la Iglesia St. Patrick en Newbridge, una de las iglesias en la parroquia de Ballygar de donde vinieron 17 sacerdotes misioneros a lo largo de los años a la Diócesis de Natchez-Jackson, ahora las Diócesis de Biloxi y Jackson.

Algunos viajaron durante más de dos horas para estar juntos y agradecer al Señor por los dones de la familia, la fe y el sacerdocio. Las fotografías adjuntas a la Misa ilustran una iglesia llena y el clero concelebrante. En el altar, de izquierda a derecha, está el padre Douglas John Zaggi, párroco, Mons. Elvin Sunds, el padre Louis Lohan, yo, el obispo Kevin Doran, el ordinario de la diócesis de Elphin, el padre Mike O’Brien y el padre P.J. Curley.

Una Misa especial fue celebrada por el obispo Kopacz y co-celebrantes del grupo de la Misa dominical de Newbridge. A la Misa acudieron miembros de las familias de 17 sacerdotes misioneros, para recordar que a lo largo de los años estos han servido a la Diócesis de Natchez-Jackson, ahora las Diócesis de Biloxi y Jackson. (Fotos cortesía del obispo Kopacz)

El Obispo Kopacz, Monseñor Sunds y el Padre Mike posan para una foto con la familia del Padre Brian Carroll después de Misa familiar, en la sala de su hogar. Luego, todos entraron en calor (izq.) con el fuego de la estufa, corazón de la casa, y disfrutaron de un caliente café irlandés.

La celebración de esta Misa especial de Acción de Gracias en la Iglesia de San Patricio sacó a la luz las palabras del primer sacerdote misionero de Irlanda, San Patricio. “Con el conocimiento de esta fe en la Trinidad, y sin que los peligros lo impidan, es justo dar a conocer el don de Dios y su eterno consuelo. Es justo difundir fielmente y sin temor el nombre de Dios, para que que incluso después de mi muerte pueda dejar algo de valor a los muchos miles de mis hermanos y hermanas, los niños que bauticé en el Señor. No merecía en absoluto que el Señor me concediera una gracia tan grande. Era algo que , cuando era joven, nunca esperé ni pensé en ello. (C 14-15)”

Hasta tiempos recientes, ese celo por la Buena Nueva de Jesucristo cautivó la imaginación de muchas mujeres y hombres irlandeses que pasaron sus vidas como religiosos y sacerdotes “dando a conocer el don de Dios y su eterna consolación”. Por esto dimos gracias. Un salón parroquial repleto de fieles disfrutó de un festín irlandés de carne, patatas, verduras y postres finos. Tienes que amar ese puré de papas.

El Padre Louie Lohan practica frente a sus vacas el sermón de sus Misas. (der.) Foto de la nave de la granja avícola propiedad del sobrino del Padre Noonan, adonde fueron también de visita.

Aunque la celebración del domingo en Newbridge fue la pieza central de la visita pastoral, hubo muchas oportunidades para apreciar la bondad de Dios. Cerca de Roscommon, la base de operaciones durante nuestra estadía, se encuentra la casa del hermano del padre Brian (Speedy) Carroll, Anthony Carroll. En una cálida noche de 38 grados con el viento azotando y la lluvia cayendo de costado, presentamos nuestros respetos en la tumba del Padre Carroll. ¡Descansa en paz!

Luego a la hacienda familiar para celebrar una Misa en la Sala de estar con el fuego de leña brillando intensamente y donde el Padre Carroll había celebrado muchas Misas a lo largo de los años. El amado himno a la Santísima Madre, “Nuestra Señora de Knock” llevó nuestro servicio a una conclusión conmovedora. Luego le agregamos al calor de la noche un buen café irlandés.

El padre Louie Lohan fue fundamental en la organización de la visita con el padre Mike O’Brien, y estaba orgulloso de mostrarnos la granja y el ganado de su familia. Algunos podrían decir que es un caballero agricultor, pero es evidente a partir de las fotos que se siente casi tan a gusto en el granero como en el altar.

La tumba donde reposan los restos del Padre Brian “Speedy” Carroll en el Cementerio Kilmore de Carrick-on-Shannon, Co. Roscommon. (Fotos cortesía del obispo Joseph Kopacz)

De hecho, parece que prepara sus homilías dirigiéndose a las vacas para que su predicación no le entre por un oído y le salga por las ubres. (El humor es cortesía del Padre Speedy.)

A lo largo de los ocho días fuimos recibidos en muchos hogares para disfrutar de agradables visitas. Estos asistentes incluían a miembros de las familias O’Brien, Atkinson, Curly y Noonan, por nombrar varios. El padre Curly estaba en casa para el funeral de una cuñada y pasamos una o dos horas en la casa de la familia.

Hablaron alegremente de sus años creciendo en su acogedor hogar, y el padre P.J. demostró que todavía podía colocarse de estatura completa bajo el manto de la chimenea tal como lo hacía cuando era niño.

Durante los últimos días de la visita, hicimos un viaje nocturno para visitar a la familia Michael Noonan cerca de Adare en la región de Limerick en el suroeste. Fue hace casi seis años cuando pasamos tiempo con él y su familia poco después de la muerte del Padre Patrick Noonan. Después de presentar nuestros respetos en la tumba del padre Noonan con su sobrino, Michael Noonan, disfrutamos de una animada visita con su hermano Michael y su familia, compartiendo muchos recuerdos entrañables de Mississippi.

Por supuesto, hubo muchos más momentos preciosos que tuvieron lugar, demasiado numerosos para contarlos. Si Dios quiere, la tercera visita pastoral se producirá antes del intervalo de cinco años y medio entre la primera y la segunda estancia.

Hasta entonces, queridos amigos de Irlanda.

“Que el camino salga a tu encuentro;
que el viento esté detrás de ti;
que el sol brille cálido sobre tu rostro,
que las lluvias caigan suaves sobre tus campos,
y hasta que nos volvamos a encontrar,
que Dios te sostenga en la palma de su mano”…

Fragmento de Popular Bendición Irlandesa.

“Listen to Him”

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

The Transfiguration of the Lord was proclaimed from all Catholic pulpits throughout the world last weekend on the second Sunday of Lent, an event revealing God’s beloved Son as the fulfillment of the Law and the Prophets with the appearances of Moses and Elijah. For a brief moment Peter, James and John beheld the eternal glory of God on the Lord who was calling them out of darkness into his own marvelous light. (Matthew 17:1-9)

Earlier in the Gospel of Matthew Jesus made a bold statement during his Sermon on the Mount. “Do not think that I have come to abolish the Law and the Prophets. I have come not to abolish them, but to fulfill them.” (5:17)

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

There was a strong prophetic component to Moses’ leadership, but generally he represents the Law in ancient Israel. As soon as Israel settled down in the promised land with a king to rule over them the prophetic ministry arose to preserve and to demand fidelity to the Covenant established by God with Moses on Mount Sinai. Jesus shouldered all of this sacred history on the Cross to establish the new Covenant in his blood. From the Law, the church for nearly 2000 years has preserved the Ten Commandments as the template for the moral life of the Christian. Section three of the Catechism devotes considerable ink to this tradition.

From the prophets primarily, the church has developed its social teaching over the past 150 years with the dawn of the modern world. Its foundation is the dignity of the human person, made in the image and likeness of God. During the season of Lent the Lord and the church call us to double down on our prayer, fasting and almsgiving as obvious signs of our repentance. Jesus has taught us how to pray, fast and die to self, challenging enough, but sometimes the hidden essentials of our mission in the world is the work of social outreach and advocacy for life, justice and peace.

At the end of Matthew’s Gospel, Jesus portrayed the final judgment based on feeding the hungry, giving drink to the thirsty, clothing the naked, caring for the sick and visiting the imprisoned. This was the vision of the prophets in Israel for centuries. Listen to Isaiah, first among them.

“Why, when we fasted, did You not see? When we starved our bodies, did You pay no heed, O Lord? Because on your fast day you see to your business and oppress all your laborers! Because you fast in strife and contention, and you strike with a wicked fist! Your fasting today is not such as to make your voice heard on high. Is such the fast I desire, a day for men to starve their bodies? Is it bowing the head like a bulrush and lying in sackcloth and ashes? Do you call that a fast, a day when God is favorable? No, this is the fast I desire: To unlock the fetters of wickedness and untie the cords of the yoke to let the oppressed go free; to break off every yoke. It is to share your bread with the hungry, and to take the wretched poor into your home; when you see the naked, to clothe him, and not to ignore your own kin.” (Isaiah 58:3-7)

For example, “not to ignore your own kin” is the impetus for the grassroots efforts to expand post-partum Medicaid for women and their newborn beyond two months of coverage up to one year. To ignore this critical need after Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization is unconscionable. This is to say that the church’s pro-life and social teachings are always at work, in Mississippi, in the United States and throughout our world because the powerful voices of the prophets are part of our religious DNA.

“Let justice roll like a river, righteousness like an unfailing stream.” (Amos 5:24) “He has showed you, O man, what is good, and what does the Lord require of you but to do justice, to love kindness, and to walk humbly with your God.” (Micah 6:8) This is an essential part of the fulfillment of the Law and the Prophets of which Jesus spoke, and that God the Father revealed on the mountain of Transfiguration. “This is my beloved Son, with whom I am well pleased; listen to him.” He is the Way and the Truth in whom we have been baptized and seek faithfully to follow in thought, word and deed.

“Que fluya como agua la Justicia”

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
La Transfiguración del Señor fue proclamada desde todos los púlpitos católicos del mundo el pasado fin de semana del segundo domingo de Cuaresma, evento que revela al Hijo amado de Dios como el cumplimiento de la Ley y los Profetas con las apariciones de Moisés y Elías.

Por un breve momento, Pedro, Santiago y Juan contemplaron la gloria eterna de Dios sobre el Señor que los llamaba de las tinieblas a su propia luz admirable. (Mateo 17:1-9) Anteriormente en el Evangelio de Mateo, Jesús hizo una declaración audaz durante su Sermón del Monte. “No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor.” Mateo 5:17

Obispo Joseph R. Kopacz

Hubo un fuerte componente profético en el liderazgo de Moisés, pero generalmente él representa la Ley en el antiguo Israel. Tan pronto como Israel se estableció en la tierra prometida con un rey que los gobernara, surgió el ministerio profético para preservar y exigir la fidelidad a la Alianza establecida por Dios con Moisés en el Monte Sinaí. Jesús cargó con los hombros toda esta historia sagrada en la Cruz para establecer la nueva Alianza en su sangre. De la Ley, la iglesia por casi 2000 años ha preservado los Diez Mandamientos como modelo para la vida moral del cristiano. La sección tres del Catecismo dedica mucha tinta a esta tradición.

A partir de los profetas principalmente, la iglesia ha desarrollado su enseñanza social durante los últimos 150 años con el amanecer del mundo moderno. Su fundamento es la dignidad de la persona humana, hecha a imagen y semejanza de Dios.

Durante la temporada de Cuaresma, el Señor y la iglesia nos llaman a redoblar nuestra oración, ayuno y limosna como signos evidentes de nuestro arrepentimiento. Jesús nos ha enseñado cómo orar, ayunar y morir a uno mismo, lo suficientemente desafiante, pero a veces lo esencial oculto de nuestra misión en el mundo es el trabajo de alcance social y defensa de la vida, la justicia y la paz. Al final del Evangelio de Mateo, Jesús retrata el juicio final basado en dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, cuidar a los enfermos y visitar a los encarcelados. Esta fue la visión de los profetas en Israel durante siglos.

Escuche a Isaías, primero entre ellos, “y, sin embargo, dicen: ‘¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve?, ¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cuenta?’ El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios y a explotar a sus trabajadores; el día de ayuno lo pasan en disputas y peleas y dando golpes criminales con los puños. Un día de ayuno así, no puede lograr que yo escuche sus oraciones. ¿Creen que el ayuno que me agrada consiste en afligirse, en agachar la cabeza como un junco y en acostarse con ásperas ropas sobre la ceniza? ¿Eso es lo que ustedes llaman “ayuno” y “día agradable al Señor”?. Pues no lo es. El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes, en fin, con toda tiranía; en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes.” (Isaías 58:3-7)

Por ejemplo, “no dejes de socorrer a tus semejantes.” es el ímpetu de los esfuerzos de base para expandir el Medicaid posparto, para las mujeres y sus recién nacidos, más allá de los dos meses de cobertura hasta un año. Ignorar esta necesidad crítica después de Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization es inconcebible. Esto quiere decir que las enseñanzas sociales y Provida de la iglesia siempre están en acción, en Mississippi, en los Estados Unidos y en todo el mundo, porque las poderosas voces de los profetas son parte de nuestro ADN religioso.

“Pero que fluya como agua la justicia, y la honradez como un manantial inagotable”. Amós 5:24
“El Señor ya te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios.” (Miqueas 6:8)

Esto es parte esencial del cumplimiento de la Ley y los Profetas de los que habló Jesús, y que Dios Padre reveló en el monte de la Transfiguración. “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; Escúchalo a él.” Él es el Camino y la Verdad en quien hemos sido bautizados y buscamos seguir fielmente en pensamiento, palabra y obra.

Repent and believe in the Gospel

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
Once in a Blue Moon, a natural occurrence nearly every three years, the Gospel of Matthew flows seamlessly from Ordinary Time into Ash Wednesday. Since the Christmas season the church has been proclaiming our weekly Gospel from the Sermon on the Mount from the fifth chapter of Matthew. We are in Cycle A of our three-year rotation with the Gospels of Mathew, Mark and Luke.

This year the timing was picture-perfect to go from chapter 5 into the traditional Ash Wednesday Gospel taken from St. Matthew’s sixth Chapter on prayer, fasting and almsgiving. Recall that the Sermon on the Mount encompasses Chapters 5-6-7 in Matthew’s Gospel, the first book of the New Testament. The well-known words “repent and believe in the Gospel” or “remember that you are dust, and unto dust you shall return” as each person is marked with the ashes are the bridge to the Lenten season of conversion and new life in Jesus Christ. This is heaven-sent because the Sermon on the Mount is at the essence of the Lord’s standard for holiness of life, and an exceptional examination of conscience for our 40-day spiritual journey. Each chapter is brimming with God’s wisdom and by allowing Jesus’ words to find a home in our hearts and minds, and our actions will keep us firmly fixed on the road to life from on high .

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

Immediately following the Ash Wednesday Gospel on prayer, fasting and almsgiving is one of the Lord’s summary statements on storing up treasures in heaven. “Do not lay up for yourselves treasures on earth, where moth and rust consume and where thieves break in and steal, but lay up for yourselves treasures in heaven, where moth, rust and thieves are powerless.”

Why? “For where your treasure is, there will your heart be also.” (6:19-21)

As disciples of the Lord, the first foot forward is not about receiving pennies from heaven, as it is storing up treasures in heaven. “But seek first his Kingdom and his righteousness, and all these things shall be yours as well.” (Matthew 6:33)

We are in the world and for sure, want to live a full life, but we are not of the world. “I have given them your word; and the world has hated them, because they are not of the world, even as I am not of the world. I pray not that you should take them out of the world, but that you should keep them from the evil one.” (John 17:11, 14-15.)

The treasures we are storing up in heaven are rooted in prayer, fasting and almsgiving, or generosity of life, walking on the path Jesus trod, in the desert overcoming temptation, and as a treasure trove of blessing in daily life.

The Ash Wednesday demand to repent and believe in the Gospel is the foundation of the Lord’s call in each of our lives. St. Mark’s Gospel, without the Infancy Narratives of Matthew’s and Luke’s Gospels, and the Prologue of John’s Gospel wastes no time over who Jesus is and what are the demands of his mission. “The beginning of the Gospel of Jesus Christ, the Son of God.” (Mark 1:1) Immediately after his identity is established Jesus sets out on his public ministry. “After John was arrested, Jesus came into Galilee, preaching the Gospel of God saying, The time is fulfilled, and the Kingdom of God is at hand: repent, and believe in the Gospel.” (Mark 1:14-15)

Jesus invites us to place our faith in him as the Son of God and to repent, embracing a life-long journey of conversion of mind and heart, of mindset and attitude. We have been buried with Christ in baptism so that we can die to self and rise with him each day. This is not a once in a Blue Moon display of ashes, but a way of living with a storehouse of treasures.

Arrepentirse y creer en el Evangelio

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.

JACKSON – Una vez en una Luna Azul, un acontecimiento natural que ocurre casi cada tres años, el Evangelio de Mateo fluye sin problemas desde el Tiempo Ordinario hasta el Miércoles de Ceniza.

Desde Navidad, la iglesia ha estado proclamando nuestro Evangelio semanal del Sermón de la Montaña del quinto capítulo de Mateo. Estamos en el Ciclo A de nuestra rotación de tres años con los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas.

Este año, el momento fue perfecto para pasar del capítulo 5 al tradicional Evangelio del Miércoles de Ceniza tomado del sexto capítulo de San Mateo sobre la oración, el ayuno y la limosna.

Recuerde que el Sermón de la Montaña abarca los capítulos 5-6-7 del Evangelio de Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento.

Obispo Joseph R. Kopacz

Las conocidas palabras “arrepentíos y creed en el Evangelio” o “recordad que polvo sois, y en polvo volveréis,” dichas a medida que cada persona es marcada con las cenizas, son el puente hacia el tiempo de Cuaresma de conversión y vida nueva en Jesucristo.

Esto es enviado del cielo porque el Sermón de la Montaña es la esencia del estándar del Señor para la santidad de vida y un examen de conciencia excepcional para nuestro viaje espiritual de 40 días.

Cada capítulo está rebosante de la sabiduría de Dios y al permitir que las palabras de Jesús encuentren un hogar en nuestros corazones y mentes, y nuestras acciones nos mantendrán firmemente fijos en el camino a la vida desde lo alto.

Inmediatamente después del Evangelio del Miércoles de Ceniza sobre la oración, el ayuno y la limosna, se encuentra una de las declaraciones resumidas del Señor sobre el almacenamiento de tesoros en el cielo.
“No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; ” Mateo 6:19-20

¿Por qué? “porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” Mateo (6:21)

Como discípulos del Señor, el dar el primer paso adelante no se trata de recibir centavos del cielo, sino de acumular tesoros en el cielo. “ Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)

Días antes del Miércoles de Ceniza, se queman las palmas secas del año anterior, las cenizas son usadas luego en la ceremonia como recordatorio de lo corto de la vida terrenal. El Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de la Cuaresma, centrada en la oración, ayuno y caridad. (Foto cortesía de BigStock)

Estamos en el mundo y seguro que queremos vivir una vida plena, pero no somos del mundo. “Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti….Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. ”(Juan 17:11, 14-15.)

Los tesoros que estamos acumulando en el cielo tienen sus raíces en la oración, el ayuno y la limosna, o la generosidad de vida, caminando en el camino que recorrió Jesús, en el desierto venciendo la tentación y como un tesoro de bendiciones en la vida diaria.

La exigencia del Miércoles de Ceniza de arrepentirse y creer en el Evangelio es el fundamento del llamado del Señor en cada una de nuestras vidas. El Evangelio de San Marcos, sin las Narrativas de la Infancia de los Evangelios de Mateo y Lucas y el Prólogo del Evangelio de Juan, no pierden el tiempo en quién es Jesús y cuáles son las exigencias de su misión. “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. (Marcos 1:1.) Inmediatamente después de establecer su identidad, Jesús emprende su ministerio público. “ Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea proclamando el evangelio de Dios, 15 y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.” (Marcos 1:14-15)
Jesús nos invita a depositar nuestra fe en él como el Hijo de Dios y al arrepentimiento, abrazando un camino de conversión de mente y corazón, de mentalidad y actitud que dura toda la vida.

Hemos sido sepultados con Cristo en el bautismo para que podamos morir a nosotros mismos y resucitar con él cada día.

Esta no es una exhibición de cenizas única en la Luna Azul, sino una forma de vivir con un almacén de tesoros.

Sermon on the Mount, words anything but ordinary

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
In the face of unrelenting violence in our world, in our nation and in our communities, our faith in the crucified and risen Lord offers another vision for living. During this stretch of time that we call Ordinary between the Christmas season and Ash Wednesday, we are blessed this year to hear the teachings of the Lord Jesus from the Sermon on the Mount (Matthew chapters 5-7), words that are anything but ordinary.

Rather, they provide a clear but demanding road to travel to embrace our identities as Christians, a way of life rooted in God storing up treasures in heaven. The following excerpts from the Sermon are a counterweight to the scourge of violence throughout our world with no one appearing to have a corner on the market with inhumanity.

A stained glass window at St. Gummarus Church in Lier, Belgium depicts the Sermon on the Mount. (Photo courtesy of BigStock)

“Blessed are the Peacemakers, for they shall be called children of God.”

“Blessed are the merciful, for mercy will be theirs.”

“Blessed are they who mourn, they will be comforted.”

“Blessed are those who hunger and thirst for righteousness, theirs is the Kingdom of Heaven.”

“You are the salt of the earth; you are the light of the world … and your light must shine before all so that they may see your good works and give praise to your Father in heaven.”

“You have in your Law that you shall not kill, and anyone who kills will be liable to judgment. But I say to you that anyone who is angry with his brother shall be liable to judgment. Therefore, when offering your gift at the altar, if you should remember that your brother has something against you, leave your gift at the altar and first go to be reconciled with your brother. Then return and offer your gift.”

“Love your enemies. You have heard that it was said: ‘You shall love your neighbor and hate your enemy. But I say to you: “Love your enemies and pray for those who persecute you. This will make you children of your Heavenly Father. For he causes his sun to rise on the just and the unjust, and his rain falls on both the righteous and the wicked. If you love only those who love you, what reward will you receive? And if you greet only your brethren, what about that is so extraordinary? Therefore, strive to be perfect, even as your Heavenly Father is perfect.”

Some might respond to these Gospel imperatives, get real; this is not the way the world works. God might respond in turn; get real, my world is broken, and your way doesn’t appear to be working.

Blessed are the peacemakers. Pope Francis’ historic mission of peace last week to the Republic of the Congo, to the South Sudan and to other nations in Africa with the Archbishop of Canterbury, Justin Welby and Reverend Iain Greenshields, the moderator of the Presbyterian Church in Scotland is bringing the light of Gospel to these war weary and violence plagued countries. These ambassadors for Christ are pleading for peace, admonishing the political leaders over their failure to stabilize their countries, and in many cases, over their corrupt leadership.

On the other hand, Pope Francis spoke words of encouragement to the youth and young adults to break with the violence and to demand from their civic and religious leaders the paths of peace, stability and development. He also challenged the clergy, Catholic, Presbyterian and Anglican, to have a hunger for justice and peace and to not remain on the sidelines out of fear or hopelessness. It’s the Sermon on the Mount nearly two thousand years later.

We pray that the light of the Gospel of justice and peace can bring hope to the South Sudan, to the streets of America, to the cities of the Ukraine and to all who suffer from the oppression of violence in all forms. Like the Pope, the Archbishop and the Moderator, we pray for the desire to hunger and thirst for justice and peace so that our light may reflect the light, mind and heart of Jesus Christ. We are players and not bystanders who need to prevail in this struggle for humanity with far more at stake than who takes home the Super Bowl trophy.

Sermón del Monte, en el día de hoy

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
Frente a la violencia implacable en nuestro mundo, en nuestra nación y en nuestras comunidades, nuestra fe en el Señor crucificado y resucitado ofrece otra visión para vivir. Durante este período de tiempo que llamamos Ordinario entre la temporada de Navidad y el Miércoles de Ceniza, este año tenemos la bendición de escuchar las enseñanzas del Señor Jesús del Sermón de la Montaña (Mateo, capítulos 5-7), palabras que son todo menos ordinarias.

Más bien, brindan un camino claro pero exigente a recorrer para abrazar nuestras identidades como cristianos, una forma de vida arraigada en Dios acumulando tesoros en el cielo. Los siguientes extractos del Sermón son un contrapeso al flagelo de la violencia en todo nuestro mundo sin que nadie parezca tener un rincón en el mercado con la inhumanidad.

“Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.”

“Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia”.

“Bienaventurados los que lloran, ellos serán consolados”.

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.”

“Vosotros sois la sal de la tierra; sois la luz del mundo … Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

“Habéis oído que se dijo a los antepasados: «No Mataras» y: «Cualquiera que cometa homicidio será culpable ante la corte». Pero yo os digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte … Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”

“Habéis oído que se dijo: «Amaras a tu prójimo y odiarás a tu enemigo». Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos. porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que otros? ¿No hacen también lo mismo los gentiles? Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.”

Algunos pueden responder a estos imperativos del Evangelio, pero sean realistas; esta no es la forma en que funciona el mundo. Dios podría responder a su vez; sé realista, mi mundo está roto y tu camino no parece estar funcionando.

“Bienaventurados los pacificadores.” La histórica misión de paz del Papa Francisco la semana pasada a la República del Congo, a Sudán del Sur y a otras naciones de África con el arzobispo de Canterbury, Justin Welby y el Reverendo Iain Greenshields, el moderador de la Iglesia Presbiteriana en Escocia está trayendo la luz del Evangelio a estos países cansados de la guerra y plagados de violencia. Estos embajadores de Cristo están suplicando por la paz, amonestando a los líderes políticos por su fracaso en estabilizar sus países y, en muchos casos, por su liderazgo corrupto.

Por otra parte, el Papa Francisco pronunció palabras de aliento a los jóvenes para que rompan con la violencia y exijan a sus líderes cívicos y religiosos caminos de paz, estabilidad y desarrollo. También desafió al clero, católico, presbiteriano y anglicano, a tener hambre de justicia y paz y a no quedarse al margen por miedo o desesperanza. Es el Sermón del Monte casi dos mil años después.

Oramos para que la luz del Evangelio de justicia y paz pueda traer esperanza a Sudán del Sur, a las calles de Estados Unidos, a las ciudades de Ucrania y a todos los que sufren la opresión de la violencia en todas sus formas. Como el Papa, el arzobispo y el Moderador, oramos por el deseo de tener hambre y sed de justicia y paz para que nuestra luz refleje la luz, la mente y el corazón de Jesucristo. Somos jugadores y no espectadores que debemos prevalecer en esta lucha por la humanidad, que tiene mucho más en juego que quién se lleva a casa el trofeo del Super Bowl.

Synodal path reveals common ground

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.
So, what’s new with the Synod on Synodality? Toward the end of 2021 Pope Francis had directed the church throughout the world to engage in the process we have come to know as the Synod.

Throughout 2022 each (arch)diocese, in one arrangement or another, responded to the pope’s vision and directive, and launched the process under the gaze of the Holy Spirit, producing a synthesis of the People of God’s joys and hopes and wounds along with a profound desire for all of what Jesus desired for his church.

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

In turn, nearly 200 (arch)dioceses in the United States by region, like streams of water, combined to form a flowing river in the National Synthesis document that reflects the work of approximately 700,000 Catholics. This was the inspired work of 2022.

Currently, all countries have entered into the Continental Stage and the United States is partnered with Canada. The goal is that further prayer and dialogue will refine the voices of nearly one million Catholics in the North American neighbors. During January several representatives from the Diocese of Jackson took part in the Continental Stage. What is produced at this level will go on to Rome for additional dialogue and discernment in anticipation of Pope Francis’ written Apostolic Exhortation in 2024, the fruit of the worldwide Synod.

The Catholic Church in the United States and in Canada are at the center of “western culture” a reality that offers opportunities and challenges that vary significantly from other parts of the world. The links to each country’s National Synthesis are available for your edification to better appreciate the common themes with our neighbors to the north, and also the pronounced differences.

Canada’s overall population is significantly less than the United States and its Catholic population mirrors this reality. There is a large indigenous population in western Canada, and Pope Francis modeled the spirit of Synodality when he visited last year to be with those so unjustly treated in their boarding schools, in order to listen, to pray, to honor their culture and to express his and the church’s sorrow over the pain that still afflicts the people.

On the other hand, the Province of Quebec in the East is extremely secular and “there is a desire for urgent change in order to regain – or preserve – what remains of the church’s relevance and mission.”
To one degree or another the Catholic Church in each country is responding to the promptings of the Holy Spirit to gather in prayer, discernment and respectful dialogue in order to see, to value the things that truly matter and to serve with the mind and heart of Jesus Christ.

The Synodal path has revealed the common ground between each of our countries. As Pope Francis modeled in Canada among the Indigenous, there was a high premium in both National Syntheses placed on the virtue of listening. At the core of being a welcoming church is a listening heart that takes a long and loving look at what is real.

“The value of simply listening is a clear message of the Synod process. People must be able to speak honestly on even the most controversial topics without fear of rejection. We must be open to new ideas and new ways of doing thing, even as we remain faithful to the church’s tradition. Faith formation can help us develop greater understanding and grow in trusting the Holy Spirit who is at work in every place and time.” (U.S. Synthesis)

Replete throughout the National Syntheses is the call for the church to fulfill the promise of Jesus for life in abundance. There ought to be far greater collaboration between the ordained and the laity in order to continue to build a culture of trust and transparency between the church’s leadership and the faithful. Reconciling the wounds of the past, reaching out to the alienated, accompanying those on the margins of society, and heeding the call to repentance and conversion demonstrate that the Kingdom of God is in our midst.

“As Pope Francis frequently reminds us, Synodality is not a one-time event, but an invitation to an ongoing style of church life. We have taken the first steps of this path, and we have learned much; we have more to learn and more to do as witnesses of Christ Jesus in our time.” (Intro, U.S. Synthesis)

Editor’s Note: For the Diocese Synod Synthesis, U.S. National Synod Synthesis and document on the Continental Stage of the Synod, visit www.jacksondiocese.org/synod.

El camino sinodal revela un terreno común

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.
Entonces, ¿qué hay de nuevo en el Sínodo sobre la Sinodalidad? Hacia fines de 2021, el Papa Francisco había ordenado a la iglesia de todo el mundo que participara en el proceso que conocemos como el Sínodo.

A lo largo de 2022 cada diócesis y arquidiócesis, en una disposición u otra, respondió a la visión y directiva del Papa, puso en marcha el proceso bajo la mirada del Espíritu Santo y se produjo una síntesis de las alegrías y esperanzas y heridas del Pueblo de Dios, junto con un profundo deseo por todo lo que Jesús anhelaba para su iglesia.

Obispo Joseph R. Kopacz

A su vez, casi 200 arquidiócesis en los Estados Unidos por región, como corrientes de agua, se combinaron para formar un río que fluye en el documento de Síntesis Nacional que refleja el trabajo de aproximadamente 700,000 católicos. Este fue el trabajo inspirado de 2022.

Actualmente, todos los países han entrado en la Etapa Continental y Estados Unidos está asociado con Canadá. El objetivo es que más oración y diálogo refinarán las voces de casi un millón de católicos en los vecinos de América del Norte. Durante enero varios representantes de la Diócesis de Jackson participaron en el Escenario Continental. Lo que se produzca a este nivel irá a Roma para diálogo adicional y discernimiento, en anticipación a la Exhortación Apostólica escrita del Papa Francisco en 2024, fruto del Sínodo mundial.
La Iglesia Católica en los Estados Unidos y en Canadá están en el centro de la “cultura occidental”, una realidad que ofrece oportunidades y desafíos que varían significativamente de otras partes del mundo. Los enlaces a la Síntesis Nacional de cada país están disponibles para su edificación para apreciar mejor los temas comunes con nuestros vecinos del norte, y también las diferencias pronunciadas.

La población total de Canadá es significativamente menor que la de Estados Unidos y su población católica refleja esta realidad. Hay una gran población indígena en el oeste de Canadá, y el Papa Francisco modeló el espíritu de sinodalidad cuando visitó el año pasado para estar con aquellos que son tratados tan injustamente en sus internados, para escuchar, orar, honrar su cultura y expresar su dolor y el de la iglesia por el dolor que aún aflige al pueblo.

Por otro lado, la Provincia de Quebec en el Este es extremadamente secular y “hay un deseo de cambio urgente para recuperar, o preservar, lo que queda de relevancia y misión de la iglesia”.

En un grado u otro la Iglesia Católica en cada país está respondiendo a los impulsos del Espíritu Santo de reunirse en oración, discernimiento y diálogo respetuoso para ver, valorar las cosas que verdaderamente importan y servir con la mente y el corazón de Jesucristo.

El camino sinodal ha revelado el terreno común entre cada uno de nuestros países. Como el Papa Francisco modeló en Canadá entre los indígenas, hubo una gran importancia en ambas Síntesis Nacionales otorgadas a la virtud de escuchar. En el centro de ser una iglesia acogedora hay un corazón que escucha y mira con amor lo que es real.

“El valor de simplemente escuchar es un mensaje claro del proceso del Sínodo. Las personas deben poder hablar honestamente incluso sobre los temas más controvertidos sin temor al rechazo. Debemos estar abiertos a nuevas ideas y formas de hacer las cosas, aun cuando permanezcamos fieles a la tradición de la iglesia. La formación en la fe puede ayudarnos a desarrollar una mayor comprensión y crecer en la confianza en el Espíritu Santo que está obrando en todo lugar y tiempo”. (Síntesis de EE. UU.)

Repleto a lo largo de las Síntesis Nacionales está el llamado a la iglesia a cumplir la promesa de Jesús de una vida en abundancia. Debería haber una colaboración mucho mayor entre los ordenados y los laicos para continuar construyendo una cultura de confianza y transparencia entre el liderazgo de la iglesia y los fieles. Reconciliar las heridas del pasado, tender la mano a los marginados, acompañar a los marginados de la sociedad y atender el llamado al arrepentimiento y la conversión demuestra que el Reino de Dios está entre nosotros.

“Como el Papa Francisco nos recuerda con frecuencia, la sinodalidad no es un evento de una sola vez, sino una invitación a un estilo continuo de vida de la iglesia. Hemos dado los primeros pasos de este camino y hemos aprendido mucho; tenemos más que aprender y más que hacer como testigos de Cristo Jesús en nuestro tiempo.” (Introducción, Síntesis de EE. UU.)

Nota del Editor: Para encontrar la Síntesis del Sínodo Diocesano, Síntesis del Sínodo Nacional de Estados Unidos y los documentos del Estado Continental del Sínodo, por favor visite: www.jacksondiocese.org/synod.

Love for God’s Word

By Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

On the weekend of Jan. 21-22 the Catholic Church will mark for the fourth consecutive year, Sunday of the Word of God. Pope Francis dedicated the third Sunday in January on the feast of St. Jerome, Sept. 30, 2019, as such with his Apostolic Letter, Aperuit Illis taken from the Emmaus story when the two disciples recognized the risen Lord in the breaking of the bread and how with hearts burning, he “opened the Scriptures for them” as they walked along the road.

Bishop Joseph R. Kopacz, D.D.

We celebrated the culmination of the Christmas season last weekend with the feast of the Epiphany, the manifestation of Christ to the nations. The Magi in St. Matthew’s Gospel remain the pioneers for us as we seek our path in life, led by the star of God’s grace, into the presence of Jesus Christ.

A favorite Christmas card is the image of the Magi following the star with the caption, “The Wise still seek Him.” Their love for and study of the heavens led them into the presence of Christ. May our love for and study of the Word of God, a lamp for our feet, be the star that brings us into the presence of Jesus Christ, to adore, to open ourselves up in generosity, and to live with his mind and heart in this world. This encounter of worship and wisdom is God’s gift to us at the Eucharist, the source and summit of our life in Jesus Christ. The Word of God can open the eyes of faith to know the risen One in his Body and Blood upon the altar and in one another.

During this 60th anniversary year of the opening of Vatican II, let the timeless teaching of the Council reinvigorate in us the treasures of God’s Word, and the sacrament of the Eucharist. Sacrosantum Concilium, the exemplary document on the Mass, states splendidly that “the divine sacrifice of the Eucharist is the outstanding means whereby the faithful may express in their lives and manifest to others the mystery of Christ and the real nature of the church.” (S.C.2) Likewise, “the Sacred Scripture is of the greatest importance in the celebration of the liturgy. Thus, to achieve the restoration, progress, and adaptation of the sacred liturgy, it is essential to promote that warm and living love for scripture.”(24)

Dei Verbum (Word of God), the document on divine revelation, sought to restore a profound love for the sacred scriptures throughout the church. “The church has always venerated the divine Scriptures just as she venerates the body of the Lord, since especially in the sacred liturgy, she unceasingly receives and offers to the faithful the bread of life from the table both of God’s word and of Christ’s body.” (DV 21)

The daily reading and praying with the Word of God that is much more common today finds its impetus in Dei Verbum. “The sacred synod also earnestly and especially urges all the Christian faithful to learn by frequent reading of the divine Scriptures the “excellent knowledge of Jesus Christ.” (Phil 3:8) St. Augustine sheds further light over the divine-human dialogue. “Your prayer is the word you speak to God. When you read the Bible, God speaks to you; when you pray, you speak to God.”

Finally, let us call forth the wisdom of Pope Benedict of happy memory who was present at the Second Vatican Council. “God’s word is given to us precisely to build communion, to unite us in the Truth along our path to God.

While it is a word addressed to each of us personally, it is also a word that builds community, that builds the church … For this reason, the privileged place for the prayerful reading of sacred Scripture is the liturgy, and particularly the Eucharist, in which as we celebrate the Body and Blood of Christ in the sacrament, the word of God is present and at work in our midst.”

From personal experience over a long life seeking to know the living God, Benedict proposed that “the Word of God sustains us on our journey of penance and conversion, enables us to deepen our sense of belonging to the church, and helps us to grow in familiarity with God.”

As St. Ambrose puts it, “When we take up the sacred Scriptures in faith and read them with the church, we walk once more with God in the Garden.” May we encourage one another in our love for God’s Word, in season and out of season, and with special focus at this time of Eucharistic renewal in the church.

A photo of the late Pope Emeritus Benedict XVI sits near the Tabernacle at the Cathedral of St. Peter the Apostle after a Memorial Mass for the Repose of the Soul was celebrated by Bishop Joseph Kopacz on Thursday, Jan. 5. (Photo by Tereza Ma)