FOREST y MORTON – Después de la apertura de la iglesia de San Miguel, siete niños recibieron la primera comunión y seis jóvenes su confirmación (i-d) Emily Ponce, Hugo Salazar, Diana Carrillo, padre Roberto, Catti Pérez, Iris Pérez y Marvin. (Fotos por cortesía del padre Roberto Mena, ST)
CARTHAGE – En la foto (arriba-centro), en el día de su Confirmación (i-d) primera fila de arriba Edgar Modesto, Anthony Garcia, Sandra Pérez, P. Odel Medina ST, Efraín López, Giovany Garcia, Karol López; fila de abajo: (i-d) P. Gustavo Amell ST, Tracy López , Daysy Modesto, Yazmin González, Yocelyn González, Evelio Ramírez y Nicodemo López (catequista). (foto cortesía de Oscar Aguilón.) En foto (derecha), en el día de su confirmación, arriba (i-d) Anderson Morales, Fr. Odel Medina S.T, Héctor Raúl; abajo (i-d) Hugo Agustín, Marco Vásquez, Mirna Miranda, Yesica López, Cheryl Salvador, Suleima Anahi, y Nicodemo Lopez (catequista). (fotos cortesía de Gionavy Garcia)
En foto (izquierda), primer grupo que recibió primera Comunión, el 25 de julio para celebrar la fiesta de Santa Ana, (i-d) en altar Poedro López, Padre. Odel Medina S.T, Enmanuel Modesto, Yens Snyder López; abajo (i-d) Edward López, Amber Salvador, Alan Modesto, Casandra López, JaDavis L. Rayveon y Lou Joyner (catequista).
Celebrando contribuciones de estadounidenses, con raíces en España, México, América Central, América del Sur y naciones del Caribe de habla hispana, a sociedad y cultura de Estados Unidos
Por Berta Mexidor JACKSON – En Estados Unidos, desde 1968, cada año se reserva un mes para celebrar la cultura y éxitos de los Hispanos en el país. Una larga historia de guerra territorial dejo la marca de Hispanidad en varias regiones del país. Hasta acá han llegado además varias generaciones de inmigrantes de países de habla hispana. 60.6 millones de Hispanos-Latinos viven en el país, según un estimado de la población del 2019 del Buro del Censo, señala un artículo publicado por el Pew Research. Color, sabor, alegría, familia, patriotismo y Fe Estos atributos son el común denominador, reconocido en la declaración oficial de la Casa Blanca por el comienzo del mes de la Herencia Hispana 2020, “… Durante el Mes Nacional de la Herencia Hispana, celebramos las innumerables contribuciones de más de 60 millones de hispanoamericanos a nuestra cultura y sociedad. Los hispanoamericanos son el grupo minoritario más grande de los Estados Unidos en la actualidad, y generaciones de hispanoamericanos han ayudado constantemente a que nuestro país sea fuerte y próspero. Contribuyen a nuestra Nación más allá de toda descripción. Los hispanoamericanos personifican lo mejor de nuestros valores estadounidenses, incluido el compromiso con la fe, la familia y el país.” En este año, el mes de la Herencia Hispana es celebrado desde el 15 de septiembre hasta el 15 de agosto. La huella de la cultura se hace notar en cada uno de los rincones de este enorme país. La cultura, tradiciones e idiosincrasia de los Hispanos hace que no pase desapercibido su aporte al país que los acogió. Y todo en derroche, con pasión, humildad y sentimiento de amor. Durante este mes se destacan a personas de raíces hispanas, con contribuciones importantes al país. Esta conmemoración es para no dejar en el olvido a los hombres y mujeres que sembraron la semilla del acontecer hispano y abrieron el camino para la realización del “sueño americano,” con una mezcla de colores y tradiciones autóctonas. Hasta aquí han llegado, para quedarse, las tradiciones católicas de las celebraciones vistosas de la Virgen de Guadalupe, la advocación Mariana de cada país, Santos patrones en cada parroquia y el movimiento nacional de Encuentro. La población Hispana está haciendo crecer los servicios en cada uno de los estados de la unión. Todavía hay que esperar los resultados finales del Censo de 2020, pero en Mississippi, ciudades como Forest, Pontotoc y Ripley, dan cuenta del incremento de la población hispano parlante en el estado. Cada ciudad, en dependencia de la mayoría Hispana que posee, tiene su acento diferente. Mexicanos, Argentinos, Cubanos, Guatemaltecos y demás, sientan su cultura, sabor y tradiciones donde quieran que vayan. Houston, Los Ángeles, Miami Dade y Maricopa, en Arizona hablan por sí solos. !Feliz Mes de la Hispanidad!
Por Berta Mexidor JACKSON – Las dificultades económicas y de salud provocadas por COVID-19 se han sentido en todo el mundo. Para ayudar en los EE. UU., la organización Catholic Extension lanzó la alianza Sisters on the Frontlines, (Hermanas en la Línea del Frente, por su traducción al español) a fines de junio en respuesta a la pandemia, prestando especial atención a ayudar a las comunidades desproporcionadamente afectadas por la pobreza y la falta de recursos.
FOREST – La hermana Ma. Eugenia Moreno extraña a sus parroquianos de Forest. Ella sirve a una nueva comunidad en el estado de Alabama. (Foto de archivo)
El objetivo de la iniciativa es dar a mil hermanas, $1,000 cada una para brindar una respuesta rápida a los pobres y afligidos. Desde que comenzó el programa en junio, más de 378 hermanas han recibido apoyo del programa y otras 622 han solicitado fondos.
FOREST – Las hermanas Obdulia y María Eugenia se fueron del área, pero antes se aseguraron que esta madre soltera, con dos hijos y gran necesidad, recibiera asistencia con parte de los fondos de Extensión Católica. (Fotos cortesía del Padre Roberto Mena, ST)
Hasta ahora, cinco hermanas de la Diócesis de Jackson han recibido fondos a través de este programa especial: las hermanas Lael Niblick y Mary Christine Fellerhoff de St. Helen Amory; Nancy Schreck de Excel en Okolona; María Eugenia Moreno, MGSpS y Obdulia Olivar, MGSpS de St. Michael Forest, por su dedicación y servicio a su comunidad para ayudar en su labor con las familias que sufren por el COVID 19. Según Joe Boland, vicepresidente de la misión de Catholic Extension, los fondos no tienen restricciones y el proceso para solicitar y recibir fondos es simple. “Si participan en algún ministerio que está sirviendo a los pobres, o tiene acceso a los pobres, determinan cómo se gastará el dinero”, dijo Boland. “Conocen a los de sus comunidades, conocen los nombres, los rostros, las familias. Podrán entregarlo u organizarlo de tal manera que el apoyo llegue a quienes más lo necesitan.” Boland dijo que los fondos se liberan a medida que se recaudan. Forest La hermana Obdulia, que trabaja con familias hispanas en el condado de Scott afectadas por las redadas de ICE de agosto de 2019 y ahora afectadas por COVID-19, dijo: “Las familias para ayudar son muchas, no fue difícil identificarlas. Sabemos qué familias se vieron afectadas por COVID y cuáles eran las que más necesitaban esta ayuda “.
FOREST – Las hermanas Obdulia y María Eugenia, ambas MGSpS, se llevan muchos recuerdos de la comunidad, muchos tristes, pero los más, de alegría y gratitud por el servicio prestado. En foto de archivo Hna. Obdulia ayuda en juego de la cuerda, durante la celebración comunitaria de la instalación del Padre Roberto Mena, ST en octubre del 2018, después de Misa celebrada por el obispo Joseph Kopacz. (Fotos por Berta Mexidor)
Amory La subvención se utilizó para ayudar a las familias afectadas, “… no porque ellos mismos tuvieran COVID, sino porque sus vidas cambiaron por la pandemia”, dijo la hermana Mary Christine Fellerhoff CSA, Directora Ejecutiva de CHANGE, una organización sin fines de lucro ecuménica de toda la comunidad ubicada en el centro parroquial de la Iglesia Católica St. Helen, proporcionando asistencia financiera desde 2014 a familias que viven en la pobreza. La hermana Mary dijo que CHANGE cerró sus operaciones alrededor de marzo y reabrió nuevamente en junio, tomando todas las medidas de higiene y distancia social para la seguridad del personal y los clientes. “… Para mí, como hermana religiosa, COVID-19 ha intensificado los sentimientos que siempre experimento al ministrar a nuestros clientes. Compartimos su sufrimiento, sus frustraciones, sus lágrimas y, sí, sus pequeños triunfos”, explicó la hermana Mary.
AMORY – Annie S. camina con seguridad en su nueva rampa, construida con la donación de un contratista local y parte de los fondos de Extensión Católica. (Foto cortesía de la hermana Lael Niblick)
La hermana Lael Niblick, CSA es la Ministra Eclesial Laica de la Iglesia Católica St. Helen con responsabilidades pastorales, espirituales y administrativas para una congregación diversa de aproximadamente 100 familias, con un número creciente de familias hispanas entre blancas, algunas afroamericanas, filipinas y vietnamitas. “Me siento bendecida al ayudar a nuestros miembros a crecer como discípulos de Cristo”. La hermana Lael cuenta cómo su ministerio se vio afectado por la pandemia de COVID-19; pocos de los miembros de la parroquia han sido diagnosticados positivos, un par de ellos en un hogar de ancianos y dos casos asintomáticos en una familia, ninguno ha muerto aún por el virus, y en medio de todo, la hermana Lael tuvo un accidente automovilístico que la tuvo físicamente invalidada para ayudar a otros, haciéndola depender de otros feligreses para continuar su misión.A pesar de la crisis, el ministerio debe continuar y las subvenciones de Extensión Católica fueron útiles para las hermanas Mary y Lael en Amory. La cantidad puede ser pequeña, pero el impacto en la vida de las personas es enorme. Estas son las historias de los beneficiarios de Amory, contadas por las hermanas Lael y Mary. Los nombres se cambian para preservar la confidencialidad. Sally A. perdió su trabajo en mayo de 2020. Ella es el único sostén en este momento para dos hijas adolescentes y un hijo de doce años. Tiene una orden de alejamiento contra un esposo abusivo del que solicita el divorcio. Ella está buscando activamente un nuevo trabajo. Sasha W. perdió su trabajo cuando la pandemia golpeó porque estaba embarazada, y el restaurante no quería que una mujer embarazada trabajara allí con riesgo de contraer COVID-19. Sus ingresos se redujeron a $ 120 por desempleo, cupones de alimentos y el cheque del gobierno de $ 600 de abril a julio. Vino a CHANGE a fines de agosto para pedir ayuda con su factura de servicios públicos. Ahora su bebé tiene 4 meses. Mary J. es la principal proveedora para su familia de un hijo adulto soltero y un hijo casado con su esposa y sus dos hijas, y la otra recién nacida. El hijo casado es asmático, pero obtuvo algunos ingresos para ayudar con los gastos. Mary trabajaba en un restaurante que cerró. Toda la familia tuvo que ponerse en cuarentena debido al asma del hijo, el embarazo de su esposa y el niño pequeño vulnerable. Annie S. estaba en un hogar de ancianos para recibir terapia de rehabilitación después de la cirugía de su cadera rota. . Aunque Annie no contrajo el virus, su terapia se suspendió ya que estuvo en cuarentena durante semanas. Una vez que la terapia fue posible nuevamente, se enteró de que necesitaría que se construyera una rampa para poder caminar con seguridad con un andador. Annie tiene un ingreso fijo limitado y no tenía fondos para una rampa. Stacy M. vino a CHANGE en busca de ayuda con el alquiler de su familia de cinco, que incluye a su esposo, dos hijos y una hija, de 15, 12 y 10 años. Cuando el COVID-19 golpeó, su esposo perdió su trabajo. Stacy cambió de trabajo cuatro veces tratando de ganarse la vida mientras atendía las necesidades de sus hijos que se quedaban en casa. No fue suficiente, y la familia pronto se retrasó varias semanas en el pago del alquiler. Okolona La hermana Nancy explicó el cómo ayudan a una comunidad de 500 familias en un área sin una parroquia católica. El Excel, una organización sin fines de lucro en el área, es el centro para que las hermanas ayuden. “… Hay cinco hermanas de tres congregaciones religiosas diferentes trabajando en Okolona.” El alcance regular incluye la escuela para niños y adultos, un centro para personas mayores y una tienda de reventa. Lo que hacemos es diferente a una parroquia tradicional. Estos programas de Excel nos brindan un buen conocimiento de las necesidades de la comunidad,” dijo la hermana.
OKOLONA – La hermana Mary Beth Goldsmith, OSF distribuye comida a varias familias. Aquí se ve cuando lleva alimentos a una de las familias beneficiadas, después que las hermanas Nancy Schreck, OSF, Liz Brown, CSJ y la Sra. Verdine Judd, Miembro de la Junta de Excel, organizaran los artículos y Reyna Badillo, OSF preparara las cajas de alimentos para su distribución. (Foto cortesía de la Hermana Nancy Schreck)
Debido a COVID, todos los programas se concentran en brindar asistencia material y emocional a personas que viven al borde de la pobreza, familias inmigrantes de la zona que no califican para la asistencia disponible para los ciudadanos, familias con niños en edad escolar y especialmente ancianos. La hermana Nancy refuerza que “… la escasez de alimentos se convirtió en un problema a tratar. La asistencia que recibimos en Excel es desigual, a veces la gente trae carne, en otro momento han sido productos lácteos de Prairie Farms en Tupelo, algunos fondos de United Way y Create, la subvención de Extension Society, etc.” finalizó hermana Nancy. Retos y gratitud Todos los beneficiarios de la beca de Extensión Católica están de acuerdo y comparten estos desafíos: tratar de encontrar una nueva forma de entregar programas y crear socialización esta vez con fuertes medidas de seguridad y distancia social. Ni el COVID-19 ni un mal accidente de coche detuvieron a la hermana Lael en su optimismo y miras hacia el futuro “… esta difícil situación despierta creatividad. Estamos desarrollando formas de conectarnos con nuestros miembros a través de las redes sociales, la tecnología. Las hermanas expresaron su gratitud, Hna. Obdulia por la oportunidad de servir, aun días antes de mudarse del estado, Hna. Nancy porque la “flexibilidad de la Beca de Extensión ha sido muy útil,” Lael dio “Gracias a Catholic Extension and FADICA,” y la Hna. Mary concluyo “Nos sentimos bendecidas de compartir las historias de estos clientes, sus lágrimas y su gratitud. Tenemos el privilegio de servirles”. La Diócesis de Jackson ha sido bendecida por el servicio de muchas órdenes de hermanas a lo largo de los años. Catholic Extension compartirá las historias de las hermanas a medida que las reciba. Para obtener más información o para donar, visite https://www.catholicextension.org/sisters-on-the-frontlines/.
By Hosffman Ospino – CNS Los primeros días de septiembre nos brindan la oportunidad de dirigir nuestra atención a una de las actividades más nobles: el trabajo humano. Trabajamos para apoyar a nuestras familias, cumplir con nuestras vocaciones, vivir una vida mejor y asegurarnos de que nuestra nación prospere. Trabajamos para tener un presente digno y asegurar un futuro estable para nuestros hijos. En un mundo ideal, trabajamos haciendo lo que nos gusta. La educación nos acerca a ese ideal. Millones de personas, sin embargo, simplemente deben trabajar en lo que esté disponible para llegar a fin de mes. Para ellos, un trabajo es un trabajo y eso por sí solo es una bendición. Permítanme llamar la atención sobre los valientes trabajadores hispanos que son la columna vertebral de las industrias principales de los EE. UU., Como la agricultura, la pesca, la construcción, la hostelería, los restaurantes, el cuidado personal y de niños, los servicios de limpieza, la asistencia médica y la minería, entre otros.
GREENWOOD – En el área de Indianola y Greenwood existen, entre muchas de todo el estado de Mississippi, granjas agrícolas, donde se cultivan diferentes verduras y hortalizas. En el área del Delta hay, además, plantas de captura y procesamiento del pez gato(catfish). En todas ellas trabajan Hispanos. En foto de archivo, obreros agrícolas, mayormente mexicanos con visa de trabajo, hacían la cosecha de calabacines. (Foto por Berta Mexidor)
¿Por qué hablar de estos trabajadores como valientes? Además de las obvias exigencias físicas y mentales de estos trabajos, la pandemia actual colocó a millones de trabajadores hispanos cara a cara con el altamente contagioso y letal virus COVID-19. Los trabajadores como médicos, enfermeras, maestros y otros en profesiones similares también están expuestos regularmente a este virus. Sin embargo, es más probable que sus industrias ofrezcan protecciones de seguridad que no siempre están disponibles para, digamos, agricultores, trabajadores de hoteles y personas que realizan servicios de limpieza. No es ningún secreto que los trabajadores de las industrias de la minería, la agricultura, los servicios y la hostelería suelen estar mal pagados. Muchos necesitan dos o tres trabajos para llegar a fin de mes. El impacto de tales circunstancias en la vida personal y familiar es evidente. COVID-19, en cuestión de meses, hizo aún más difíciles los trabajos duros. Muchos de los trabajos que realizan los hispanos son trabajos de supervivencia, literalmente. COVID-19 ha dado un nuevo significado al término supervivencia. Millones de hispanos no pueden darse el lujo de trabajar desde sus hogares, desde sus computadoras o en oficinas debidamente ventiladas. Recoger cultivos, cuidar a los ancianos en hogares de ancianos, limpiar espacios, cuidar niños, cocinar y servir comida en restaurantes, etc., son tareas que los hispanos y otros trabajadores en el terreno no pueden hacer de forma remota. Deben estar en el lugar y, por lo tanto, arriesgarlo todo, incluida la salud y la vida. También ponen en riesgo el bienestar de sus familiares y amigos. Los hispanos tienen de tres a cuatro veces más probabilidades de infectarse con COVID-19 que los blancos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informaron recientemente que más del 26% de las muertes por COVID-19 en los EE. UU. Se produjeron entre hispanos. Aproximadamente el 70% de los hispanos identificaron el COVID-19 como el problema más urgente que amenaza sus vidas y su bienestar. Más urgente que la inmigración, la economía y el racismo. Casi el 60% de los hispanos vive en hogares donde alguien recientemente perdió su trabajo o tuvo una reducción de salario significativa. Teniendo en cuenta que aproximadamente la mitad de todos los hispanos se identifican a sí mismos como católicos, es probable que muchos de estos valientes trabajadores compartan nuestras parroquias. Muchos de ellos llevan a sus bebés para que sean bautizados, van a misa para ser sostenidos con la Eucaristía y buscan apoyo espiritual de los líderes pastorales católicos.
¿Nos hemos reunido con ellos? ¿Les hemos dicho, “Gracias por lo que hacen”? ¿Hemos expresado nuestra solidaridad con ellos diciendo: “¿Cómo puedo apoyarte?” Aquellos trabajadores hispanos que arriesgan sus vidas para sobrevivir y asegurar que nuestra economía prospere no deben pasar desapercibidos para nuestra comunidad católica. Necesitamos participar en la solidaridad católica con estos valientes trabajadores. Son nuestros hermanos y hermanas. Con ellos, somos una nación y una iglesia. Oramos con gratitud por estos trabajadores, millones de ellos inmigrantes y refugiados, y todos los demás que trabajan todos los días con amor y sacrificio.
(El Dr. Hosffman Ospino es profesor de teología y educación religiosa en Boston College. Ha visitado varias veces el estado de Mississippi para dirigir talleres y ofrecer conferencias sobre inmigración, la familia y el papel de los Hispanos en la Iglesia católica de los Estados Unidos en enero y agosto de 2018.)
Por María Elena Méndez. MGSPS En este tiempo vi una imagen en Facebook que decía “ya me estoy acostumbrado a vivir en mi cuarto y a ser antisocial” y, en cierta forma es verdad, la pandemia nos ha metido a la cueva de nuestra propia existencia. La cueva, en este sentido, significa: primero, reflexión, intimidad, encuentro con nuestra fragilidad humana. Segundo, de manera contraria, encerramiento, depresión, sentir que la vida no tiene sentido y, por consecuencia, no querer salir de ahí por miedo a la nueva realidad. Esto último puede ser normal por un tiempo, pero después, tienen que resonar en forma de orden las palabras Dios al profeta Elías: “¡Sal de la cueva!”. En nuestro interior, el Señor pasa a diario con ruidos, silencios y movimientos, en general, a los que no estamos acostumbrados. Puede ser ruidoso como huracán, temblor o tornado, o como una caricia, sonrisa o el dulce canto de un pájaro. Dios habla diferente a cada persona, a cada uno desde su ser. Puede estar en “el murmullo de una brisa suave” que te hace salir de tu escondite aunque sea con el rostro cubierto para ver al Señor. 1 Reyes 19, 9a. 11-13ª
¡Suéltate de donde estás agarrado! En respuesta a mi propia experiencia vocacional, hice este dibujo años atrás. Era un momento de mi vida donde sentí la resistencia a Dios a soltarme de lo que creía mi seguridad. Eso me llevó a agarrarme fuerte para no ser separada pero esa fuerza atractiva era más fuerte que yo. Desde ahí, puedo entender a Jeremías (20,7-9) y a Mateo cuando se resistían a hacer cambios en su vida a pesar de que las circunstancias se los estaban pidiendo. Cuando Dios llama alguien, esa seducción se convierte en fuego, amor “era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerlo, y no podía”, como lo describe Jeremías. ¿Quién no ha experimentado que la seducción de Dios es más fuerte que nosotros, aun cuando nos resistamos? La lucha, el enojo, la victimización frustrada de Jeremías ante Dios, lo lleva a aceptar que es mejor rendirse y decir, “me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me pudiste.” No es una lucha de fuerzas, es el amor, ese fuego que le es imposible mantenerlo apagado que hace que la persona se suelte de lo que te mantiene trabado y seguro. En Mateo (16,21-27), Pedro, que se las da valiente, evade y justifica el cambio que le da seguridad, soltarse, implica dejar lo conocido, no le es fácil, como no lo es para nosotros tampoco. Tenemos un poco de Pedro y de Jeremías dentro de nosotros mismos. El cambio de vida es una de las cosas por las que nos “quejamos” ante la pandemia, queremos volver a la vida “normal” que decíamos conocer, a pesar de que sabemos que ya no es posible, ahora hay un antes y un después del covid-19, pero cómo es lo único que conocemos, nos cuesta trabajo soltarnos de la planta frágil (seguridad) de la que estamos agarrados para que Dios haga el cambio en nuestras vidas. Ve cómo Dios pasa por tu vida. Ante la pandemia, tenemos miedo unos de otros, nos hemos separado física, emocional y afectivamente de nuestros familiares, amigos y conocidos. Pero, Dios nos llama a salir de la cueva en la que nos hemos metido para protegernos y nos pide buscar formas nuevas para encontrarnos. No permitamos que la distancia nos aleje unos de otros. Hay muchas pérdidas que estamos teniendo, pero también muchas bendiciones y aprendizajes ¿cuáles son? He tenido la experiencia de subir cerros y montañas y, la experiencia de contemplar alrededor desde la cima es hermosa, contemplar a Dios a través de la belleza es el fin de subir a la cima, creo yo. Entrar a una cueva para resguardarse tiene lógica por un rato, pero ¿no podemos dejar que el Señor pase por nuestra vida sin salir para verlo pasar? ¡Tenemos que salir y contemplar las maravillas a nuestro alrededor y dejarnos transformar por ellas! Digamos salmista humildemente: “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.”
(La hermana María Elena Méndez es Misionera Guadalupana del Espíritu Santo. Sirvió a la Diócesis de Jackson por nueve años, siendo una de las coordinadoras de la Oficina del Ministerio Hispano. Es actualmente la Directora Ejecutiva de Los Servicios Católicos de West Alabama)
WASHINGTON (CNS) – La Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de EE. UU. se alineó el 14 de septiembre con el plan del presidente Donald Trump de poner fin al TPS que otorga un permiso de trabajo y un indulto de deportación a ciertas personas cuyos países han experimentado desastres naturales, conflictos armados o situaciones excepcionales, para permanecer temporalmente en los Estados Unidos. Se espera que el fallo afecte a los titulares de TPS de El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, Sudán y Nepal. Ashley Feasley, directora de políticas de los Servicios de Migración y Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos dijo que “…Ha terminado, pero significa que hay un período de cierre de seis meses No afecta el estado de las personas este año. Todavía se les permitiría quedarse aquí y obtener una licencia de conducir y las autorizaciones de trabajo que tienen ahora.”
Por Danny McArthur Daily Journal TUPELO – Para María Pérez, miembro del Ministerio Hispano de la Iglesia Católica St. James en Tupelo, la pandemia en curso ha tenido un profundo precio emocional. Pérez, quien se considera una persona muy cariñosa, dijo que no poder interactuar físicamente con la gente ha sido increíblemente difícil. Para ella, los amigos son familia, y no poder abrazar y hablar con los demás ha sido una lucha. Y la pandemia ha puesto a su esposo, Salvador, increíblemente ansioso. La fe los está sacando adelante, dijo. “Mi fe ha sido la más fuerte, sabiendo que nada es más grande que el Señor,” dijo. “Todo pasará excepto el amor y la compasión que el Señor tiene por nosotros”. La fe guía a los miembros del Ministerio Hispano de St. James en casi todos los aspectos de sus vidas. Es algo que la pandemia no ha cambiado. Impacto en la Iglesia Cuando comenzó la pandemia, la iglesia tuvo que cerrar sus puertas a los servicios en persona. La coordinadora de la comunidad hispana de St. James, Raquel Thompson, dijo que entonces comenzaron a centrarse en el acceso. Los servicios se grabaron y se publicaron en Facebook para que las familias pudieran participar desde casa. “A muchas personas les afectó espiritualmente el no poder estar en la iglesia. Creo que tuvo un gran impacto,” dijo Thompson. Para el padre César Sánchez, pastor asociado quien comenzó en St. James el 1 de julio, la iglesia quiere mostrarle a su congregación que nunca están realmente cerrados. Como sacerdote, era más difícil celebrar y predicar a una cámara, pero Sánchez lo vio como una oportunidad para aprovechar las redes sociales para llegar a más personas que antes. “En estos dos meses, julio y agosto, desde nuestro punto de vista como iglesia, nunca cerramos la iglesia,” dijo Sánchez. “Le dije a la gente; ‘El evangelio no está cerrado. Aunque no puede venir a la iglesia, la iglesia llega a su casa a través de Misas en línea y en Facebook’.” Incluso una vez que St. James reabrió, era importante mantener a todos a salvo. Thompson tiene más de 250 familias registradas en su ministerio y dijo que la iglesia en general ministra a más de 400 familias. También hay muchas familias que no se registran. Los servicios se ven diferentes en estos días. En lugar de tener de 300 a 400 personas en la Misa en español, la asistencia está limitada a 150. También hay más servicios de Misa los martes, jueves y viernes para cubrir las necesidades espirituales. Además de limitar la cantidad de personas adentro, también comenzaron a requerir máscaras y distanciamiento social. El saneamiento ocurre entre cada Misa.
TUPELO – Miembros de St James oran durante la Misa en español celebrada por el padre Timothy Morphy. Para muchos miembros de la iglesia católica, la fe los ha ayudado y guiado para atravesar los momentos dificiles de la pandemia. (Fotos por Adam Robinson, Daily Journal).
Distanciado Socialmente Varios miembros de la iglesia citaron sentirse socialmente afectados por COVID-19. Para Oralio Martínez de Tupelo, la pandemia ha afectado mentalmente a su familia. Dijo que está agradecida con Dios porque su familia no ha sufrido económicamente, aunque sus vidas definitivamente han cambiado. “Tenemos que estar en casa, no podemos ir a ningún lado”, dijo en español. “Tenemos miedo de salir porque hay mucha gente o donde hay muchas reuniones. Hemos sido muy limitados “. Marco López dijo que el cambio provocado por la pandemia ha sido drástico y difícil para una familia acostumbrada a pasar tiempo juntos asistiendo a Misa, a los partidos de béisbol de su nieto o realizando actividades. Pero la pandemia también le ha enseñado a López la importancia de pasar tiempo con su familia. López, empleado de BancorpSouth, dijo que trabajar desde casa durante la pandemia le ha permitido pasar más tiempo con su esposa, Verónica Salgado. “Solíamos tener reuniones, especialmente los domingos después de la Misa con algunos de nuestros amigos, así que no tener eso fue un impacto. Para el distanciamiento social, no pudimos hacer eso … pero lo que no pudimos hacer con otras familias, lo hicimos con la nuestra,” dijo López. La familia se turna para tener la Misa dominical en casa, ya sea en su hogar o en el de su hija que vive en Shannon y almuerzan juntos en casa en lugar de ir a un restaurante. Papel de la fe La iglesia representa un poco de normalidad en tiempos extraños y difíciles. Martínez envió recientemente a su hijo de regreso a la escuela, diciendo que era importante que tuviera algo familiar. Ella piensa que es más beneficioso para él regresar a la escuela con sus compañeros. Sánchez dijo que la fe juega un papel importante en la comunidad hispana y es la razón por la que han visto a más personas regresar a los servicios en persona. “Realmente necesitan orar y quieren venir a la iglesia y orar porque saben que, durante este tiempo, necesitamos aumentar nuestra fe, nuestra oración,” dijo Sánchez.
TUPELO– El padre Timothy Murphy celebra una Misa en español en la iglesia de St James, en la noche del martes, primero de septiembre.
López dijo que lo que está haciendo que su familia atraviese este momento es la oración. Salgado comenzó a rezar con la Coronilla de la Divina Misericordia en Facebook Live con amigos en marzo, y López dijo que cree que los ha unido y fortalecido. “Superamos la situación de estar en casa y ponernos en cuarentena mediante la oración. Seguimos haciendo eso … Llevamos casi seis meses y nos enamoramos más de esa oración,” dijo López. Para María Pérez, la fe es la razón por la cual envió a sus hijos de regreso a la escuela en lugar de la educación a distancia. Admitió sentir cierta ansiedad inicial por enviar a sus hijos de regreso a la escuela. Pero luego, pensó en cómo regresar a la sociedad, incluso si cambia, tiene lecciones para que sus hijos aprendan. El camino a través de la pandemia dijo, es a través del cuidado mutuo. “Quiero que mis hijos sepan que no se puede vivir con miedo. Pase lo que pase, debes enfrentar la situación,” dijo Pérez. Y tener un poco de fe. “Recuerde, hace siglos, hemos tenido epidemias y cosas como esta, y la gente sale de ellas,” dijo. “Tenga confianza en el Señor que esto está permitido por una razón y para seguir viviendo su vida y tratar de vivir su vida con tanta gracia como pueda”.
(Este artículo fue publicado por el Daily Journal de Tupelo el 6 de septiembre de 2020. Siga a su autor en danny.mcarthur@journalinc.com; Twitter: @Danny_McArthur_. Ana Acosta, Raquel Thompson y Berta Mexidor proporcionaron traducciones para esta historia.)
Santa Teresita del Niño Jesús Jueves, oct.1ro Santos Ángeles de la Guarda Viernes, oct. 2 San Francisco de Asís. Domingo, oct. 4 Virgen del Rosario Patrona de Guatemala. Miércoles, oct. 7 Virgen del Pilar y Nuestra Señora de la Concepción Aparecida Patrona de Brazil. Lunes, oct. 12 Día del Descubriendo de América. Columbus Day. Lunes, oct. 12 Santa Teresa de Jesús. Jueves, oct. 15 Día de San Juan Pablo II. Jueves, oct. 22 San Antonio Maria Claret Sábado, oct. 24 San Judas Tadeo. Miércoles, oct. 28
Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D. Durante el día feriado del Día del Trabajo (Labor Day, en inglés) y mientras disfrutaba de las bendiciones de un fin de semana largo, reflexioné sobre el aumento del desempleo, que se produjo debido al COVID-19 durante los últimos seis meses. En su apogeo, los cesados estuvieron en la astronómica cifra de un 33%, un nivel no visto desde la gran depresión en la década de 1930. Las dificultades actuales y la ansiedad por el futuro, que afligen a muchas familias, son cargas pesadas. Afortunadamente, las cifras de desempleo han vuelto a caer por debajo de los dos dígitos; sin embargo, demasiados son empujados al límite o más allá. Esta caída libre en la fuerza laboral deja en claro cuán esencial es el trabajo como un componente vital de lo que significa ser humano, es más que un simple trabajo.
Obispo Joseph R. Kopacz
Desde el advenimiento de la Revolución Industrial en el siglo XIX, la Iglesia ha enseñado extensamente sobre la naturaleza, la dignidad y la necesidad del trabajo comenzando con León X111 en la Rerum Novarum, sobre el Nuevo Orden de las Cosas, hasta el día de hoy con las exhortaciones del Papa Francisco. Al hacerlo, la iglesia siempre regresa a la fuente bíblica, en Génesis, cuando Dios trabajó durante seis días en la progresión de la creación y el descanso que siguió el séptimo día. Entonces Dios ordenó que la corona, masculina y femenina, de su creación debía someter la tierra y ejercer dominio sobre este asombroso planeta. (Génesis 1:28.) Sin embargo, esta tarea no es una licencia para ser prepotente o imprudente. Al contrario, en ella se trata de cultivar y cuidar el magnífico jardín que nos ha sido confiado. (Génesis 2:15) El mundo material no fue creado por la humanidad, sino que nos fue otorgado como un regalo precioso que el Creador puso bajo nuestra responsabilidad. Por lo tanto, todo trabajo puede ser una participación y un avance de la voluntad de Dios y el don de la creación.
En la perspectiva de la fe, los frutos de nuestro trabajo son para nuestro propio bienestar, para quienes dependen de nosotros, especialmente nuestra familia, para el bien común, para una sociedad justa y para la gloria de Dios. No es solo un trabajo. La familia, por tanto, debe ser legítimamente un agente esencial de la vida económica, guiada no solo por la mentalidad de mercado sino por la lógica del compartir y la solidaridad entre generaciones. La justicia es la virtud que gobierna el orden social, y el mercado debe aspirar a un nivel de vida para mantener una familia y permitirle vivir decentemente. (Pío XI) La demanda de justicia precede a la preocupación por el lucro. “Vale más lo poco ganado honradamente, que lo mucho ganado en forma injusta.” (Proverbios 16:8)
El ocio del Día del Trabajo, una especie de contradicción, retrata la intrincada red de la vida que Dios quiere. Jesús, un hombre de trabajo, dedicó la mayor parte sus años en la tierra al trabajo manual en un banco de carpintero. (Juan Pablo II). En sus enseñanzas, Jesús se refiere regularmente a la realidad del trabajo para desvelar el misterio del Reino de Dios. Alaba al siervo fiel y prudente a quien el Maestro encuentra esforzándose en los deberes que se le encomiendan (Mt 24:46), y condena la conducta del siervo inútil, que esconde su talento en la tierra. (Mt 25:14ss) Describe su propia misión como la de trabajar. “Mi Padre siempre ha trabajado, y yo también trabajo.” (Jn 5:17) Sus discípulos son obreros en la mies del Señor (Mt 9: 37-38), y “pues el trabajador tiene derecho a su paga.” (Lc 10:7)
Trabajar en el hogar o en el mercado es una parte esencial del ser humano. La conciencia de que “este mundo que vemos ha de terminar.” (1Cor 7:31) no es una exoneración de estar involucrado en el trabajo. (2Tes 3:7-15) Ningún cristiano, creyendo que pertenece a otros y a Dios, tiene derecho a no trabajar y vivir a expensas de los demás. El apóstol Pablo les encarga a todos que sean un punto de honor trabajar, no depender de nadie. (1Ts 4:12), y practicar la solidaridad compartiendo los frutos de su trabajo con los necesitados. (Efesios 4:28) Santiago defiende los derechos pisoteados de los trabajadores: “El pago que no les dieron a los hombres que trabajaron en su cosecha, está clamando contra ustedes; y el Señor todopoderoso ha oído la reclamación de esos trabajadores.” (Santiago 5:4)
Sin embargo, debe haber un equilibrio. En su predicación, Jesús enseña al hombre y a la mujer a no ser esclavizados por el trabajo. Antes que nada, deben preocuparse por sus almas. Ganar el mundo entero no es el propósito de la vida. (Mc 18:36) Los tesoros de la tierra se consumen, mientras que los del cielo son imperecederos. Es en estos últimos tesoros que los hombres y mujeres deben poner su corazón. (Mt 6:19-21) Porque no miramos a lo que se ve, sino a lo que no se ve. Porque lo que se ve es transitorio; lo que no se ve es eterno. (2Cor 4:18) Este es el don del reposo sabático en el día del Señor, un tiempo de curación, un tiempo dedicado a Dios y a los demás, cultivando relaciones que permitan a la humanidad emprender el camino hacia el sábado eterno.
Para muchos, la pandemia ha provocado una crisis y esperamos que puedan mantenerse estables durante la tormenta. Para muchos más que están bien materialmente, pero restringidos socialmente, esperamos que no se pierda la oportunidad de restaurar el equilibrio duradero en sus vidas dentro de la providencia creativa de Dios.
La Revolución Francesa golpeó al mundo occidental como un huracán que volcó y arrasó todo a su paso. Siguió los pasos de la Revolución Americana de 1776, una lucha que duró 10 años después del asalto a la Bastilla en 1789. Las fuerzas que finalmente se desataron se habían estado construyendo durante mucho tiempo, y las monarquías en Inglaterra y Francia no pudieron resistir la presión de la humanidad que anhela respirar libremente.
Obispo Joseph R. Kopacz
Charles Dickens nació en este nuevo mundo emergente en Inglaterra en 1812 y se convertiría durante gran parte del siglo XIX en un crítico social preeminente. Su clásico Un Cuento de dos ciudades abordó los males sociales generalizados que llevaron a la revolución y que aún persistieron en su vida y que describió en las primeras líneas de su novela. “Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos, fue la era de la sabiduría, fue la era de la necedad, fue la época de la fe, fue la época de la incredulidad, fue la época de la luz, era la temporada de las tinieblas, era el manantial de la esperanza, era el invierno de la desesperación … Todos íbamos directamente al cielo, o todos íbamos en sentido contrario”. En última instancia, esta obra clásica desafió a la gente de su época a ir más allá de la tontería, la incredulidad, la oscuridad y la desesperación y abrazar la sabiduría, la fe, la luz y la esperanza, en otras palabras, la redención y la nueva vida a nivel personal y social. Edades anteriores, San Agustín la llamó la Ciudad de Dios, anclada en la muerte y resurrección del Señor y su presencia permanente.
¿Cómo describiría nuestra nación y el mundo en el siglo XXI? ¿En qué dirección vamos? ¿Está la pandemia creando el peor de los tiempos? La verdad es que las palabras de Charles Dickens son atemporales y pueden aplicarse correctamente a todas las generaciones.
En nuestra sociedad abundan las pruebas de que muchas personas viven con rectitud y compasión como buenos ciudadanos, personas de diversas religiones o sin fe. Considere a los bomberos que se lanzan al camino de los infiernos para salvar vidas y propiedades, los trabajadores de la salud que diariamente cuidan a los afectados por el virus, los primeros socorristas que ahora están ayudando a quienes se encuentran en el camino de los huracanes, Laura y Marco. Lamentablemente, lo contrario es demasiado cierto cuando consideramos la cultura de la muerte que destruye la vida en el útero, pisotea a los pobres y priva a muchos de los elementos básicos para prosperar en este mundo. Por supuesto, demasiados desperdician las bendiciones de la libertad y la responsabilidad personal y eligen un camino en la vida que, en palabras de Dickens, “va en sentido contrario”. Hay mucho que reflexionar y mucho que hacer.
Desde que Jesús entregó las llaves del reino a Pedro, la Iglesia católica ha proclamado el Evangelio de la salvación sumergiéndose en la vida de las personas y culturas donde se arraiga el Evangelio. El objetivo final es la salvación de las almas, como escribió elocuentemente San Pablo, “ para esforzarme por alcanzar lo que está delante, 14 para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14) Pero esa no es una directiva para usar ligeramente mientras viajamos por la vida, porque el Reino de Dios no es una cuestión de comer y beber, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14:17)
En nuestra tradición católica, la esperanza para este mundo y el próximo está escrita en nuestro ADN. No es uno o la otro. Desde una perspectiva histórica, sabemos que, si no se afronta y se supera la injusticia, en la escena, tarde o temprano, estallan revoluciones. Las convulsiones y clamores que surgen en nuestra nación en el momento presente deben despertar a la nación para reconciliar y sanar el pasado, y para comprometernos todos con la obra de justicia y paz en esta generación, signos indiscutibles de la “Ciudad de Dios.”
Del documento ”Sobre la Iglesia en el Mundo Actual, Gaudium et Spes,” durante el Concilio Vaticano II, tenemos esta visión inspirada de nuestro mundo. “Aunque el progreso terrenal debe distinguirse cuidadosamente del crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, en la medida en que puede ayudar a un mejor orden de la sociedad humana, es de gran importancia para el Reino de Dios. Las bendiciones de la dignidad humana, la comunión fraternal y la libertad se encontrarán nuevamente en el mundo venidero cuando Cristo entregue al Padre un Reino eterno, purificado de todo pecado y transformado, un Reino de verdad y vida, de santidad y gracia, de justicia y paz“.
De seguro, este será “el mejor de los tiempos” en el Reino de Dios.