Necesito oraciones para seguir caminando

Por Elsa Baughman

l domingo 1 de junio, Día de la Ascensión de Jesús al Cielo, a las 11 de la mañana, casi 24 horas después de haber sido ordenado, el Padre José de Jesús Sánchez estaba celebrando su primera misa bilingue en la Iglesia Santa María en Jackson, en compañía del Padre Joseph Palermo, su director espiritual durante sus cuatro años en el Seminario de Notre Dame en Nueva Orleans, los Padres Ricardo Phipps, párroco de las Iglesias Santa María y Cristo Rey, los seminaristas Adolfo Suárez, César Sánchez y Roselio Fuentes, de Taylor, Texas.
Durante la homilía, el Padre Palermo explicó que es costumbre que un sacerdote recién ordenado no predique en su primera misa de acción de gracias porque tiene muchas cosas más de que preocuparse, sobre todo de que la misa “sea válida”, lo que ocasionó risa a la congregación.
Luego mencionó lo que el Catecismo de la Iglesia Católica dice sobre la ordenación al sacerdocio, “uno de los medios por los cuales Cristo no cesa de construir y de conducir a su iglesia para la salvación de las almas”. El Padre Palermo también citó el Catecismo Católico al indicar que “en el servicio eclesial del ministro ordenado es Cristo mismo quien está presente en su iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, Sumo Sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la Verdad. El sacerdote ordenado no solamente representa a Jesús ante la asamblea de los fieles sino también actúa en el nombre de la iglesia entera cuando le presenta a Dios la oración de la iglesia y sobretodo cuando ofrece el sacrificio de la Eucaristía”.
Sobre su experiencia como director espiritual del Padre Sánchez durante sus años en el seminario, el Padre Palermo le dijo que había sido escogido por Dios para esta especial vocación. “Dios te llamó en tu tierra natal de México para ser un sacerdote misionero en los Estados Unidos”, dijo.
“El por qué Dios te llamó a esta misión es un misterio. Es la providencia de Dios. Tú eres un hombre bueno, pero no perfecto; tampoco lo soy yo ni ninguno de nosotros, ni los primeros sacerdotes a quién Jesús llamó. Ellos también tenían  fuerzas y debilidades como nosotros, pero amaban a Jesús y estaban dispuestos a dejar a sus familias y sus tierras natales para seguir a Jesús, igual que tú lo has hecho. Gracias por tu generosidad en seguir la llamada de Cristo de México a Jackson, Mississippi, y gracias a tus padres y parientes por su generosidad en compartirte con esta iglesia local.
“En el seminario te comprometiste diligentemente a estudiar inglés y aunque amas tu cultura y tus raíces latinas, te has adaptado a la cultura y a la comida americana ¡y además a las máquinas de correr. A este hombre le encanta correr!
“Durante tus años en el seminario fuiste un hombre de oración, uno que se levantaba temprano, disciplinado, humilde en servicio; lavando los platos y atendiendo las mesas para servir a la comunidad del seminario.
“Durante tu sacerdocio, por favor mantente fiel a lo que te ha traído a este día, la oración, el estudio, el auto sacrificio, el servicio humilde, tu sentido del humor, tu confianza en Dios y la devoción a la Virgen de Guadalupe. “La ascensión de Jesús al cielo es un regalo increíble de Dios para nuestro mundo. El sacerdocio ordenado es también un regalo increíble de Dios para nuestro mundo y Dios nos ha dado este regalo de nuevo”, dijo el Padre Palermo al final de su homilía que fue interpretada al español por Patrick Fields, un gran amigo americano del Padre Sánchez.
Antes de finalizar la misa, el Padre Sánchez le dio las gracias, en inglés y en español, a todos los que asistieron en la misa y a la comunidad reunida y les pidió que se arrodillen y oren por él y por todos los sacerdotes  para que sean santos. “Necesitamos oraciones para seguir caminando y poder acompañarlos en este caminar”, dijo.
Seguidamente se ofreció una recepción en su honor en el salón de fiestas de la Parroquia Cristo Rey.
Para Esperanza Velásquez, de la Parroquia Santa Teresa en Jackson, era la primera vez que asistía a una misa de ordenación sacerdotal. “Fui a la catedral el sábado en la mañana para presenciar la más increíble manifestación del amor de Dios por sus criaturas cuando estos tres jóvenes, feliz y voluntariamente se comprometerían a servir a Dios y sus comunidades”, dijo, agregando que la ceremonia fue impresionante, más allá de sus expectativas.
“Me sentí abrumada por emociones de alegría, de amor y gratitud a Dios primero y a los jóvenes. Viendo la ordenación, por primera vez, pude sentir cómo Dios realmente escucha nuestras oraciones. Por lo tanto, es verdad, pensé, Dios respondió a nuestras oraciones.
Velasquez anotó que al día siguiente, durante la primera misa del Padre José de Jesús Sánchez, el padre Joseph Palermo, en su homilía, hizo la observación sobre cómo el padre José (nacido en México) no decidió ser un sacerdote en los Estados Unidos”, Dios lo elegió a él”, dijo. “El ha aceptado la voluntad de Dios en su vida”.
Velásquez dijo que eso fue muy significativo para ella, como inmigrante. “Mirando a mi alrededor podía ver al Padre José en muchos de nosotros. La ordenación de estos jóvenes sacerdotes, tan interesante como ha sido, también ha sido una llamada de atención para mí. Oren, porque Dios escucha. No hay duda de ello”, dijo.

Ordenados, familias, amigos comparten día de júbilo

Por Elsa Baughman

l sábado 31 de mayo, una hora antes de su ordenación al sacerdocio y aún sin su vestimenta oficial, José de Jesús Sánchez caminaba un poco impaciente y nervioso afuera de la Catedral de San Pedro, dándole la bienvenida a sus amigos y a las personas que venían a su ordenación. Adentro de la catedral, sus padres, Jesús Sánchez y Celia Quiróz, sentados en primera fila junto con su hermano, Juan de Dios y su hermana Maribel, esperaban ansiosos el momento del inicio de la misa.
Ellos habían venido de México días antes para estar presente en este momento tan especial en la vida de su hijo y hermano. “Tengo mucha emoción, … es muy grande, … no puedo describirla”, dijo pausadamente con una voz suave y cálida el padre de José de Jesús. “Dios le ha dado la bendición de llegar al día de hoy, a ser ordenado sacerdote y estamos todos muy felices por él”, añadió.
Los seminaristas mexicanos, César Sánchez y Adolfo Suárez, junto con otros seminaristas de la Diócesis de Jackson, asistirían en el altar durante la misa de ordenación al sacerdocio de los tres diáconos, José de Jesús, Binh Nguyen, nativo de Vietnam; y Rusty Vincent de Pearl, Miss., que se celebraría a las 10:30 de la mañana por el Obispo Kopacz y concelebrada por el Arzobispo jubilado de New Orleans, Alfred Hughes, los obispos jubilados de la Diócesis de Jackson, Joseph Latino y William Houck,  sacerdotes de la diócesis y otros sacerdotes amigos.
A las once en punto los participantes comenzaron a entrar a la catedral, primero los seminaristas, vestidos con una sotana blanca, llevando el incendiario y los cirios, seguidos por el diácono Everardo Mora-Torres, quien llevaba el Evangeliario, detras de ellos venían los diáconos, Vincent, Sánchez y Nguyen, los sacerdotes y de último entraban los obispos.
A continuación los obispos, sentados en el lado derecho del altar, los sacerdotes, a ambos lados del altar, y la comunidad de creyentes, presenciarían este evento que llena de gozo y júbilo a la diócesis que está tan necesitada de nuevos sacerdotes.
Como en toda ceremonia de este tipo, lo primero que el obispo hace es purificar el altar con incienso para dar inicio a la celebración religiosa. Seguidamente,  los tres diáconos, vestidos con una sotana blanca cruzada con una franja color crema en el pecho, en presencia del Obispo Kopacz y todos los fieles expresaron su determinación de llevar a cabo sus funciones de acuerdo al plan de Cristo y de la iglesia, bajo la dirección del obispo.
Durante el canto de las letanías los tres candidatos estuvieron postrados en el altar, a los pies del obispo, mientras la congregación oraba y pedía a todos los santos la gracia de Dios para ellos.
El Obispo Kopazc dijo durante la homilia que se podía ver claramente que era un día bendito y jubiloso para la diócesis, para todos los presentes y aquellos presentes en espíritu y oración, reunidos en júbilo con un sólo corazón y una sola alma para celebrar el Sacramento del Orden, el regalo más allá de toda medida, impartido a José, Ben, y Rusty. “A su vez, el don de sus vidas en servicio de amor será una bendición para el Pueblo de Dios y el Cuerpo de Cristo, esparcidos por toda la Diócesis de Jackson”, dijo. “Sin duda ustedes son un regalo para todos los sacerdotes de esta diócesis”.
El Obispo Kopazc les dijo que sus mentes, corazones, y voluntades están resueltas a llevar a cabo el ministerio de Cristo, el sacerdocio, con constante alegría y amor genuino, atendiendo no a sus propias preocupaciones sino a las de Cristo Jesús.
“Desde sus nacimientos la mano de la Providencia ha despertado esta llamada personal, su vocación, a través de muchos devotos discípulos quienes los han amado y guiado por el camino al sacerdocio. Sus padres y sus familias, la iglesia doméstica, le dio forma al medio ambiente en el cual sus vocaciones prosperaron. Muchas gracias.
Asimismo, dijo que las comunidades parroquiales de ellos, en varios lugares del mundo, les ofreció a una experiencia de la belleza y la verdad del sacerdocio que los llevó a profundizar en el misterio  del plan de Dios para sus vidas.
Antes de terminar la misa, cada uno de los tres nuevos sacerdotes tuvieron la oportunidad de presentar su mensaje de agradecimiento, en su propio idioma, por haber sido ordenados.
José de Jesús, hablando en nombre de los tres, dijo que le daba gracias a Dios por su vocación y le pidió que lo siga bendiciendo para ser fiel a su iglesia y a su gente. “Le damos las gracias a nuestros padres por habernos educado, por habernos dado estos valores y buen ejemplo, a la Diócesis de Jackson por habernos escogido y darnos la bienvenida, al Obispo Kopacz por habernos ordenado el día de hoy, y a todos ustedes amigos, y a todos aquellos que oraron por nosotros”.
El Obispo Kopacz anunció que Sánchez fue asignado como pastor asociado de las Parroquias St. Patrick y St. Joseph en Meridian; Nguyen fue asignado a la Parroquia San Francisco de Asís en Madison y Vincent a St. Joseph Parish in Greenville. La celebración continuó con una recepción en el salón de la catedral.

Recibiendo el fuego de Pentecostés

Por Obispo Joseph Kopacz
Cuando llegó la fiesta de Pentecostés todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban. Y se le aparecieron lenguas como de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos”.
El deseo de Jesús de prender fuego en el mundo se desató. Recordamos sus palabras apasionadas en el evangelio de Lucas, Capítulo 12:49. “Yo he venido a prender fuego en el mundo; y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!” Estas palabras del Señor no deberían amenazarnos como una forma de castigo divino similar al fuego sulfuroso que consumió Sodoma y Gomorra tal como se ha registrado en el relato bíblico del libro de Génesis. Es más parecido a la experiencia en el Monte Sinaí, el solidificado momento en la relación entre Dios y los Israelitas donde Moisés recibió los Diez Mandamientos. “Todo el Monte Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en medio del fuego”.
La revelación de Dios en el Monte Sinaí dio a conocer el amor apasionado que Dios tenía por los Israelitas, el pueblo escogido por la alianza. Dios le asegura a Moisés que su misericordia se desplazaría hasta miles de generaciones, o como podemos entender, para siempre. La misericordia de Dios se iba a convertir en la supervivencia de Israel a través de la boca de los profetas. Recuerden el mensaje consolador de Isaías en la época del exilio. Pero Sión dijo: “El Señor me ha abandonado, mi Señor me ha olvidado” ¿Puede una madre olvidarse de su criatura, no tener ternura por el hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré”.
El fuego del Espíritu Santo en Pentecostés es el cumplimiento del fuego que forjó la alianza de amor con los Israelitas. El pueblo de la Nueva Alianza nacido en la cruz sangrienta y reconciliado en la resurrección de los muertos, salió del cenáculo a anunciar la Buena Nueva de Jesucristo, la encarnación de la misericordia de Dios. El fuego que Jesús tan ardientemente deseada estaba ahora ardiendo. La revolución había comenzado y continúa en nuestros días.
La segunda parte de la trilogía, El hambre de los juegos, fue estrenada el pasado mes de diciembre. Está titulada, Fuego Fascinante, y claramente tiene una sensación de Pentecostés. Esta cautivadora novela relata la historia de un pueblo que apenas sobrevive bajo el yugo de un sistema totalitario. Cada año dos personas son elegidas de entre los doce distritos de la sociedad los cuales deben ir a la capital a luchar a muerte, con un solo sobreviviente. Se trata de una versión moderna del Coliseo romano con el doble propósito de controlar las masas y entretener al pueblo frívolo del capitolio.
Pero la insaciable hambre de libertad se abrió paso en el primer segmento de la Trilogía cuando la heroína, Katniss Everdeen, ofreció una chispa de humanidad a través de las lágrimas y un gesto de respeto que se convirtió en el símbolo de la revolución. El fuego comenzó, y no puede ser saciado. Un régimen despiadado ya no podía sostenerse a sí mismo. Un momento de Pentecostés, ¿podríamos preguntar?
La revolución que comenzó en ese primer Pentecostés fue la Buena Noticia de Jesucristo que vino a superar la tiranía y la opresión del pecado que es un cruel capataz. Es la misericordia y la gracia de Dios que nos pueden llevar a arrodillarnos, pero en un instante nos levanta y restaurar a la dignidad de los hijos e hijas de Dios. Sin lugar a dudas apartarse del pecado y aventurarse en el camino de la vida, no es tarea fácil.
En el primer Pentecostés, la gente se preguntaba ¿qué es lo que hay que hacer hermanos? Pedro respondió: “Arrepiéntanse, y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo por el perdón de sus pecados. Y recibirán el don del Espíritu Santo”. En los momentos de gracia, el viento fuerte y el fuego purificador del Espíritu busca despejar los ídolos de nuestras vidas. Este no es un encuentro con Dios de una sola vez y ya. Es una tarea de limpieza de toda la vida porque a los ídolos les gusta tomar residencia. El Becerro de Oro, construido por los Israelitas en su impaciencia y dureza de corazón, sigue viviendo y solo lo podemos destruir en el fuego del amor apasionado de Dios.
El viento impetuoso y eterno fuego de Pentecostés, junto con la sangre de los mártires, eventualmente arrasó al tiránico Imperio Romano de la etapa de la historia. El poder de Pentecostés no puede ser contenido. O como escribió San Pablo, “no hay encarcelamiento de la Palabra de Dios”.
Todos hemos recibido el don del Espíritu Santo por medio de la fe y el bautismo marcándonos para siempre como  hijos de Dios, hermanos y hermanas del Señor y templos del Espíritu Santo. La constante llamada en nuestras vidas no es sólo para despejar a los ídolos que nos separan de Dios y de los hombres, pero también para avivar en fuego el don que recibimos cuando fuimos bautizados.
No se puede cocinar con una luz piloto y tampoco se puede vivir el Evangelio sin un ardiente deseo de hacerlo, un don de Dios. Que nuestro encuentro diario con el Señor inspire en nosotros la alegría del Evangelio y una manera de vivir que lleve la Buena Nueva hasta los confines de la tierra, comenzando con el espacio que ocupamos en el mundo de Dios.

Tres diáconos serán ordenados al sacerdocio el 31 de mayo

JACKSON – Los diáconos (izq.-der.) Rusty Vincent, José de Jesús Sánchez y Binh Nguen, serán ordenados al sacerdocio el sábado 31 de mayo a las 10:30 a.m. en la Catedral de San Pedro. (Foto de Maureen Smith.

JACKSON – Tres diáconos, Rusty Vincent, José de Jesús Sánchez, y Binh Nguyen, serán ordenados sacerdotes de la Diócesis de Jackson por el Obispo Joseph Kopacz el sábado 31 de mayo a las 10:30 a.m. en la Catedral de San Pedro.
Este es el primer año en varios que la diócesis ordenará a más de un hombre al sacerdocio. Es también la clase más diversa que se ordenará en decadas. Nguyen es de Vietnam, Sánchez de México y Vincent   de Mississippi.
Los tres jóvenes se han preparado durantes años de estudios en el Seminario San José en St. Benedict, La., y en el Seminario de Notre Dame en New Orleans. Nguyen y Sánchez comenzaron sus estudios en sus países y vinieron a estudiar inglés y filosofía en el seminario San José. Vincent nació en Baton Rouge y luego se mudó a Pearl, Miss.
Durante los veranos de sus años en el seminario sirvieron en diferentes parroquias de la diócesis y recibieron entrenamiento pastoral y también recibieron entrenamiento en el ministerio de hospitales.
El día después de la ordenación, 1 de junio, los tres nuevos sacerdotes celebrarán su primera misa. Sánchez la celebrará en la Iglesia Santa María en Jackson a las 11 a.m. y luego ofrecerán una recepción en la Iglesia Cristo Rey, .
Una vez ordenados, los sacerdotes serán asignados como pastores asociados en parroquias donde obtendrán una valiosa experiencia de los sacerdotes mentores. Este período del sacerdocio dura usualmente unos pocos años y luego serán nombrados pastores de una parroquia de la diócesis.
En la edición del 13 de junio Mississippi Catholic y su edición en español serán dedicadas a esta ordenación.
El Obispo Kopacz invita a todos los fieles a participar en la ordenación a través de la oración y si es posible con su presencia en la misa.

Dos santos proclamados en histórica misa

ROMA – Fieles sostienen un banner que muestra a los nuevos santos, Juan Pablo II y Juan XXIII y a Jesús el 28 de abril durante la misa de acción de gracias por la canonización de los nuevos santos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. (CNS foto de Paul Haring)

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Durante la canonización de los dos recientes papas el pasado 27 de abril, el Papa Francisco elogió a los nuevos Santos, Juan XXIII y Juan Pablo II, como hombres de coraje y misericordia, que respondieron a los desafíos de su tiempo   modernizando a la Iglesia Católica en fidelidad a sus tradiciones ancestrales.
“Ellos fueron sacerdotes, obispos y papas del siglo 20,” dijo el papa en su homilía durante la Santa Misa en la Plaza de San Pedro. “Vivieron a través de los trágicos acontecimientos del siglo, pero no fueron abrumados por ellos. Para ellos, Dios era más potente”.

“Juan XXIII y Juan Pablo II cooperaron con el Espíritu Santo en la renovación y actualización de la iglesia manteniendo sus características originales, esas características que los santos le ha dado a lo largo de los siglos”, dijo.
Hablando ante una multitud de medio millón que incluía al Papa Benedicto XVI, el Papa Francisco elogió a San Juan por el mas conocido de sus logros, el llamado al Concilio Vaticano Segundo, el cual dijo “mostró una exquisita apertura al Espíritu Santo”.
“Se dejó guiar, y fue para la iglesia un pastor, un siervo-líder”, dijo el papa de San Juan. “Este fue su gran servicio a la iglesia. Me gusta pensar de él como el papa de apertura al Espíritu.”

El Papa Francisco caracterizó a San Juan Pablo como el “papa de la familia ”, un título por el cual el papa había deseado de ser recordado. El Papa Francisco dijo que estaba seguro que San Juan Pablo estaba guiando a la iglesia en su camino a los dos próximos sínodos de los obispos sobre la familia, que se celebrarán en el Vaticano en octubre próximo, y en octubre de 2015.

El papa invocó la ayuda de los dos nuevos santos papas por el éxito de los sínodos y oró, “porque ambos nos enseñen a no escandalizarnos por las heridas de Cristo y a entrar aún más profundamente en el misterio de la misericordia divina,  que siempre espera y siempre perdona,  porque siempre ama.”
El Papa Francisco ha dicho que el programa para los sínodos de la familia  incluirán enseñanzas y práctica de la iglesia sobre el matrimonio, áreas que él ha dicho ejemplifican una particular necesidad de misericordia en la iglesia de hoy.

El papa repetidamente mencionó la misericordia en su homilía, el Domingo de la Divina Misericordia, una observancia que San Juan Pablo puso en el calendario universal de la iglesia en el año 2000. El papa polaco murió en la vigilia de la fiesta en el 2005 y fue beatificado el Domingo de la Divina Misericordia en el año 2011.
El lugar donde se celebró la misa, concelebrada por 150 cardenales y 700 obispos, estaba decorado con 30,000 rosas y otras flores donadas por Ecuador.

Durante la ceremonia de canonización dos devotos llevaron  reliquias de los nuevos santos en relicarios de plata que el Papa Francisco besó antes de que se colocaran en una pequeña mesa para que fueran venerados por   la congregación.
La reliquia de San Juan era un trozo de la piel del difunto papa que fue removido cuando su cuerpo fue trasladado a su actual sepulcro en el santuario principal de la Basílica de San Pedro.
Floribeth Mora Diaz, una mujer costarricense cuya recuperación de un aneurisma cerebral fue reconocida por la iglesia como un milagro atribuido a la intercesión de san Juan Pablo, llevó un relicario de plata que contenía sangre del santo que fue tomada de él como prueba médica poco antes de su muerte en el 2005.

Noventa y tres países enviaron delegaciones oficiales a la misa y más de 30 de las delegaciones estuvieron encabezadas por el presidente o el primer ministro.
La canonización de los dos papas se llevó a cabo debido a las medidas extraordinarias realizadas por sus sucesores para acelerar el proceso. El Papa Benedicto XVI descartó el usual período de espera de cinco años antes del inicio de la causa de canonización de Juan Pablo poco después de su muerte cuando fue llorado por multitudes que gritaban ¡“Santo subito!” (“santo de una vez!”).

En el caso de San Juan, el Papa Francisco renunció al requisito habitual de un segundo milagro antes de que un bendito puede ser añadido al canon de los santos de la iglesia.

Invitación a congreso en Los Angeles

JACKSON – Son pocas las oportunidades que se nos presentan para asistir a eventos nacionales que nos ayudan a profundizar nuestra vida espiritual y a la vez aumentar nuestros conocimientos en las áreas en las cuales servimos en nuestra comunidad de fe.
Por eso cuando Elizabeth Garibay, de la Parroquia San Miguel en Forest, se enteró del Congreso de Educación Religiosa que se realiza todos los años en Los Angeles, Calif., pensó, “¿Por qué no intentar hacer lo posible por ir?
Durante la clase de la Escuela de Ministerios en Jackson, en la cual está participando, le mencionó al grupo que tan pronto decidió ir al congreso comenzó a planear todo con la Hermana Lourdes González de Forest, quién la apoyó para realizar ventas de comida, de libros, rifas, y otras actividades para juntar el dinero que se necesitaba para sufragar los gastos del viaje y del congreso. Y ella ahora comenta que “valió la pena”.
“Cuando llegamos al congreso quedé impresionada al ver a unos 40 mil católicos reunidos en el centro de convenciones.
“Lo que más me impresiono del congreso fue ver a tantas religiosas, sacerdotes, monjes y personas de la tercera edad, espacios sagrados y un impresionante Vía Crucis del migrante”, explicó.
El congreso también ofrece una  sala de exhibiciones donde se puede adquirir material didáctico para la catequesis de niños y adultos, libros, CDs, DVDs, etc.
Garibay está considerando ir nuevamente al congreso en el 2015. Si alguien está interesado en asistir puede contactarla al 769-274-2707.

Imágenes de Cristo abundan en el tiempo de Pascua

Por Obispo Joseph Kopacz
La mitad del tiempo de la Pascua se caracteriza por la celebración anual del Domingo del Buen Pastor. La imagen del Buen Pastor es la obra de arte más antigua que se conoce que representa al Señor crucificado y resucitado. Aún hoy es una querida y familiar imagen en muchas localidades de todo el mundo en donde el pastor y las ovejas deambulan en busca de pastos como un componente esencial de las zonas rurales y la vida de las aldeas.

Jesucristo adaptó la imagen del Buen Pastor universalmente conocida en la tradición religiosa de Israel. El Salmo 23 declara que El Señor es mi pastor, nada me falta. Jesús proclama que yo soy el Buen Pastor; conozco a las mías, y las mías  me conocen a mí, conocen mi voz y me siguen … El Buen Pastor da su vida por las ovejas.

A pesar de que muchos de nosotros no hemos sentido directamente el vínculo entre el pastor y las ovejas, al tocar la tecla de una computadora se puede saber fácilmente porqué el Señor se identifica con esta forma de vida. O pregúntele a alguien que haya sido testigo de la interacción del pastor y las ovejas vagando por una colina y valle.

Incluso sin ver, intuitivamente sabemos que es una imagen que representa una relación que a menudo requiere total compromiso para el bienestar de las ovejas, una voluntad de sacrificio y soportar sufrimiento para protegerlas. Es convincente porque el Señor dio su vida por nosotros y su espíritu de vida continua guiándonos en su cuerpo, la iglesia.

El evangelista san Juan, el discípulo amado, elabora sobre las imágenes que muestran cómo absolutamente dependemos de Jesús si queremos hacer de nuestras vidas algo bello para Dios, en palabras de la Beata Teresa de Calcuta.
Uno de ellos es el Buen Pastor, y la otra es la vid y los sarmientos. Jesús claramente dice en el capítulo 15 que Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él dará mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El Señor es la fuente y cumbre de nuestras vidas, el que nos sostiene. Su voz y su palabra es la senda de la vida en abundancia. Sin él nos perdemos, o nos marchitamos y morimos.

Tan convincentes como las imágenes anteriores son, tenemos que hojear el Nuevo Testamento durante estos días del tiempo de Pascua para comprender plenamente los tesoros de nuestra tradición cristiana como fieles católicos. La limitación potencial de las imágenes de las ovejas y las ramas se encuentra en la dificultad de distinguir una oveja o rama de otra.

Durante el tiempo de Pascua, en el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos da un panorama del crecimiento de la iglesia primitiva desde sus humildes inicios en Jerusalén, su circulación alrededor del mundo mediterráneo, a su eventual implantación en la ciudad de Roma, el centro de cultura y poder en el mundo antiguo. La primera generación de cristianos sabía que ellos eran el Cuerpo de Cristo, discípulos y amigos del Señor, y llamados por su nombre con una variedad de ministerios y dones.

El segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles recuerda el discurso de Pedro el día de Pentecostés cuando las palabras impulsadas de su Espíritu conmovieron los corazones de miles de personas. Hermanos, ¿Qué debemos hacer?  Pedro respondió con lo que conocemos como el kerigma, la puerta de la salvación. “Arrepentíos, y bautícese cada uno en el nombre de Jesucristo por el perdón de los pecados; y así él les dará el don del Espíritu Santo”. Con ello se inició la gran reunión que continúa hasta el día de hoy.

La imagen que sigue inmediatamente revela una congregación y una viña que está en movimiento y crecimiento como la comunidad del Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Se dedicaron a la enseñanza de los apóstoles, a la vida en comunidad, a la fracción del pan y a las oraciones. Asombro llegó a todo el mundo, y muchos prodigios y señales se realizaron a través de los apóstoles. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común.

El regalo de la salvación no sólo es entre Jesús y yo. Se trata de un injerto en la vid de Jesucristo, una entrada a través de la puerta de las ovejas de su rebaño, un bautismo en su cuerpo, la iglesia. Jesucristo no puede separarse de su cuerpo, la iglesia, y la iglesia es la presencia real del Señor en este mundo. En la conversión de San Pablo hemos escuchado: Saul, Saul, ¿por qué me persigues? Y hacia el final del evangelio de San Mateo, escuchamos a Jesús, el justo juez decir, cada vez que lo hicieron al menor de mis hermanos, a mí me lo hicisteis.

Como consecuencia de la conversión de San Pablo, los misioneros más prominentes de la primera iglesia nos dejaron un panorama general del Cuerpo de Cristo que era todo menos una comunidad donde los miembros eran todos iguales. Hay diferentes tipos de dones espirituales pero es el mismo Espíritu; existen diferentes formas de servicio pero el Señor es el mismo; existen diferentes talentos pero el mismo Dios que los produce todos en cada uno. A cada individuo le es dada la manifestación del Espíritu para algún provecho.

El Espíritu Santo estaba moldeado estas primeras reuniones de creyentes, como arcilla en manos del alfarero, en un cuerpo vivo de muchas partes.
Los apóstoles y a otros en el liderazgo en la iglesia abrazaron el corazón del Buen Pastor. Tenían el olor de las ovejas en las palabras del Papa Francisco, y dieron sus vidas por el rebaño. Este motor de amor de Dios iba en todos los cilindros, y el fuego de Pentecostés se desató sobre la tierra. Tomamos la antorcha en nuestra generación.

Encontrando el cuerpo de Cristo

Por Obispo Joseph Kopacz
¿Por qué estás buscando entre los muertos al que vive?, es la pregunta que le hizo el ángel a María Magdalena en la tumba del Señor crucificado dos días después de su aplastante muerte. María y los otros estaban simplemente atendiendo a las tradicionales costumbres funerarias con respecto al cuerpo de Jesús, pero lo que descubrieron fue el poder de Dios que había rodado la piedra y lo había liberado de la comprensión de la muerte.

La indescriptible muerte de su Señor en la cruz fue superada por su inimaginable resurrección de entre los muertos. El Dios vivo ya estaba sembrando las semillas de la sanación y la esperanza en sus corazones para superar la agonía de la crucifixión. Pero ¿cómo alguien puede clasificar tales extremos?
Nadie entre los judíos que estaban esperando al Mesías, incluyendo a los discipulos del Señor, estaba preparado para su forma de morir. Murió como un inútil esclavo con criminales colgados a ambos lados. En la mañana del Domingo de Resurrección, el evangelio proclama el primer paso de ellos en su camino de fe con el sepulcro vacío. Esto no es prueba de que Jesús resucitó de entre los muertos, pero de manera paradójica la piedra retirada de la entrada mostrando sólo la ropa del entierro, manifiesta un nuevo mundo en movimiento.

Los discípulos sabían que no habían venido durante la noche a robar su cuerpo, una historia que había circulado durante años que es atribuida a San Mateo después del entierro de Jesús. Entonces, ¿dónde está el cuerpo?
La iglesia responde a esta inflexible pregunta durante la Octava de Pascua, la brillante semana de fe y esperanza, desde el Domingo de Pascua hasta el segundo domingo de Pascua. Las oraciones litúrgicas de la misa de cada día de la semana durante la Octava celebran el Domingo de Resurrección. Las lecturas diarias del evangelio proclaman las apariciones del Señor a sus discípulos que se encuentran en Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En estas narraciones Jesús dirige su confusión y desorientación y, aún más, el dolor en sus corazones. Él se revela a sí mismo en su cuerpo glorificado, resucitado de entre los muertos, el camino a la vida eterna. No es el cuerpo que él una vez había tenido, un cuerpo como el de todos los demás que conoce las limitaciones del tiempo y el espacio. Sin embargo, es porque el puede comer y puede ser tocado. ¡Sorprendente!

En el evangelio de san Lucas, Jesús aparece y calma los temores de sus discípulos que creían que estaban viendo un espíritu, al dirigir sus miradas a las marcas de los clavos en las manos y el costado. Aún más, les pide un poco de su pescado cocido, el cual toma y come.
Jesús también come en su apariencia de resurrección en el evangelio de Juan en el lago de Tiberias donde había estado esperando a sus discípulos que habían salido a pescar. Los discípulos también podían tocarlo físicamente.

Recuerden en otra narración de la resurrección en el evangelio de Juan la cual dice que Tomás no estaba presente cuando Jesús se le  apareció a los aterrorizados apóstoles que estaban escondidos  detrás de puertas cerradas. Tomás estaba presente en la segunda visita del Señor y en esa visita Jesús lo invitó a poner sus dedos en la marca del clavo y a poner su mano en el agujero de la lanza en el costado. Así pues, Jesús es identificable,   puede comer, puede ser tocado. Sin embargo, no está limitado por el tiempo y el espacio. Esto es claramente algo para ser reconocido.

Por nuestra fe en el Señor resucitado, creemos que la vida es más fuerte que la muerte, que el amor vence al temor, que la esperanza disipa las tinieblas, que la valentía conquista la impotencia, y que el perdón reconcilia al pecado y la división. Creemos en esto no porque Jesús venció la muerte y camina entre las sombras, o camina incluso entre los vivos como conocemos la  vida. Él ya vive en la gloria en el seno de la Divina Trinidad y a través de la fe, la esperanza y el amor, ya estamos unidos a él como su cuerpo en la tierra. Él ha puesto la constante sensación de eternidad en nuestros corazones a través del Espíritu Santo que es el anticipo del banquete celestial.

Como le escribió San Pablo a los cristianos de Roma,  somos herederos de la promesa y hemos recibido el primer pago de este don eterno. Esta es la alegría del evangelio, que es eminentemente personal,  pero no un don privado, un legado a la iglesia a ser vivido en cada generación, como el cuerpo de Cristo en este mundo.
Uno de los temas dominantes de las apariciones de la resurrección es el saludo de paz del Señor a sus discípulos a superar su temor, su duda, pena, ira, decepción etc. Ellos representan la desunión de nuestra historia humana, pero la paz de Cristo, el Shalom de Dios, es fuerte para siempre.

Esta es la paz que el Señor nos asegura que el mundo no puede dar, no puede quitar. No se trata de una paz que sólo calma nuestros nervios o elimina nuestra culpa, sino un poder que nos impulsa a nuestra vida cotidiana, sean cuales fueren las circunstancias, a vivir como discípulos del Señor. “Como el Padre me ha enviado, yo os envío”. Luego sopló sobre ellos y les dijo, reciban al Espíritu Santo.
¿Dónde está el cuerpo del Señor? El está presente en nuestra vida, en la iglesia y en el mundo. Qué podamos ver con más claridad a través de los ojos de la fe y saber que el amanecer desde lo alto se rompe sobre nosotros cada día para brillar en nosotros, que vivimos en la oscuridad y en la sombra de la muerte para guiar nuestros pies en el camino a la paz. ¡Feliz Pascua!

El Padre Romero de visita en Ripley para Semana Santa

RIPLEY – Adultos, jóvenes y niños de la Misión San Mateo caminan en procesión hacia la iglesia del Domingo de Ramos con palmas benditas en sus manos. El Padre Juan Antonio Romero. MSpS, (foto der.) le entregó los boletines a los niños al final de la misa. El Padre Romero, de Los Angeles, Calif., asistiráa en los servicios religiosos Semana Santa junto con Sigifredo Bonilla, ministro ecclesial laico. (Fotos de la Hermana María Elena Méndez)