Proyecto Raquel ofrece esperanza después de un aborto

Por Nancy O’Brien
BALTIMORE –Mary McClusky, directora auxiliar de desarrollo del ministerio del Proyecto Raquel en el la Secretaría de Actividades Pro Vida de la USCCB, dijo que ha sido frustrante para ella ver informes sobre la acción del Papa Francisco en la prensa secular que perpetúan “la falsa idea de que la iglesia excomulga a cualquiera” que tenga un aborto.
“Lo están haciendo sonar como algo nuevo”, dijo, “pero la iglesia ha acogido a todos los pecadores desde los tiempos de Jesús. … Eso está en el corazón de lo que significa ser sacerdote para extender ese perdón”.
Además del sacramento de la reconciliación, la iglesia ofrece a través del Proyecto Raquel “un lugar confidencial y seguro para mujeres y hombres, para cualquiera que sufra por participar en el aborto, para contar su historia, para tener a alguien que le escuche y le alivie todo el dolor emocional, espiritual y psicológico que están experimentando por el aborto”, dijo McClusky.
El Proyecto Raquel, que ha existido desde 1975 y fue asumido bajo la generalidad de la conferencia episcopal en el 2005, ofrece “oportunidades para curación en grupo” a través de grupos o retiros de apoyo, así como referencias a profesionales licenciados en salud mental si es necesario, dijo. Pero la confesión es el núcleo, añadió.
La información de comunicación en la mayoría de las diócesis está disponible en español en www.esperanzaposaborto.com o a través del número telefónico nacional gratuito, 888-456-HOPE.
La columna del Obispo Joseph Kopacz en la edición en inglés, pag. 3, tiene más información sobre este ministerio a la reconciliación debido a un aborto.

Misioneras Guadalupanas honradas por aniversario, servicio

NOTA: Esta es la homilía que el Padre Odel Medina ofreció durante la misa de celebración del 25 aniversario de la vida religiosa de la Hermana María Elena Méndez el sábado 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de María Santísima, en la Iglesia San Miguel en Forest. Su reflexión sobre el evangelio de San Lucas 1:39-56, fue dedicada a la vida consagrada y este es el año en el cual celebramos esta vida consagrada.
Hoy celebramos con alegría y gozo esta vocación tan especial que es la vida religiosa. Vemos que la iglesia no está llena pero cada uno de nosotros representa a mucha gente que está alrededor de nosotros que ha sido tocada por el don de la vida religiosa. Hay otras hermanas aquí presente que también están celebrando aniversarios y la celebración se extiende hasta ellas porque si sumamos todos sus años serían más de 100 de servicio a la iglesia y al pueblo de Dios. ¡Qué bendición!
Nuestro Dios, que quiere la salvación para todos nosotros, que nos llama a una vida diferente, nuestro Dios que nos invita a vivir plenamente, necesita de nosotros. ¿Increíble, no? Necesita de nosotros. No lo puede hacer sin nosotros. En la historia de la salvación llama a hombres y mujeres para que lo ayuden en su misión.
Una persona, una mujer que es clave, increíblemente clave para esta misión es María Santísima, la que da al mundo al Salvador. Wow! La mujer dice que sí. Sí Señor. Que se haga en mí según tu palabra. Y el verbo se hace carne.
María Santísima, una que ha sido arropada, por así decir, con el espíritu de Dios y encarnando al Hijo de Dios, inmediatamente sale apresurada a visitar a  Isabel, su prima que está encinta. Lleva la bendición del Verbo encarnado en su vientre, y el niño que su prima lleva en el vientre, Juan Bautista, saltó de gozo cuando llegó María Santísima  a casa de Isabel. ¿Y quien soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Hay un derroche de bendiciónes al encontrarse estas dos mujeres. Las mismas que ayudan en el plan de salvación.
Qué interesante, que Dios nos llama a nosotros, religiosos, religiosas, laicos, niños, adultos, porque nos necesita para seguir proclamando la buena noticia. Nos llama para proclamar con nuestras vidas que si está presente en el mundo. Es el mismo Señor que estaba presente en el vientre de María Santísima.
Celebramos hoy que está en el cielo en cuerpo y alma, es nuestro dogma y en la Segunda Lectura dice que Jesucristo es el primero que resucita de entre los muertos y si Jesucristo resucita, todos nosotros los que somos de Jesucristo también lo vamos a hacer. María Santísima, por supuesto es una que jugó un papel muy importante en la historia de la salvación.
María Elena, tú tienes un papel muy importante también. Haz escuchado ese llamado desde hace unos 30 años, porque uno viene discerniendo esa llamada. ¿Será que me está llamando a mí o no? ¿Qué digo? Son tantos temores. Pero en un momento determinado dices, Sí, Señor, que se haga en mí según tu palabra. Dicen que sí como religiosas, pero también dicen que sí las parejas en matrimonios.
Desde ese momento del sí, Dios derrama sobre nosotros las bendiciones que necesitamos. En el caminar es que a veces dudamos. Me imagino que en tus 25 años de vez en cuando entra una duda, lo que llamamos en la vida religiosa una crisis. Eso no es malo, te ayuda a afirmar tu vocación.
Creo que María Santísima fue la única que no entró en crisis. Como madre, abrazó al hijo hasta el final, al pie de la cruz y ahora está sentada a su derecha. Nosotros si vamos a pasar por situaciones de discernir una vez más, aunque eso no es todos los días, pero desde que dijimos sí perpetuamente, Dios derrama bendiciones abundantes sobre nosotros.
Aquí estamos nosotros hoy dando gracias a Dios por tu vida, por la vida religiosa, y él va a seguir llamando a hombres y mujeres, a matrimonios, a jóvenes, a niños, a sacerdotes consagrados para seguir diciendo que él camina entre nosotros. Hay gente que no cree, pero  estamos llamados a decir con nuestras vidas que Dios sigue presente entre nosotros.
¿Cuál es el llamado a la vida religiosa? ¿Gozamos de la presencia de Dios en nuestro corazones? Que cuando otros nos encuentren gocen también de darse cuenta que hay hombres y mujeres que llevan a Cristo en su corazón. La vida religiosa es para vivirla plenamente también. No es para estar quejándonos mucho o hacernos la vida imposible. Es para demostrar que Dios derrama sus bendiciones sobre nosotros para que podamos ser religiosos y religiosas consagrados. Que la gente pueda ver la maravilla que Dios hace con cada uno de nosotros. Para que cuando lo vean, digan, yo también quiero seguir a este Dios. Yo también quiero que Dios haga maravillas en mi vida, desde tu propia vocación.
Veinticinco años de muchas bendiciones, Hermana María Elena. Yo puedo tal vez especular un poco que no ha sido fácil a veces. Entendemos el lenguaje de la vida religiosa porque somos religiosos pero Dios nunca se equivoca. Nosotros podemos equivocarnos y lo hemos hecho una y otra vez, pero Dios nunca se equivoca y con esa seguridad que también proclame en tu alma la grandeza del Señor y de María Santísima y que nosotros la proclamemos en nuestras vidas, especialmente la vida religiosa.
Sigue hermana, con alegría, con ánimo, viviendo esta vida a la que Dios te ha llamado. El nunca se equivoca. Si te prometió estar contigo, va a estar hasta el final, hasta que un día como todos nosotros esperamos estar en su presencia. Eso es verdad, eso es real, eso lo tenemos que vivir como una verdadera verdad. La vida futura la queremos empezar desde aquí, la proyectamos hacia allá. Esa es la promesa. Tenemos que vivir gozosamente, plenamente, aunque vengan muchas dificultades, Dios va a estar vivo, presente en nuestras vidas.
Dios te bendiga en tus 25 años de vida religiosa y que siga bendiciendo a tu comunidad y a todos ustedes para que sigan haciendo la grandeza del Señor a través de sus manos, sus vidas y sus misiones.
A la celebración asistieron seis Hermanas Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo que sirven en Alabama y tres del equipo provincial de Los Angeles, Calif., Ana Gabriela Castro, Yesenia Fernández y Gabriela Ramírez. El evento también honró los 10 años de servicio de estas religiosas en Forest, donde se establecieron cuando fueron invitadas por el Padre Richard Smith a venir a trabajar en el Condado Scott. El Padre Smith en ese tiempo era párroco de la Parroquia San Miguel,

Celebrando la Eucaristía afuera de la parroquia

TUPELO – Unos 50 trabajadores del Restaurante D’Casa y sus familiares asistieron a la misa celebrada por el Padre Lincoln Dall la mañana del sábado 22 de agosto. La misa fue ofrecida en el espíritu del Papa Francisco, el cual ha instado a los sacerdotes a celebrar con el pueblo de Dios afuera de la parroquia. Al final de la misa el Padre Dall bendijo la sede del restaurante y a todos los trabajadores. Joel Alonso del Río, profesor de SEPI, acompañó la Liturgia cantando y tocando la guitarra. (Fotos de Verónica López)

El Día del Trabajador subraya la lucha por la justicia

Por Obispo Joseph Kopacz
Las familias han estado recibiendo mucha atención recientemente en el mundo católico. El sínodo extraordinario de la familia volverá a reunirse en el otoño en Filadelfia, y durante la tradicional audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco está ofreciendo una catequesis sobre la familia.
En su encíclica, Laudato Si’, el Papa Francisco enseña que de todos los grupos que desempeñan un papel en el bienestar de la sociedad y ayudan a garantizar el respeto a la dignidad humana, “la familia sobresale entre ellos como célula básica de la sociedad” (n. 157).
Por lo tanto, en este Día del Trabajador, el 7 de septiembre, tenemos la oportunidad de reflexionar sobre cómo el trabajo digno con un salario esencial es crítico para ayudar a que nuestras familias y nuestra sociedad prospere. En su encíclica, Laudatio Si, el Papa Francisco nos enseña que el trabajo debe permitir al trabajador desarrollarse, florecer como persona y también debe proporcionar los medios para que las familias puedan prosperar. “El trabajo es una necesidad, una parte del significado de la vida sobre la tierra, un camino de crecimiento, desarrollo humano y realización personal” (n. 128). El trabajo con dignidad y los frutos de esa labor nutren a las familias, a las comunidades y al bien común.
El año pasado el Papa Francisco canonizó a San Juan XXIII y a San Juan Pablo II. Ambos hicieron enormes contribuciones a la doctrina social de la iglesia sobre la dignidad del trabajo y su importancia al florecimiento humano. San Juan Pablo II indicó que el trabajo es “probablemente la clave esencial de toda la cuestión social” (Laborem Exercens, No. 3).  San Juan XXIII destacó que los trabajadores tienen “derecho a un salario que se determine de acuerdo con los preceptos de la justicia” (Pacem in Terris, No. 20).
Es evidente para aquellos que tienen ojos ver que el capitalismo ha cosechado enormes beneficios desde la fundación de nuestra nación. Muchos tienen un nivel de vida que es inimaginable en muchas partes del mundo, que en gran parte es debido a los recursos naturales de nuestro país, la libertad arraigada en nuestra constitución, la capacidad empresarial, genio creativo, el trabajo duro y el deseo de tener una vida mejor para nuestros hijos.
Por otro lado, es una variada historia cuando consideramos los efectos de la codicia desenfrenada, el talón de Aquiles del capitalismo. El medio ambiente a menudo ha sido objeto de saqueos y pillajes, hombres y mujeres han sido aplastados por la rueda, usando una frase del autor Herman Hesse, y la pobreza sigue siendo intratable en muchas comunidades de nuestro país.
Cada generación debe comprometerse a si misma a una sociedad que sea más justa y solidaria, por lo menos si vamos a reclamar que somos parte del plan de Dios, promoviendo el mandato divino de ser co-trabajadores en la tierra, la joya de la creación. ¿Hay alguna duda de que las familias en los Estados Unidos están luchando hoy? Muchos matrimonios tienen el peso aplastante de los horarios impredecibles de varios trabajos que hacen imposible el tener tiempo suficiente para nutrir a los hijos, para la fe y la comunidad. Millones de niños viven cerca o en la pobreza en este país. Muchos de ellos son niños que tienen llave de casa, que vuelven a sus viviendas vacías todos los días mientras sus padres  trabajan para sobrevivir. Además, algunas parejas demoran intencionalmente el matrimonio, mientras que el desempleo y los trabajos de baja recompensa hacen la vida de una familia estable difícil de ver.
El Arzobispo Thomas Wenski de Miami en su declaración el Día del Trabajador, en nombre de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) pinta el siguiente inquietante panorama. “La tasa de desempleo se ha reducido, pero mucho de eso es debido al hecho de que la gente simplemente ha dejado de buscar empleo, no porque hayan encontrado trabajo a tiempo completo. ¿Proporcionan la mayoría de los empleos suficiente salario, prestaciones de jubilación, estabilidad o seguridad de la familia?
Muchas familias están encadenadas a empleos a medio tiempo para pagar sus cuentas. Las oportunidades para los trabajadores jóvenes están en declive. La tasa de desempleo de los adultos jóvenes en Estados Unidos, a más del 13 por ciento, es más del doble del promedio  nacional (6,2 por ciento).  Hay el doble de personas buscando trabajo como hay trabajos disponibles, y eso no incluye los siete millones de trabajadores a medio tiempo que quieren un trabajo a tiempo completo. Millones de personas más, especialmente los que han estado desempleados por mucho tiempo, están desanimados y abatidos”.
Cuando la dignidad de la persona y la estabilidad de las familias son fuertes motivadores, y no la avaricia, o un margen de beneficio insostenible, o la presión de los accionistas, puntos de luz pueden soportar, incluso en tiempos difíciles. Yo era párroco en el área de Pocono en la Diócesis de Scranton cuando la última recesión golpeó duro. Uno de los miembros de la parroquia, propietario de una empresa con un par de docenas de trabajadores, compartió conmigo en una conversación que era una lucha conseguir suficientes contratos para mantener a su personal trabajando, pero que ese era su principal objetivo. Dios lo había bendecido y tenía suficiente riqueza para vivir bien, como él mencionó, e incluso si los beneficios de su negocio declinaran profundamente, él iba a asegurarse  que sus hombres pudieran trabajar y cuidar de sus familias.
El confíaba que la recesión económica mejoraría. Su confianza estaba basada en Dios y en la dignidad de la persona. Esta ética de vida es una rareza en las grandes empresas y corporaciones multinacionales, y esto es lo que el Papa Francisco describió como el estiércol del diablo del capitalismo en su reciente visita a Ecuador, cuando los beneficios borran la dignidad de la persona humana.
Nuestro desafío en este Día del Trabajador es el de levantarse al desafío de la solidaridad de Jesús cuando ordenó, “Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros” (Juan 13:34 ).
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que, “los problemas socio-económicos sólo pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de solidaridad: la solidaridad de los pobres entre si mismos, entre los ricos y los pobres, los trabajadores entre sí, entre los empleadores y los empleados de una empresa, la solidaridad entre las naciones y los pueblos” (No. 1941).  Ya que cada uno de nosotros está hecho a la imagen de Dios y obligado por su amor, poseyendo una profunda dignidad humana, tenemos la obligación de amar y honrar esa dignidad entre nosotros y especialmente en nuestro trabajo.
En el mejor de los casos, los sindicatos y las instituciones como ellos encarnan solidaridad mientras promueven el bien común. Ayudan a los trabajadores “no sólo a tener más pero, sobre todo, a ser mejores …  y realizar más plenamente su humanidad en todos los sentidos” (Laborem Exercens, no. 20).
Sí, los sindicatos y las asociaciones de trabajadores son imperfectos como son todas las instituciones humanas. Pero el derecho de los trabajadores a asociarse libremente es apoyado por la enseñanza de la iglesia con el fin de proteger a los trabajadores y moverlos, especialmente a los más jóvenes, mediante la orientación y el aprendizaje, hacia empleos decentes con salarios justos.
Compartimos un hogar común como parte de una grande y única familia para que la dignidad de los trabajadores, la estabilidad de las familias y el estado de salud de las comunidades estén todas conectadas. ¿Cómo podemos avanzar la obra de Dios, en las palabras del salmista, “hace justicia a los oprimidos y da de comer a los hambrientos, y da libertad a los presos” (Salmo 146:7)?
Estas preguntas son difíciles de hacer, pero hay que hacerlas. La reflexión y acción individual es fundamental. Tenemos la necesidad de una profunda conversión de corazón en todos los niveles de nuestra vida. Examinemos nuestras opciones y demandemos para nosotros mismos y entre nosotros espíritus de gratitud, auténtica relación y una verdadera inquietud.
Que Dios bendiga la obra de nuestras manos, corazones y mentes.

Obispo Manz hará visita pastoral a la Diócesis de Jackson en octubre

Por Hna. María Elena Méndez
JACKSON – El Obispo John Manz hará una visita pastoral a la Diócesis de Jackson del 11 al 14 de octubre.  El Obispo Manz es Auxiliar de Chicago y enlace Episcopal para el  Ministerio de Trabajadores Agrícolas Migrantes y del Subcomité de Atención a la Pastoral de los Migrantes, Refugiados y Movilidad Humana (PCMRT), de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) y del Secretariado de Diversidad Cultural en la Iglesia de Estados Unidos.
Durante su visita compartirá  y aprenderá más sobre el trabajo de los migrantes desde la realidad de nuestra diócesis, para así, brindarles apoyo desde su trabajo. Se reunirá con el Obispo Joseph Kopacz y con líderes pastorales que trabajan directa o indirectamente con los migrantes; proveerá cuidado pastoral a los migrantes y a sus familias que trabajan de forma temporal y presentará un reporte después de la visita con recomendaciones al sub-comité encargado del cuidado de los trabajadores agrícolas y los migrantes refugiados.
El obispo vendrá en compañía de la Hermana Joanna Okereke, David Corrales y la Sra. Miriam Bannon, quienes trabajan también en el departamento de la pastoral migrante, los refugiados y la movilidad humana. El personal de la Oficina del Ministerio Hispano de la diócesis, el Hermano Ted Dausch, director, y las Hermanas María Elena Méndez y María Josefa García, acompañará al grupo a las diferentes comunidades.
Debido al poco tiempo de su estadía, el Obispo Manz visitará sólo algunas de las áreas de la diócesis. El domingo 11 por la tarde visitará la comunidad del Sagrado Corazón en Canton, el lunes 12, saludará al personal de la cancillería y Caridades Católicas y seguidamente se desplazará a Houston, Vardaman, Bruce y algunas áreas del Delta. El principal interés del Obispo Manz es escuchar las historias y el testimonio de las personas y visitar los campos de trabajo de los migrantes, si las compañías se lo permiten, y compartir con el Obispo Kopacz, quien se unirá a los eventos que su agenda se lo permita.
Esta visita pastoral está siendo organizada por la Oficina del Ministerio Hispano junto con sacerdotes, ministros eclesiales laicos y personas de los lugares antes mencionados. Creemos que esta visita le dará al Obispo Manz una visión  general de la realidad que viven los migrantes en la diócesis. Posteriormente compartirá su experiencia de su visita a Mississippi con la Conferencia de Obispos de Estados Unidos.

El papa emitió dos importantes anuncios sobre el aborto y anulaciones

(NOTA DEL EDITOR: Durante los primeros días del mes de septiembre el Papa Francisco ha hecho dos anuncios de gran importancia para los católicos del mundo entero.  El primero fue relacionado con el aborto e indicó que los sacerdotes de todo el mundo pueden absolver a las mujeres que se han realizado un aborto. Pero este anuncio tendrá poco efecto en las prácticas pastorales en Estados Unidos y Canadá, países en los cuales la mayoría de los sacerdotes ya tienen la autoridad de perdonar este pecado en el sacramento de la reconciliación. En el segundo anuncio emitido el 8 de septiembre dijo que mientras que un proceso jurídico es necesario para hacer juicios precisos, el proceso de nulidad del matrimonio en la Iglesia Católica debe ser más rápido, más barato y mucho más un ministerio pastoral. A continuación publicamos un resumen de la información emitida por el Servicio de Noticias Católicas (CNS) sobre ambos anuncios.)

Por Nancy O’Brien
BALTIMORE – “Es mi entendimiento que la facultad de que el sacerdote retire la excomunión ‘latae sententiae’ por el aborto es casi universalmente concedida en América del Norte”, dijo Don Clemmer, director interino de relaciones con la prensa para la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos (USCCB).
“Latae sententiae” es un término en latín del derecho canónico que significa que es automática la excomunión por ciertos delitos, incluyendo la participación en el aborto. Clemmer dijo que es “el decreto del obispo local” si se permite o no que los sacerdotes en su diócesis absuelvan esos pecados y la mayoría de los obispos concedieron tal permiso cuando le dieron a los sacerdotes facultades para servir en su iglesia local.
El obispo Edward Scharfenberger de Albany, Nueva York, confirmó esto en una declaración el primero de septiembre acogiendo lo que llamó el “gesto maravilloso” del papa. “Los sacerdotes de la Diócesis Católica Romana de Albany y de todo Estados Unidos han … tenido durante más de 30 años las facultades de retirar la sanción de excomunión por el pecado del aborto”, dijo. “Cualquier mujer que haya tenido un aborto, cualquier persona que haya estado involucrada en un aborto de cualquier manera, siempre puede procurar el perdón de Dios a través del sacramento de la reconciliación si verdaderamente está arrepentida de sus actos”.
Varios prelados enfatizaron que la acción del Papa Francisco “de ninguna manera reduce la gravedad moral del aborto”. “Lo que sí hace es que sea más fácil el acceso al perdón sacramental para cualquiera que lo procure con un corazón verdaderamente arrepentido”, dijo.
El cardenal Sean O’Malley de Boston, director del Comité Sobre Actividades Pro Vida, de la conferencia episcopal estadounidense, dijo que su “esperanza y oración es que todos aquellos que estén llevando la carga de una experiencia de aborto recurran a la iglesia y a sus sacramentos y experimenten la misericordia y el amor del Señor”.
Éxplicó que todos los involucrados en un aborto, “donde quiera que una persona podría estar en su camino de sanación”, deben considerar los recursos ofrecidos por el Proyecto Raquel (Project Rachel) o un ministerio de sanación post aborto similar en sus diócesis. (Ver más información sobre este tema en la pag. 3 y en la columna del Obispo Joseph Kopacz en la pag. 3 de la edición en inglés.

(El siguiente es un resumen sobre el proceso de nulidad del matrimonio publicada por CNS y escrita por Cindy Wooden.)
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Reescribiendo una sección del rito latino del Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales, el Papa Francisco dijo que no estaba “promoviendo la nulidad de los matrimonios sino la rapidez y una correcta sencillez” de estos procesos de manera que las parejas católicas no estén “oprimidas por la sombra de la duda” durante períodos prolongados.
El Vaticano publicó el 8 de septiembre los textos de los dos documentos pontificios, “Mitis Iudex Dominus Iesus” (“El Señor Jesús, el dulce juez”) para la iglesia de rito latino y “Mitis et misericors Iesus”, ( “El manso y Misericordioso Jesús”) para las iglesias católicas orientales. Los cambios, incluyendo la opción de un breve proceso sin la obligatoria apelación automática, entrarán en vigor el 8 de diciembre, día de la apertura del Año de la Misericordia.
El Papa Francisco dijo que los cambios en el proceso de anulación fueron motivados por “la preocupación por la salvación de las almas”, y en particular “la caridad y la misericordia” hacia los que se sienten alienados de la iglesia debido a su situación matrimonial y a la percibida complejidad del proceso de anulación de la iglesia.
El nuevo reglamento sustituye cánones 1671-1691 del Código de Derecho Canónico y cánones 1357-1377 del código de la Iglesia Oriental. El Papa Francisco también ofreció un conjunto de “reglas de procedimiento” en la que se trazan la forma en que sus reformas se van a realizar, alentando a los obispos de diócesis pequeñas para que capaciten a los funcionarios que puede manejar los casos de matrimonio y anotando las condiciones específicas cuando un obispo puede emitir una declaración de nulidad después de un procedimiento abreviado.
Estas condiciones incluyen: cuando es claro que una o ambas partes carecen de la fe para dar pleno consentimiento a un matrimonio católico; cuando la mujer tiene un aborto para evitar la procreación; cuando mantiene una relación extra marital en el momento de la ceremonia o inmediatamente después; cuando uno de los dos oculta el conocimiento de infertilidad, una grave enfermedad contagiosa, hijos de una unión anterior o una historia de encarcelación; y cuando se utiliza violencia física para obtener consentimiento para el matrimonio.
El Padre Jeffrey Waldrep, vicario judicial de la diócesis, comentó sobre las reformas de la Declaración de Nulidad del Papa Francisco:
“Mientras que el Papa Francisco ha logrado importantes cambios en el procedimiento, es importante tener en cuenta que de ninguna manera ha comprometido la doctrina de la iglesia de que un matrimonio sacramental legal, consumado, es un vínculo que no puede ser roto por cualquier otra fuerza que la muerte”.
“Muchos estarán seguros de que la declaración del proceso de nulidad va a ser más fácil. Algunos de los procesos administrativos que causan retrasos importantes han sido eliminados. Sin embargo, es fundamental señalar que la iglesia todavía está centrada en discernir la verdad según las enseñanzas de la iglesia sobre la naturaleza del matrimonio. El proceso puede ser un poco menos complicado en algunos casos, pero la realidad es que la nulidad todavía sigue siendo necesario probarla a conciencia y con certeza moral.”

El dia del trabajo subraya la lucha por la justicia

Por Obispo Joseph Kopacz
Las familias han estado recibiendo mucha atención recientemente en el mundo católico. El sínodo extraordinario de la familia volverá a reunirse en el otoño, y durante la tradicional audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco esá ofreciendo una catequesis sobre la familia. En su encíclica, Laudato Si’, el Papa San Francisco enseña que de todos los grupos que desempeñan un papel en el bienestar de la sociedad y ayudan a garantizar el respeto de la dignidad humana, “sobresaliente entre ellos es la familia, como célula básica de la sociedad” (n. 157).
Por lo tanto, en este Día del Trabajo, tenemos la oportunidad de reflexionar sobre cómo el trabajo digno con un salario esencial es crítico para ayudar a que nuestras familias y nuestra sociedad prospere. En su encíclica, Laudatio Si, el Papa Francisco nos enseña que el trabajo debe permitir al trabajador desarrollarse y florecer como persona. El trabajo también debe proporcionar los medios para que las familias puedan prosperar. “El trabajo es una necesidad, una parte del significado de la vida sobre la tierra, un camino de crecimiento, desarrollo humano y realización personal” (n. 128).  El trabajo con dignidad y los frutos de esa labor nutren a las familias, las comunidades, y al bien común.
El año pasado el Papa Francisco canonizó a San Juan XXIII y a San Juan Pablo II. Ambos han hecho enormes contribuciones a la doctrina social de la Iglesia sobre la dignidad del trabajo y su importancia al florecimiento humano. San Juan Pablo II indicó que el trabajo es “probablemente la clave esencial de toda la cuestión social” (Laborem Exercens, No. 3).  San Juan XXIII destacó que los trabajadores tienen “derecho a un salario que se determina de acuerdo con los preceptos de la justicia” (Pacem in Terris, No. 20).
Es evidente para aquellos que tienen ojos ver que el capitalismo ha cosechado enormes beneficios desde la fundación de nuestra nación. Muchos tienen un nivel de vida que es inimaginable en muchas partes del mundo, que es en gran parte debido a los recursos naturales de nuestro país, la libertad arraigada en nuestra constitución, la capacidad empresarial, genio creativo, el trabajo duro y el deseo de tener una vida mejor para nuestros hijos. Por otro lado, es una variada historia cuando consideramos los efectos de la codicia desenfrenada, el talón de Aquiles del capitalismo. El medio ambiente a menudo ha sido objeto de saqueos y pillajes, hombres y mujeres han sido aplastados por la rueda, usando una frase del autor, Herman Hesse, y la pobreza sigue siendo intratable en muchas comunidades de nuestro país.
Cada generación debe comprometerse a si misma a una sociedad que sea más justa y solidaria, por lo menos si vamos a reclamar que somos parte del plan de Dios, promoviendo el mandato divino de co-trabajadores en la tierra, la joya de la creación. ¿Hay alguna duda de que las familias en los Estados Unidos están luchando hoy? Muchos matrimonios tienen el peso aplastante de los horarios impredecibles de varios trabajos, que hacen imposible tiempo suficiente para nutrir a los hijos, para la fe y la comunidad. Millones de niños viven cerca o en  pobreza en este país. Muchos de ellos son niños con llave de casa, que vuelven a sus viviendas vacías todos los días mientras los padres de familia trabajan para sobrevivir. Además, algunas parejas demoran intencionalmente el matrimonio, mientras que el desempleo y los trabajos de baja recompensa hacen la vida de una familia estable difícil de ver.
El Arzobispo Thomas Wenski de Miami en su declaración el Día del Trabajador en nombre de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) pinta el siguiente inquietante panorama. “La tasa de desempleo se ha reducido, pero mucho de eso es debido al hecho de que la gente simplemente ha dejado de buscar empleo, no porque hayan encontrado trabajo a tiempo completo. ¿La mayoría de los empleos proporcionan suficiente salario, prestaciones de jubilación, estabilidad o seguridad de la familia?
Muchas familias están encadenadas a empleos a medio tiempo para pagar sus cuentas. Las oportunidades para los trabajadores jóvenes están en declive. La tasa de desempleo de los adultos jóvenes en Estados Unidos, a más del 13 por ciento, es más del doble del promedio  nacional (6,2 por ciento).  Hay el doble de personas que están buscando trabajo como hay trabajos disponibles, y eso no incluye los siete millones de trabajadores a medio tiempo que quieren trabajar a tiempo completo. Millones de personas más, especialmente los desempleados de mucho tiempo, están desanimados y abatidos”.
Cuando la dignidad de la persona y la estabilidad de las familias son fuertes motivadores, y no avaricia, o un margen de beneficio insostenible, o la presión de los accionistas, puntos de luz pueden soportar, incluso en tiempos difíciles.
Yo era párroco en el área de Pocono en la Diócesis de Scranton cuando la última recesión golpeó duro. Uno de los miembros de la parroquia, propietario de una empresa con un par de docenas de trabajadores, compartió conmigo en una conversación que era una lucha conseguir suficientes contratos para mantener a su personal trabajando, pero que ese era su principal objetivo. Dios lo había bendecido y tenía suficiente riqueza para vivir bien, como él mencionó, e incluso si los beneficios de su negocio declinaran profundamente, él iba a asegurarse  que sus hombres pudieran trabajar y cuidar de sus familias.
El confíaba que la recesión económica mejoraría. Su confianza estaba basada en Dios y en la dignidad de la persona. Esta ética de vida es una rareza en las grandes empresas y corporaciones multinacionales, y esto es lo que el Papa Francisco describió como el estiércol del diablo del capitalismo en su reciente visita a Ecuador, cuando los beneficios borran la dignidad de la persona humana.
Nuestro desafío en este Día del Trabajo es el de levantarse al desafío de la solidaridad de Jesús cuando ordenó, “Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros” (Juan 13:34 ).
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que, “los problemas socioe-conómicos sólo pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de solidaridad: la solidaridad de los pobres entre si mismos, entre los ricos y los pobres, los trabajadores entre sí, entre los empleadores y los empleados de una empresa, la solidaridad entre las naciones y los pueblos” (No. 1941).  Ya que cada uno de nosotros está hecho a la imagen de Dios y obligado por su amor, poseyendo una profunda dignidad humana, tenemos la obligación de amar y honrar esa dignidad entre nosotros y especialmente en nuestro trabajo.
En el mejor de los casos, los sindicatos y las instituciones como ellos encarnan solidaridad mientras promueven el bien común. Ayudan a los trabajadores “no sólo tienen más, pero, sobre todo, para ser más…  y realizar más plenamente su humanidad en todos los sentidos” (Laborem Exercens, nO 20).
Sí, los sindicatos y las asociaciones de trabajadores son imperfectos, como son todas las instituciones humanas. Pero el derecho de los trabajadores a asociarse libremente es apoyado por enseñanza de la Iglesia con el fin de proteger a los trabajadores y moverlos, especialmente a los más jóvenes, mediante la orientación y el aprendizaje, hacia empleos decentes con salarios justos.
Compartimos un hogar común como parte de una grande y única familia, para que la dignidad de los trabajadores, la estabilidad de las familias y el estado de salud de las comunidades estén todas interconectadas. ¿Cómo podemos avanzar la obra de Dios, en las palabras del salmista, “hace justicia a los oprimidos y da de comer a los hambrientos, [y] da libertad a los cautivos” (Salmo 146:7)?
Estas preguntas son difíciles de hacer, pero hay que hacerlas. La reflexión y acción individual es fundamental. Tenemos la necesidad de una profunda conversión de corazón en todos los niveles de nuestra vida. Examinemos nuestras opciones, y demandemos para nosotros mismos, y de otro espíritus de gratitud, auténtica relación y una verdadera inquietud.
Que Dios bendiga la obra de nuestras manos, corazones y mentes.

Tema de la encíclica no sorprende a nadie

Por Obispo Joseph Kopacz  La primera encíclica del Papa Francisco es el inspirado documento titulado Laudatio Si. Este original título fue extraído del comienzo del cántico de San Francisco de Asís que trata  sobre Dios el Creador. “Alabado sea mi Señor, por nuestra hermana, la Madre Tierra que nos sostiene y nos gobierna, y que produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas”. El Papa Francisco le pide a toda la humanidad, y en especial a los de la fe Cristiana, que cuiden de su hogar común.
Esta encíclica no debería sorprender a nadie. El 19 de marzo de 2013, en la fiesta de San José, en la homilía de su discurso inaugural con dirigentes religiosos y nacionales presentes de todo el mundo, Francisco proclamó a Jesucristo a todas las naciones en el espíritu del gran santo de Asís cuyo nombre escogió.
En su profética homilía, mencionó el cuidado de la creación, nuestro hogar común, nueve veces. Esto me pareció un notable tema en un discurso inaugural con incontables millones de personas viendo en todo el mundo, y con alegría rezando con el primer papa de la Américas.
El Papa Francisco habló elocuentemente sobre San José, el protector de Jesucristo y su madre, María. “El núcleo de la vocación cristiana es Jesucristo. Protejamos a Cristo en nuestras vidas, para que podamos proteger a otros y proteger la creación”. Francisco continua. “Esto es algo humano, que involucra a todos. Quiere decir proteger toda la creación, la belleza del mundo creado, como el Libro del Génesis nos dice, como San Francisco nos mostró”.
Encarnando el espíritu de San Francisco, el Francisco de Roma nos está implorando “a proteger la totalidad de la creación, a proteger a cada persona, especialmente a los más pobres, a protegernos a nosotros mismos”. El concluye la homilía como si estuviera dirigiendo una sinfonía, “para que la Estrella de la Esperanza brille, protejamos con amor todo lo que Dios nos ha dado”.
La Alegría del Evangelio, Evangelii Guadium, la primera Carta Apostólica de Francisco, es el inicio y el final de todo lo que está haciendo, enseñando y predicando. Jesucristo es la alegría y la esperanza de la humanidad, y todos los que han sido bautizados en su nombre están llamados a ser discípulos misioneros, testigos gozosos del Señor de la historia, especialmente donde la Cruz es más evidente.
Laudatio Si surge de Evangelii Guadium como la luz del día fluye del amanecer de un nuevo día. Las semillas de ambos se encuentran en la homilía inaugural de Francisco en la Fiesta de San José. “La tierra es nuestra casa común y todos nosotros somos hermanos y hermanas”. (Evangelii Guadium)
En Laudatio Si el Papa Francisco habla como un líder espiritual y moral llamándonos a cada uno de nosotros a responder de un modo más completo a la llamada de cuidar a los demás y de cuidar la creación de Dios. Es una invitación a “una profunda conversión interior” reconociendo con humildad los resultados de la actividad humana desamarrada del diseño de Dios. Es una ecología integral que desarrolla las enseñanzas de la Iglesia, especialmente desde el Concilio Vaticano II en la década de 1960.
Veamos dos ejemplos, aunque hay muchos más. Con ocasión de la celebración anual del Día Mundial de la Paz el 1 de enero de 1990, el Papa San Juan Pablo II ofreció una visión de esta ecología integral como un mensaje de esperanza y de paz al mundo. “La teología, la filosofía y la ciencia hablan de un universo armónico, de un cosmos dotado de su propia integridad, su propio equilibrio interno y dinámico. Este orden debe ser respetado. La raza humana está llamada a explorar este orden, a examinarlo con la debida atención y hacer uso de él mientras salvaguardan su integridad.”
El 14 de noviembre de 1991, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos publicó el documento titulado, “Renovando la Tierra” el cual trata esta comprensión holística de las crisis y las oportunidades que enfrenta el mundo moderno. “En su esencia la crisis del medio ambiente es un desafío moral. Nos llama a examinar cómo usamos y compartimos los bienes de la tierra, lo que pasamos a las generaciones futuras, y cómo vivimos en armonía con la creación de Dios”.
Los obispos, entonces y ahora “quieren estimular el diálogo, en particular con la comunidad científica. “Sabemos que éstas no son cuestiones sencillas; nosotros hablamos como pastores… Por encima de todo, buscamos explorar los vínculos entre la preocupación por la persona y por la tierra, entre la ecología natural y ecología social. El tejido de la vida es uno de ellos”.
Lo que es sorprendente es que el Papa Francisco ha escogido la compleja realidad de una ecología integral como el tema de su primera encíclica. Esto ha estado en su mente y su corazón por un largo tiempo. No inesperadamente, los de la izquierda y la derecha del espectro político han ofrecido críticas o han encontrado compatibilidad con su propia visión del mundo. Pero hay una longitud y altura, amplitud y profundidad de esta encíclica que no puede ser dignamente dirigida a través de acertadas mordeduras o análisis superficial.
Como lo ha hecho desde el comienzo de su elección, el Papa Francisco fomenta el diálogo y el encuentro con respeto y humildad. Como con Evangelii Guadium, Laudatio Si requiere un compromiso por parte de cada uno de nosotros de leerla, de orar al respecto, dialogar sobre el asunto, y permitir que nos forme como discípulos misioneros en el mundo frágil pero resistente de Dios, nuestro hogar común. Esta es una encíclica sobre la cual volveremos a hablar a menudo. “Y Dios vio que era muy bueno”. (Génesis)

El matrimonio y su re-definición, una respuesta

Por Obispo Joseph Kopacz.
La gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes.
Muchos han levantado sus voces desde el espectro de las ideologías, las convicciones religiosas y desde todos los niveles de la sociedad en respuesta a la decisión de la Corte Suprema de sancionar legalmente el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país.
Yo también quiero expresar mi opinión en ésta crítica decisión judicial que ha cambiado radicalmente la definición de matrimonio. Al hacerlo, estoy consciente de las inspiradoras palabras del Apóstol San Pedro en su primera carta. Honren a Cristo Señor en sus corazones. Estén siempre preparados a responder a todo el que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen, pero háganlo con humildad y respeto. (1 Pedro 3:15)
La iglesia, como administradora de los misterios de Dios y ayudante de Jesucristo (1Cor. 4:1) ha sido encargada de una forma de vida en el matrimonio que está sólidamente establecida en las Escrituras, en la tradición, en antropología cristiana y en nuestra vida sacramental.
La unión de un hombre y una mujer en el matrimonio surge de la obra creadora de Dios como la relación primaria para toda la vida humana. Ha sido la piedra angular, no sólo para la iglesia, sino también para la sociedad civil a lo largo de milenios. Su desaparición en el mundo moderno ha causado enormes problemas para las personas, las familias y la sociedad.
La Iglesia Católica ha estimado y celebrado el sacramento del matrimonio entre sus siete sagrados dones (sacramentos) legado por el Señor Jesús. Las raíces del matrimonio están fundamentadas en la Palabra de Dios, comenzando con el segundo capítulo del Génesis donde “un hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa y los dos serán una sola carne” (Génesis 2:24).
Jesús claramente confirmó la acción creadora de Dios sobre el matrimonio en el Evangelio de San Marcos cuando le recordó a sus oyentes sobre la intención de su padre desde el principio, (Marcos 10: 6-10). Más adelante en el Nuevo Testamento, la base para el sacramento del matrimonio se establece cuando el autor de Efesios elocuentemente escribió, “que los esposos amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25).  Por lo tanto, el amor de marido y mujer en el matrimonio es un signo sagrado del fiel y permanente amor del Señor por nosotros.
Por lo tanto, somos administradores y servidores de la institución sagrada del matrimonio que no somos libres para cambiar en nuestra tradición de fe. A la luz de la fe y la razón, es lamentable que lo que Dios destinó desde el principio ha sido pisoteado tan a menudo en nuestro mundo moderno, y ahora re-definido.
Sin embargo, nuestro inquebrantable compromiso de la dignidad de toda persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, y en necesidad de salvación, motiva todos nuestros ministerios y la vida parroquial. Nuestra experiencia personal del amor misericordioso de Dios, la clave de la vida eterna, tiene que dirigir nuestros encuentros, acciones y conversaciones con todas las personas, incluyendo a nuestros hermanos y hermanas de la misma atracción sexual y estilos de vida.
Aunque la iglesia no puede aceptar la re-definición del matrimonio, estamos obligados por el mandato de Jesucristo a amarnos unos a otros como él nos ha amado. e es el amor que mueve cielo y tierra, y trata de conciliar a todas las personas con Dios y con el otro.