Sínodo busca aumentar participación de todos en misión

Por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Una “iglesia sinodal” en la que todos los bautizados participen y se responsabilicen de la misión necesitará estructuras y procesos que ayuden a los miembros de la Iglesia a escuchar al Espíritu Santo y a escucharse unos a otros, se dijo a los miembros del sínodo sobre la sinodalidad.

Participants at the assembly of the Synod of Bishops begin the day with prayer Oct. 19, 2023, in the Vatican’s Paul VI Audience Hall. (CNS photo/Vatican Media)

Mientras “los grandes medios de comunicación” buscan cambios en las prácticas católicas en unos pocos temas, “incluso las personas más cercanas a nosotros, nuestros colaboradores, los miembros de los consejos pastorales, las personas que están implicadas en las parroquias se preguntan qué cambiará para ellos, cómo podrán experimentar concretamente en sus vidas ese discipulado misionero y esa corresponsabilidad sobre los que hemos reflexionado en nuestro trabajo”, dijo a la asamblea el 18 de octubre el cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del Sínodo.

Esos colaboradores, dijo, “se preguntan cómo es posible en una Iglesia todavía poco sinodal, en la que sienten que su opinión no cuenta y que son unos pocos o uno solo los que deciden todo”.

Los miembros de la asamblea sinodal pasaron el 18 de octubre al tema de la “participación” y se prepararon para pasar cuatro días debatiendo el ejercicio de la autoridad y la responsabilidad en la Iglesia, así como los procesos y estructuras necesarios para promover una mayor participación en la vida y la misión de la Iglesia.

La sección iba a incluir un debate sobre las formas de fomentar el desarrollo de “prácticas de discernimiento y procesos de toma de decisiones” que involucren a todos los católicos en la búsqueda de la guía del Espíritu Santo y una mirada a cómo armonizar “las dimensiones sinodal y jerárquica” de la Iglesia.

Durante la Misa, como parte del Sínodo de los Obispos, celebrada por el Cardenal congoleño Fridolin Ambongo de Kinshasa en el Altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro en el Vaticano en octubre 13 de 2023. (izq. y der.) Los participantes en la asamblea del Sínodo de los Obispos intercambian un signo de paz durante la Misa y (centro) Julia Oseka, miembro del Sínodo y estudiante de tercer año en la Universidad St. Joseph en Filadelfia, camina después de recibir la comunión. (Fotos CNS/Lola Gómez)

El documento de trabajo del sínodo también pedía a los miembros de la asamblea que consideraran cómo “fomentar la participación de las mujeres, los jóvenes, las minorías y las voces marginales en los procesos de discernimiento y toma de decisiones”.

El documento de trabajo señalaba: “La exigencia de una reforma de las estructuras e instituciones y de los mecanismos de funcionamiento en ordena a una mayor transparencia es particularmente fuerte en los contextos más marcados por la crisis de los abusos: sexuales, económicos, espirituales, psicológicos, institucionales, de conciencia, de poder, de jurisdicción”.

Al examinar la participación, el poder y la autoridad en la Iglesia – “temas delicados”, dijo el cardenal Hollerich – no se pide a la asamblea que aporte soluciones, sino sugerencias, que se estudiarán, discutirán y sobre las que se rezará a lo largo del próximo año antes de presentarlas a la asamblea sinodal prevista para 2024.

El cardenal congoleño Fridolin Ambongo de Kinshasa pronuncia su homilía durante la Misa como parte de la asamblea del Sínodo de los Obispos en el Altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 13 de octubre de 2023.

“Son temas que hay que abordar con precisión de lenguaje y de categorías”, dijo el cardenal. “Son cuestiones delicadas porque afectan a la vida concreta de la Iglesia y también el dinamismo de crecimiento de la tradición: un discernimiento equivocado podría cortarla o congelarla. En ambos casos la mataría”.

El padre Dario Vitali, profesor de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y coordinador de los teólogos que asisten al sínodo, dijo a los miembros que le llamaba la atención la frecuencia con que los participantes en la sala se hacían eco de la descripción del Concilio Vaticano II de la Iglesia como “sacramento”, “signo e instrumento” de unidad con Dios y con la humanidad, pero cuán pocas veces alguien utilizaba la descripción del Vaticano II de la Iglesia como “Pueblo de Dios”.

Al hablar de “participación, responsabilidad y autoridad”, dijo, los miembros del sínodo harían bien en reconocer la insistencia del Vaticano II en que “antes que las funciones está la dignidad de los bautizados; antes que las diferencias, que establecen jerarquías, está la igualdad de los hijos de Dios”.

Los dones, carismas y oficios en la Iglesia – incluido el ministerio sacerdotal ordenado, el oficio de obispo y el de Papa – están destinados a servir a la misión de todo el cuerpo, dijo.

La Constitución Dogmática sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II se refería al “‘sacerdocio común de los fieles y al sacerdocio ministerial o jerárquico’ como formas distintas de participación en el sacerdocio de Cristo”, dijo el padre Vitali. “Este pasaje fue innovador por la elección de volcar los dos temas en juego; anteponer el sacerdocio común al sacerdocio ministerial significa romper una relación asimétrica de autoridad-obediencia que estructuraba la Iglesia piramidal”.

El padre dominico Timothy Radcliffe, antiguo superior de su orden que actúa como guía espiritual del sínodo, dijo a los miembros que mucha gente le ha dicho: “Este sínodo no cambiará nada”.

Agunos lo decían con esperanza, mientras que otros lo decían con miedo, dijo. Pero para él, “eso es una falta de fe en el nombre del Señor”, que ha prometido estar con la Iglesia y renovarla, “aunque quizá de maneras que no son inmediatamente obvias”. Esto no es optimismo, sino nuestra fe apostólica”.

El padre Radcliffe también pidió a la asamblea que reflexionara: “¿Cómo podemos ser un signo de paz si estamos divididos entre nosotros?”

Mientras los miembros del Sínodo buscan formas de fortalecer la sinodalidad de la Iglesia, les instó a fijarse en lo que Dios ya está haciendo.

“Hoy nuestro Dios ya está dando vida a una Iglesia que ya no es principalmente occidental: una Iglesia que es católica oriental, asiática, africana y latinoamericana”, dijo. “Es una Iglesia en la que las mujeres ya están asumiendo responsabilidades y renovando nuestra teología y espiritualidad. Ya hay jóvenes en todo el mundo, como vimos en Lisboa, que nos están llevando en nuevas direcciones, hacia el continente digital”.

Así que, aunque “¿qué debemos hacer?” es una pregunta legítima, dijo, “una pregunta aún más fundamental es: ¿qué está haciendo Dios?”

En cuanto al miedo, dijo, “lo nuevo es siempre una renovación inesperada de lo viejo. Por eso, cualquier oposición entre tradición y progreso es totalmente ajena al catolicismo”.

Nuestro estilo de vida y nuestro planeta sobrecargado

En el Exilio
Por Ron Rolheiser
En un libro, El libro de la esperanza, del que fue coautor con Jane Goodall, Douglas Abrams hace esta afirmación: Crear la raza humana puede ser el mayor error jamás cometido por la evolución.

Dice esto irónicamente porque reconoce que el surgimiento de la raza humana fue claramente previsto por el proceso evolutivo y que, en lugar de ser un error colosal, es la cúspide del proceso. Sin embargo, hoy la raza humana es una enorme amenaza para el planeta Tierra. En pocas palabras, ahora hay más de siete mil millones de personas en el planeta y ya en muchos lugares hemos agotado los recursos limitados de la naturaleza más rápido de lo que la naturaleza puede reemplazarlos. En el año 2050 probablemente seremos 10 mil millones de personas. Si seguimos como siempre, el planeta simplemente no podrá sustentarnos, al menos si continuamos con nuestro estilo de vida actual.

Y el estilo de vida al que nos referimos aquí no es, en primer lugar, el estilo de vida lujoso de los ricos, que pueden ser imprudentes y consumir más recursos de los que les corresponde. Por supuesto, contribuyen al problema e influyen indebidamente en nuestros propios hábitos de consumo; pero el estilo de vida al que nos referimos aquí es el que usted y yo, consumidores conscientes, vivimos, incluso mientras conservamos, reciclamos, hacemos abono, conducimos automóviles eléctricos y tratamos de vivir con sencillez.

Padre Ron Rolheiser, OMI

Puedo tomarme a mí mismo como ejemplo. Estoy tratando de ser sensible a lo que mi propio consumo le está haciendo a la madre tierra. En comparación con aquellos que tienen un estilo de vida lujoso, puedo afirmar que vivo con bastante sencillez. No compro lo que no necesito, tengo un armario muy pequeño y soy cauteloso con la cantidad de electricidad y agua que consumo. Conduzco un coche compacto de segunda mano y trato de conducirlo sólo cuando es necesario. Ayudo a asegurar que el termostato de nuestra casa esté configurado para garantizar el uso mínimo de energía eléctrica, y vivo en una casa relativamente pequeña, reciclo y trato de usar la menor cantidad de plástico posible.

Pero, por otro lado, tengo dos ordenadores, uno de sobremesa en mi oficina y un portátil en casa. Tengo un teléfono celular que, a lo largo de los años, ha tenido que actualizarse cuatro veces diferentes en términos de comprar un modelo nuevo y desechar el anterior. Me ducho a diario y, dependiendo del trabajo físico y el ejercicio, a veces me ducho por segunda vez. Manejo un carro. Tomo un avión al menos una vez al mes para asistir a conferencias y reuniones y vuelo internacionalmente varias veces al año para visitar a mi familia. No tengo mucha ropa, pero mi ministerio y trabajo requieren un cierto estándar de vestimenta (que cumplo mínimamente).

Creo que puedo reclamar un estilo de vida sencillo, dado el lugar donde vivo y el trabajo que hago. Sin embargo, siendo realistas, si los siete (más) mil millones de personas en el mundo vivieran como yo, no habría suficientes recursos para sustentarnos. En pocas palabras, el mundo no puede sustentar a ocho mil millones de personas si todos viven como yo, y como lo hacemos la mayoría de nosotros en las partes más ricas de nuestro mundo. ¿Cuál es la respuesta?

Podemos hacernos sentir culpables a nosotros mismos y a los demás, aunque esto no es necesariamente útil. ¿Qué puede ser útil? No hay una respuesta fácil. Aquellos de nosotros que vivimos en las zonas más prósperas de nuestro mundo podemos hacer cambios, pero ¿podemos simplemente dejar de usar computadoras y teléfonos móviles? Podemos conservar agua, pero ¿podemos abandonar nuestros estándares actuales de higiene? Podemos conservar electricidad, pero ¿podemos simplemente dejar de conducir nuestros automóviles y oscurecer todos los edificios de nuestra ciudad por la noche? Podemos ser más escrupulosos sobre cuánto viajamos en avión, pero ¿podemos vivir sin viajar en avión? Podemos reducir lo que compramos en términos de exceso de comida, exceso de ropa y exceso de lujos y entretenimiento. Podemos reciclar, hacer abono y no utilizar bolsas de plástico, y todo esto, en conjunto, marcará la diferencia. De hecho, es necesario hacer todo esto. Sin embargo, por muy útil que sea esto, por sí solo no resolverá el problema.

Para Jane Goodall, más allá de estas cosas individuales, necesitamos hacer algunas cosas colectivas para resolver la amenaza existencial a este planeta. Goodall menciona tres: Primero, debemos aliviar la pobreza. Si hay personas que viven en una pobreza paralizante, es comprensible que talen el último árbol para cultivar alimentos o pescar el último pez porque están desesperadas por alimentar a sus familias. En segundo lugar, debemos eliminar la corrupción gubernamental y la avaricia corporativa. Sin un buen gobierno y una preocupación por el bien común en las empresas, es imposible resolver nuestros enormes problemas sociales y ambientales. Además, aquellos que por su propio beneficio se nieguen a afrontar el problema seguirán sin ser cuestionados. Por último, también debemos afrontar de manera realista la tensión entre nuestro estilo de vida y la población en constante crecimiento de este planeta.
Los consumidores irreflexivos son parte del problema, pero también lo somos el resto de nosotros, incluido yo, que nos imaginamos viviendo con sencillez.

(El padre oblato Ron Rolheiser es teólogo, maestro y autor galardonado. Se le puede contactar a través de su sitio web www.ronrolheiser.com. Facebook/ronrolheiser)

En servicio de oración sinodal, el Papa pide una reforma migratoria enfocada en los más vulnerables

Por Cindy Wooden
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Tomar en serio la lección de la parábola del buen samaritano es la clave para ayudar a los millones de migrantes y refugiados obligados a viajar lejos de sus países de origen y a menudo explotados en el camino, dijo el Papa Francisco.

“El camino que conducía de Jerusalén a Jericó no era una vía segura, como tampoco lo son hoy las numerosas rutas migratorias que atraviesan desiertos, bosques, ríos, y mares”, dijo el Papa el 19 de octubre mientras guiaba un servicio de oración por los migrantes y refugiados con los miembros del sínodo sobre la sinodalidad.

Tomar en serio la lección de la parábola del buen samaritano es la clave para ayudar a los millones de migrantes y refugiados obligados a viajar lejos de sus países de origen y a menudo explotados en el camino, dijo el Papa Francisco.

“El camino que conducía de Jerusalén a Jericó no era una vía segura, como tampoco lo son hoy las numerosas rutas migratorias que atraviesan desiertos, bosques, ríos, y mares”, dijo el Papa el 19 de octubre mientras guiaba un servicio de oración por los migrantes y refugiados con los miembros del sínodo sobre la sinodalidad.

“¿Cuántos hermanos y hermanas se encuentran hoy en la misma condición del caminante de la parábola?” preguntó el Papa. “¿Cuántos son asaltados, despojados y golpeados a lo largo del camino?”

El servicio de oración de la tarde tuvo lugar alrededor de “Angels Unawares”, una escultura del canadiense Timothy Schmalz, que se encuentra en la Plaza de San Pedro desde 2019. El barco de bronce está lleno de 140 figuras que representan a inmigrantes de varios períodos históricos y de varias naciones.

El Papa Francisco comparte un momento de silencio con los miembros de la asamblea del Sínodo de los Obispos al final de una oración por los migrantes y refugiados en la Plaza de San Pedro del Vaticano el 19 de octubre de 2023. El servicio tuvo lugar en torno a “Angels Unawares”, una escultura del canadiense Timothy Schmalz, que representa una barca con 140 figuras de migrantes de diversos periodos históricos y varias naciones. (Foto CNS/Lola Gómez)

El servicio de oración “simboliza efectivamente caminar junto con algunas de las personas más vulnerables de nuestro planeta, es decir, aquellos que huyen, aquellos que se ven obligados a desplazarse, aquellos a quienes llamamos migrantes y refugiados”, dijo el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Personal del dicasterio, un refugiado de Camerún y un refugiado de Ucrania leyeron las oraciones durante el servicio.

En su reflexión, el Papa Francisco llamó a reformar las políticas migratorias para incrementar los canales regulares y legales de migración, reconociendo las políticas económicas y demográficas nacionales, pero siempre poniendo “en el centro a los más vulnerables”.

Y, dijo, esas políticas deberían reconocer los beneficios que los inmigrantes aportan a sus nuevos países de origen, incluido “el crecimiento de sociedades más inclusivas, más hermosas y pacíficas”.

“Todos debemos comprometernos a hacer más seguro el camino, para que los viajeros de hoy no sean víctimas de los bandidos”, dijo el Papa. “Es necesario multiplicar los esfuerzos para combatir las redes criminales, que especulan con los sueños de los migrantes”.

Los inmigrantes y refugiados a menudo “parten engañados por traficantes sin escrúpulos. Luego son vendidos como mercancías. Son secuestrados, encarcelados, explotados y convertidos en esclavos”, afirmó. “Son humillados, torturados, y violentados. Y muchos, muchos mueren sin llegar nunca a su destino”.

“Las rutas migratorias de nuestro tiempo están pobladas por hombres y mujeres heridos y abandonados medio muertos; por hermanos y hermanas cuyo dolor clama ante la presencia de Dios”, dijo el Papa Francisco.

Aunque el Papa no mencionó situaciones específicas, hizo referencias fácilmente comparadas con la situación de las personas que tuvieron que abandonar Ucrania debido a la invasión rusa o que están abandonando el norte de Gaza después del ataque de Hamás a Israel y las represalias de Israel.

A menudo, dijo, las personas que dejan sus países “a menudo son personas que escapan de la guerra y del terrorismo, como vemos lamentablemente en estos días”.

El cardenal Czerny dijo a Catholic News Service que, si bien los inmigrantes y refugiados tal vez no estén en los titulares de la cobertura mediática del sínodo, “de hecho, el sínodo abarca todas esas realidades de nuestra vida diaria, que debemos acompañar, o utilizar la palabra sínodo: caminar con”.

Por eso, dijo, después de un largo día de trabajo en la sala del sínodo, los miembros caminaron hacia la Plaza de San Pedro y hacia la estatua, un monumento a “las personas vulnerables en movimiento, personas en fuga, de todas las edades, de todos los lugares y de todos los tiempos. Así que esos somos nosotros, todos nosotros”.

Los miembros del Sínodo, dijo, orarán por personas que conocen, por situaciones en sus propios países y por “las personas vulnerables en situaciones urgentes que conocemos, como la frontera entre Estados Unidos y México o el Mediterráneo, o muchos otros lugares donde, desafortunadamente, la gente se ve obligada a huir del peligro hacia una enorme inseguridad”.

Personalmente, dijo, el ora por “cualquiera que sea la situación o muchas situaciones que escucho en el transcurso de mi trabajo, y cada una de ellas te rompería el corazón y vienen de todas partes del mundo”.

La migración fue un tema importante en la sesión informativa del sínodo más temprano ese día con el cardenal Czerny; el obispo Daniel E. Flores de Brownsville, Texas; el arzobispo Dabula Anthony Mpako de Pretoria, Sudáfrica; y el padre misionero maronita Khalil Alwan, el secretario general con sede en el Líbano del Consejo de los Patriarcas Católicos de Oriente Medio.

El obispo Flores, cuya diócesis está en la frontera con México, dijo que su gente no es adinerada, pero sí generosa.

Y, dijo, al recibir, acoger y ayudar a las familias que cruzan la frontera, generalmente con el permiso del gobierno de Estados Unidos, los católicos trabajan con otras iglesias cristianas, así como con las comunidades musulmana y judía. También hay comunicación y coordinación constante con el obispo de Matamoros, México, al otro lado del río, quien también acoge y atiende a inmigrantes procedentes de América del Sur y Central.

El Papa Francisco dijo a los presentes en el servicio de oración que si bien es fácil mirar hacia otro lado (o caminar al otro lado del camino como lo hicieron los personajes de la parábola), el Evangelio llama a los cristianos “a ser prójimos de todos los caminantes de hoy, para salvar sus vidas, curar sus heridas y aliviar su dolor”.

“Lamentablemente, para muchos es demasiado tarde y no nos queda más remedio que llorar sobre sus tumbas, si las tienen”, dijo. “Pero, el Señor conoce el rostro de cada uno de ellos y no los olvida”.

El Papa Francisco comparte un momento de silencio con los miembros de la asamblea del Sínodo de los Obispos al final de una oración por los migrantes y refugiados en la Plaza de San Pedro del Vaticano el 19 de octubre de 2023. El servicio tuvo lugar en torno a “Angels Unawares”, una escultura del canadiense Timothy Schmalz, que representa una barca con 140 figuras de migrantes de diversos periodos históricos y varias naciones. (Foto CNS/Lola Gómez)

“¿Cuántos hermanos y hermanas se encuentran hoy en la misma condición del caminante de la parábola?” preguntó el Papa. “¿Cuántos son asaltados, despojados y golpeados a lo largo del camino?”
El servicio de oración de la tarde tuvo lugar alrededor de “Angels Unawares”, una escultura del canadiense Timothy Schmalz, que se encuentra en la Plaza de San Pedro desde 2019. El barco de bronce está lleno de 140 figuras que representan a inmigrantes de varios períodos históricos y de varias naciones. El servicio de oración “simboliza efectivamente caminar junto con algunas de las personas más vulnerables de nuestro planeta, es decir, aquellos que huyen, aquellos que se ven obligados a desplazarse, aquellos a quienes llamamos migrantes y refugiados”, dijo el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En su reflexión, el Papa Francisco llamó a reformar las políticas migratorias para incrementar los canales regulares y legales de migración, pero siempre poniendo “en el centro a los más vulnerables”.
Y, dijo, esas políticas deberían reconocer los beneficios que los inmigrantes aportan a sus nuevos países de origen, incluido “el crecimiento de sociedades más inclusivas, más hermosas y pacíficas”. Los inmigrantes y refugiados a menudo “parten engañados por traficantes sin escrúpulos. Luego son vendidos como mercancías. Son secuestrados, encarcelados, explotados y convertidos en esclavos”, afirmó. “Son humillados, torturados, y violentados. Y muchos, muchos mueren sin llegar nunca a su destino”.

Realizar Gran Comisión del Señor

Por Obispo Joseph R. Kopacz, D.D.

¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! (Salmo 8:2)

Durante el tercer fin de semana de octubre, la Propagación de la Fe, el brazo misionero mundial de la Iglesia Católica está a la vanguardia del Domingo Mundial de las Misiones. El tema de este año, elegido por el Papa Francisco, fue “Corazones en llamas, pies en movimiento.” El Santo Padre volvió a arrojar luz sobre la historia de Emaús cuando el Señor resucitado caminó junto a dos discípulos desamparados, aplastados por la crucifixión. En ese encuentro sus corazones comenzaron a arder mientras caminaban, reconocieron al extraño en la mesa al partir el pan y se apresuraron con alas de águila hacia los demás discípulos para anunciar la Buena Nueva de la aparición del Señor resucitado.

Obispo Joseph R. Kopacz

El Domingo Mundial de las Misiones magnifica la Gran Comisión del Señor, la obra de la iglesia cada día y en cada generación para proclamar el Evangelio a todas las naciones con el corazón inflamado en la mesa eucarística y un sentimiento gozoso de ir en paz a amar y servir al Señor.
No hay nación en el planeta que esté fuera del alcance del anuncio de la Buena Nueva y de la paulatina inculturación del Evangelio. Aunque los canales de comunicación modernos se utilizan ampliamente y pueden atravesar las áreas más remotas, la iglesia es más fiel al mandato del Señor con botas en el terreno.

La luz del Evangelio a menudo es rechazada por la oscuridad de este mundo, pero la gracia de Dios prevalece y muchas mujeres y hombres, en casa y en el extranjero, abrazan la Cruz para ser testigos fieles del Señor. El sacrificio suele ser heroico en países donde la persecución religiosa es virulenta. La revisión anual de la discriminación y la opresión que a veces termina en martirio, expone una realidad espantosa para quienes sufren coacción diaria. Sin embargo, la voz del Evangelio no puede ser silenciada.

La mayoría de las veces, quienes trabajan en la viña del Señor, donde la falta de trabajo nunca es un problema, lo hacen por debajo del radar. Todas las obras de misericordia corporales y espirituales de la Iglesia, su compromiso con la justicia y la paz, con la educación y con la atención de la salud están todos vinculados a la obra central de la evangelización. Somos quienes somos y hacemos lo que hacemos porque pertenecemos a Jesucristo. “Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo”. (Mateo 10:8)

El Evangelio suscita lo mejor de los demás y cultiva la gracia de un alma generosa. “Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio.”(Mateo 10:42)

El Papa Francisco, como el Papa Benedicto y el Papa San Juan Pablo II, en nuestro mundo posmoderno, han sido discípulos misioneros gozosos, encarnando el Evangelio desde el centro de la iglesia y yendo a los márgenes de nuestro mundo para proclamar la Buena Nueva de Jesús. Cristo con palabras de esperanza, justicia y paz. Consideremos las memorables peregrinaciones del Papa Francisco en los últimos años.

Durante un viaje ecuménico a Sudán del Sur y la República del Congo, oró por la reconciliación y un nuevo día de esperanza para estas naciones devastadas por la guerra. Durante la pandemia, trajo la luz de la esperanza del Evangelio donde la iglesia ha sido diezmada por la guerra y las luchas intestinas. En Canadá pidió perdón por los abusos infligidos a los pueblos indígenas por la iglesia y el gobierno canadiense. En Mongolia celebró Misa con toda la población católica, que es menor que el número de personas en nuestras parroquias más grandes.

En este momento de terror, tragedia y guerra en Tierra Santa, el Papa Francisco ha rogado que “el único lado que deberíamos tomar es el lado de la paz.”

Ya sea en nuestras propias familias, en nuestras parroquias diocesanas que exploran el significado más profundo de la iglesia Una, Santa Católica y Apostólica, o en el Sínodo mundial sobre la Sinodalidad, el principio y el fin de nuestros esfuerzos es la fiel empresa del Gran Señor Comisión.

La iglesia de casi 2.000 años ha levantado dos santos increíbles que son los copatronos de las Misiones. San Francisco Javier, S.J. cuyo corazón ardía y cuyos pies lo llevaron hasta la India y el Japón. Santa Teresa de Lisieux, que aunque sus pies no la llevaron demasiado más allá de su convento tuvo un corazón que Dios encendió, transportándola hasta los confines de la tierra a través de la oración y el amor.

San Francisco Javier, ¡ruega por nosotros! Santa Teresa, ¡ruega por nosotros!

En servicio de oración sinodal, el Papa pide una reforma migratoria enfocada en los más vulnerables

Por Cindy Wooden

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Tomar en serio la lección de la parábola del buen samaritano es la clave para ayudar a los millones de migrantes y refugiados obligados a viajar lejos de sus países de origen y a menudo explotados en el camino, dijo el Papa Francisco.

“El camino que conducía de Jerusalén a Jericó no era una vía segura, como tampoco lo son hoy las numerosas rutas migratorias que atraviesan desiertos, bosques, ríos, y mares”, dijo el Papa el 19 de octubre mientras guiaba un servicio de oración por los migrantes y refugiados con los miembros del sínodo sobre la sinodalidad.

“¿Cuántos hermanos y hermanas se encuentran hoy en la misma condición del caminante de la parábola?” preguntó el Papa. “¿Cuántos son asaltados, despojados y golpeados a lo largo del camino?”

El servicio de oración de la tarde tuvo lugar alrededor de “Angels Unawares”, una escultura del canadiense Timothy Schmalz, que se encuentra en la Plaza de San Pedro desde 2019. El barco de bronce está lleno de 140 figuras que representan a inmigrantes de varios períodos históricos y de varias naciones.

El Papa Francisco saluda a la hermana Leticia Salazar, miembro del sínodo de Estados Unidos, miembro de la Compañía de María y canciller de la Diócesis de San Bernardino, California, durante la asamblea del Sínodo de los Obispos en el Salón de Audiencias Pablo VI del Vaticano el 16 de octubre de 2023. (Foto CNS/Medios Vaticanos)

El servicio de oración “simboliza efectivamente caminar junto con algunas de las personas más vulnerables de nuestro planeta, es decir, aquellos que huyen, aquellos que se ven obligados a desplazarse, aquellos a quienes llamamos migrantes y refugiados”, dijo el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Personal del dicasterio, un refugiado de Camerún y un refugiado de Ucrania leyeron las oraciones durante el servicio.

En su reflexión, el Papa Francisco llamó a reformar las políticas migratorias para incrementar los canales regulares y legales de migración, reconociendo las políticas económicas y demográficas nacionales, pero siempre poniendo “en el centro a los más vulnerables”.

Y, dijo, esas políticas deberían reconocer los beneficios que los inmigrantes aportan a sus nuevos países de origen, incluido “el crecimiento de sociedades más inclusivas, más hermosas y pacíficas”.

“Todos debemos comprometernos a hacer más seguro el camino, para que los viajeros de hoy no sean víctimas de los bandidos”, dijo el Papa. “Es necesario multiplicar los esfuerzos para combatir las redes criminales, que especulan con los sueños de los migrantes”.

Los inmigrantes y refugiados a menudo “parten engañados por traficantes sin escrúpulos. Luego son vendidos como mercancías. Son secuestrados, encarcelados, explotados y convertidos en esclavos”, afirmó. “Son humillados, torturados, y violentados. Y muchos, muchos mueren sin llegar nunca a su destino”.

“Las rutas migratorias de nuestro tiempo están pobladas por hombres y mujeres heridos y abandonados medio muertos; por hermanos y hermanas cuyo dolor clama ante la presencia de Dios”, dijo el Papa Francisco.

Aunque el Papa no mencionó situaciones específicas, hizo referencias fácilmente comparadas con la situación de las personas que tuvieron que abandonar Ucrania debido a la invasión rusa o que están abandonando el norte de Gaza después del ataque de Hamás a Israel y las represalias de Israel.

A menudo, dijo, las personas que dejan sus países “a menudo son personas que escapan de la guerra y del terrorismo, como vemos lamentablemente en estos días”.

El cardenal Czerny dijo a Catholic News Service que, si bien los inmigrantes y refugiados tal vez no estén en los titulares de la cobertura mediática del sínodo, “de hecho, el sínodo abarca todas esas realidades de nuestra vida diaria, que debemos acompañar, o utilizar la palabra sínodo: caminar con”.

Por eso, dijo, después de un largo día de trabajo en la sala del sínodo, los miembros caminaron hacia la Plaza de San Pedro y hacia la estatua, un monumento a “las personas vulnerables en movimiento, personas en fuga, de todas las edades, de todos los lugares y de todos los tiempos. Así que esos somos nosotros, todos nosotros”.

Los miembros del Sínodo, dijo, orarán por personas que conocen, por situaciones en sus propios países y por “las personas vulnerables en situaciones urgentes que conocemos, como la frontera entre Estados Unidos y México o el Mediterráneo, o muchos otros lugares donde, desafortunadamente, la gente se ve obligada a huir del peligro hacia una enorme inseguridad”.

Personalmente, dijo, el ora por “cualquiera que sea la situación o muchas situaciones que escucho en el transcurso de mi trabajo, y cada una de ellas te rompería el corazón y vienen de todas partes del mundo”.

La migración fue un tema importante en la sesión informativa del sínodo más temprano ese día con el cardenal Czerny; el obispo Daniel E. Flores de Brownsville, Texas; el arzobispo Dabula Anthony Mpako de Pretoria, Sudáfrica; y el padre misionero maronita Khalil Alwan, el secretario general con sede en el Líbano del Consejo de los Patriarcas Católicos de Oriente Medio.

El obispo Flores, cuya diócesis está en la frontera con México, dijo que su gente no es adinerada, pero sí generosa.

Y, dijo, al recibir, acoger y ayudar a las familias que cruzan la frontera, generalmente con el permiso del gobierno de Estados Unidos, los católicos trabajan con otras iglesias cristianas, así como con las comunidades musulmana y judía. También hay comunicación y coordinación constante con el obispo de Matamoros, México, al otro lado del río, quien también acoge y atiende a inmigrantes procedentes de América del Sur y Central.

El Papa Francisco dijo a los presentes en el servicio de oración que si bien es fácil mirar hacia otro lado (o caminar al otro lado del camino como lo hicieron los personajes de la parábola), el Evangelio llama a los cristianos “a ser prójimos de todos los caminantes de hoy, para salvar sus vidas, curar sus heridas y aliviar su dolor”.

“Lamentablemente, para muchos es demasiado tarde y no nos queda más remedio que llorar sobre sus tumbas, si las tienen”, dijo. “Pero, el Señor conoce el rostro de cada uno de ellos y no los olvida”.

Nicaragua expulsa a una docena de sacerdotes y los envía al Vaticano, según el régimen de Ortega

Por David Agren
BUENOS AIRES (OSV News) — Nicaragua ha expulsado a una docena de sacerdotes que habían estado detenidos como presos políticos, mientras el régimen cada vez más tiránico continúa enviando al clero al exilio y cometiendo actos de represión contra la Iglesia Católica.

Los 12 sacerdotes embarcaron en un vuelo con destino a Roma el 18 de octubre, después de que Nicaragua y el Vaticano llegaran a un acuerdo para su liberación, según un comunicado del gobierno nicaragüense. Los sacerdotes “serán recibidos por la Secretaría de Estado del Vaticano”, según el comunicado, que calificó el proceso como “un esfuerzo para preservar la paz y el apoyo de la comunidad católica”.

El encarcelado obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, que cumple una condena de 26 años por conspiración y difusión de información falsa — tras un juicio plagado de irregularidades a principios de este año — no figura entre los religiosos expulsados del país centroamericano.

El obispo Álvarez se ha negado reiteradamente a abandonar Nicaragua. Se desconoce su estado de salud.

“Puedo confirmar que se ha pedido a la Santa Sede que reciba a 12 sacerdotes de Nicaragua recientemente liberados. La Santa Sede ha aceptado; serán recibidos por un funcionario de la Secretaría de Estado”, declaró el 19 de octubre Matteo Bruni, portavoz del Vaticano.

Un sacerdote celebra una misa para los feligreses en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán en Managua, Nicaragua, el 2 de agosto de 2022. Ocho sacerdotes fueron trasladados el 15 de octubre de 2023 de un seminario nacional donde estaban bajo arresto domiciliario a una prisión conocida por la tortura. y condiciones deplorables. La acción se produjo cuando el régimen nicaragüense intensifica nuevamente su represión contra la Iglesia católica. (Foto de OSV News/Maynor Valenzuela, Reuters)

El acuerdo, anunciado la noche del 18 de octubre, fue “logrado con la intercesión de Altas Autoridades de la Iglesia Católica en Nicaragua y en el Vaticano”, según el comunicado nicaragüense.

También se produjo tras una ola de represión contra el clero católico, especialmente en la Diócesis de Estelí, donde el obispo Álvarez es administrador apostólico.

Varios sacerdotes fueron detenidos por la policía y los paramilitares durante los primeros nueve días de octubre, y la mayoría fueron sacados de sus parroquias o residencias parroquiales por la policía y los paramilitares.

El comunicado del gobierno identificaba a los sacerdotes recientemente detenidos y exiliados como los padres Julio Ricardo Norori Jiménez, Cristóbal Reynaldo Gadea Velásquez, Álvaro José Toledo Amador, José Iván Centeno Tercero, Pastor Eugenio Rodriguez Benavidez, Yessner Cipriano Pineda Meneses y Ramón Angulo Reyes.

Los sacerdotes se encontraban bajo arresto domiciliario en un seminario de Managua, según medios de comunicación independientes nicaragüenses, pero fueron trasladados a la tristemente célebre prisión de El Chipote el 15 de octubre. Defensores de los derechos humanos han condenado el deplorable trato que reciben los presos políticos en El Chipote y han documentado casos de tortura y desnutrición entre los reclusos.

Entre los sacerdotes exiliados figura el padre Manuel Salvador García Rodríguez, condenado a dos años de prisión en 2022 por supuestamente amenazar a cinco personas con un arma, según la organización de noticias independiente Confidencial.

También fueron exiliados el padre José Leonardo Urbina Rodríguez, detenido por supuestos abusos a menores en 2022; el padre Jaime Iván Montesinos Sauceda, detenido en mayo acusado de atentar contra la soberanía nacional; y el padre Fernando Israel Zamora Silva, detenido en junio tras asistir a una misa celebrada por el cardenal Leopoldo Brenes de Managua.

El padre Osman José Amador Guillén, ex director de Cáritas en la diócesis de Estelí, que fue sacado por la policía antidisturbios de la catedral de Estelí en septiembre, según el diario nicaragüense La Prensa, y el padre Eugenio Rodríguez Benavides, que fue llevado para ser interrogado sobre el funcionamiento de Cáritas en la diócesis de Estelí, también se encuentran entre los sacerdotes obligados a abandonar el país. (La sede de Cáritas se cerró por orden del gobierno en marzo de 2023).

Nicaragua había suspendido previamente las relaciones con el Vaticano en marzo de 2022 y había expulsado al entonces nuncio apostólico, el arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag. Posteriormente, el Vaticano cerró su embajada en marzo.

El Papa Francisco ha descrito el régimen del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, como una “dictadura grosera” y lo ha comparado con el régimen nazi, pero también ha pedido que continúe el diálogo.

El régimen se ha vuelto cada vez más totalitario al suprimir los espacios para la sociedad civil organizada y silenciar todas las voces disidentes en los ámbitos religioso, empresarial, mediático y político, además de cerrar universidades y proyectos benéficos gestionados por la Iglesia y revocar el registro de unas 3.500 organizaciones no gubernamentales.

También ha optado por desterrar del país a sacerdotes y disidentes políticos, enviándolos al exilio y despojándolos de su ciudadanía.

El más reciente exilio de clérigos “demuestra que ninguno de los delitos que se imputaron a los sacerdotes son reales, todos fueron inventados”, dijo Martha Molina, una abogada nicaragüense exiliada que sigue la represión eclesiástica, en un hilo en X, el sitio antes conocido como Twitter.

“La dictadura está demostrando que ellos lo que quieren es ahogar y desaparecer a la iglesia católica junto con sus integrantes”, agregó. “Este desplazamiento no significa el cese de hostilidades. Las agresiones continuarán y posiblemente los encarcelamientos también”.

(David Agren, quien escribe para OSV Noticias desde la Ciudad de México, se encuentra actualmente en Buenos Aire)

Nueva iniciativa cultiva liderazgo ministerial dentro de la población católica hispana en Estados Unidos

Por Maria del Pilar Guzman

BOSTON (OSV News) – A lo largo de los últimos años, los católicos hispanos han sido reconocidos como la población con mayor crecimiento en la Iglesia Católica de Estados Unidos, representando cerca del 71% del crecimiento de la población católica en el país desde 1960. Según el Pew Research Center, se estima que hay 63.7 millones de hispanos viviendo en Estados Unidos, de los cuales aproximadamente 31 millones se identifican como católicos.

Sin embargo, a pesar de que los hispanos representan más del 42% de los católicos en Estados Unidos, el número de hispanos nacidos en Estados Unidos que se dedican a servir a la Iglesia — ya sea como ministros laicos, religiosos y religiosas, seminaristas, sacerdotes y diáconos — ha permanecido relativamente bajo. Con el objetivo de aumentar el número de jóvenes católicos hispanos que sirvan a la Iglesia, oficinas diocesanas, teólogos, y educadores están explorando formas de invertir en esta población, con la esperanza de revitalizar los ministerios y la participación fiel en toda la Iglesia Católica de Estados Unidos.

Uno de estos programas es “Haciendo Caminos”, una iniciativa de cinco años que ayuda a apoyar la educación ministerial de posgrado de jóvenes católicos hispanos nacidos o criados en Estados Unidos, asignando recursos para inculcar un profundo sentido de vocación eclesial.

La primera reunión de las instituciones asociadas a Haciendo Caminos en Boston, que tuvo lugar en mayo de 2023. En colaboración con otras dieciséis instituciones, Boston College y la Universidad de Notre Dame participan en una iniciativa de cinco años para cultivar y apoyar la vocación al ministerio de los católicos hispanos nacidos y criados en Estados Unidos. (Foto OSV News/cortesía de Juan Miguel Alvarez, Haciendo Caminos)

“La idea será modelar lo que otras universidades, diócesis, y organizaciones podrían estar haciendo”, dijo el co-fundador de la iniciativa Hosffman Ospino, teólogo y educador en Boston College y director del Departamento de Educación Religiosa y Ministerio Pastoral. “Necesitamos crear una cultura de vocación dentro de la comunidad latina, y esta es una forma de hacerlo”.

Una visión de Ospino y Timothy Matovina, profesor de teología en la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana, “Haciendo Caminos” es una asociación entre 18 instituciones católicas, hecha posible gracias a una subvención de $7.9 millones otorgada por la Fundación Lilly Endowment Inc., una fundación filantrópica privada.

Ospino dijo a OSV News que “Haciendo Caminos” ha desarrollado un sistema para conceder becas a estudiantes aceptados en programas de posgrado en teología o ministerio pastoral en sus instituciones asociadas. Además de Boston College y la Universidad de Notre Dame, estas instituciones son: la Universidad Católica de América en Washington; la Universidad de Fordham en la Ciudad de Nueva York; el Instituto de Teología Aquinas en San Luis; la Unión Teológica Católica en Chicago; la Universidad Loyola Chicago; la Universidad Barry en Miami; la Escuela Franciscana de Teología localizada en la Universidad de San Diego; la Escuela de Teología Jesuita de la Universidad de Santa Clara en California y sus programas de posgrado de ministerios pastorales; la Universidad Loyola Marymount y la Universidad Mount St. Mary en Los Ángeles; el Seminario St. John en Camarillo, California; la Universidad Loyola en Nueva Orleans; y la Universidad de Incarnate Word, el Colegio Católico Mexicano Americano, y la Escuela Oblata de Teología en San Antonio.

Como uno de los objetivos del programa es reducir las barreras y aumentar el apoyo financiero para los estudiantes de posgrado hispanos, se otorgan becas de hasta $30,000 que permite a los beneficiarios utilizar los fondos para pagar la matrícula y otras necesidades esenciales, como la vivienda, el cuidado de niños, y gastos relacionados con la salud.

“De esta manera, preparamos el camino para que estos estudiantes se concentren en sus estudios y, eventualmente, se unan a la vida de la Iglesia, sirviendo ministerialmente y, idealmente, sin deudas”, expresó Ospino.

Aproximadamente la mitad de los fondos se destinará a becas, mientras que el resto se utilizará para fomentar una cultura de vocación ministerial a través de una serie de programas e iniciativas. Por ejemplo, Haciendo Caminos invitó a cada institución asociada a crear una pequeña red de organizaciones, escuelas, y parroquias para apoyar a los estudiantes en sus programas.

Además del apoyo financiero que reciben los estudiantes mientras completan su maestría en una institución asociada, los becarios desarrollarán habilidades de liderazgo pastoral, conocerán a otros líderes católicos jóvenes latinos de todo el país, y se conectarán con mentores locales y compañeros ministeriales.

En adición, la iniciativa está planeando cumbres nacionales vocacionales para dar la bienvenida a personas que están terminando sus estudios universitarios de pregrado o que están considerando una formación de posgrado en ministerio para hablar sobre lo que significa ser un ministro en la Iglesia Católica. Por último, Ospino añadió que traer teólogos y líderes pastorales latinos como visitantes a las clases sería invaluable en la formación de los estudiantes, ya que pueden obtener un criterio sobre el ministerio y la teología desde una perspectiva latina.

Un joven latino que encarna el tipo de líder que Haciendo Caminos busca cultivar es Juan Miguel Álvarez, el director del programa.

Durante su infancia, hasta los 5 años, Álvarez recuerda que sus padres lo llevaban a él y a sus cinco hermanos en una gran camioneta y emprendían el viaje hacia el norte desde su Jalisco natal, México, hacia Estados Unidos. Una vez allí, la familia pasaba los veranos recogiendo pepinos y cerezas en campos de California y Washington. “Yo fui el único que no trabajó porque soy el más joven de seis, así que era el bebé de la familia”, manifestó Álvarez a OSV News.

Después, la familia de Álvarez se estableció en Colorado Springs, Colorado, lo que provoco grandes cambios en su vida, pero una cosa permaneció constante: su vivencia y práctica de la fe católica.

“La asistencia a Misa todos los domingos era innegociable”, expresó. “Era una forma de vida. Era lo que hacían mis hermanos, lo que hacía mi familia, y me sentía como en casa en la iglesia”.

Cuando Álvarez era adolescente, comenzó a leer sobre teología, motivado por el deseo de descubrir “por qué hacíamos lo que hacíamos y para explicarme a mí mismo y a amigos que me preguntaban acerca de la fe”, señaló.

Rápidamente, este interés se convirtió en una pasión por el estudio de la teología, y, deseando involucrarse en el ministerio, cursó estudios universitarios en la Universidad de Notre Dame. Se graduó en 2014 y luego se estableció en Chicago, donde trabajó en ministerio juvenil en parroquias y escuelas durante seis años.

Pero, según relató Álvarez, a diferencia de su experiencia creciendo en Colorado Springs, “donde había hispanos, pero no tantos”, las comunidades donde sirvió en Chicago eran “en su mayoría mexicanoamericanas, en su mayoría hispanas”, y fue allí donde fue testigo de la experiencia bilingüe y bicultural.

“Me di cuenta de que había muchos latinos aquí en Estados Unidos que crecían en este mundo”, manifestó. “Es casi como si hubieran traído un pedazo de México con ellos cuando vinieron a Estados Unidos y, culturalmente, viven muchas tradiciones mexicanas mientras hablan inglés y practican las tradiciones estadounidenses”.

Chicago actuó como un catalizador, ya que Álvarez se dio cuenta de que, con una formación adecuada, los latinos podrían servir ministerialmente en parroquias, hospitales, escuelas, y otros lugares, lo que lo llevó de regreso a la Universidad de Notre Dame. Allí, se inscribió en el programa de Maestría en Divinidad, terminando el posgrado en 2023.

Un día después de su graduación, fue nombrado director de Haciendo Caminos.

Álvarez señaló que el programa, que resonó en él no solo desde el punto de vista ministerial sino también personal, “ofrece líderes capacitados para el mañana, no solo para la Iglesia Católica Hispana de Estados Unidos, sino para la Iglesia Católica de Estados Unidos en general”. “Tenemos tantos jóvenes talentosos (hispanos) creciendo en este país/ … Aportan mucho a la mesa y, sin embargo, no siempre tienen acceso para convertirse en los líderes que pueden ser”, dijo Álvarez. “En Haciendo Caminos, tomamos personas talentosas, con una misión en la fe católica, y les proporcionamos las herramientas para salir y liderar”.

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Vírgenes y Santos

Día de Todos los Santos. Noviembre 1

Día de los Fieles Difuntos. Noviembre 2

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Around the diocese: Blessing of the animals for the Feast of St. Francis

By Joanna Puddister King
JACKSON – Blessing of the pets ceremonies are part of the celebration for the Feast day of St. Francis of Assisi, in rememberance for his love of all creatures. This time of year, people bring a procession of animals, everthing from dogs and cats to raccoons, snakes and spiders to our churches and schools for a special blessing ceremony. The love we give to pets and receive in return from pets draws us into the circle of life and our relationship to God.
Please enjoy these photos of these very special “blessings” in our lives.

NATCHEZ – More than 50 pets were blessed and given St. Francis tags on Sunday, Oct. 1 at St. Mary Basilica. More than $1,200 was raised for division among three local animal charities (Natchez Adams Humane Society, Hoofbeats and Pawprints Rescue and Natchez Spay and Neuter). (Photos courtesy of Ruth Powers)

HOUSTON – Father Bihn Nguyen reads a blessing for some very well behaved pets at Immaculate Heart of Mary Houston. (Photo courtesy of parish)

TUPELO – Father Tim Murphy blessed animals big and small for St. James Tupelo’s annual blessing of the pets event. (Photos by Michelle Harkins)

VICKSBURG – Father Rusty Vincent blesses Winnie, fur baby of Vivian and Gerardo Velazquez. Stella, with her “mom” Barbara Hill, patiently awaits her turn. (Photo by Connie Hosemann)

Episcopal lineage secures region together

From the Archives
By Mary Woodward

At the end of September, I made a trip to Mobile for my birthday and found myself in the gardens of the Cathedral Basilica of the Immaculate Conception late in the afternoon. The gardens outside the cathedral are filled with flora of the region and statues scattered among the palms and caladiums.

It was a beautiful day with cooler temps and low humidity, so I became engrossed in taking photos of various elements. Losing track of time, I found myself locked inside the garden at the end of the workday on a Friday. I could think of much worse places to be trapped, but I did not relish the thought of climbing the gate to get out.

MOBILE – Mary Woodward explored the gardens outside of the Cathedral Basilica of the Immaculate Conception in Mobile at the end of September. (Photos by Mary Woodward)

Fortunately, the rector was nearby when I called the office, and he ventured over to unlock the back gate. Kindly smiling and assuring me I was not the first nor would I be the last to be in this predicament, he also gave me a great tour and history of the Lady Banksia on the back fence.

Reflecting on that experience, I began to think of the unique connections that dioceses and bishops have with one another. Our diocese was the 13th diocese established in the United States on July 28, 1837. Nashville and Dubuque were established the same day, but we claim pride of place due to strategic location and age.

We have a unique communion with three venerable and historic archdiocesan sees – Baltimore, the primal see of the U.S.; New Orleans, our first metropolitan provincial see; and Mobile, our metropolitan see, where Mass was first celebrated in 1703.

Bishop John Joseph Chanche (1) and Bishop William Henry Elder (3) are natives and products of Baltimore both being ordained bishops in Assumption Cathedral there in 1841 and 1857. Bishop James Oliver Van de Velde (2) was ordained a priest in Baltimore in 1827.
In 1852, Bishop Chanche ordained Francis Xavier Leray a priest in Natchez. Leray went on to become Archbishop of New Orleans in 1883. Bishop Elder, in 1859, was co-consecrator of John Quinlan, second bishop of Mobile, and Dominic Manucy in 1874, who went on to become third bishop of Mobile.

Bishop Francis Janssens (4) was elevated to Archbishop of New Orleans in 1888 and was principal consecrator of Bishop Thomas Heslin (5) in St. Louis Cathedral in New Orleans in 1889. Prior to being elevated to bishop, Bishop Heslin was ordained a priest in the Cathedral Basilica of the Immaculate Conception in Mobile by Bishop John Quinlan in 1869.

Bishop Quinlan added the portico to the Mobile cathedral and is buried under it instead of in the crypt chapel. He will be able to see his portico again on the day of the resurrection of the dead when his tomb is opened.

In 1890, Bishop John Edward Gunn (6) was ordained a priest in Rome by the Latin Patriarch of Constantinople, which has nothing to do with the current thread but I thought it was really cool. In 1911, Bishop Gunn was ordained a bishop in Atlanta in Sacred Heart Church, which he built. Two of his three consecrating bishops were Archbishop James Hubert Blenk, Archbishop of New Orleans and fellow Marist, and Bishop Edward Allen of Mobile.

Bishop Richard Oliver Gerow (7) was born and raised in Mobile being baptized, confirmed; and in 1924 ordained a bishop in the Cathedral there by Bishop Allen. In 1927, Bishop Gerow was a co-consecrator of Archbishop Thomas Joseph Toolen of Mobile. Thirty years later, Bishop Gerow was principal consecrator of Vicksburg native, Joseph Bernard Brunini (8) in our Cathedral of Saint Peter the Apostle in Jackson. It was a co-cathedral then.

Bishop Quinlan’s grave in the portico of the Cathedral in Mobile. Pictured is the iron gate, Chancellor Mary Woodward decided wasn’t smart to climb after being locked in the Cathedral gardens in Mobile.

Bishop Brunini was a co-consecrator Joseph Lawson Howze as auxiliary of Jackson in 1973. Bishop Howze was a native of the Mobile area in Daphne and went on to become the first bishop of Biloxi when it was established in 1977.

Bishop William Russell Houck (9), a native of Mobile, was ordained a priest in the Mobile Cathedral in 1951. Another interesting aside, Bishop Houck was ordained a Bishop in Rome by St. Pope John Paul II in a group of 27 bishops ordained that day in 1979.

New Orleans native, Bishop Joseph Nunzio Latino (10) was ordained a priest in St. Louis Cathedral in New Orleans by Archbishop John Cody in 1963. Forty years later, he was ordained a bishop in our cathedral by Archbishop Oscar H. Lipscomb of Mobile. Bishop Houck served as a co-consecrator.

Bishop Joseph Richard Kopacz was ordained a bishop in our cathedral in 2014 by Archbishop Thomas J. Rodi, current metropolitan archbishop of Mobile and native of New Orleans.

Well, that was a whirlwind of trails and tributaries surrounding the episcopal lineage of our region that gives a glimpse of the extraordinary interconnectedness of our bishops and dioceses. Even more so it is a microcosm of apostolic succession.

All this inspiration of Catholic chronicles springs forth from a Cathedral garden’s locked gates on a Friday afternoon in September. I now know to set an alarm on my phone for 4:15 p.m. when I am wandering down historic pathways.

(Mary Woodward is Chancellor and Archivist for the Diocese of Jackson.)