CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – “Toda guerra es una derrota”, insistió el Papa Francisco al pedir oraciones por la paz en Israel y Palestina.
Hablando ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro el 8 de octubre para el rezo de la oración del Ángelus, el Papa dijo que está siguiendo los acontecimientos en Israel y Gaza “con aprensión y dolor.”
Un día antes, militantes de Gaza lanzaron un ataque masivo contra el sur de Israel, disparando cohetes y traspasando la frontera.
“La violencia ha estallado aún más ferozmente, provocando centenares de muertos y heridos”, dijo el Papa a la gente reunida para la oración del mediodía del domingo. En el momento de su intervención, las autoridades israelíes informaron de que al menos 250 personas habían muerto y las autoridades de Gaza dijeron que el número de muertos entre los palestinos superaba los 300. (Hasta el 9 de octubre a las 9:30 a.m. EST, el número de personas que perdieron la vida habían aumentado a más de 700 israelíes y más de 500 palestinos, además de miles de personas heridas y desplazadas.)
“Expreso mi cercanía a las familias y a las víctimas”, dijo el Papa Francisco. “Rezo por ellas y por cuantos están viviendo horas de terror y angustia”.
“Que los ataques y las armas se detengan”, dijo. “¡Por favor!”
“Comprendan que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de muchos inocentes”, dijo el Papa Francisco. “¡Toda guerra es una derrota! ¡Recemos por la paz en Israel y Palestina!”.
Durante octubre, mes tradicionalmente dedicado al rezo del rosario, el Papa pidió a los católicos que recen por la intercesión de María para invocar “el don de la paz sobre los numerosos países del mundo marcados por guerras y conflictos; y sigamos acordándonos de la querida Ucrania, que sufre mucho cada día, tan martirizada”.
Por Hosffman Ospino (OSV News) – Sin lugar a dudas, la mayor fuerza transformando la experiencia católica estadounidense es la presencia hispana. Este ha sido el caso por más de medio siglo. Los hispanos representamos aproximadamente el 71% del crecimiento de la población católica en los Estados Unidos desde 1960.
En el año 2023, de los 63.7 millones de hispanos que vivimos en los Estados Unidos, aproximadamente 31 millones nos identificamos como católicos romanos.
Si los católicos hispanos conformáramos un país, demográficamente seríamos el octavo país más poblado de las Américas.
El Centro de Investigación Aplicada para el Apostolado (o CARA, por sus siglas en inglés) estimó que en el año 2022 había 73.5 millones de católicos en el país. Esto indica que los 31 millones de hispanos mencionados anteriormente representaríamos aproximadamente el 42% de la población católica total de los Estados Unidos. Un estimado más conservador por parte del Directorio Católico Oficial sugiere una población católica en los Estados Unidos de 66.5 millones en ese mismo año, lo que haría que los hispanos representáramos aproximadamente el 47% de todos los católicos en los Estados Unidos.
Más de dos tercios (aproximadamente el 68%) de los hispanos nacieron en los Estados Unidos. Sin embargo, cuando nos enfocamos en la población católica hispana, ésta está casi igualmente repartida entre inmigrantes y nacidos en los Estados Unidos. La población inmigrante tiende a ser de mayor edad y es probable que esté más involucrada en la vida de las parroquias y otras comunidades de fe.
Lo importante es saber que casi la mitad de todos los católicos de los Estados Unidos nos identificamos como hispanos. La mayoría de los católicos menores de 25 años son hispanos. El presente y el futuro venidero del catolicismo estadounidense están íntimamente ligados a la experiencia hispana.
La presencia hispana también ha redefinido drásticamente el catolicismo estadounidense a nivel geográfico. Desde la fundación de los Estados Unidos como nación, la mayoría de los católicos han vivido en el noreste y el medio oeste. Debido al rápido crecimiento y a la fuerte presencia de los hispanos, y las regiones del país en donde la mayoría de nosotros vivimos, esto ya no es cierto. La mayoría de los católicos estadounidenses hoy en día viven en el sur y el oeste del país.
Gran parte de la experiencia católica en nuestro país durante los próximos años estará definida notablemente en el sur y en el oeste del país, y en los grandes centros urbanos donde los católicos hispanos estamos presentes en grandes números.
Fuente de esperanza
Cuando hablamos de los católicos hispanos en nuestra Iglesia con frecuencia los hacemos con un profundo sentido de esperanza. Hay muchas razones para que esto sea así. Permítanme destacar cuatro.
–Primero, muchas diversas expresiones culturales y formas de vida que identifican a millones de hispanos en los Estados Unidos reflejan cómo el catolicismo está profundamente arraigado en ellas. Tal es el resultado de varios siglos de notable influencia por parte de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe, transformando casi todos los aspectos de la vida de las personas en estas regiones.
–Segundo, los hispanos somos una comunidad muy joven, con una edad promedio de 30.7 años. El promedio de edad de la población no hispana es de 41.1 años. Cerca de la mitad de los hispanos tienen menos de 30 años. La mayoría de los hispanos están en una época de sus vidas en la cual están formando familias y tomando decisiones profesionales. Estos momentos cruciales exigen un acompañamiento pastoral muy cercano.
–Tercero, gran parte de la energía revitalizante que viene de la comunidad católica hispana está fundamentada en un sentido profundo de lo sagrado, aquello que los católicos tradicionalmente hemos reconocido como una “imaginación sacramental”. Tal sentido de lo sagrado para los hispanos se hace vida no sólo en la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, sino también en las diversas expresiones de catolicismo popular que se hacen vida en casi todos los aspectos de nuestro diario existir.
–Cuarto, la experiencia de los católicos hispanos en los Estados Unidos está definida constantemente por factores sociopolíticos y culturales que definen constantemente nuestra existencia diaria. Tal es el caso de dinámicas migratorias, la negociación de la identidad cultural, la lucha por la justicia y el respeto, la búsqueda de espacios y recursos para pertenecer, la plena integración en una sociedad que a menudo nos ve como extranjeros, y otras realidades similares. En lugar de percibirlos simplemente como obstáculos para vivir y practicar nuestra fe, los hispanos a menudo convertimos estos factores en oportunidades para la reflexión y la creatividad pastoral.
Los hispanos somos una fuente de esperanza para la Iglesia en los Estados Unidos y para toda la sociedad estadounidense. Nuestra presencia es una invitación a renovar el compromiso de construir la comunión entre todos los bautizados, sin excepciones, a responder a las necesidades más urgentes del Pueblo de Dios en el contexto de una Iglesia culturalmente diversa, y a continuar siendo testigos de cómo el catolicismo prospera en esta tierra.
Una esperanza frágil
Toda esperanza necesita ser acogida y sostenida regularmente. El don de la presencia hispana en la vida de la Iglesia Católica en los Estados Unidos tiene que ser acogido y sostenido para no perderlo. Ésta ha sido la invitación urgente de innumerables líderes, tanto hispanos como no hispanos, desde mediados del siglo XX, cuando desde ya todos los indicadores apuntaban a la hispanización del catolicismo que presenciamos hoy.
Líderes pastorales y teólogos que nos hemos reunido en los Encuentros Nacionales de Pastoral Hispana/Latina, desde el Primer Encuentro en 1972 hasta el Quinto Encuentro en 2018, para celebrar unánimemente la presencia y las contribuciones de los católicos hispanos. Muchas reuniones pastorales realizadas entre un Encuentro y otro han expresado el mismo sentido de celebración.
Los obispos católicos de los Estados Unidos también se han pronunciado al unísono con relación a esta presencia a través de declaraciones e iniciativas nacionales. En 1995, la entonces Conferencia Católica de los Estados Unidos (hoy Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos) publicó una declaración titulada “La Presencia Hispana en la Nueva Evangelización en los Estados Unidos”. Es un documento bastante inspirador.
En esta declaración, los obispos dicen: “Declaramos que la presencia hispana en nuestra Iglesia constituye un regalo providencial del Señor en el reto de la nueva evangelización a la que estamos llamados en esta hora de la historia”. Destaco esta afirmación porque desafía directamente cualquier insinuación de que la presencia hispana es accidental o temporal. Los hispanos somos parte del plan de salvación de Dios para la comunidad católica en los Estados Unidos.
Acoger a los hispanos en la Iglesia
Los números y las estadísticas son importantes, y nos ofrecen una buena idea de los cambios y realidades actuales en el mundo católico estadounidense. Lo hacemos como miembros de la Iglesia gracias a nuestro bautismo y nuestra fe en Jesucristo. Lo hacemos como agentes de evangelización, junto con el resto de la comunidad católica.
¿Se ha acogido de lleno la presencia hispana y la convicción de que los católicos hispanos desempeñamos un papel vital en el proceso de construir la Iglesia en los Estados Unidos hoy? Creo que la respuesta ha sido mixta. Sin lugar a duda, en muchas esquinas de nuestra Iglesia, tal aceptación es evidente con varios niveles de intencionalidad. Sin embargo, hay demasiados sectores en donde tal acogida ha sido bastante fría, sin asignar recursos, y en muchos casos inadecuada.
No lo podríamos decir de una mejor manera. Actitudes tales como el no acoger a los hispanos y hacer poco o nada ante la posible pérdida de identidad católica entre aquellos católicos hispanos que se desvinculan y se alejan de la vida de la Iglesia y la práctica de la fe, juntas constituyen una verdadera oportunidad pérdida para que la Iglesia en los Estados Unidos sea verdaderamente católica.
¿Una esperanza que se desvanece? Treinta y un millones es un número importante y representa mucha esperanza para el mundo católico en los Estados Unidos. Las parroquias están llenas de familias hispanas que solicitan acceso a los sacramentos. Cientos de miles de católicos de América Latina y el mundo caribeño de habla hispana migran cada año a los Estados Unidos y muchos de ellos buscan rápidamente una parroquia para construir comunidad.
Un informe reciente del Centro de Investigación Pew (publicado en abril de 2023) estimó que aproximadamente el 43% de los adultos hispanos en los Estados Unidos se identifican como católicos. En el año 2010 se calculaba que la cifra era del 67%. Este declive en términos de afiliación religiosa refleja tres dinámicas que coexisten.
Primero, el crecimiento rápido de la población hispana que nació en los Estados Unidos, hijos y nietos de inmigrantes, la cual está llegando a la edad adulta y, en medio de dicho proceso, están dejando el catolicismo. Segundo, el proceso cada vez más común de desafiliación religiosa entre adultos católicos hispanos inmigrantes. Y tercero, el número más reducido de católicos que migran desde América Latina y el Caribe como resultado de políticas de inmigración más estrictas.
Compartir la fe
La confluencia de las tres dinámicas revela que por muchos años la Iglesia en los Estados Unidos ha dependido demasiado del flujo constante de inmigrantes católicos que vienen desde América Latina y el Caribe de habla hispana. Se ha asumido que estos católicos estaban preparados y tenían los recursos necesarios para transmitir la fe a sus hijos para así ayudarles a vivir comprometidos con su identidad católica. Pero tal no ha sido la realidad.
En miles de parroquias en todo el país invertimos grandes cantidades de energía y recursos en esfuerzos pastorales en español, sirviendo a comunidades constituidas primordialmente por inmigrantes en miles de parroquias en todo el país, lo cual es apropiado y tenemos que seguir haciéndolo.
En el pasado, los colegios católicos jugaron un papel importante ayudando a las nuevas generaciones de jóvenes católicos a mantener su identidad religiosa y a prepararse para salir adelante en la sociedad. Hoy en día sólo el 3% de los niños católicos hispanos están matriculados en estos colegios. Sólo una fracción de los estudiantes en universidades católicas son hispanos (aproximadamente el 16%).
Es razonable asumir que la nueva generación de líderes católicos eclesiales y a nivel social debería venir de esta comunidad. No necesariamente. Aproximadamente el 85% de los sacerdotes hispanos, más del 90% de las religiosas hispanas, y cerca del 65% de los ministros eclesiales laicos hispanos son inmigrantes. El porcentaje de hispanos que son obispos teólogos, clérigos, religiosas y religiosos, líderes de educación superior católica, maestros y administradores de colegios católicos, entre otros grupos de líderes, es muy pequeño, en la mayoría de los casos menos del 10%. Queda mucho por hacer.
Reavivar la esperanza Comparto estos números y observaciones no como una queja ni tampoco con el objetivo de enfocarme sólo en lo negativo. Los comparto para alentar a toda la comunidad católica en los Estados Unidos a ser más conscientes del regalo y la oportunidad que hemos recibido.
Si hacemos nuestro el deseo de que en el futuro exista una presencia católica dinámica en esta sociedad estadounidense, construyendo comunidades de fe vivas, activas en el discurso público, abordando los problemas más urgentes de nuestra época, trabajando por el bien común de esta nación y acompañando a las familias católicas para que formen a sus hijos como discípulos alegres, entonces no podemos ignorar a la mitad hispana de la comunidad católica estadounidense. Dicho de otra manera, invertir en el presente hispano fortalecerá el futuro del catolicismo en los Estados Unidos.
La responsabilidad de acoger la presencia hispana y potenciar a la siguiente generación de católicos estadounidenses no sólo compete a los líderes hispanos o a aquellas personas que han decidido acompañar a esta comunidad como parte de su ministerio. Es responsabilidad de todos.
Reavivar la esperanza exige que confiemos en el Espíritu Santo. Esa parece ser una de las invitaciones del nuevo Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano/Latino que los obispos católicos de los Estados Unidos aprobaron en el 2023.
(Hosffman Ospino, PhD, es un teólogo católico que enseña en la facultad de Teología y Ministerio del Boston College. Sus trabajos de investigación exploran el diálogo entre fe y cultura y el impacto de este intercambio en la educación teológica católica, la catequesis y el ministerio. Usted puede leer el articulo completo en nuesta pagina web)
Un amigo mío comparte esta historia. El era hijo unico. Cuando tenía veintitantos años, todavía soltero, construyendo una carrera exitosa y viviendo en la misma ciudad que su madre y su padre, su padre murió, dejando a su madre viuda.
Su madre, que había centrado su vida en su familia y en su hijo, quedó comprensiblemente devastada. Gran parte de su mundo se derrumbó, había perdido a su marido, pero todavía tenía a su hijo.
Los años siguientes no siempre fueron fáciles para su hijo. Su madre había perdido gran parte de su mundo, salvo él, y él sentía una gran responsabilidad hacia ella. Vivía para sus visitas. Sus días libres y sus vacaciones debían pasarlos con ella.
Por mucho que amaba a su madre, era una carga que le impedía tener la vida social y la libertad relacional que anhelaba, y le impedía tomar algunas decisiones profesionales que de otro modo habría tomado. Tenía que cuidar a su madre, estar ahí para ella. Como se puede adivinar, sus momentos juntos fueron a veces una prueba de lealtad y deber para el hijo.
Pero lo hizo fielmente, año tras año. No había nadie más en quien su madre pudiera apoyarse. Cuando la salud de su madre empezó a empeorar, vendió su casa y se mudó a un complejo para personas mayores. La mayoría de las veces, en su día libre, recogía a su madre, la llevaba a dar una vuelta por el campo y luego la llevaba a cenar antes de dejarla de regreso en su mini apartamento.
Un día, en una de esas excursiones, conduciendo en silencio por un camino rural, su madre rompió el silencio con palabras que lo sorprendieron y, por primera vez en mucho tiempo, captaron toda su atención. Ella compartió palabras en este sentido: Algo enorme ha sucedido en mi vida.
He renunciado al miedo. Toda mi vida he tenido miedo de todo: de no estar a la altura, de no ser lo suficientemente bueno, de aburrirme, de ser excluido, de estar solo, de terminar solo, de quedarme sin dinero ni un lugar donde vivir. de gente hablando de mí a mis espaldas. He tenido miedo de mi propia sombra. Bueno, he renunciado al miedo.
¿Y por qué no? Lo he perdido todo: mi marido, mi lugar en la sociedad, mi hogar, mi apariencia física, mi salud, mis dientes y mi dignidad. Ya no tengo nada que perder, ¿y sabes algo? ¡Es bueno! Ya no tengo miedo de nada. Me siento libre como nunca antes me había sentido. He renunciado al miedo.
Por primera vez en mucho tiempo, empezó a escuchar atentamente lo que decía su madre. También sintió algo nuevo en ella, una nueva fuerza y una sabiduría más profunda de la que deseaba beber.
La siguiente vez que la llevó a dar una vuelta, le dijo: Mamá, enséñame eso. Enséñame a no tener miedo. Ella vivió dos años más y durante esos años él la llevaba a dar paseos por el campo y a almorzar y cenar juntos, y extraía algo de ella, de esa nueva fuerza en ella, que antes no había podido extraer. Cuando ella finalmente murió y él perdió su presencia terrenal, solo pudo describir lo que ella le había dado en esos últimos años usando términos bíblicos: “Mi madre me dio a luz dos veces, una desde abajo y otra desde arriba”.
No es fácil renunciar al miedo ni enseñar a otros cómo hacerlo. El miedo se apodera de nosotros porque durante la mayor parte de nuestras vidas tenemos mucho que perder. Por lo tanto, es difícil, comprensiblemente, no vivir con mucho miedo durante la mayor parte de nuestras vidas.
Además, no se trata de ser maduro o inmaduro, espiritual o terrenal. De hecho, a veces, cuanto más maduros y espirituales somos, más apreciamos el valor de la vida, de la salud, de la familia, de la amistad, de la comunidad, todo lo cual tiene su propia fragilidad y todo lo que podemos perder.
Hay buenas razones para tener miedo.
No es casualidad que la madre de este hombre fuera capaz de superar el miedo sólo después de haber perdido casi todo en la vida.
Dios y la naturaleza lo reconocen y lo han escrito en el proceso de envejecimiento. El proceso de envejecimiento está calibrado para llevarnos a un lugar donde podamos renunciar al miedo porque a medida que envejecemos y perdemos cada vez más nuestra salud, nuestra importancia en el mundo, nuestro atractivo físico, nuestros seres queridos hasta la muerte y nuestra dignidad.
Cada vez tenemos menos que perder y cada vez menos que temer.
Este es uno de los últimos regalos que nos da la naturaleza, y vivir de manera que otros vean esta nueva libertad en nosotros también puede ser uno de los últimos grandes regalos que dejamos a quienes amamos.
(El padre oblato Ron Rolheiser es teólogo, maestro y autor galardonado. Se le puede contactar a través de su sitio web www.ronrolheiser.com. Facebook/ronrolheiser)
El domingo 24 de septiembre se celebró la conmemoración número 110 de la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados en la tradición de nuestra Iglesia Católica. Esta conmemoración fue inaugurada en 1914 por el Papa Benedicto XV en el momento álgido de la inmigración desde el sur y el este de Europa a los Estados Unidos, Canadá y otros lugares. Mis dos grupos de abuelos emigraron de Italia y Polonia en 1914-1915 en busca de una vida digna, arraigada en la fe, la familia y el trabajo duro.
Este año el Papa Francisco ha elegido el tema: Libres para migrar, libres para quedarse. Con esta designación el Santo Padre sólo recuerda a las naciones del mundo los Artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 que establecen: (13) Toda persona tiene derecho a la libertad de circulación y residencia dentro de las fronteras de cada estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluido el propio, y a regresar a su país. (14) Toda persona tiene derecho a buscar y disfrutar de asilo en otros países en caso de persecución.
En nuestro tiempo, la realidad y la difícil situación de cientos de millones de inmigrantes, migrantes y refugiados, desplazados por desastres naturales, guerras y violencia, y condiciones inflexibles de pobreza, a menudo ponen a prueba los recursos espirituales y materiales de muchas naciones. Sin embargo, ha habido respuestas admirables a las oleadas de desplazados, por ejemplo, con la acogida de millones de ucranianos en Polonia, la recepción de sirios en el Líbano y, en nuestro propio país, el procesamiento diario de miles de inmigrantes, refugiados y migrantes.
Todo esto se proclama mejor en el espíritu de la Dama Libertad en el puerto de Nueva York. “Dadme vuestras masas cansadas, pobres, apiñadas que anhelan respirar libres, los miserables desechos de vuestras repletas costas, envíadme a estos la tempestad sin hogar, levanto mi lámpara junto a la puerta dorada”.
Sin embargo, hay muchos en cada generación de estadounidenses que luchan con la realidad de la inmigración, o que incluso son hostiles hacia las olas de migración que han llegado a nuestras costas y fronteras. Hoy en día, la gran cantidad de inmigrantes en nuestra frontera sur agota diariamente los recursos de las comunidades y estados receptores. Las condiciones que impulsan este éxodo masivo de personas desde sus países de origen no cambiarán en el corto plazo y desafiarán a todos nosotros en los Estados Unidos, especialmente a los que vivimos en la frontera o cerca de ella, a responder al menos de manera humana y respetuosa.
Recordando la instrucción de San Pablo a los Filipenses en la segunda lectura del domingo pasado, “vivir esté de acuerdo con el evangelio de Cristo” (Filipenses 1:27a), el listón es aún más alto para una respuesta más humana y respetuosa de aquellos que son los Los discípulos del Señor.
El Espíritu Santo que revela el corazón y la mente de Jesucristo y su Evangelio, puede iluminar el camino para seguir al Señor que es el Camino, la Verdad y la Vida. Jesús entendió la experiencia de vivir en la carne en todo menos en el pecado. (Hebreos 4:15-16) Respondió a las necesidades espirituales y corporales de las personas con compasión y cuidado.
A la luz del 110 aniversario, en nombre de los migrantes y refugiados; Poco después de su nacimiento, Jesús, José y María se convirtieron en refugiados en Egipto en busca de asilo, huyendo para salvar sus vidas de la furiosa paranoia del rey Herodes.
Muchos están en movimiento hoy por amenazas similares a sus vidas. A lo largo de su vida, Jesucristo, desterrado del cielo en este mundo, no tenía estatus en el mundo romano y por eso pudo ser y fue crucificado. Pero los caminos de Dios no son los nuestros, y los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos. (Isaías 55:9) El misterio del plan de salvación de Dios revela que en la resurrección de entre los muertos “Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre que él derramó, ustedes que antes estaban lejos están cerca. Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, destruyó el muro que los separaba y anuló en su propio cuerpo la enemistad que existía. ” (Efesios 2:13-14)
Por lo tanto, impulsados por un amor que no se puede tapiar, e inspirados a una misión que no permite que nadie quede tapiado; la iglesia continúa trascendiendo fronteras, construyendo puentes y construyendo comunidades que son signo de la presencia de Dios entre nosotros. Además, la convicción de nuestra fe de que nuestra ciudadanía está en el cielo puede transformar nuestras lealtades terrenales y guiarnos de la alteridad a la unidad y de la alienación a la comunión.
Confesar a Jesús como Señor, significa que César no lo es. Cuando los cristianos siguen a Jesús como Señor, desafían la deificación del dinero, la idolatría del Estado y la glorificación del poder. Ante Dios todos somos uno. Aquí está el baluarte contra una ideología de superioridad racial, aquí está el desafío a los reclamos absolutos de fronteras naturales o culturales, aquí está la base de toda dignidad humana, incluida la dignidad de los extraños en la tierra, el derecho del migrante a cruzar fronteras, ya sea huyendo del peligro o buscando oportunidades; la obligación de acoger al extraño y de brindarle refugio y respeto. (La Teología de la Migración – Daniel G. Goody) Esta es la visión bíblica que abraza la declaración universal de los derechos humanos.
En 1914, cuando el Papa Benedicto XV inauguró la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados, comprendió el carácter apostólico de la Iglesia; el Cuerpo de Cristo perpetuamente en movimiento, una iglesia migrante, enviada al mundo en el día de Pentecostés con celo misionero, esparcida entre las naciones por las persecuciones y el martirio, llevando perenne y fielmente la Buena Nueva de la salvación en Jesucristo hasta que venga el Señor de nuevo.
Aunque no somos del mundo porque nos esforzamos por vivir de una manera digna del Evangelio de Cristo, estamos en el mundo y para el mundo para el bien supremo de todos.
Por Lucien Chauvin BUENOS AIRES (OSV News) – El Papa Francisco puede estar a casi 7,000 millas de Argentina, su tierra natal, pero ciertamente no se siente así mientras el país se prepara para las elecciones presidenciales del 22 de octubre.
Al mantenerse al margen de los debates políticos en Argentina, decidiendo no visitar su país durante los primeros 10 años de su papado, ha sido arrastrado a la carrera por el actual líder en la carrera, el congresista de extrema derecha Javier Milei, quien se ha hecho un nombre por a sí mismo proclamando en voz alta ideas controvertidas, desde reemplazar el peso argentino por el dólar estadounidense hasta permitir que las personas vendan sus órganos si necesitan dinero en efectivo.
Sin embargo, uno de sus objetivos favoritos ha sido el Papa Francisco.
Mieli ha ido aumentando el volumen a medida que la carrera se ha intensificado, convirtiendo al Papa y la enseñanza social de la Iglesia en forraje electoral.
No mencionó a Milei por su nombre, pero sí llamó a “uno de los candidatos que ha utilizado insultos y mentiras irreproducibles” contra el Papa. Dijo que era imposible “construir un país sin diálogo y con insultos y gritos”. El padre José María Di Paola, conocido como Padre Pepe, dijo a OSV Noticias que los insultos van más allá del Papa y son un ataque directo a la iglesia.
Dijo que la iglesia tenía que seguir respondiendo a Milei después de los comentarios más recientes sobre el Papa, que se hicieron durante una entrevista con la personalidad de los medios estadounidenses Tucker Carlson, quien los publicó en X, la plataforma de redes sociales anteriormente conocida como Twitter. Según se informa, la entrevista ha sido vista más de 400 millones de veces.
Milei repitió su línea anterior de que el Papa es “comunista” y “del lado de las dictaduras sangrientas”, pero también lanzó críticas a la justicia social.
“La justicia social es robar el fruto del trabajo de alguien y dárselo a otro… el apoyo a la justicia social es el apoyo al robo, lo cual va en contra de los Diez Mandamientos”, dijo durante la entrevista con Carlson. El padre Di Paola dijo que “esto es más que un ataque a Francisco, es un ataque a la Iglesia.
Por Berta Mexidor PONTOTOC – En el mes de la Hispanidad muchas son las parroquias que celebran el mismo de diferente manera.
La comunidad católica de St Cristóbal Pontotoc celebró una Kermes de Independencia el 24 de septiembre con bailes folclóricos, comida, rifa de una estufa y música en vivo. La Kermes une al mes de la Hispanidad con el de la Independencia de México.
La cumbre de la Kermes fue la coronación de la Reina Hispana del lugar. Las tres concursantes fueron Kimberly Marelis Gutiérrez, Valeria Ramos y Paola Reyes Hernández.
Las tres desfilaron con trajes tradicionales y luego con vestidos largos de noche. Las tres fueron ganadoras y coronadas por Yadira Martinez, Reina Hispana 2022 y Keilyn Loeza Princesa 2022. Coronada como Reina de la Virgen de Guadalupe fue premiada Valeria Ramos, quien representará a la Virgen de Guadalupe en las próximas fiestas del 12 de diciembre.
Para representar a Nuestra Santísima Virgen Maria en el pesebre de Navidad fue premiada Paola Reyes Hernández. La nueva Reina de Hispana 2023 es Kimberly Marelis Gutiérrez, quien recibió la corona de manos de Yadira Martinez, la Reina Hispana 2022.
El evento fue concurrido por cientos de feligreses. Toda la comunidad dio el apoyo emocional con su presencia a las tres jóvenes, estudiantes de High School y muy activas en su escuela, la iglesia y la comunidad.
A Kimberly (14) le gusta hacer postres, Valeria (16) toca clarinete en la banda y quiere ser policía para ayudar a la comunidad Hispana y a Paola (14) le gusta participar en la danza.
Juany López fue la maestra de ceremonias junto a Modesto Mendez, quien animó a la feligresía con su guitarra. Los fondos recaudados son destinados a las actividades de la iglesia.
La fiesta tuvo la actuación del grupo folclórico de jóvenes de Pontotoc, quienes después de la fiesta comunitaria fueron a bailar en el festival Multicultural, coordinado por la ciudad de Tupelo.
El grupo de jóvenes de St. Christopher Pontotoc lleva participando en la danza de Matachines y en los bailes folclóricos hace más de tres años, y van de iglesia en iglesia de la región, bajo el liderazgo de Arachely Nieves, quien ha tomado este ministerio para que los jóvenes enfoquen su energía en la espiritualidad que da el pertenecer a un grupo de arte religioso y que les ayudará en su vida presente y futura.
(Arachely Nieves, Luis Gordillo Mendoza y María Mendoza contribuyeron con esta historia.)
MARSELLA, Francia (CNS) — En una conmovedora ceremonia al borde de un acantilado con vista al Mar Mediterráneo, el Papa Francisco dirigió un momento de silencio por las innumerables vidas perdidas en sus aguas azules pero traicioneras.
Y advirtió al mundo que ahora se encontraba en una encrucijada: las personas deben elegir entre tomar el camino de la compasión, el encuentro y la fraternidad o desviarse hacia un camino de indiferencia y conflicto.
Calificándolo de “un deber de la civilización”, dijo que “las personas que corren el riesgo de ahogarse cuando son abandonadas en las olas deben ser rescatadas. Es un deber de la humanidad”.
Decenas de invitados, entre ellos el alcalde de Marsella, Benoit Payan, sentado al lado del Papa, representantes de las comunidades religiosas de la ciudad, responsables de la iglesia y organizaciones implicadas en el rescate, la atención y la asistencia a los inmigrantes se unieron al Papa Francisco en el momento de reflexión.
El Papa rezó y guardó un momento de silencio con los demás antes de dirigirse a un monumento dedicado a los que murieron en el mar. El monumento, rematado con una cruz, también presenta un corazón y un ancla. Mientras el Papa y los líderes religiosos oraban, el sol se ponía lentamente hacia el agua.
Un sacerdote se encuentra en un monumento dedicado a los migrantes y a los perdidos en el mar en Marsella, Francia, cerca de donde el Papa Francisco dirigió un momento de reflexión el 22 de septiembre de 2023. (Foto CNS/Lola Gómez)
“No nos acostumbremos a considerar los naufragios como noticias” donde las personas que murieron son números sin rostro y sin nombre, afirmó. Son hermanos y hermanas que “se ahogaron de miedo, junto con las esperanzas que llevaban en el corazón”.
“Necesitamos hechos, no palabras”, dijo, y luego dirigió a los reunidos en un momento de silencio en memoria de los que murieron.
“Dejémonos conmover por sus tragedias”, dijo.
En este momento de la historia, afirmó, seguir el camino de la fraternidad permitirá florecer a la comunidad humana, mientras que el camino de la indiferencia “ensangrienta el Mediterráneo”.
“No podemos resignarnos a ver a seres humanos tratados como moneda de cambio, encarcelados y torturados de manera atroz”, afirmó, culpando de los innumerables naufragios al “tráfico cruel y al fanatismo de la indiferencia”.
El Papa dijo que los líderes religiosos deben mostrar a la gente el camino y ser ejemplares en su oferta de “acogida mutua y fraterna”, evitando la “carcoma del extremismo y la plaga ideológica del fundamentalismo que corroe la vida auténtica de las comunidades”.
Instó a los marselleses, marcados por el pluralismo religioso, a elegir bien el camino que tomar, ya sea el del encuentro o el del enfrentamiento.
Alabó a quienes allí reunidos se dedican a rescatar y asistir a migrantes en el mar y en peligro. Dijo que estaba muy consciente de los esfuerzos que intentan bloquear a los socorristas y calificó tales acciones como “gestos de odio contra el hermano”, pidiendo “equilibrio”. Algunos gobiernos han impedido que las organizaciones no gubernamentales lleven a cabo rescates porque afirman que alientan a la gente a intentar cruzar ilegalmente.
“No hagamos naufragar la esperanza; hagamos juntos un mosaico de esperanza”, dijo, antes de escuchar varias intenciones de oración leídas en voz alta por quienes representan diferentes facetas dedicadas al cuidado de marineros y migrantes.
Anteriormente, el Papa se unió a obispos, clérigos, seminaristas y hombres y mujeres consagrados para un servicio de oración mariana en la Basílica de Notre Dame de la Gard, situada en la cima de la colina que domina el mar y el monumento.
El Papa animó a los católicos a ser como María, “la Bonne Mère” representada en las estatuas de la basílica, con su mirada tierna y amorosa sobre Jesús, quien, a su vez, mira con compasión a toda la humanidad.
Jesús mira a las personas, no para juzgarlas, sino para levantarlas, especialmente a aquellos que son “humildes” o perdidos y para ayudarlas a regresar al redil, dijo.
“Que las personas heridas por la vida encuentren un puerto seguro en tu mirada, un aliento en tu abrazo y una caricia en tus manos”, dijo.
“No restéis valor a la calidez de la mirada paternal y materna de Dios”, dijo, instando a los sacerdotes a “siempre, siempre aflojar las cadenas del pecado por la gracia y liberar a las personas de aquellos obstáculos, arrepentimientos, rencores y temores contra los cuales no pueden prevalecer”. solo.”
Mientras la iglesia celebra la Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados, la situación de Lampedusa pone de relieve la crisis
Por Magdalena Wolinska-Riedi
LAMPEDUSA, Italia (OSV News) — Frente a la Iglesia de San Gerland en la isla italiana de Lampedusa, decenas de inmigrantes se alinearon el 14 de septiembre en una fila ordenada, uno tras otro. La cola era larga mientras esperaban pacientemente.
El cruce del abismo marino (a través del Mediterráneo desde Túnez) ya era sólo un recuerdo aterrador y sabían que había suficiente comida para todos. Más de 130 empleados y voluntarios de la Cruz Roja trabajaron día y noche para proporcionar a los inmigrantes no sólo asistencia sanitaria sino también comida caliente.
Migrantes el 17 de septiembre de 2023 en el puerto de la isla italiana de Lampedusa mientras esperan ser trasladados al continente. (OSV Nueva foto/Yara Nardi, Reuters)
Prepararon 5.000 raciones al mediodía y una cantidad similar para la cena. Del 12 al 13 de septiembre, 7.000 inmigrantes llegaron a Lampedusa, una isla italiana que una vez visitó el Papa Francisco como destino de su primer viaje apostólico en julio de 2013. El 13 de septiembre, las autoridades dijeron que un número récord de 120 embarcaciones frágiles llegaron a la isla. en 24 horas.
En lo que va de 2023, casi 126.000 inmigrantes han llegado a Italia, casi el doble que en la misma época de 2022. Aquellos que intentaban desesperadamente llegar a Europa procedían principalmente de Guinea, Costa de Marfil y Burkina Faso, en África, pero también de Bangladesh y Pakistán.
Una migrante de Camerún carga a su hijo el 15 de septiembre de 2023 en el puerto de la isla siciliana de Lampedusa, Italia, mientras espera ser trasladada al continente (OSV New photo/Yara Nardi, Reuters)
“Si contamos todos los que estamos aquí en la isla, somos sólo 5.000 habitantes”, dijo a los periodistas el ex alcalde Totò Martello, cuando, junto con otras personas de buena voluntad, se arremangó y ofreció la mano extendida de otro refugiado un plato de pasta al pomodoro.
“Probablemente nunca ha habido tanta gente aquí”, dijo a OSV News Salvatore, de 80 años, que sólo dio su nombre de pila, mientras se apoyaba en su bicicleta a la sombra en el lado opuesto de la plaza de la iglesia y Observó la cola interminable. Lo miró con preocupación pero también con paz, porque, según dijo, “al menos aquí hay un relativo orden cerca de la iglesia”.
A unos cientos de metros de distancia, en el puerto de Favaloro, la situación era mucho más tensa, ya que a la “puerta de Europa” llegaban constantemente más barcos y pontones, principalmente procedentes de países del África subsahariana.
Preparándose para su viaje del 22 de septiembre a Marsella, Francia, un viaje apostólico centrado en la migración, el Papa Francisco se refirió a las escenas en Lampedusa durante el rezo del Ángelus del 17 de septiembre, diciendo que la migración “representa un desafío que no es fácil, ya que también que vemos en las noticias de los últimos días, pero que debemos afrontar juntos, ya que es esencial para el futuro de todos, que sólo será próspero si se construye sobre la fraternidad, poniendo en juego la dignidad humana y las personas reales, especialmente las más necesitadas. En primer lugar.”
Los compatriotas Douglas y David ayudan a León, un migrante de Venezuela, mientras carga a su primo discapacitado Luis el 15 de septiembre de 2023, después de cruzar el Río Grande desde México a Estados Unidos. Los migrantes buscaban un punto de entrada pasando el alambre de púas en Eagle Pass, Texas. (Foto de OSV News/Adrees Latif, Reuters)
En su mensaje para la 109ª Jornada Mundial de los Migrantes y Refugiados celebrada por la iglesia el 24 de septiembre, el Papa Francisco habló sobre las causas fundamentales de la migración.
“Los inmigrantes huyen por la pobreza, el miedo o la desesperación”, afirmó. Eliminar estas causas, afirmó el pontífice, “y poner así fin a las migraciones forzadas exige un compromiso compartido de todos, según las responsabilidades de cada uno”.
Este compromiso comienza con todos nosotros, subrayó el Papa, “preguntándonos qué podemos hacer, pero también qué debemos dejar de hacer. Necesitamos hacer todos los esfuerzos posibles para detener la carrera armamentista, el colonialismo económico, el saqueo de los recursos de otros pueblos y la devastación de nuestra casa común.”
Los compatriotas Douglas y David ayudan a León, un migrante de Venezuela, mientras carga a su primo discapacitado Luis el 15 de septiembre de 2023, después de cruzar el Río Grande desde México a Estados Unidos. Los migrantes buscaban un punto de entrada pasando el alambre de púas en Eagle Pass, Texas. (Foto de OSV News/Adrees Latif, Reuters)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitó la isla italiana el 17 de septiembre y prometió un plan de acción de 10 puntos de la Unión Europea para ayudar a Italia a afrontar la situación.
El 14 de septiembre, hacinados y exhaustos, los inmigrantes esperaban en el muelle el transporte al “punto crítico”, el área donde se estaban reuniendo los inmigrantes. Fue acordonado por agentes de la policía estatal, Polizia di Stato, que intentaron controlar el caos. Algunos migrantes comenzaron enfrentamientos con la policía, otros se arrojaron al mar desesperados y tuvieron que ser rescatados nuevamente.
Francesca Matina, originaria de Lampedusa, vio el día anterior cómo una pequeña embarcación perdió el equilibrio y chocó contra una roca. Sin dudarlo, ella y su amigo Gonzalo saltaron al agua y salvaron a cuatro migrantes que se estaban ahogando.
Ella no quería que la llamaran héroe. “Es parte de nuestra naturaleza darles la bienvenida”, dijo.
“Nosotros, los habitantes de Lampedusa, lo tenemos en la sangre, pero hoy estoy muy enojado. No podemos tratar a esta gente de esta manera, hacinados en barcos de la Guardia Costiera, deshidratados, agotados. La verdad es que estamos bastante solos. “En esta situación, Europa nos ha dejado en paz”, dijo a OSV News.
Alina Querubin sostiene a su hija Hsin yi zoa, cuyo apodo es Banini, después que la niña fuera bautizada en la Iglesia Católica Tanzi en Taichung, Taiwán, el 7 de mayo de 2023. Querubin es una trabajadora migrante de Filipinas que vive con Banini en el refugio Ugnayan. en la iglesia. Llegó a Taiwán en 2018 para trabajar y mantener a su familia en casa, pero pronto tuvo un hijo cuyo padre es taiwanés. (Foto de noticias OSV/Paul Jeffrey)
Desde el 12 de septiembre, la situación en esta pequeña isla es dramática, las autoridades locales han decretado el estado de emergencia y han dicho que la próxima reunión del Consejo Europeo debe celebrarse en Lampedusa, a las puertas de Europa, y no en las afueras. pasillos de Bruselas.
“Sólo aquí se puede comprender la tragedia que se desarrolla ante nuestros ojos y al mismo tiempo en el silencio del mundo entero”, afirmó Vincenzo Riso, un pescador nacido en la isla.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, acompañó a von der Leyen a Lampedusa el 17 de septiembre, cuando su automóvil fue bloqueado brevemente por lugareños que protestaban por la carga que enfrenta la isla, informó Reuters.
“Estamos trabajando en ello… estamos haciendo lo mejor que podemos”, dijo Meloni a los manifestantes.
Entre los voluntarios junto a la iglesia de St. Gerland se encontraba el padre Carmelo Rizzo, o don Carmelo, el párroco, que apoyó a los demás en todo lo que pudo.
“Todos los que han nacido aquí tienen un gran corazón y acogen con lo que tienen en casa a estos recién llegados exhaustos”, conmovidos por “este apocalipsis”, afirmó al describir la situación actual.
El 3 de octubre se cumplirá el décimo aniversario de la muerte de 368 inmigrantes frente a la costa de Lampedusa cuando se produjo un incendio a bordo del barco sobrecargado. Diez años después, los habitantes no han perdido la voluntad de ayudar a los necesitados, pero están perdiendo cada vez más la paciencia que la pequeña comunidad debe asumir para rescatar por sí sola a decenas de miles.
“En estos últimos días estamos ayudando a los migrantes no con ayuda humanitaria, sino con los pequeños recursos de nuestra casa: alguien les dará zapatos, alguien una camisa, otro les preparará una olla de comida”, dijo don Carmelo.
(Magdalena Wolinska-Riedi escribe para OSV News desde Roma.)