Por Obispo Joseph Kopacz
La pasión de Jesús de Nazareno, hijo de María, e hijo de Dios, culmina en la resurrección de Jesucristo en la mañana de Pascua. La fe pascual es siempre profundamente personal, así como una celebración de la Iglesia y la familia con la renovación de nuestros votos bautismales, una combinación de la renuncia al pecado y la profesión de fe en el Dios vivo, a quien conocemos como Padre, Hijo y Espíritu Santo. A lo largo de la Cuaresma nos hemos estado preparando para celebrar la Pascua del Señor a través de la oración, el ayuno y la limosna, y ahora llegamos al borde del desierto y miramos con anhelo hacia la tierra prometida del amor eterno.
Estamos en la cúspide de la Semana Santa con la conmemoración de la pasión del Señor el fin de semana del Domingo de Ramos. Las lecturas de la liturgia y el Evangelio terminan en la muerte del Señor mientras nos invitan a tener fe en su resurrección. La Misa de la Cena del Señor, la inmersión en su muerte el Viernes Santo y la Vigilia Pascual son una peregrinación de fe para toda la Iglesia en todo el mundo para que conozcamos la longitud y respiración, la altura y la profundidad del amor de Dios por nosotros en Cristo Jesús.
La fe en la Semana Santa y la Pascua es aún más personal este año en la Diócesis de Jackson a causa de la muerte de Monseñor William Houck, el noveno obispo de la diócesis. Nuestro querido obispo emérito murió en la mañana del miércoles 9 de marzo y fue enterrado el jueves 17 de marzo en la parcela de obispos al lado de la catedral.
Durante esta semana pasada celebramos con cariño su fallecimiento con la Liturgia de Aceptación de su cuerpo en la Catedral el martes, los ritos de la Vigilia el miércoles en la noche y la Misa de Cristiana Sepultura el jueves por la tarde. Muchas personas aprovecharon la oportunidad para presentar sus respetos mientras su cuerpo yacía cerca del santuario donde celebraba los sagrados misterios desde su llegada a la diócesis en 1979.
El Obispo Houck iba a cumplir 90 años en junio. Dedicó 65 años de su vida al sacerdocio, 37 de ellos como obispo. Hubo tres capítulos en su ministerio episcopal en nuestro medio. Se desempeñó como obispo auxiliar de Monseñor Joseph Brunini durante varios años (1979-1983), antes de servir como el noveno ordinario de la diócesis de 1983 al 2002 y, por último, como obispo emérito desde el 2002 hasta su reciente fallecimiento. El Señor lo bendijo con muchos años activos en su ministerio, más de la mitad como obispo, y ha bendecido a muchas personas a través de su vida como ordenado y consagrado para servir fielmente.
En la muerte un discípulo del Señor es confiado a Dios desde el corazón de la Iglesia, sea él o ella un recién bautizado o uno que vive cerca de 90 años. Igual dignidad es concedida a todos y la Palabra de Dios, la oración a lo largo de la liturgia y la Eucaristía, el Pan de los Ángeles y el Pan de la Vida, todos proclaman nuestra esperanza en la resurrección de Jesucristo de entre los muertos y la promesa de la vida eterna.
Nuestra oración siempre y en todas partes también busca consuelo, fortaleza y paz para la familia y los amigos que lloran la pérdida de un ser querido. Inmediatamente al comienzo de la Misa de Cristiana Sepultura proclamamos nuestra fe pascual. “En las aguas del Bautismo, William murió con Cristo y subió con él. Que ahora comparta la gloria eterna”. Esta es nuestra esperanza, y este es el corazón de nuestra fe que celebramos durante la Semana Santa que se acerca.
En este momento oremos fielmente por el Obispo William Houck confiando su vida en la misericordia de Dios, y oremos por su familia que sufren por su fallecimiento. Además, no perdamos la oportunidad de su muerte al comienzo de la Semana Santa para renovar nuestra fe, esperanza y amor en Jesucristo, crucificado y resucitado de entre los muertos.
La renovación de nuestras promesas bautismales nos esperan durante las Misas de Pascua. Concluyo esta columna con el diálogo entre el sacerdote y el pueblo para la renovación de nuestro pacto con Dios, iniciado en el bautismo.
• ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
• ¿Renuncian a la tentación del mal, para que ese pecado no tenga dominio sobre ustedes?
• ¿Renuncian a Satanás, el autor y príncipe del pecado?
• ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?
• ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de la Virgen María, padeció y fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la diestra del Padre?
• ¿Creen en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna?
Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia. Nos gloriamos de profesarla en Cristo Jesús, nuestro Señor.
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Practicando el arte cuaresmal de escuchar
By Bishop Joseph Kopacz
La diócesis está finalizando las sesiones de escucha, 17 en total, un proceso que le está brindando a muchos la oportunidad de reunirse, reflexionar, debatir y compartir su gratitud, aspiraciones, preocupaciones específicas y metas a seguir. Para mí ha sido una bendición participar en forma de apoyo, aunque moderada, lo que le ha permitido a cada uno la oportunidad de hablar y escuchar al otro. En las sesiones los participantes están escuchando su propio corazón y mente, seguido de una discusión con los integrantes de la mesa.
El último paso del proceso es compartir con un grupo más grande, de unos 50 a 150, dependiendo del lugar. Los comentarios han sido sinceros, respetuosos y llenos de esperanza para la vida de la diócesis, el Cuerpo de Cristo, bajo la guía del Espíritu Santo, para la gloria de Dios.
Cuando nos detenemos a reflexionar sobre el ritmo diario y los patrones de nuestras vidas hay un sinfín de oportunidades para tener una sesión de escucha. Conversaciones con miembros de la familia, las inspiraciones de nuestros propios corazones, nuestras conversaciones con Dios en la oración, el escuchar los sonidos de la naturaleza con la llegada de la primavera, más evidente en las primeras horas de la mañana con los sonidos de las aves. Si sólo tuviéramos ojos para ver, y oídos para oír, como Jesús animó a sus discípulos. Todos hemos oído el viejo adagio que dice que Dios nos creó con dos oídos y una boca para que podamos escuchar dos veces más de lo que hablmos. Esto no es fácil de lograr cuando estamos en un modo de hablar compulsivo.
Podemos aplicar esto a la oración, nuestras conversaciones con Dios, recordando las obras de Jesús a sus discípulos en el Sermón de la montaña en el evangelio de san Mateo. Al orar, no repitas palabras inútiles como hacen los paganos, que se imaginan que cuanto mas hablen mas caso les hará Dios. No sean como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo piden. Ustedes deben orar así: Nuestro Padre . . . (Mateo 6:7-9).
La oración del Señor es tan substancial, tan sucinta, y las palabras son las de Jesús que es el camino, la verdad y la vida. Hablar y escuchar tranquilamente con el fin de discernir y actuar con mayor confianza son los distintivos de nuestra conversación con Dios. Recuerda, Dios nos dio dos oídos para escuchar sus palabras y ponerlas en práctica.
Esto también se aplica para la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, durante el tiempo de Cuaresma. Cada vez que se proclame la Palabra de Dios durante la misa en el día del Señor se pretende que sea una sesión de escucha. Los evangelios durante esta temporada de nueva vida están repletos con las palabras, la sabiduría y la compasión de Cristo Jesús. En el hostil encuentro entre Jesús y el diablo en el primer domingo de Cuaresma escuchamos: no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios, y, deberás rendir culto al Señor, tu Dios, y, a él solo servirás, y no deberás poner al Señor tu Dios a prueba.
Nuestra oración y ayuno durante estos 40 días nos invitan a agudizar nuestra conciencia acerca de los ídolos inútiles de esta vida cuando se comparan con el inestimable valor de la misericordia de Dios en Jesucristo.
En el segundo domingo de Cuaresma proclamamos el momento místico en el Monte Tabor, donde Jesús se transfiguró delante de los ojos de Pedro, Jacobo y Juan con Moisés y Elías, atrapados en la visión. La ley y los profetas, los pilares del camino de la salvación de Israel, ahora se cumplen en Jesús.
¿Y lo que es más importante de todo esto? Las palabras estampadas en la memoria de Pedro, Santiago y Juan fueron dados a la Iglesia para todos los tiempos. Este es mi Hijo amado, escúchenlo. (Lucas 9:35).
Qué sesión de escucha fue esa para los tres apóstoles que tuvieron el privilegio de vislumbrar el misterio del plan de Dios para la salvación del mundo. En su segunda carta en el Nuevo Testamento, Pedro habla de la gracia de estar atentos, de escuchar lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Nosotros mismos escuchamos aquella voz que venía del cielo, pues estábamos con él en el monte sagrado. Además, poseemos el mensaje profético que es totalmente fiable. Ustedes hará bien en estar atentos a el, pues ese mensaje es como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y la estrella de la mañana salga para alumbrarles el corazón,” (2Pedro 1:18-19).
Escuchar la Palabra de Dios, estar atento a ella, y ponerla en práctica es el alba de la nueva vida cotidiana. Durante este jubileo de misericordia recordamos que las misericordias del Señor nunca se agotan, que se renuevan cada día.
El evangelio del domingo pasado nos asegura que el amor del Señor por nosotros es eterno, trabajando en el terreno de nuestras vidas, insistiendo en que nos arrepentamos y creamos en el evangelio para que su amor misericordioso renueve la faz de la tierra.
Como individuos, familias, comunidades parroquiales y diócesis, que el Señor abra nuestros oídos para oír sus palabras, y nuestra boca para proclamar sus alabanzas, y nuestra voluntad para ponerlas en práctica.
La peregrinación como un camino de conversión
Por Bishop Joseph Kopacz
La peregrinación es una dimensión esencial a través de todo el Jubileo de la Misericordia. Nuestra Catedral de San Pedro Apóstol, junto con un grupo de iglesias en todo el territorio de la Diócesis de Jackson, son una constante invitación a los fieles a hacer una peregrinación al corazón de la misericordia de Dios.
¿Qué es tan especial acerca de una peregrinación? No sorprendentemente, la peregrinación ha existido en todos los tiempos y en la mayoría de las religiones y culturas en todas partes. El pueblo de Israel viajó al templo en Jerusalén. Los musulmanes hacen peregrinaciones a La Meca. Los hindúes viajan al Río Ganges, entre otros lugares sagrados. Los budistas viajan de un lugar a otro para recibir la misericordia del Gautama Buda.
La peregrinación es un símbolo importante para los cristianos. Como un miembro del pueblo de Dios, el cristiano está en la carretera. La peregrinación es el símbolo del camino del pueblo de Dios a lo largo de los siglos, y el modo de vida cristiano puede compararse a una peregrinación. Por lo tanto, uno puede hablar de los cristianos como estar en peregrinación.
La Iglesia Católica siempre ha honrado el viaje del peregrino. Un famoso símbolo de peregrinación es el laberinto de Chartres, en Francia, cuya catedral fue construida alrededor de 1230. La Edad Media fue una época de peregrinación, pero ya que no fue posible establecer fuera de Jerusalén, ellos en lugar fueron a catedrales como Chartres, donde podían hacer el camino espiritual siguiendo la ruta del peregrino en el laberinto.
Pueden haber muchas razones para realizar una peregrinación: para fortalecer la fe, para orar, para hacer penitencia, para pedir por el perdón del pecado, para rogar por un favor, para pedir por la sanación física o mental, o para pensar sobre las grandes cuestiones de la vida. Incluso si existen tales razones personales el peregrino siempre se une a las generaciones anteriores de peregrinos y de esta manera dan un paso hacia la tradición con una gran nube de testigos de las generaciones pasadas.
Peregrinación significa cambiar de mentalidad, el resultado de las experiencias en el camino. El peregrino es como un extraño que está viajando en una tierra extranjera. A lo largo del camino, la purificación pueden ocurrir; algo puede suceder y el cambio ocurre en las profundidades del corazón.
En la ruta, el peregrino se enfrenta a él o a ella misma. La peregrinación se convierte en el camino al arrepentimiento, a una revisión de la vida. San Agustín alentó a sus compañeros cristianos a desarrollar una teología de la peregrinación del corazón. “La verdadera peregrinación no se hace con los pies sino con el corazón, no con pasos corporales, sino con pasos del corazón. Según Agustín, el equipaje para este viaje es la humildad y el amor.”
A pesar de que la mayoría de nosotros no caminarán una gran distancia en peregrinación a las iglesias designadas iglesias en la diócesis, las bendiciones siguen siendo las mismas que las de los clásicos itinerarios espirituales. Un vínculo de solidaridad, compañerismo y unidad crece. Compartimos el mismo deseo de llegar al destino. Estamos llamados a llevar las cargas del uno al otro, a escuchar la historia personal de cada uno de los demás. Juntos escuchamos la historia de Dios a través de la oración y la acción de gracias.
Una vez que llegamos a nuestro destino nos damos cuenta de que la vida no es lo que era antes. Hemos cambiado. A través de la purificación y la penitencia nos acercamos más entre nosotros. La llegada no es el final del camino, sino un nuevo comienzo.
Todas los peregrinos tienen experiencias comunes y desafíos relacionados a la salida, al viaje en sí, y a la añoranza por el destino. Estamos en camino hacia la plenitud del reino de Dios, una gran caminata a la Jerusalén celestial, hacia Aquel que nos llama a la comunión, a la unidad en la diversidad.
A medida que empezamos nuestras sesiones de escucha en toda la diócesis a fin de desarrollar una visión compartida mutuamente y a las prioridades pastorales, lo hacemos en el corazón del Jubileo de la Misericordia en el comienzo de la cuaresma. Como peregrinos nos encaminamos juntos para fortalecer la iglesia de Jackson, el Cuerpo de Cristo. Somos bendecidos de tal manera al emprender este camino bajo la mirada de la misericordia de Dios.
Si fuese posible, incorporemos una peregrinación espiritual a nuestra disciplina para la Cuaresma o en algún punto en el Jubileo de la Misericordia.
El libro de la Pascual Juvenil traído a la diócesis
SAN AGUSTIN, Florida – El grupo de 12 jóvenes adultos de la Diócesis de Jackson regresó feliz y cada uno con una copia del libro de la Pascual Juvenil 2016, “Misericordia: viendo a todos con los ojos de Dios”, en el cual escribieron y meditaron el capítulo seis.
Verónica López, asesora de la Pastoral Juvenil Hispana de la Diócesis de Jackson, acompañó al grupo para la reunión del Taller III de la Pascua Juvenil en la cual participaron más de 200 jóvenes adultos de las diócesis del sureste de los Estados Unidos. Estos jóvenes trabajaron en grupo durante casi un año, asistiendo a tres talleres y escribiendo un capitulo del libro.
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Julie Hernández, izq., y Verónica López, junto con el resto del grupo de jóvenes adultos de la Diócesis de Jackson llegan a San Agustín jubilosos de estar allá para continuar con el diálogo sobre el libro de la Pascual Juvenil del 2016.
Desde 1980, el SEPI ha coordinado anualmente la preparación y publicación de este libro en el cual los jóvenes aplican el misterio pascual a un tema que ellos mismos escogen y que consideran es de importancia y actualidad en sus propias vidas. El título del capitulo seis es “Misioneros de la misericordia”.
Este libro será utilizado este año durante la Cuaresma en las diferentes diócesis del sureste de los Estados Unidos.
Comenzamos la Cuaresma con las cenizas

TUPELO – El Padre Lincoln Dall, (izq.) le impartió las cenizas a un grupo de trabajadores de la construcción durante una Misa special para la celebración del Miércoles de Ceniza, el sábado 13 de febrero en el Restaurante D-Casa. El Padre Lincoln celebró dos Misas más en otros dos restaurantes. (Foto de Raquel Escobar)
La Cuaresma es un tiempo para examinar nuestras vidas de un modo profundo y ayudarnos a librarnos, a través de la penitencia, de las cosas que nos alejan de Dios. En este tiempo, los católicos entre las edades de 18 y 59 años están obligados a ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Además, todos los católicos de 14 años de edad y mayores deben abstenerse de comer carne el Miércoles de Ceniza, el Viernes Santo y todos los viernes de Cuaresma.
Los demás viernes del año también, aunque según el país, puede sustituirse por otro tipo de mortificación u ofrecimiento como el rezo del rosario.
(NOTA: Lean el artículo sobre las cenizas en la pag. 4)
98 hispanos terminan cursos de la Escuela de Ministerios

El Obispo le entrega su diploma a Lizet Cruz, una de las 98 personas que terminó uno de los niveles del curso de la Escuela de Ministerio que ofrece la Oficina del Ministerio Hispano de la Diócesis de Jackson.
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Lupita Hernández corta un pedazo del pastel para el obispo mientras la Hermana Josefina García e Ivan Varelan observan. (Fotos de Elsa Baughman)
JACKSON – El Obispo Joseph Kopacz le entregó los diplomas de participación a las 98 personas que finalizaron uno de los tres niveles de la Escuela de Ministerios el sábado 6 de febrero al final de la última clase del Nivel III, Mariologia.
El evento incluyó un servicio de oración, palabras de felicitaciones del obispo a los participantes y un pastel para conmemorar el final de los cursos.
La Oficina del Ministerio Hispano está considerando ofrecer en este año otro curso sobre la Biblia. Los datos, incluyendo temas y fechas, serán anunciados próximamente. Las personas interesadas pueden pedir información llamando a la Hermana María Elena Méndez, 601-960-8466, o a la Oficina del Ministerio Hispano, 601-949-6931, 601-949-6937.
Todos invitados al retiro diocesano en Greenwood
Por Hermana María Elena Méndez
JACKSON – ¡No te lo puedes perder! Este año, con motivo del “Año de la Misericordia”, que el Papa Francisco nos ha pedido a nivel eclesial, tendremos un retiro diocesano para jóvenes de 13 años en adelante y para adultos de todas las edades. El tema es, Dios nos llama, sana y envía a proclamar su misericordia. “Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo”. Y que “…nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia” nos dice el Papa Francisco. Esto también esperamos que pase en nuestra Diócesis de Jackson.
¡Jóvenes, el mensaje es para ustedes! Motiven a sus compañeros y compañeras a participar con ganas y alegría para encontrase envueltos en las manos amorosas de la misericordia de Dios.
¡Adultos, esta invitación también es para ustedes, no pueden faltar! Son pocas las oportunidades que tenemos para el encuentro personal con Dios en eventos como estos, cómo desperdiciarlos. Comiencen a organizarse, a ahorrar, a ver el cuidado de los niños y el trasporte para que la mayoría pueda participar. Les aseguro que lo vivirán gozosamente.
Tanto los jóvenes como los adultos estaremos viviendo el retiro de forma separada pero unidos en la oración de inicio, la comida y la Eucaristía que celebrará nuestro Obispo Joseph Kopacz junto con sacerdotes que estén presentes. Habrá oportunidad para que reciban el sacramento de la reconciliación para aquellos que lo deseen. Este retiro nos dará la oportunidad de experimentar la misericordia de Dios y la sanación interior para luego aplicarla a nuestro diario vivir.
Es bello ver a jóvenes y a adultos encontrase con personas de otras parroquias de la diócesis y darse cuenta que no caminan solos en su fe católica, que hay otros que caminan con ellos. Iniciamos con la registración a las 8:30 a.m. hasta las 5 p.m. para que les dé tiempo de regresar a casa con la alegría del encuentro personal con Dios y con personas de otras partes de la diócesis.
Para información llamar al Hermano Ted Dausch, 601-949-6931, o a la Hermana María Elena Méndez,, 601-960-8466.
‘Su visita nos deja una riqueza espiritual’ El obispo de visita a la misión en Saltillo
SALTILLO, México – Durante su segunda visita pastoral a la Misión de Saltillo en dos años, el Obispo Joseph Kopacz siguió un interesante itinerario repleto con visitas a los ranchos, misas, confirmaciones y dedicando tiempo a comer y hablar con los fieles en esa región del norte de México.

En uno de los hogares, el obispo fue invitado a preparar tortillas. Como no había tiempo, se ofreció a colocarlas en la hornilla para calentarlas.
La razón principal de este segundo viaje a la Parroquia San Miguel fue para la consagración de la nueva Iglesia, la Divina Misericordia, construida en la Colonia Fuentes del Pedregal, un área de Saltillo, donde según el Padre David Martínez Rubio, párroco, viven muchos protestantes y ateos. Ultimamente algunos de ellos han mostrado interés en regresar a su fe católica. Esta capilla proporciona servicios a la comunidad guiada por las 14 obras de misericordia, dijo el Padre Martínez.
Las Diócesis de Jackson y Biloxi han apoyado económicamente y espiritualmente a esta misión en México durante 48 años. Los obispos y un gran número de jóvenes de ambas diócesis han visitado en varias ocasiones esta misión y muchos de nuestros sacerdotes han servido en ella desde entonces.
El sacerdote irlandés Patrick Quinn, de la Diócesis de Jackson, fue su primer párroco comenzando en 1969, quién se ofreció a servir en un lugar cuyo idioma le era desconocido. El Padre Quinn sirvió en la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro hasta el momento de su muerte el 7 de enero de 1997.

El Obispo Joseph Kopacz camina dentro de la nueva capilla, Divina Misericordia, bendiciendo a la comunidad reunida para la misa de consagración. El obispo también bendijo las Estaciones de la Cruz y prendió las velas de las paredes.
Antes de la misa de consagración de la Capilla (Iglesia) Divina Misericordia la noche del domingo 31 de enero, el Obispo Kopacz recorrió por carretera durante tres días los empedrados caminos del desierto para visitar 13 ranchos que están entre 50 y 80 kilómetros de la ciudad de Saltillo, en los cuales celebró seis misas; una de ellas en “El Cuervo”, un rancho de caza de venados donde fue invitado a pasar la noche junto con sus acompañantes.
En algunas de las comunidades que visitaron, el Obispo Kopacz, el Padre Martínez y los cinco voluntarios que los acompañaron, fueron invitados a compartir una comida con ellos. Durante las misas, el Obispo Kopacz confirió el sacramento de confirmación a 24 jóvenes en tres diferentes comunidades y en una de ellas bendijo la celebración de una quinciañera. También participó en la “levantada del Niño Jesús en algunos de los ranchos, una tradición católica que representa la presentación del Niño Jesús en el templo, la cual marca el final de la temporada navideña.
Diana Estrada, una de las jóvenes que fue confirmada en el Rancho Nueva Sabanilla el domingo 31 de enero, dijo que se sentía muy alegre porque tuvo la dicha de ser confirmada por el Obispo Kopacz. “Fue una experiencia muy bonita”, indicó. “Lo admiro porque veo que es una persona muy humilde y sencilla y me complace verlo de nuevo”. Ella comentó que lo había conocido la primera vez que fue a Saltillo, en noviembre del 2014, cuando visitó su rancho. En esa oportunidad, miembros de la comunidad caminaron unos cuantos kilómetros p

Alondra Carrizales, del Rancho San Pedro, celebró sus 15 años con una misa celebrada por el obispo quien le impartió una especial bendición.
ara irlo a encontrar en el camino. “Me impresionó el hecho de que se bajó de la camioneta y caminó junto con nosotros hasta la capilla.
El Padre Martínez, de 43 años, y el Padre Evelio Casarrubio, 35 años, fueron ordenados en el 2011 en la Diócesis de Saltillo y ambos comenzaron sus servicios en la Parroquia San Miguel trabajando junto con el Padre Benjamín Piovan. Cuando este falleció en agosto del 2014 el Obispo de Saltillo, Raúl Vera, los nombró administradores de la parroquia.
El Padre Martínez dijo que durante el tiempo que trabajaron con el Padre Piovan conocieron la misión de misericordia que el Padre Quinn había hecho en los ranchos y que el Padre Piovan continuó durante sus años de servicio en la Parroquia San Miguel antes de su muerte.
“Es una bendición los tres años que trabajamos con él y aprendimos el ministerio que se hace en estos ejidos”, dijo. “Ahora nosotros continuamos visitando estos ranchos dos veces por mes y en oportunidades especiales cuando se imparten los sacramentos o hay

Los habitantes del Rancho San José se reunieron en frente de la capilla para recibir la bendición del obispo y para saludarlo. El obispo igualmente bendijo las capillas y a los miembros de los otros 12 ranchos que visitó.
una celebración religiosa como el Miércoles de Ceniza, o Semana Santa”.
Hay un grupo de laicos comprometidos que son parte de la pastoral rural de la parroquia que los acompañan a los dos sacerdotes en sus visitas a los ranchos, lo cual les facilita el trabajo. Los miembros de esta pastoral se encargan de la catequesis y otras celebraciones especiales.
El Padre Martínez afirmó que esta labor no sería posible realizarla sin el constante apoyo y soporte económico de la Diócesis de Jackson y Biloxi.
Sobre el Obispo Kopacz dijo, “Nos llevamos una sorpresa cuando lo conocimos ya que es un hombre muy sencillo y lleno de misericordia, así lo puedo describir.
“Para nuestros feligreses, y en especial para la gente de los ranchos, es ver claramente el signo mayor de misericordia que Don José (como es cariñosamente conocido el Obispo Kopacz) venga hasta ellos desde tan lejos y que nos venga a decir que no sólo viene su persona sino que toda su diócesis y sus feligreses nos aman, oran por nosotros y nos brindan su apoyo. Es algo así como cuando el Señor te dice, “aquí estoy”, indicó el Padre Martínez.

Durante la misa de consagración, (arriba) la Diócesis de Saltillo le ofreció un sobrero mexicano al obispo como símbolo de unión con la Diócesis de Jackson.
“Observamos como Don José visitó los hogares de estas humildes personas sin ningún problema. La gente regularmente se imagina que un obispo viene con guardaespaldas, que es alguien lejano a ellos, que no es capaz de tocarlos o conversar con ellos o que no puede entrar a sus hogares porque sus casas son muy humildes. Tienen esa idea y cuando ven a Don José que entra a sus casas, que toma café con ellos y disfruta una comida en familia, sin ningún protocolo o título eclesiástico, eso conmueve mucho y devuelve la fe, nos hace sentir a Cristo que camina con nosotros, que comparte la vida con nosotros”, explicó el Padre Martínez.
Durante su primera visita en el 2014 el Obispo Kopacz bendijo junto con el Obispo Vera la primera piedra de la construcción del templo y les prometió que volvería en un año para bendecirlo.

El obispo bendijo la levantada del Niño Dios en el Rancho Nueva Sabanillas y en varias comunidades.
El nombre que se le dio al templo fue escogido antes de que el Papa Francisco anunciara el Año jubilar de la Misericordia. “Eso nos dejó a nosotros sin palabras. No es casualidad, en el fondo, creo que Dios está presente y ha hecho participe a Don José de este proyecto”, anotó. “Y le agradecemos sus oraciones y su presencia en medio de nosotros”.
(NOTA: Vea más fotos en la edición en ingles)
Viaje a Saltillo resalta el Jubileo de Misericordia
By Bishop Joseph Kopacz
El Jubileo de la Misericordia está por comenzar como el tiempo de Cuaresma la próxima semana con la distribución tradicional de las cenizas. El Miércoles de Ceniza invita a los fieles a recordar las palabras y las normas del Señor en el capítulo VI del evangelio de San Mateo en el centro del Sermón en la Montaña. Las disciplinas cuaresmales de la oración, el ayuno y la abstinencia son una respuesta de fe del amor misericordioso de Dios Padre que nos invita de nuevo a alejarnos del pecado y a experimentar su ternura misericordia.
Los tres pilares tradicionales de la Cuaresma católica tienen casi dos mil años, siempre antiguo y siempre nuevo. Sostienen nuestra relación con Dios, inspirándonos para saber que estamos hechos a su imagen y semejanza, una dignidad que supera todo lo que el espíritu maligno del mundo busca destrozar.
Durante varios días la semana pasada tuve la bendita oportunidad por segunda vez de viajar a Saltillo, México, para representar a nuestra diócesis en la misión que tiene casi 50 años. Hubo muchas inspiradoras y sinceras experiencias sobre las cuales voy a escribir en la próxima edición de Mississippi Católico.
Con la Cuaresma en el horizonte quiero compartir con ustedes la experiencia de la consagración de la nueva iglesia construida en el corazón de la parroquia de San Miguel, la Divina Misericordia. Como el Jubileo de la Misericordia de Dios se acopla a nuestros corazones y mentes, me di cuenta de que esta nueva iglesia fue inspirada desde sus inicios. Cuando Monseñor Mike Flannery y yo fuimos en misión a Saltillo durante el fin de semana de Acción de Gracias en el 2014, participamos en la puesta de la primera piedra de la nueva iglesia con el obispo de Saltillo, Don Raúl. El nombre de la nueva iglesia había sido decidido antes que el Papa Francisco anunciara el jubileo de la misericordia. Catorce meses después volví para participar en la consagración del templo de la Divina Misericordia.
La iglesia tiene una capacidad de 500 a 600 personas y el día de la consagración estaba completamente llena con feligreses de la Parroquia San Miguel, sus capillas y con la gente de alrededor de la ciudad de Saltillo. La ceremonia de casi tres horas fue majestuosa y la mayoría de los hombres, mujeres y niños que llenaban la iglesia permanecieron hasta el final de la misa.
Fue verdaderamente una fiesta bañada en la alegría de la misericordia de Dios, reminiscencia del salmo 117. Naciones y pueblos todos, alaben al Señor, pues su amor por nosotros es muy grande; ¡la fidelidad del Señor es eterna!
En virtud de su ubicación y el nombre de la Iglesia será un lugar santo de peregrinación para muchos en este Jubileo de la Misericordia. La estatua de la Divina Misericordia, eregida en la cima de la estructura, es una invitación a todos para conocer la misericordia del Padre, independientemente de si entran o no al santificado edificio de esta iglesia.
El nombre de la Iglesia está estrechamente vinculado con la naciente orden religiosa de los dos sacerdotes que sirven fielmente en la misión de San Miguel y los 29 ranchos que fueron desarrollados por el Padre Patrick Quinn con el apoyo de muchos de la Diócesis de Jackson. El carisma de su orden religiosa es la misericordia divina y ellos dos amorosamente llevan adelante el legado del Padre Quinn.
En mis observaciones de clausura durante la misa de consagración le recordé a la congregación que mi presencia representaba a la Diócesis de Jackson, especialmente, pero también la de todos los católicos de Mississippi que siguen apoyando a la misión a través de su amor, sus oraciones y su generosidad. El Padre David y el Padre Evelio son dos sacerdotes asombrosamente dedicados que sirven en la misión junto con sus colaboradores laicos, fuertemente comprometidos. En repetidas ocasiones me ofrecieron a mí y a la diócesis su profunda gratitud por nuestra generosidad. Sin nuestro apoyo amoroso no habría una misión San Miguel y sus 29 ranchos, (communities) esparcidos por todo el estado de Coahuila en su alto desierto y montañoso terreno.
Lo que experimente en la misa de consagración fue un jubileo de misericordia que viene de la tierna compasión de Dios por todos los pueblos. Es mi oración para todos los católicos dentro de nuestros 65 condados que podamos celebrar la misericordia de Dios de igual manera, la misericordia que brota de nuestras asambleas eucarísticas, la fuente y cumbre de nuestras vidas, en nuestros corazones y hogares, en nuestras comunidades y nuestra diócesis.
Qué los 40 días de la Cuaresma sean un oasis de misericordia en este Año de gracia del Señor.
La migración es una realidad global
Este es una versión abreviada de la homilía que dio el Padre Mike McAndrew, C.SS.R., en la Iglesia San Cristóbal en Pontotoc el 6 de enero y en Tupelo el 9 de enero durante la celebración de la Semana Nacional de Migración. En el Día Mundial de Oración por los Inmigrants y Refugiados el Papa Francisco hablará sobre este tema.
Hoy celebramos la fiesta de los Reyes Magos, tres hombres en búsqueda de un encuentro con el recién nacido “Rey de los Judíos” para ofrecer su adoración. Es un buen día para honrar la migración global en búsqueda de seguridad, una vida de esperanza, una vida libre que honra la dignidad humana. Como gente de fe celebramos la luz de Cristo, la estrella que iluminó el camino de los Reyes Magos. Las escrituras frecuentemente hablan de gente en movilidad.
La historia Judia empieza con la migración de Abraham, nuestro padre errante, buscando la tierra prometida. Abraham caminó más de mil millas pasando toda su vida para llegar a la tierra prometida. El pueblo de Israel pasó 40 años en el desierto con Moisés antes de entrar a la tierra prometida. Los Reyes Magos llegaron de lejos para ver al “recién nacido Rey de los Judíos”. Juan el Bautista proclamó que los apóstoles fueron enviados por Jesús, “Hagan discípulos de todas las naciones”.
Hoy honramos a los migrantes de todo el mundo que buscan una vida mejor, una vida libre para practicar su fe, una vida de esperanza para poder vivir con dignidad. Pero hay una diferencia entre la migración de hoy y la que está en las escrituras. Abraham, el Pueblo de Israel con Moisés, y los Reyes Magos escogieron migrar para honrar su fe. La migración actual incluye a personas que salen de sus países no solo con la esperanza de una vida mejor sino por desesperación. Hay fuerzas trágicas en la migración mundial de hoy.
Es esencial que entendamos que la migración es una realidad global y que afecta a todos. Afecta obviamente a los que migran, pero afecta también al país que recibe a los migrantes y refugiados. Hay personas que quieren aislarse, construir paredes, cerrar fronteras. Muchos explotan el miedo del terrorismo y condenan a los refugiados y migrantes. Muchos se burlan del Papa Francisco por su preocupación por los migrantes. Los oprimidos salen de sus países por desesperación, para vivir mejor. Ellos experimentan abusos no solo en el camino sino también en los países que los reciben.
El tema de la Semana Nacional de Migración es: “Fui forastero y me acogiste”. Luchar por las víctimas de genocida, violencia, desastres políticos o desastres naturales es la misión de Cristo y de la Iglesia. Antes de luchar por sus derechos, tenemos que conocerlos. Para conocer a los migrantes de hoy tenemos que caminar con ellos y escuchar sus historias. El Papa Francisco dice, “tenemos de mancharnos los zapatos con el barro del camino”.
He tenido la bendición de vivir en situaciones de contacto íntimo con migrantes. Muchos latinos me dicen, “Padre, tiene una humilde casa en Michoacán, en Guerrero, en Zacatecas” o en otros lugares. He visitado mis pobres casas allá y acá. He recogido fruta en California y en Oregón con los migrantes. He celebrado momentos de bendición en bautismos, matrimonios, y primeras Comuniones. He bendecido casas, coches, herramientas del trabajo y nuevos negocios. He comido con gente en sus hogares, en huertas y granjas. Lo más importante es que he experimentado el amor y la alegría y la esperanza de tantos migrantes. Pero también he experimentado la cruz en accidentes, violencia y deportación. Como el papa nos dice, “Los migrantes son nuestros hermanos y hermanas”.
Quiero distinguir entre el migrante y el inmigrante. Un gran problema en la política de este país es que muchos intercambian las palabras “migrante e inmigrante”. Tenemos que distinguir los términos. Migrar es la acción de salir de una patria de origen por cualquier motivo. Inmigrar es la acción de establecerse en su nuevo hogar. Pero el migrante no puede llegar a ser inmigrante sin un camino a ciudadanía. Abraham, el “Arameo errante”, fue un migrante toda su vida y solo fue inmigrante cuando llegó a la tierra prometida.
Necesitamos entender el miedo, el sufrimiento y el peligro de vivir como migrante. En el folleto de información sobre esta Semana Nacional de Migración, me encanta la definición de migrante, “El migrante que se traslada de un país a otro es realmente un extraño en su nuevo ambiente. A menudo no está familiarizado con la lengua local del nuevo país ni de sus costumbres, el migrante necesita el apoyo de las comunidades locales para que pueda adaptarse a su nuevo entorno”.
He experimentado la alegría de la fe en los pobres a los dos lados de nuestra frontera con México. He experimentado lo mismo con migrantes y refugiados de África, Asia, Bosnia y el Medio Oriente. Le pedimos hoy a Dios que bendiga nuestra lucha para recibir y animar a los migrantes que recibimos en este país. Decimos con orgullo que somos un país de inmigrantes, pero tenemos en medio de nosotros muchos migrantes sin los derechos básicos para establecerse como ciudadanos. Necesitamos hacer algo más que rezar para los afligidos del mundo.
Tenemos que recibirlos como nuestros hermanos y hermanas. El Antiguo Testamento honra al migrante cuando habla de Abraham, “mi padre era un Arameo errante”. Nuestro obispos nos recuerdan las palabras de Cristo, “Fui forastero y me acogiste”.
Los que quieren cerrar las fronteras, los que no quieren aceptar refugiados de Siria y otros partes del mundo que están sufriendo violencia y desesperación no reflejan nuestra fe Católica, la fe Cristiana. Hoy queremos seguir los pasos de los Reyes Magos, siguiendo la luz no de una estrella, sino la luz de Cristo. ¡Que la luz de Cristo ilumine nuestro camino!